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Precarización laboral: La tercerización mata
Por Fuente: ArgenPress - Thursday, Oct. 03, 2013 at 11:13 PM

jueves, 3 de octubre de 2013

Gustavo Val (ACTA)

Se llamaba Antonio Molina, tenía 55 años y se cayó desde 12 metros de un poste en el cual trabajaba tendiendo cables para Telecom. Estaba subcontratado por otra empresa (Valltelina SPA). Trabajaba más horas que los compañeros de planta de Telecom, hacia los trabajos más riesgosos y cobraba la mitad que sus compañeros por estar tercerizado. Es el segundo trabajador telefónico que muere este año.

La tercerización mata. Así es que la vida y la muerte de Molina es el ejemplo de la cruda realidad en la que viven día a día miles de trabajadores tercerizados que actualmente sufren la desidia y el abandono del Gobierno.

Como declara Jorge Castro, Secretario General de la Unión de Empleados y Técnicos de Telecomunicaciones (UETTEL-CTA): “Las multinacionales ganan a costa de la sangre de los trabajadores. Nosotros venimos denunciando desde hace años toda la precarización a la que estamos sometidos los trabajadores de este sector. Hemos hecho miles de denuncias y la realidad es que estas denuncias no llegan a nada. Las empresas cuentan con la complicidad de este gobierno que vota leyes que son favorables a la parte empresarial y acá pareciera que la vida de los trabajadores es cuestión de números, no se toma la parte humana”.

A partir de la dictadura cívico-militar en 1976 y alcanzando un mayor implementación y perfeccionamiento en las década del noventa, la Argentina se embarcó en un proceso de reformas estructurales de la economía, entre las cuales se destaca un conjunto de cambios regulatorios en el mercado laboral que se inscriben dentro de la lógica de utilización flexible de la mano de obra. Estas modificaciones sirvieron para legalizar las transformaciones que en la organización del trabajo exigían los capitales concentrados.

Para Eduardo Ahamendaburu, Presidente del Instituto de Salud Laboral y Medio Ambiente (ISLyMA-CTA) de Córdoba, “con el objeto de garantizar el “abaratamiento de los costos laborales”; es decir, bajar los salarios, e introducir una brutal regresión en la distribución del ingreso nacional, la tercerización fue una de las formas que asumió la flexibilización laboral. Transformaron al trabajo humano en un insumo más y descartable de los procesos de producción y servicios. Desde el inicio de los noventa se crearon por lo menos diez formas distintas de los llamados contratos basura y rompieron con la indeterminación del plazo del contrato de trabajo. Otra de las formas de abaratamiento, fue la tercerización de parte de los procesos productivos, creando de hecho dos clases de trabajadores, para eludir fraudulentamente los legítimos encuadramientos convencionales. Con quienes ya venían con contratos por tiempo indeterminado, la forma de abaratamiento fue el invento de los conceptos “no remunerativos”, tirando por la borda el concepto de salario establecido por la Ley 20744 de Contrato de Trabajo”.

“El compañero que perdió la vida tenía 50 años y estuvo toda su vida trabajando en esta actividad. Para nosotros el trabajador tiene que estar seguro que puede volver a su casa porque tenemos un trabajo de mucho riesgo porque es en altura. Hay muchos trabajadores que tienen los estribos a partir de los 5 metros cincuenta y hacia abajo hay que poner una escalera. Tiene un cinto de seguridad pero la realidad es que es muy complicado porque también se cruzan los cables de media tensión, el video cable y entre todos esos cables el compañero tiene que subir y trepar. Por eso nosotros decimos que para eso están los elevadores y de esa manera se resguardaría la vida de los trabajadores. Lo que pasa es que eso lo utilizan los compañeros de planta permanente y el compañero tercerizado está obligado desde que se levanta a la mañana y los 30 días del mes en esa maldita producción que termina en la muerte. Si a esto no le damos un giro vamos a seguir enterrando compañeros”, subraya Castro de UETTEL.

Trama de complicidades

La reestructuración de la economía significó profundos cambios en la organización del trabajo, entre los que se destacan la flexibilización y la precariedad laboral. Una de las herencias persistentes de las modificaciones en el mercado de trabajo introducidas por el neoliberalismo, es la llamada tercerización laboral, hija dilecta de la flexibilidad aprobada con la tristemente célebre Ley Banelco. La tercerización está vigente y es estimulada desde el Gobierno como quedó demostrado en el asesinato de Mariano Ferreyra. Las conversaciones grabadas entre el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y José Pedraza de la Unión Ferroviaria dan una muestra palpable y categórica de esta convivencia. La tercerización es una "política de Estado", que cuenta con el consenso del Gobierno, los empresarios y los dirigentes sindicales corruptos.

En palabras de Ahamendaburu: “Las luchas de resistencia de los trabajadores en todos estos años comienzan a dar sus frutos. No podemos hacer otra lectura, por ejemplo, de los recientes fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), sobre libertad sindical y sobre que los mal llamados conceptos “no remunerativos” forman parte del salario del trabajador, volviendo a la letra original de la Ley de Contrato de Trabajo. Sin embargo, una forma más silenciada y ominosa de reducción de costos laborales fue la Ley de Riesgos del Trabajo 24557, cuya piedra angular son las ART, hundida por sus inconstitucionalidades por la CSJN. Una demostración de la continuidad del sistema de los noventa, fue su presuroso salvataje por parte del Gobierno Nacional en las postrimerías del 2012, a través de la Ley 26773, que no ha hecho otra cosa que prolongar la agonía de un sistema perverso”.

Con este marco jurídico la generalización de vínculos laborales inestables y sin protección en el caso de la Argentina, puede pensarse y llegar a argumentarse como algo estructural. El grupo de asalariados precarios, cada vez más numeroso, se enfrenta a una situación caracterizada por la inestabilidad y la flexibilidad. Por un lado, no tiene garantizada su permanencia en el mercado laboral y por otro, los ingresos que percibe son muy variables y sensiblemente inferiores a los de los trabajadores protegidos, brecha que se amplía con el correr de los años.

“Continúa vigente el modelo de flexibilización laboral de los noventa. Estas formas de bajar los costos de producción no sólo siguen teniendo vigencia; sino que son absolutamente funcionales a un sistema económico reprimarizado y extractivista. No podemos dejar de mencionar que todas estas formas se complementan con el trabajo “no registrado” o “en negro” y con todas las formas subempleo y desempleo que son sutiles herramientas para el disciplinamiento social”, sostiene el “Vasco” Ahamendaburu.

En esta situación de transformaciones regresivas del mercado de trabajo bajo la invocación del "aumento en la productividad" y en rigor, del crecimiento de la tasa de ganancia empresaria, deben ser interpretadas los datos que nos hablan del exponencial aumento de los accidentes en el trabajo, las enfermedades laborales y las muertes de los trabajadores.

Para Jorge Castro, “el tema de la productividad es lo que también lleva a este tipo de accidentes fatales porque el compañero está obligado a hacer cierta cantidad de instalaciones por día para poder llevar el mango a su casa”. (J.C)

Mientras que en opinión de Ahamendaburu, “en Argentina, el sistema de riesgos del trabajo contiene sólo la mitad de la Población Económicamente Activa (PEA) del país. Está avalado por trabajos estadísticos internacionales que los índices de accidentes, enfermedades profesionales y enfermedades accidentes se disparan en la franja de trabajadores que no integran plantas permanentes y el incremento se torna exponencial cuando se trata de trabajadores no registrados. La estimación estadística de los Premios Nobel Doll y Peto establece en un mínimo del 4% la proporción de muertes debidas a cánceres de origen profesional nos lleva a una cifra de aproximadamente 2200 muertes por tumores malignos de origen profesional en nuestro país. Y estamos hablando tan sólo de una causa o agente. Una simple extrapolación de los valores estadísticos a toda la PEA y consideráramos la estimación de muertes por enfermedades profesionales y enfermedades por accidentes, y le sumáramos las muertes ocasionadas por accidentes de trabajo, afrontaríamos cifras de catástrofe, superior a las 7500 muertes anuales, que empalidecerían las producidas por otras causas. Esta situación colisiona con las cifras suministradas por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (S.R.T), que en su anuario estadístico 2010, tan sólo reconoce 830 muertes”. Existe una estrecha vinculación entre las condiciones de trabajo y las condiciones de vida y tienen su expresión específica en el proceso salud-trabajo y desarrollo social. El modelo de desarrollo económico que ha venido imperando en el mundo globalizado, ha generado concentración del capital, mayor pobreza, desempleo, flexibilización y precarización del trabajo, impactando de forma muy negativa el medio ambiente y la salud de los trabajadores.

Por otra parte, Jorge Duarte (periodista especializado en temas gremiales) enfatiza que: “La precarización es un fenómeno que se presenta en el mercado laboral pero que se extiende a todos los niveles de la vida de los trabajadores que se encuentran imposibilitados de cubrir sus necesidades básicas. Por lo tanto, precarizar el trabajo, es precarizar el acceso a la salud, precarizar el acceso a la educación, precarizar el acceso a la vivienda y termina imposibilitando la realización de los trabajadores como individuo. La precarización muta en tercerización o en trabajo no registrado, en definitiva son diferentes formas fraude laboral”.

Los números que reflejan la situación del mercado laboral expresan que el total de trabajadores asalariados es de 12.236.181, de los cuales 8.003.394 son trabajadores registrados y 4.211.409 son trabajadores no registrados. Esto enuncia que entre los asalariados 1 de cada 3 (34,4%) se encuentra en situación vulnerable a causa de la precarización. Además, se registran un total de 3.109.914 trabajadores tercerizados. Entre ellos también se extienden figuras de distintos contratos laborales que son mutaciones de la precarización o situaciones de fraude laboral.

Como vemos, el problema tiene una dimensión tan extensa que marca gran parte de la dinámica laboral. En este sentido es importante remarcar que, de acuerdo a la correlación de fuerzas, los empresarios imponen las peores condiciones a los trabajadores con menos capacidad (o nula) de negociar con la patronal, que son, por supuesto, los trabajadores tercerizados. Esta situación hace que se ensanche la brecha que existe entre los dos sectores y pauperiza, todavía más, la situación de aquellos que se encuentran tercerizados.

La tercerización se convierte así en una fuerza disciplinadora muy importante para los trabajadores e impone condiciones que regulan la correlación de fuerzas en el mercado laboral, tanto en lo concerniente a la puja distributiva, como a las condiciones de empleo.

Artículo publicado en el Periódico de la CTA Nº 97 correspondiente a los meses agosto-septiembre de 2013.

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