Julio López
está desaparecido
hace 6420 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Israel gaseó al pueblo sirio
Por Benjamin Netanyahu - Saturday, Aug. 31, 2013 at 9:08 AM

Israel ha movido los hilos para esta nueva agresión al servicio de su política racista e imperialista de erección de la Eretz Israel.

Israel, un Estado estructuralmente criminal y de extrema derecha, ha gaseado al pueblo sirio.

El verdadero responsable último del crimen de Damasco tiene un nombre: Benjamin Netanyahu. Su cómplice, Barack Obama, el "mestizo universal" que opera como lacayo del "pueblo elegido", es sólo un testaferro de Sión que obedecerá al lobby -la secta- sin atender a razones, pruebas o fundamentos de ningún tipo.

Israel fue el principal beneficiario del atentado del 11-S a las Torres Gemelas. Gracias al espectacular efecto mediático y propagandístico de las imágenes, la política de erección de la Eretz Israel pasó de la fase sionista a la propiamente
mesiánica.

Todos y cada uno de los acontecimientos acaecidos desde entonces en Oriente Medio apuntan en la misma dirección. No se trata jamás de debilitar al "integrismo islámico", como preténdese con el falaz discurso de la "guerra contra el terror", sino más bien de neutralizar de antemano los posibles obstáculos de Tel Aviv en la realización de su proyecto racista y supremacista de dominación universal.

Y ese proyecto pasa necesariamente por la Eretz Israel del Éufrates al Nilo y con capital en Jerusalén.

Evidentemente, no pretendemos que agentes del Mossad estrellaran los aviones contra los simbólicos edificios neoyorkinos. Creemos que fue un grupo de mercenarios integristas oriundos de Arabia Saudí (quienes, por otro lado, seguramente ni siquiera sabían para quién trabajaban en realidad) el que ofendió el corazón infantil de las masas yanquees con oportuna destreza.

Se acusó a Osama bin Laden del crimen y posteriormente, ejecutado en una acción totalmente incompatible con cualquier noción democrática de justicia, desapareció su supuesto cadáver en condiciones de sospechosa alegalidad forense.

Las contradicciones en la versión oficial del atentado del 11-S son tan apabullantes que han dado lugar a una ingente literatura crítica. No vamos a entrar aquí en los detalles del asunto. Sin embargo, aquello que nadie discutirá es que el 11-S dio alas a una determinada política occidental que incluye la "agresión humanitaria" a naciones cuya relación con el 11-S o el integrismo islámico de Al-Qaeda es y ha sido siempre completamente nula.

Fue el caso del Iraq de Saddam Hussein, un régimen que molestaba únicamente a Israel, pero que nada había tenido que ver con los hechos del WTC. La excusa que se utilizó para la invasión fue la existencia de armas de destrucción masiva, información que a posteriori se ha demostrado bochornosamente falsa. Los aliados occidentales, hoy lo sabemos ya con total certeza, inventaron un casus belli que justificara actuaciones contrarias a la legalidad internacional y que formalmente constituyen un crimen contra la paz, tipificado por el Tribunal Militar Internacional de Nüremberg, con un mínimo de 100.000 víctimas civiles iraquíes.

Iraq, Libia, Siria e Irán

Gracias a las invasiones de Iraq y la previa "liberación" de Afganistán, los aliados colocaron sus fuerzas militares a ambos lados, este y oeste, de las fronteras de Irán, el principal adversario de Israel en la zona. Posteriormente fue derrocado, gracias a una nueva intervención occidental, otro régimen nacionalista árabe, el de Gadaffi, y se ha podido comprobar que los integristas islámicos de Al-Qaeda han funcionado objetivamente en demasiados sitios como agentes provocadores y peones de esta política imperialista.

No es ningún secreto que la destrucción de Irán, Estado que niega la veracidad de la narración oficial del Holocausto y que, por ende, ridiculiza esta "religión cívica mundial" impuesta por ley bajo amenaza de encarcelamiento, explicaría coherentemente todas y cada una de las "jugadas" realizadas en los últimos años en el tablero geoestratégico internacional.

Las política estadounidense está al servicio de Israel incluso contra los intereses de las multitudes americanas y del propio Estado. ¿Puede alguien poner en duda esta ya generalizada percepción de quienes conservan todavía (y sobre todo en la red) una actitud crítica?

Obama insiste en atacar Siria sin necesidad de aportar prueba alguna de la responsabilidad del régimen de Bashar el-Assad y con todos los indicios en contra. En consecuencia, la experiencia y el simple sentido común nos indican que estamos, más que posiblemente, ante un fraude similar al de las armas de destrucción masiva iraquíes.

Las Torres Gemelas fueron atacadas para incendiar el ánimo de la opinión pública norteamericana, suspender el Estado de Derecho, apoyar con sangre y dinero de Washington la aventura mesiánica israelí y engrasar la maquinaria de negocios/poder de las industrias de guerra correspondientes, por no hablar de los intereses de la alta finanza, el lobby sionista, que se enriquece con el saqueo del planeta entero.

El caso sirio forma parte de idéntico escenario. ¿Podría ser de otra manera?

Israel acaba de gasear al pueblo sirio

La pregunta de quién es el responsable último del ataque químico a Damasco tiene la misma respuesta que la pregunta sobre el verdadero cerebro del 11-S.

Existe una responsabilidad directa de los rebeldes de Al-Qaeda que han arrojado físicamente las armas químicas sobre civiles indefensos, pero existe también una responsabilidad política -y penal- de los verdaderos promotores del exterminio.

Israel ha gaseado al pueblo sirio. Estados Unidos pretende ahora, como siempre, emprender las correspondientes operaciones humanitarias de liquidación de una nación soberana (que ése es su verdadero crimen: resistir a la secta), las cuales precederán a la destrucción de Irán como país independiente.

Cuando hablamos de los EEUU siempre asistimos a la misma historia hollywoodiense, repetida multitud de veces con pequeñas variaciones en el guión. Hay que ganar primero la batalla de la opinión pública, de la moral y del derecho para luego poder triunfar en la esfera estrictamente militar. Democracia, derechos humanos, imágenes desgarradoras de la crueldad inhumana del adversario, etc., preceden de manera inevitable a las fechorías genocidas aliadas.

Nadie con dos dedos de frente puede ya engañarse sobre lo que se cuece en Oriente Medio desde hace décadas. Israel tiene, gracias a "el Holocausto", el derecho de torturar y asesinar a placer; la ONU mirará hacia otro lado tras (en el mejor de los casos) la hipócrita, inocua y estéril "condena" de rigor. Estados Unidos, el brazo económico y militar de Israel, actuará a continuación, de forma inexorable, como "legalidad de facto" que no necesita para nada de la legitimación de los organismos internacionales y que nunca, y esto sin excepción, deja de abonar los intereses de los mismos grupos y dispositivos oligárquicos de poder.



Estados Unidos no es una nación, sino un conglomerado mestizo anacional que provee la sangre y el trabajo para la glorificación mesiánica del pueblo escogido. Tales son las consecuencias del "cristianismo" tras milenios de aculturación masiva. Los mercenarios del Gran Sanedrín Financiero Internacional ostentan todos los colores de piel, lenguas e idearios; en realidad, no tienen patria y su única idea fija es el "antifascismo". De ahí que el verdadero enemigo político real del sionismo sea el nacionalismo de los pueblos "gentiles". Tanto el presunto "pueblo de dios" cristiano o católico como la umma musulmana son ya fabricaciones judeomórficas anacionales que funcionan como ácido corrosivo de las patrias ontológicas.

Del crisol multirracial tienen que nacer, así, muchos clones de Obama. Pues en el imaginario ultranacionalista judío sólo podrán existir cuatro clases de personas: 1/ los mestizos apátridas, esclavos más o menos explícitos del pueblo elegido; 2/ los colaboradores voluntarios (sionistas cristianos, entre otros grupos abrahamánicos/noájidas); 3/ los nacionalistas judíos, la raza superior. Frente a este bloque, un enemigo: 4/ los "fascistas", que así serán calificados, no sin parte de razón, todos los opositores abiertos y desafectos al proyecto mesiánico.

Hoy es Siria, mañana puede ser cualquier país soberano que no se someta a los dictados de Sión.

Las naciones "gentiles" deben despertar del sueño religioso que las ha narcotizado durante milenios y volver a la realidad, a la verdad, es decir, a Grecia. El irracionalismo, en todas sus formas religiosas, es el veneno por donde se nos inocula "el individuo absoluto" (y su "vida eterna"), es decir, el fundamento metafísico de la traición a la patria.

De este acto puramente interno y espiritual de liberación -que niega a Yahvé, la resurrección de Cristo y la narración oficial de "el Holocausto" de un solo golpe- depende nuestra auténtica capacidad de resistencia política contra el opresor oligárquico.

Quien quiera oír, oiga.

Jaume Farrerons
31 de agosto de 2013




DOCUMENTACIÓN ANEXA

http://www.voltairenet.org/article179987.html

Según el sitio web de la revista Foreign Policy del 28 de agosto de 2013, la NSA (National Security Agency estadounidense) había interceptado las comunicaciones entre el jefe de la unidad siria de armas químicas y un alto responsable del ministerio sirio de Defensa, totalmente horrorizado este último después del ataque químico que costó la vida a 1 429 personas [1].
Esa información, ampliamente divulgada por la prensa atlantista, ayudó a consolidar la aparente convicción de los occidentales sobre la culpabilidad de Siria.
Pero la fuente de esa maniobra de intoxicación o desinformación no es estadounidense. El 27 de agosto, o sea al día siguiente de la difusión de la información sobre la supuesta comunicación interna siria, el canal de televisión Jewish News One anunció que la intercepción había sido realizada en realidad por Tsahal, o sea por las fuerzas armadas de Israel (IDF, según sus siglas en inglés) [2].
Antes del ataque químico, una fuente militar siria ya había alertado sobre la presencia de oficiales israelíes en Duma, la zona controlada por la Brigada del Islam de donde fueron lanzados los dos obuses que contenían sustancias químicas, que no necesariamente fueron gases de combate.
La posterior agitación y aspavientos de los occidentales fue obra de varios personajes estrechamente vinculados a Israel, azuzados además por el ministro francés de Relaciones Exteriores Laurent Fabius.

[1] «Exclusive: US Spies say intercepted calls prove Syria army used nerve gas», Foreign Policy, 28 de agosto de 2013.

[2] «Tsahal indique que [le] gouvernement syrien est responsable», Jewish News One, 27 de agosto de 2013.

http://www.voltairenet.org/article179988.html

El secretario estadounidense de Defensa Chuck Hagel, el secretario de Estado John Kerry, la consejera de Seguridad Nacional Susan Rice y el director nacional de Inteligencia James Clapper se reunieron a puertas cerradas con varios líderes del Congreso el jueves 29 de agosto de 2013.
Según el representante Elliot Engel, quien preside la minoría demócrata en la Comisión de Relaciones Exteriores, la administración Obama confirmó la intercepción de una comunicación interna del gobierno sirio que probaría la responsabilidad de este en los ataques químicos del 21 de agosto, como había revelado la revista Foreign Policy.
Sin embargo, las mencionadas «intercepciones» son en realidad de origen israelí [1].
Elliot Engel es un militante sionista. Miembro del US Committee for a Free Lebanon, que organizó la «Revolución del Cedro» [2], Engel redactó en 2002 la Syria Accountability and Lebanese Sovereignty Restoration Act (En español, Ley sobre las cuentas que Siria tiene que rendir y sobre el restablecimiento de la soberanía libanesa) que autoriza al presidente de Estados Unidos a entrar en guerra con Siria sin tener que acudir al Congreso. Ese texto, adoptado por el Congreso estadounidense y firmado por el entonces presidente George W. Bush aún se mantiene en vigor.

[1] «Papel de Israel en el anuncio del ataque contra Siria», Red Voltaire, 30 de agosto de 2013.

[2] «Los planes secretos del US Comité para un Líbano Libre», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 12 de marzo de 2005.


agrega un comentario