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EE.UU. encierra a Siria en el laberinto de la guerra
Por Trinidad Deiros / La Marea - Monday, Sep. 09, 2013 at 4:25 PM

Dos años y medio de guerra civil. Más de 100.000 muertos. Un millón de refugiados. ¿Por qué Estados Unidos ha decidido ahora atacar Siria? ¿La auténtica razón es la utilización de armas químicas? ¿Avanzar en la lógica de la guerra, cuando el país árabe está ya prácticamente destruido, servirá para despejar el camino a la paz, o bien será una garantía de que el conflicto bélico se eternizará?

1. ¿EEUU pretende acabar con la guerra en Siria?

Desde el principio de la guerra en Siria, hace dos años y medio, Estados Unidos ha evitado a toda costa involucrarse en un conflicto que tiene como escenario el corazón de Oriente Próximo, a las puertas de Israel, y en el que no tiene interés ni en la victoria del sanguinario régimen de Bashar al Assad, aliado de Irán, ni tampoco en la de los rebeldes, cuyas filas han sido progresivamente infiltradas por grupos integristas afines a la no menos sanguinaria Al Qaeda. El analista Edward Lutwak sostenía el 24 de agosto en The New York Times que a Washington lo que le interesa es dejar esta guerra en el limbo, prolongándola de forma indefinida. De ahí que EEUU haya financiado a los rebeldes para mantener a Assad en jaque pero cuidándose muy mucho de hacerles llegar artillería pesada, la única que hubiera podido inclinar la balanza del lado de la oposición armada.

Si la victoria rebelde no interesa, mucho menos lo hace el triunfo del régimen. El escritor y activista Tariq Ali sostiene en un artículo publicado en su blog: ” El objetivo de la ‘guerra limitada’ como la han diseñado Estados Unidos y sus vasallos europeos es sencillo. El régimen sirio estaba lentamente reestableciendo el control sobre el país contra la oposición armada por Occidente y sus Estados tributarios en la región (Arabia Saudí y Qatar). Esta situación requería ser corregida”.

Quien ha perdido en esta guerra, quien sigue perdiendo, son los sirios, incluidos aquellos que en la primavera de 2011 se alzaron pacíficamente contra el régimen pidiendo reformas, algo a lo que Assad y su gobierno respondieron desencadenando una represión feroz. El primer ministro británico, David Cameron, ha dejado muy claro que la guerra y el sufrimiento de este pueblo importan poco al declarar: “Esto [el ataque] no se trata del conflicto sirio. Se trata de las armas químicas”.

2. ¿El objetivo entonces es acabar con las armas químicas del régimen sirio?

Tal y como parece que se está planteando el ataque -una intervención relámpago con misiles de crucero de largo alcance y puede que con bombardeos aéreos- es prácticamente imposible que la agresión militar acabe con los arsenales químicos del régimen sirio. La razón es que un bombardeo de las instalaciones de producción y almacenamiento de este tipo de armas podría dispersarlas a gran escala en la atmósfera, lo que provocaría una catástrofe humana.

3. Si no se va a acabar con las armas químicas de Assad, ¿por qué Obama y sus aliados las presentan como excusa para la guerra?

El presidente norteamericano trazó hace meses el límite de tolerancia de su país, la “línea roja”, en la utilización de estas armas, un tipo de armamento que Washington, por cierto, empleó en Irak en 2004 en la ciudad de Faluya, donde el Pentágono ha reconocido haber utilizado munición con fósforo blanco.

Ahora que esas armas se han utilizado en Siria, EEUU considera que debe haber una respuesta para que a otros países-Irán y Corea del Norte, fundamentalmente- no se les pase por la cabeza atravesar la línea roja del uso de estas armas.

4. ¿Se trata de dar un escarmiento a Siria?

Probablemente sí. También de disuadir al régimen de Assad de seguir utilizando esas armas (si es que lo ha hecho) y de lanzar una advertencia a otros países, como Irán, para que no se les ocurra hacerlo. De lo que no se trata, al menos a la luz de las cifras, es de castigar las atrocidades que se han cometido en la guerra en Siria. Un dato avala esta afirmación: sólo un 1% de las personas que han perecido en este conflicto (alrededor de 1.000 de un total de 100.000) ha fallecido a consecuencia de este tipo de armas. El diario conservador italiano Il Giornale lo resumía de forma irónica al afirmar que es como si Occidente dijera a los sirios “Mataos entre vosotros si queréis pero, sobre todo, no lo hagáis con gas nervioso”.

5.¿El ataque puede perseguir otros fines?

Francesc Benítez, investigador en armamento del Centre de Estudis per la Pau JM Delàs, considera que este ataque puede estar dirigido, no sólo a disuadir al régimen sirio de usar estas armas, sino también a “aleccionarlo para que proteja su arsenal de modo que no caiga en manos indeseables”. Se refiere a los grupos afines a Al Qaeda que han infiltrado, o que controlan directamente, diversos grupos rebeldes. Este experto cree que el ataque puede tener como fin convencer a Assad de que “se siente a hablar”, algo que hasta ahora el régimen sirio se ha negado en redondo a hacer, sabedor de que toda transición a ojos occidentales pasa por que él y su clan abandonen el poder. Los Assad y dos familias emparentadas con ellos, los Majluf y los Shalish, controlan todos los resortes del poder político en Siria, además de haberse enriquecido notablemente gracias a la corrupción.

6. ¿EEUU tiene pruebas de que fue el régimen sirio quien usó armas químicas?

El Gobierno norteamericano así lo asegura. El viernes, el secretario de Estado, John Kerry, sostuvo que los informes de la inteligencia de su país indican que los misiles cargados con gas nervioso que provocaron la catástrofe en los alrededores de Damasco fueron lanzados desde zonas controladas por el gobierno y que la Administración Obama tiene pruebas fehacientes, fotos, conversaciones grabadas, declaraciones de testigos,etc, que muestran más allá de toda duda que la autoría del ataque corresponde al régimen sirio. Esta declaración no ha conseguido, sin embargo, despejar del todo la desconfianza pues Washington, so pretexto de la seguridad nacional, no ha puesto dichas pruebas a disposición de la opinión pública.

Aunque parece más plausible que haya sido el régimen de Assad quien ejecutó el ataque que, según EEUU, mató a 1.429 personas en los suburbios de la capital -dado que el gobierno sirio controla el arsenal químico del país- persisten sombras de duda.

Tariq Ali, en el artículo citado, se plantea una pregunta utilizando la fórmula latina “Cui Prodest?” (¿A quién beneficia?) en relación con la masacre con gas nervioso. Y responde: “Claramente, no al régimen sirio”. Luego destaca la contradicción que supone que las autoridades sirias desencadenaran una agresión a la población con armas químicas “a 15 kilómetros del hotel donde se alojaban los inspectores de Naciones Unidas”.

La tesis contraria a la que defiende EEUU; esto es, que hayan sido los rebeldes quienes hayan ejecutado la masacre del 21 de agosto choca a su vez con varios argumentos. El primero es que se cree que los opositores armados no disponen de los proyectiles de artillería que se utilizaron para dispersar el gas; el segundo, que los barrios atacados con las armas químicas están bajo su control. ¿En el caso de que hayan tenido acceso a ese tipo de armamento, los grupos rebeldes, o alguno de sus líderes, haciendo un ejercicio de maquiavelismo, decidieron sacrificar cientos de vidas de sus partidarios con el objetivo de culpar al régimen y forzar un ataque militar de EEUU? No es imposible pero no hay pruebas que confirmen esta hipótesis.

7. ¿El ataque a Siria será un paseo militar para EEUU?

Washington es bien consciente de que embarcarse en una guerra en Siria representará un serio quebradero de cabeza. Por eso, ha planeado un tipo de agresión definida con cinismo como “aséptica”; es decir, limitada a tratar de destruir instalaciones claves del régimen, preferiblemente con misiles lanzados desde sus barcos en la zona, lo que sólo causaría bajas del lado sirio. Si esto no es suficiente para conseguir sus fines y también tiene que recurrir a los bombardeos aéreos, la situación se complicará notablemente. Siria no es Libia: tiene un ejército digno de ser considerado como tal y dispone de sistemas de defensa antiaérea de fabricación rusa bastante avanzados.

Como explicaba el diario ruso Nezavissimaia Gazeta, el régimen de Assad cuenta con sistemas antiaéreos Buk-M1, Tor-M1, C-125 y C-200, así como un sistema antiaéreo de lanzamiento de misiles Pantsir-C1. Este tipo de arma puede desplegarse en zonas montañosas y mimetizarse fácilmente con el terreno sin ser detectada, pues su radar no emite señales que permitan su localización pero sí capta las que producen los aviones F-16 y F-18 de los ejércitos occidentales.

8. ¿Cuál es la solución para hallar una salida a la guerra en Siria?

Tras más de dos años y medio de sufrimiento para el pueblo sirio en medio de la indiferencia casi general, es de deplorar, lamenta Francesc Benítez, que se “haya abandonado la vía de la paz”. Este experto cree que la guerra y la escalada militar que ahora se anuncia en Siria sólo empeorarán, si cabe, un conflicto enquistado en el que “los manifestantes que se levantaron pacíficamente contra el régimen hace dos años han quedado totalmente olvidados”, mientras el conflicto se iba militarizando en ambos bandos. Benítez sostiene que “mientras no haya una conferencia internacional en la que se sienten las partes” será muy difícil detener la carnicería. Tanto el Centre Delàs como otro colectivos pacifistas recuerdan que el escenario al que estamos asistiendo en Siria es “la consecuencia de muchos años de mirar hacia otro lado” y destaca cómo organizaciones como Human Rights Watch llevaban años alertando de la represión y la violación de derechos humanos en Siria.

El experto deplora también cómo este nuevo ataque ”refuerza” la vía del unilateralismo militar inaugurada por George Bush padre. Esta opción va en detrimento del ya escaso peso de Naciones Unidas, una organización cuyo máximo órgano de gobierno, el Consejo de Seguridad, tampoco puede tener “credibilidad”- apostilla el investigador del Centre Delàs- si se tiene en cuenta que sus cinco miembros permanentes con derecho a veto, Rusia, China, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, junto con Alemania, son los seis mayores exportadores del mundo de armas, con lo que cabría, parafraseando a Tariq Ali, traer de nuevo a colación la expresión Cui Prodest? en alusión a que se está imponiendo la lógica de los mercaderes de la guerra y de sus voceros.

Fuente: http://www.lamarea.com/2013/08/31/siria/

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Siria: acción militar injustificable
Por reenvío rebelion.org - Monday, Sep. 09, 2013 at 4:27 PM

Editorial La Jornada


El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo el sábado, en el contexto de una reunión con representantes de la Unión Europea (UE), que el gobierno de su país no se compromete a esperar los resultados de las pesquisas de la Organización de Naciones Unidas por el ataque con gas sarín registrado el pasado 21 de agosto a las afueras de Damasco, achacado por Washington al régimen sirio.

La declaración es una muestra más de la determinación y el empecinamiento de Estados Unidos en lanzar una ofensiva militar unilateral en contra de la nación árabe y tiene como telón de fondo el rechazo mayoritario a esa perspectiva tanto dentro como fuera de su territorio. En efecto, diversos sondeos y encuestas señalan que la mayoría de los ciudadanos de ese país se opone a una intervención estadunidense en Siria, acaso con el recuerdo fresco de las desastrosas experiencias bélicas en Irak y Afganistán. Un elemento de contexto adicional es la reciente difusión, por parte de la cadena CNN, de una serie de vídeos sobre el ataque con armas químicas en Siria, en lo que remite inevitablemente al triste papel que desempeñó esa y otros cadenas mediáticas en los meses previos a la invasión a Irak para inducir una opinión pública favorable a esa acción.

Por otro lado, si bien Washington pudo obtener un pronunciamiento de la UE a favor de una "respuesta fuerte y contundente" por los hechos del 21 de agosto en Siria, el conglomerado de naciones se mostró renuente a apoyar expresamente la posibilidad de una incursión militar al país árabe. El propio gobierno francés, que venía manifestando un decidido apoyo al plan de la Casa Blanca, supeditó el inicio de acciones militares en Siria a la presentación de los resultados de las pesquisas de la ONU. A ello se suma el escenario de tensión creciente entre los dos bandos geopolíticos que se han configurado en torno al conflicto sirio: mientras que París y Washington han desplazado buques de guerra en el Mediterráneo ante el eventual inicio de acciones bélicas a favor de la insurgencia siria, Moscú ha hecho lo propio y ha reiterado su apoyo al régimen de Damasco, en un escenario que remite al tiempo de la llamada "diplomacia de los portaviones".

Los elementos mencionados ponen de manifiesto el carácter injustificable de una incursión militar en Siria: lo es ciertamente, desde el punto de vista humanitario, en la medida en que sólo dejaría más muertos en el país atacado y difícilmente apagaría la violencia y la barbarie que se desarrollan ahí desde hace dos años, sino que la multiplicaría; lo es también desde el punto de vista diplomático, en la medida en que atizaría una tensión multipolar indeseable, y lo es desde la perspectiva de la política interior de Estados Unidos, porque podría resultar contraproducente en términos electorales para el gobierno y su partido, y sobre todo porque acentuaría la crisis de representatividad que enfrenta su institucionalidad.

La concreción del plan bélico de Barack Obama en torno a Siria, según puede verse, sólo terminaría por favorecer a los intereses privados y facciosos –la industria armamentista estadunidense, los contratistas en materia de seguridad y los halcones de Washington– que suelen beneficiarse de los escenarios de guerra en que se involucra recurrentemente la superpotencia. Cabe hacer votos porque la presión interna e internacional determine a los legisladores estadunidenses a no acompañar el ataque a Siria –que conllevaría efectos nefastos para la institucionalidad que representan–, y quizá con esa acción inhibir la ejecución de la agresión que propone su Ejecutivo.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/09/08/edito

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Mi patria me duele
Por reenvío rebelion.org - Monday, Sep. 09, 2013 at 4:29 PM

Elias Khoury
Al-Quds al-Arabi


Quizá la mejor manera de describir la situación actual en Siria sea esa expresión que utilizó un amigo palestino por teléfono. Dijo que estaba cansado y que sentía un dolor muy fuerte en sus miembros. Cuando le recomendé que consultara a un médico, se rio amargamente y dijo que no podía, porque lo que sentía no estaba en el vademécum. Cuando le pregunté por la naturaleza de ese dolor, dijo que es un tipo de dolor que se extiende por cada rincón del cuerpo, especialmente en la cabeza y los ojos. Dijo que el dolor ocular era el más terrible y se sentía incapaz de abrir los ojos porque la luz los quemaba como si fueran chispas. Entonces pronunció la expresión que se quedó grabada en mi mente: “Mi patria me duele”.

“¿Cómo?”, le pregunté riendo y burlándome de tan romántica metáfora que bien serviría para un melodrama sobre la “primavera árabe”. Cuando no escuché respuesta alguna al otro lado de la línea, yo también comencé a sentir ese dolor ocular y mi cabeza se convirtió en un bloque hinchado capaz de estallar, y ya no pude seguir hablando, como si estuviera viviendo una comedia negra. Colgué el teléfono y me invadió el dolor. ¿Qué significa que te duela tu patria? Padecemos de la ocupación y de la dictadura, algo normal que es un aliciente para luchar por la justicia. Pero que la fuente del olor sea la propia patria, nunca se me había ocurrido. ¿Cómo puede una idea abstracta convertirse en una realidad sensorial y tangible? Intenté resolver el enigma de esta metáfora pero no pude. Llamé a mi amigo palestino, poco después de que Obama anunciara que retrasaba su golpe contra Siria, para intentar comprender qué quería decir.

Le pregunté por su dolor, pensando que debería estar mejor, porque cuando comenzó a difundirse la historia del ataque estadounidense me había dicho: “No se puede pedir merced a los lobos” [1]. Le dije que los lobos estaban ahora dubitativos y que parecía que no había merced, y me dijo que la cuestión no tenía nada que ver con el lobo estadounidense, sino que era un problema nuestro en primera instancia. Dijo que el crimen químico que el régimen sirio había cometido no podía perdonarse y que la respuesta a tal salvajismo debía adoptar la forma de la caída final de este régimen salvaje y dictatorial. Pero los sirios no deben esperar nada de Occidente. “Escucha amigo, hay más de 100.000 muertos en Siria hoy, pero su sangre no ha movido ni una sola conciencia, más aún, esa sangre ha dado un pretexto a las fuerzas que se parecen a este régimen en salvajismo para entrar en Siria y destrozarla bajo la cobertura árabe y turca”. No culpo a EEUU o a los árabes del petróleo, porque ellos protegen sus intereses, como tampoco se puede culpar al régimen despótico, pues este régimen que erigió sus muros con la sangre de los sirios y las sirias, se comporta como le dicta su bagaje criminal. Igualmente, la masacre química no es nueva para el bagaje baasista, pues Saddam Hussein ya había utilizado tales armas en Iraq, sin ninguna reacción humana de Occidente, en su intento de que su régimen se mantuviera en su estúpida guerra con Irán.

“Consideras que el verdugo y su víctima son iguales”, le dije. “De ninguna manera”, me respondió. “Estoy comparando a dos verdugos, mientras que la víctima –el pueblo sirio- merece que nos arrodillemos ante sus ingentes sacrificios y heroicidades”.

¿No lees lo que se escribe en la prensa occidental? Es natural que EEUU dude, porque los estadounidenses piensan y tienen razón, que nadie en Siria está con ellos. Escuchad bien, porque los intereses estadounidenses en la zona se resumen en dos puntos: Israel y el petróleo. Siria no tiene nada que ver con el expediente del petróleo, pero ¿puede alguien asegurarles a los estadounidenses que cualquier nuevo régimen sirio no intentará liberar el Golán y no se verá al final enfrentado a las políticas estadounidenses? Naturalmente nadie puede garantizar eso, pero ¿por qué queréis que EEUU ayude al pueblo sirio? Mi amigo dijo que nosotros somos la causa de ese dolor, basta con echar un vistazo a las oposiciones sirias para sentir tristeza. ¿Qué es esto? ¿No les da vergüenza? ¿Qué extrañas formaciones son esas que se han permitido a sí mismas encubrir con su silencio a Al-Nusra y al Estado Islámico de Iraq y Siria? ¿No saben que quien ayuda a Al-Qaeda con dinero, gas y armas quiere acabar con Siria y conforma la otra cara del Baaz y sus aliados radicales iraníes y libaneses que luchan a su lado? Mi amigo dijo que lo que llama dolor de la patria es esta ocupación política y moral en las filas de una parte de la élite siria que se encuentra en la primera línea del liderazgo televisivo de la revolución. Se sientan sobre sus traseros dejando el terreno a los islamistas extremistas, pensando que EEUU derrocará al régimen y les entregará el poder en Siria sobre una bandeja de petrodólares.

Le dije a mi amigo que estaba siendo cruel con la revolución siria porque ignoraba la lucha de miles de luchadores y luchadoras sobre el terreno, que intentan construir una acción popular como alternativa al régimen dictatorial. Me dio la razón en ese punto, pero lo que teme es que los esfuerzos de esos luchadores se pierdan y que Siria se convierta en un campo abierto a una guerra regional e internacional, haciendo terriblemente difícil salvar a la patria.

Le dije que hablaba así porque era palestino, y que los palestinos temen que su causa sea marginada en medio de una realidad árabe convulsionada. Dijo que el dolor por su patria palestina era el mayor dolor. Dijo que no quería hablar de Palestina ahora porque la tristeza lo destrozaba ante la escena del dueto Ariqat-Livni y la manera en que los servicios de seguridad palestinos se comportan, reprimiendo las protestas contra las negociaciones. Dijo que su patria le dolía, y que no podía dejar de entristecerse por todo el Bilad al-sham (la Siria histórica), al verla en medio de la destrucción de la muerte y ver cómo los niños sirios son exterminados con armas químicas.

Me preguntó si en Líbano habíamos encontrado una medicina para el dolor de la patria, y le dijo que la nuestra no servía porque habíamos intentado tratarlo con el olvido y la pérdida de la memoria y que nos encontramos en un callejón sin salida.

“¿Qué debemos hacer?”, me preguntó.

“Comenzar desde el principio”, contesté.

“¿Dónde lo encontramos?”, inquirió.

“No sé, pero no debemos rendirnos a la desesperación”, respondí.

“Ni la desesperación nos quiere”, dijo. “Tienes razón, necesitamos que el pueblo sirio haga el milagro que sirva de nuevo comienzo”, y cortó.

Nota:

[1] Literalmente, la expresión –que indica que no se puede pedir a algo o alguien lo contrario de lo que puede dar es: “No pidas que salga mermelada del trasero de una hiena”.

Fuente: http://www.alquds.co.uk/?p=80497

Traducción por Siria

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Contra la intervención militar extranjera, apoyo a la revuelta popular siria
Por reenvío rebelion.org - Monday, Sep. 09, 2013 at 4:30 PM

Gilbert Achcar
OpenDemocracy


En un raro ejemplo de cómo un gobierno de un Estado imperial occidental se toma en serio la “democracia parlamentaria”, el ejecutivo del Reino Unido consultó al parlamento sobre la posibilidad de lanzar una acción militar contra el régimen sirio sin tener la certeza de antemano de si ganaría la votación, y decidió respetar el resultado de la votación, por el que se rechazaba su plan. Como firme oponente del régimen baasista de Siria desde una perspectiva democrática radical, tengo más de una razón para saludar este resultado.

La primera razón es que toda limitación del poder del ejecutivo imperial que había pasado a ser habitual en la mayoría de los Estados occidentales es sin duda un hecho positivo desde un punto de vista democrático y debe aplaudirse sin reservas. A pesar de que, por otro lado, esta decisión del parlamento beneficie a una de las dictaduras más despiadadas y sanguinarias, el hecho de que el gobierno británico pidiera la autorización del parlamento para lanzar una acción militar supuestamente “limitada” establece una norma que en adelante el gobierno británico y sus homólogos de las democracias electorales no podrán dejar de lado tan fácilmente. Aunque es del todo improbable que el ejemplo británico se repita en Washington, la presión sobre la propia administración estadounidense está creciendo a raíz del voto parlamentario británico. Y eso que la Resolución sobre los poderes de guerra, aprobada en el Congreso después de la guerra de Vietnam, “limita” el poder del ejecutivo de EE UU para hacer la guerra durante más de 60 días sin autorización del parlamento, una resolución que la Casa Blanca, de todos modos, ha violado repetidamente.

No me hago ni la más mínima ilusión con respecto a los motivos por los que muchos “halcones” del parlamento británico han votado esta vez en contra de la intervención militar. No lo hicieron por “pacifismo”, desde luego, ni mucho menos por “antiimperialismo”, sino por la misma razón por la que los líderes de opinión occidentales muestran en su gran mayoría una evidente falta de simpatía por la causa del levantamiento popular sirio. Este motivo radica sobre todo en la falta de confianza en el levantamiento sirio, como admitió abiertamente en fecha reciente el presidente de la junta de jefes de EE UU, el general Martin Dempsey. Un planteamiento que se impone todavía más a la luz de la experiencia reciente en Libia, que fue un fracaso total en este sentido: la intervención de la OTAN solo contribuyó a que Libia acabara siendo menos prooccidental que lo que era bajo Gadafi durante los últimos años de su régimen. Además, por supuesto, Libia tenía el gran incentivo de ser un importante país exportador de petróleo, cosa que Siria no es.

La segunda razón para aplaudir el voto del parlamento británico es que estaba claramente asociado a la exigencia de una legitimación por parte de las Naciones Unidas, lo que llevó al gobierno británico a presentar un proyecto de resolución al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en un intento de convencer a una mayoría de diputados. A pesar de las evidentes limitaciones de la ONU y del derecho internacional vigente, es mejor que las relaciones internacionales se institucionalicen bajo alguna forma de primacía de la ley, por deficiente que sea esa ley, que no que se rijan por la “ley de la selva”, al amparo de la cual los Estados poderosos, en particular EE UU, se sientan libres de decidir unilateralmente cuándo y contra quién utilizarán la fuerza. La idea de que la primacía de la ley es una camisa de fuerza por la que Rusia y China pueden impedir las intervenciones verdaderamente humanitarias se nutre de la pretensión de que las intervenciones militares occidentales están motivadas en general por nobles intenciones. Está claro que no lo están. Base señalar que las dos intervenciones militares occidentales desde el final de la guerra fría que violaron más abiertamente el derecho internacional –Kosovo en 1999 e Irak en 2003– utilizaron pretextos humanitarios para encubrir sus planes imperiales y dieron resultados catastróficos desde el punto de vista humanitario.

La tercera razón para aplaudir el voto parlamentario es la que se basa más directamente en mi firme apoyo al levantamiento popular sirio. La intervención militar que contempla Washington consiste en asestar al sanguinario régimen sirio unos pocos golpes militares a fin de “castigarle” por haber utilizado armas químicas contra civiles. Apenas me cabe duda alguna de que el régimen sirio utilizó esas armas en su bárbara agresión contra el pueblo sirio. Es cierto que el equipo de inspectores de la ONU, que solo ha obtenido permiso para acceder al lugar del crimen varios días después de que fuera cometido, tendrá muchas dificultades para hallar pruebas fehacientes. Pero el hecho de que el régimen sirio posea armas químicas y los medios para lanzarlas (para montar un ataque con cohetes y artillería de gran envergadura, como ocurrió) está fuera de toda duda, como también lo está su disposición, al modo de un frío asesino en serie, a utilizarlas contra la población civil. Para muestra, el uso comprobado de una bomba incendiaria lanzada por un avión de combate contra un objetivo civil (el patio de un colegio): al menos en este caso, nadie puede discutir razonablemente el hecho de que el régimen tiene el monopolio del dominio del aire en la guerra civil siria. Sin embargo, esto suscita una pregunta: ¿es la matanza de hasta 1.500 personas con armas químicas un crimen más grave que matar a más de 100.000 con armas “convencionales”? ¿Por qué entonces quiere Washington golpear ahora de pronto después de contemplar plácidamente la masacre del pueblo sirio, la devastación de su país y el éxodo de millones de refugiados y desplazados?

Lo cierto es que los golpes planeados no pretenden otra cosa que restablecer la “credibilidad” de EE.UU. y sus aliados frente a una alianza de los gobiernos sirio, iraní y ruso que se ha tomado plenamente la libertad de escalar la guerra contra el pueblo sirio a pesar de todos los llamamientos de EE.UU. a buscar un compromiso. Los golpes son necesarios para restaurar la condición imperial de EE.UU. que ha tenido que encajar muchas humillaciones en los últimos años en Irak y Afganistán, por parte de Irán e incluso del Israel de Netanyahu. Estos ataques no ayudarán al pueblo sirio, sino que agravarán el peaje de destrucción y muerte sin permitir a los sirios deshacerse de su tirano. No están planeados para este último objetivo, y de hecho Washington no quiere que el pueblo sirio derribe la dictadura, sino que pretende obligar a la oposición siria a negociar un acuerdo con el grueso del régimen quitando a Assad. Esta es la llamada “solución yemení” que el presidente Barack Obama ha estado impulsando activamente desde el año pasado y que el secretario de Estado John Kerry ha tratado de promover intentando camelar a su homólogo ruso.

Sin embargo, al negar al sector principal de la oposición siria las armas defensivas aintiaéreas y antitanque que ha estado reclamando desde hace casi dos años, mientras Rusia e Irán suministraban abundantes arsenales al régimen sirio (y últimamente incluso combatientes de Irán y sus aliados regionales), el gobierno estadounidense no ha conseguido más que dos resultados: por un lado ha permitido que el régimen sirio afiance su superioridad militar y considere por tanto que puede ganar, por lo que no le ha parecido oportuno hacer concesión alguna. Por otro lado, las redes yihadistas –que gozan de una generosa financiación de fuentes wahabitas tras un impulso inicial del propio régimen sirio (entre otras cosas, con la liberación de una serie de yihadistas de las cárceles sirias en la primera fase del levantamiento, en un intento de atribuir la revuelta popular al fundamentalismo sunita) y que ya estaban presentes en la vecina Irak (donde el propio régimen sirio contribuyó a su implantación)– consiguieron imponerse como un importante componente del levantamiento sirio.

De ahí que el pueblo sirio no confíe en Washington, por decirlo suavemente. Valga como muestra el siguiente reportaje del Washington Post:

“Los sirios preferirían derrocar a Assad sin ninguna ayuda extranjera, pero si Occidente golpea al régimen, el Ejército Libre Sirio se propone aprovechar cualquier confusión en las filas de las fuerzas del régimen para avanzar sus propias posiciones, ha dicho Luay al Mokdad, coordinador político y de medios del ELS. ‘Por supuesto que trataremos de sacar el mayor provecho de esta operación para mejorar nuestras posiciones sobre el terreno, controlar y liberar más zonas’, ha declarado. ‘Este es nuestro derecho. Nuestros combatientes sobre el terreno deberán utilizar todo, incluso la meteorología si les es favorable. Si tu enemigo está mirando para otro lado, tienes que aprovechar la ocasión.’ Sin embargo, quienes apoyan la intervención han expresado su preocupación con respecto a cómo se desarrollaría esta y qué repercusiones tendría, en todo caso, en una guerra en curso en que han muerto más de 100.000 personas. ‘Aquí la gente está muy preocupada de que la intervención vaya a ayudar al régimen’, ha dicho Abu Hamza, un activista del suburbio damasceno de Darayya, donde algunas de las batallas más feroces de la guerra han dejado una ciudad de casi medio millón de habitantes totalmente devastada, convirtiéndola en una ruina deshabitada. ‘Desde luego que la apoyo si comporta poner fin al derramamiento de sangre, pero se producen matanzas desde hace dos años y medio, por tanto ¿por qué vamos a pensar que EE UU va ahora en serio? La gente ya no se fía del gobierno de EE UU. Piensa que EE UU solo actuará en beneficio propio.’”

Si las potencias occidentales se hubieran preocupado realmente por el pueblo sirio, o incluso si Washington hubiera sido más inteligente creando las condiciones para el compromiso que busca, les habría resultado fácil dotar a la oposición siria de armas defensivas, permitiendo de este modo que el levantamiento popular cambiara las tornas de la guerra y precipitara así el colapso del régimen. A falta de un cambio decisivo en la guerra civil siria en detrimento del régimen, este último se mantendrá intransigente y unido alrededor del clan de Assad, y la guerra proseguirá con sus terribles secuelas. Esta es la realidad que refuta el argumento de muchos biempensantes de que hay que rechazar el suministro de armas a la oposición siria porque aumentará el número de muertos. Al contrario, es justamente la ventaja del régimen en materia de armamento la que mantiene viva la guerra y va sumando nuevas muertes. Repetiré aquí las palabras del revolucionario francés Gracchus Babeuf (1795) que he citado en mi último libro: “¿Qué guerra civiles más repugnante que aquella en la que todos los asesinos están en un bando y todas las víctimas indefensas están en el otro ?¿Se puede acusar a alguien que quiere armar a las víctimas contra los asesinos de cometer un crimen?”

Vistos los horribles crímenes cometidos por el régimen de Assad con el apoyo de Rusia, Irán y los aliados de Irán, es deber de todos quienes dicen apoyar el derecho de los pueblos a la autodeterminación ayudar al pueblo sirio a conseguir los medios para defenderse a sí mismo.

Fuente: http://www.opendemocracy.net/gilbert-achcar/welcoming-vote-of-british-parliament-while-supporting-syrian-uprising

Traducción: VIENTO SUR

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Salio Alternativa Socialista N. 602
Por Alternativa Socialista N. 602 - Thursday, Sep. 12, 2013 at 10:24 AM

Lo podes bajar en la Web del MST !

Con articulos sobre la guerra en Siria.

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