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'Se han roto las poleas de transmisión entre la clase política y las inmensas mayoría'
Por Radio Gamba - Sergio Job - Tuesday, Oct. 22, 2013 at 12:49 AM

Categoria Elecciones - 16/10/2013 - Sergio Job Categoria Elecciones 16/10/2013 Sergio Job

Sergio Job es miembro del Encuentro de Organizaciones, abogado de Ammar-Cta, de la Cooperativa de carreros “La Esperanza” y de los grupos desalojados por la provincia en Cuesta Blanca.

¿Cree que las organizaciones sociales le disputan poder a los partidos políticos?
Más que disputarle poder a los partidos políticos, lo que sucede es que los partidos políticos se han transformado en máquinas electorales que venden productos, es decir, que venden a sus candidatos. No hay ideas, no hay participación popular, han llegado tan lejos que ya ni siquiera intentan vender que van a “representarnos”, ahora en un acto de sinceridad hablan que son quienes gestionan los recursos que generamos los trabajadores, que generamos y son de todos y todas, entonces escuchamos hablar de “gestión De la Sota”, “gestión Mestre”, “gestión kirchnerista”.

Contrario a eso, las organizaciones sociales, los movimientos populares, se han vuelto los lugares donde ese cascarón democrático propio de los partidos políticos, encuentra contenido. Las organizaciones sociales y los movimientos populares, son hoy el lugar donde la democracia real es posible, donde se puede opinar, hablar, compartir, construir, organizarse como y entre iguales.

Es en ese sentido que quizás las organizaciones sociales le disputan el poder a los partidos políticos, pero a favor de la precisión deberíamos decir que más que disputarle el poder, construyen otro tipo de poder, relacional, humano, democrático, que hace lugar y obliga a la participación, a romper con ese lugar pasivo de televidente que elige entre dos productos enlatados, ese otro poder verdaderamente democrático que muchas organizaciones denominan “poder popular”.

En vista de la dificultad que tienen las organizaciones sociales para acercar sus reclamos al congreso ¿Cómo creen que se podrían mejorar los canales de comunicación con los legisladores?
Sucede que se han roto las poleas de transmisión entre la clase política y las inmensas mayorías populares, si es que alguna vez esa correa existió. Quienes integran la clase política, en su abrumadora mayoría ni pertenecen por origen de clase, ni han hecho suya, la causa de las inmensas mayorías populares, cotidianeidad que está relacionada a la pobreza, a la exclusión, a la discriminación, al hambre y la falta de un sistema de salud mínimamente digno. Entonces, ya por desconocimiento, ya intencionalmente, gobiernan para otra realidad, que es la de ellos, la de gente adinerada, con un buen pasar económico, y los reclamos y necesidades de enormes sectores de la población son sistemáticamente desoídos e ignorados.

En las organizaciones sociales se insiste mucho en que quienes circunstancialmente ocupan un lugar de decisión tiene que “mandar obedeciendo”, es decir, teniendo siempre un mandato que respetar, y no pueden poner su propios intereses o su propia voz por encima de la comunidad u organización a la que pertenecen. Si la clase política pudiera aprender algo de esto, quizás sería un gran paso. Sumado a dejar los intereses partidocráticos de lado, y por el contrario, intentar estar más atentos a los reclamos y necesidades del conjunto social, ese sería un paso importante que difícilmente las dirigencias actuales estén dispuestos a dar.

¿Qué deberían hacer los próximos legisladores en relación a la problemática que los moviliza?
En concreto en Córdoba, se observan algunos problemas estructurales, que afectan al conjunto del pueblo cordobés sobre los que debería avanzarse en dar algún tipo de participación, para que sean los mismos cordobeses quienes vayamos pudiendo encontrar respuestas concretas.

Primero, poder avanzar en la democratización de la tierra, que permitiría el acceso a un lugar para poder desarrollar una vida digna. Terminar de una vez con esta dictadura del dinero, donde es el mercado o el gobierno quien define dónde y en qué condiciones cada uno y una debemos vivir. La tierra en la ciudad y el campo, debe dejar de verse como un bien del mercado para la especulación financiera, y volver a pensarse como lo que es: un bien común de todos y todas. Como debe pensarse también el agua y el aire. En Córdoba tanto la tierra como el agua, están privatizadas, y se debe pagar por ellas, lo que es una locura, siendo que son condiciones mínimas para poder vivir. No se debería poder hacer negocio con las condiciones más básicas para la vida humana, eso es terrible, aunque hoy lo veamos con total naturalidad.

Segundo, es fundamental poder construir una ciudad y una provincia segura, donde no estemos todo el tiempo nerviosos por si la policía nos va a detener (usando leyes abiertamente inconstitucionales como el Código de Faltas), si nos van a robar en la calle, o teniendo la total certeza que nos roban los políticos, banqueros y empresarios. Y para eso, entendemos que debemos avanzar en la reconstrucción de las redes sociales más básicas, en cada barrio, trabajo, hogar. Dejar de pensarnos como enemigos, y recuperar la idea de fraternidad con el otro o la otra. Las organizaciones sociales creemos, y así lo demuestra la experiencia, que no existe mejor antídoto contra la inseguridad que la comunidad como protección. Es el camino exactamente contrario al que vienen eligiendo los gobiernos, de mayor violencia, más policía, más terror generalizado. No se puede seguir permitiendo más muertes culpa del negocio de “la seguridad”, de armas, del narcotráfico, que hacen posible esta locura generalizada en que vivimos. Luego de muchísimos años de violencia institucional, ya está más que demostrado que este modo de seguridad no sirve, que la gente sigue muriendo como moscas, sobre todo nuestra juventud, y muchísimos de ellos en manos de las fuerzas policiales. Esto debe cambiar urgente.

Y en tercer lugar, debe hacerse lugar al reclamo de los vecinos de Malvinas Argentinas, y de una gran parte de los cordobeses y cordobesas que estamos planteando que no queremos que Monsanto instale una planta en este país, y menos a unas cuadras de nosotros. Y de la mano de este planteo, poder discutir entre todos y todas qué modelo económico queremos. Si uno que se base en la acumulación y destrucción de los bienes comunes (como la tierra) para el beneficio de unos pocos, o un sistema productivo diverso, donde el protagonismo lo tengan los trabajadores y trabajadoras de la provincia.

Y para terminar, se debería poder avanzar firmemente contra la discriminación en todos los sentidos. Hacernos cargo que Córdoba es una sociedad racista, patriarcal, clasista, y trabajar para intentar avanzar en fraternidad y solidaridad con el otro o la otra.

Si al menos se pudiera empezar a debatir estos temas, ya sería un gran avance, más teniendo en cuenta que todos están profundamente relacionados con la posibilidad de vida misma, que es lo más sagrado, lo más humano que tenemos y que todos y todas deberíamos entender como prioritario, sobre todo quienes ocupan lugares de decisión en la vida de todos y todas.

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