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Enfrentemos la agresión imperialista a Siria con la movilización popular
Por PRML - Saturday, Oct. 05, 2013 at 5:11 PM

Las rebeliones populares en el mundo árabe, que sacudieron varios países desde 2010, desestabilizaron los intereses del imperialismo yanqui en la región. La revuelta egipcia, barriendo con más de treinta años del dictador Mubarak al frente del Estado y de las Fuerzas Armadas, implicó el colapso de uno de los dos principales aliados de EEUU en la zona, dejando al Estado de Israel flotando solo en un mar hostil que avanza y hace tambalear a los regímenes más antidemocráticos y antipopulares de la zona. Recomponer el control político de la situación en Medio Oriente es para los EEUU un objetivo inmediato de primer orden, aún por encima de las apetencias por las enormes riquezas petroleras y gasíferas en manos de burguesías locales cada vez menos confiables para Washington. En este marco se desenvuelven los preparativos guerreristas contra la República Árabe Siria.

Enfrentemos la agres...
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Las legítimas aspiraciones de cambio de las masas obreras y populares, particularmente en el mundo árabe, exigen una urgente mejora en las condiciones de vida de los asalariados y oprimidos en general, junto
con un vigoroso reclamo por la ampliación de las libertades democráticas. Si bien se venían incubando a lo largo de años de regímenes autoritarios que dieron sistemáticamente la espalda a los reclamos de los
de abajo; éstas condiciones de vida agobiantes para las
amplias masas populares se volvieron insoportables frente al agravamiento en los últimos años de la aguda crisis del imperialismo, que se traduce en desocupación creciente, alza vertiginosa del costo de vida, deterioro de los servicios públicos esenciales, más represión
a las luchas obreras y populares y la consecuente destrucción de cualquier esperanza en la posibilidad de un futuro medianamente próspero para
la juventud. Esto gatilló un inédito salto hacia las calles de la mayoría de los pueblos de la región, transformado en muchos casos en insurrecciones
obreras y populares que no aflojan, y que mantienen en jaque a muchos de los gobiernos y regímenes socios del imperialismo yanqui en la zona.
Las protestas que comenzaron en Túnez en el 2010, luego se extendieron a por Egipto, Siria, Libia, Jordania, Líbano, Yemen, Bahrein e incluso Marruecos y Argelia. Este ánimo de rebeldía popular que inunda
gran parte de Oriente Medio, empalma con un arraigadísimo sentimiento antimperialista (y
particularmente antiyanqui) en estos pueblos, agudizado por las reiteradas intervenciones
armadas del imperialismo en la última década, y la permanente amenaza que implica la incrustación del gendarme sionista en el corazón del pueblo árabe.

Las dificultades de Obama para dar inicio a la agresión

El imperialismo yanqui y sus socios abordan esta situación en medio de una crisis inédita, tanto en el terreno económico como político. Por un lado la
necesidad de poner en marcha una nueva incursión bélica para oxigenar el gigantesco complejo industrial-militar como factor de reactivación de la economía
yanqui que siente cada vez más cerca el aliento de su competidor chino, en plena puja por ser la punta de lanza de la economía mundial. Por otro lado, los
fracasos en que han terminado las aventuras guerreristas de los últimos años en la región.
Por abismal que fuera la diferencia en la capacidad de fuego de EEUU y la OTAN frente a países como Irak y Afganistán, tras años de invasión, ocupación y asesinato en masa de su población, lejos está el imperialismo norteamericano de haber salido victorioso en ambas incursiones; más bien todo lo contrario, cada día surgen nuevos focos de resistencia contra sus gobiernos títeres.
Pero aquí no se acaban los problemas. A las dificultades que le presentaron Irak y Afganistán
se suma el abandono de la mayoría de sus principales aliados, sobre todo su fiel ladero del Reino Unido. Salvando a Francia, Japón y al infaltable Israel,
los aliados de peso han debido excusarse de no dar un paso al frente ante el llamado público de Obama. Esta fractura en el frente internacional que acaudilla EEUU no está motivada en un súbito vuelco pacifista de los
líderes europeos (de hecho muchos llevan ya dos años financiando, entrenando y abasteciendo, junto a los EEUU, a los mercenarios que sostienen la “resistencia” en la guerra civil que está desangrando a Siria), sino en las consecuencias que advierten en sus propios frentes
internos en caso de acompañar una nueva agresión militar. El revés que implicó para Obama y para Cameron la votación en el parlamento británico se
dio en el marco de incipientes movilizaciones en las calles de Londres y otras capitales europeas, marcando un repudio popular al ataque al pueblo sirio que empieza a insinuarse aún antes que éste se efectivice.
Esto también tiene su expresión en el seno de los propios EEUU, donde más de la mitad de la población se niega a avalar un nuevo ataque a un pueblo que no los agredió.
Si bien en la cuenta de Obama está excluida la especulación reeleccionista, el cálculo del costo político de atropellar con una decisión resistida en la población estadounidense y europea, obliga a todo el arco
político a medir minuciosamente los pasos a dar. La última reunión del G20 en Moscú fue un testimonio vivo de las complicaciones que tiene EEUU para capitanear más o menos fluidamente un bloque unificado que acompañe su punto de vista respecto a la resolución de una situación que se dilata y complica mucho más de lo que Obama previó. Precisamente, el
anfitrión de la reciente cumbre, ha aprovechado estas notorias dificultades para dar un paso al frente y catapultarse, con Vladimir Putin a la cabeza como actor protagónico en la escena internacional. Rusia, como punta de lanza de un bloque opositor a la intervención armada, que incluye a Siria, Irán y China, opera sobre las contradicciones que traban la concreción de lo
que -en boca de John Kerry y del propio Obama- se mostraba como un avance arrollador hacia el bombardeo a Siria, y con esto gana terreno para aumentar su gravitación en una zona en la que tiene intereses suficientes para disputar la hegemonía yanqui, sobre todo en momentos que está siendo
cuestionada activamente por los pueblos en lucha.

La oposición a la agresión yanqui va de la mano con la
lucha antimperialista y revolucionaria de los pueblos.

Es importante no perder de vista que el ajedrez entre bloques imperialistas, lejos está de expresar intereses populares, aunque alguno de los sectores en disputa pueda coincidir de manera circunstancial con el
legítimo rechazo a la agresión en ciernes. La oposición consecuente al zarpazo del imperialismo yanqui contra el pueblo y la nación siria, anida en una tendencia creciente a la lucha antimperialista de los pueblos, que viene desarrollándose vastamente en todos los continentes durante los últimos años. Es la airada lucha callejera contra los gobiernos y regímenes de pobreza, desempleo y ajuste, y el cuestionamiento cada vez
más profundo a la democracia burguesa que se manifiesta con creciente nitidez como una dictadura del capital financiero en todo el mundo. Algunos de los
casos más notorios de rebeliones en curso se vienen desarrollando en países vecinos a Siria, como Egipto, Turquía y Grecia. Hasta el momento esta tendencia prevalece sobre la posibilidad de un enfrentamiento interimperialista y, mientras así sea, la tarea de los revolucionarios es hacer avanzar la revolución. Por eso, la solidaridad con el pueblo sirio frente a la agresión de los yanquis y sus socios, y la defensa de la
autodeterminación de los pueblos, tienen en la lucha de las masas que están enfrentando los planes del imperialismo, a su mejor aliado. La posibilidad en algunos de estos países de abrir paso a un nuevo poder verdaderamente democrático, popular y revolucionario, se va haciendo cada vez más palpable al ritmo de las convulsiones sociales que empujan hacia la
insurrección armada. Así, cuanto mayor profundidad toma la lucha antimperialista, mejores condiciones afloran para la revolución y más a la intemperie
queda el belicismo imperialista norteamericano, como el principal enemigo de los pueblos y naciones oprimidas del mundo.
Por lo tanto, es momento de extender y arraigar en todo el pueblo trabajador, el repudio activo hacia la agresión que encabeza EEUU y sus socios, como forma de trabajar por la liberación, la revolución y el socialismo.

PRML

PARTIDO REVOLUCIONARIO MARXISTA LENINISTA

Entra a http://www.prmlargentina.org y consultá el artículo ¡Solidaridad con los trabajadores y el pueblo sirio! del 5/09/13

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Por PRML - Saturday, Oct. 05, 2013 at 5:11 PM

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