Julio López
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Diccionario Político (Kirchner) Parte 1
Por (reenvio) Revista Barcelona - Sunday, Oct. 27, 2013 at 11:57 PM

Kirchner, Néstor Carlos (tb. Él, El Pingüino, El Nestornauta, 1950-2010). Héroe nacional kirchnerista, prohombre del kirchnerismo, prócer criskirchnerista, órgano iconográfico masculino en la cosmovisión K. presidente argentino entre 2003 y 2007, con el magro aval del 22 por ciento de los votos, fue el primer referente político argentino desde el Che Guevara en inspirar pósters no agraviantes y stencils no insultantes.

Próspero empresario, próspero abogado de gran habilidad para los negocios con inmuebles y con tierras fiscales, fue tres veces próspero gobernador de la provincia de Santa Cruz, próspero intendente de Río Gallegos, próspero convencional constituyente durante la reforma de la Carta Magna de 1994 y, fugazmente, próspero diputado nacional; tanta prosperidad en paralelo con la función pública lo convirtió en símbolo de la tendencia mundial de magnates que acceden al poder, conocida como magnatemanía. Militó desde joven en el ala izquierda del justicialismo, aunque sin adherir a Montoneros ni a la lucha armada, ya que consideraba que la vía para el cambio político no estaba en las armas, sino en la descomunal acumulación de capital en la vida privada seguida del diálogo, ya que los ricos suelen ser más escuchados que los pobres.

En una suerte de redención cinematográfica familiar, participó como extra en la película La Patagonia rebelde, de 1974, a pesar de que, durante la represión a obreros patagónicos acontecida en 1920 que el filme narra, su abuelo Karl Kirchner había estado más cerca de los fusiladotes que de los fusilados. Contrajo matrimonio en 1975 con quien a partir de ese momento dejaría de ser su futura esposa y se convertiría en su mujer: la –al cierre de esta edición- dos veces electa presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Semanas antes del inicio de la dictadura militar argentina 1976-83, permaneció preso durante unos días, en lo que fue lo más parecido a la persecución política que debió vivir en carne propia.

Con el retorno de la democracia, empezó a revelar su proyecto de aprovechamiento de fondos jubilatorios para la construcción política; así, dio inicio a su carrera en la función pública como jefe de la Caja de Previsión Social de Santa Cruz, cargo al que debió renunciar tras una controversia política sobre el uso más conveniente para esos recursos aportados por los trabajadores. En 1987 fue electo intendente de Río Gallegos. Cuatro años más tarde, ganó la gobernación santacruceña, cargo en el que fue dos veces reelecto merced a una reforma a la Constitución de la provincia impulsada oportunamente por él mismo; esta enmienda habilitó la posibilidad de su reelección indefinida. Durante sus tres períodos como gobernador provincial, Santa Cruz atesoró más de 500 millones de dólares por regalías petroleras.

Estos fondos, depositados por la administración Kirchner en cuentas extranjeras e invertidos en acciones, constituyeron a la región en una suerte de El Dorado patagónica, hidrocarburífera y financiera. La repatriación de tal tesoro nunca quedó del todo aclarada: algunos millones habrían regresado a las arcas provinciales en algún momento, para luego, también aparentemente, ser empleados para cubrir algún que otro presunto déficit, pero vaya uno a saber. A pesar de haber tenido una convivencia armónica con la Casa Rosada durante la primera presidencia de Carlos Menem, los vínculos de Kirchner con el menemismo empezaron a agrietarse a partir de 1995, cuando el gobernador santacruceño comenzó a estrechar lazos políticos con una línea interna del peronismo enfrentada ámenme, el mafiofeudalismo suburbano que desde el Gran Buenos Aires comandaba Eduardo Duhalde.

Tras la crisis del gobierno de Fernando de la Rúa y durante la sucesión de interinatos presidenciales de 2001 y 2002, Kirchner fue uno de los seis, siete, ocho dirigentes peronistas –entre gobernadores y expresidentes- que ávidamente y a fuerza de codazos intrapartidarios aspiraban a hacerse con la candidatura presidencial del PJ en los comicios de 2003. acaso en pos de respaldar al candidato en apariencias más débil y manejable, el entonces mandatario interino, Duhalde, avaló la postulación de Kirchner, a quien por entonces se lo apodaba, no cariñosamente, Chirolita, en honor al célebre muñeco manejado a voluntad por el ventrílocuo Mister Chasman.

En las elecciones de 2003, el político santacruceño se presentó como una alternativa peronista de centroizquierda que sería difícil de fundamentar a partir de sus gestiones provinciales; más la impresentabilidad autodemoledora de sus principales contrincantes electorales (el propio Menem o el ex ministro delarruista contario a la educación pública Ricardo López Murphy, que mayoritariamente pertenecían a las áreas más gracas del arco opositor –léase garco opositor) le permitió quedarse con un segundo lugar en la primera vuelta y clasificar para competir en el balotaje. Esa segunda vuelta electoral no tuvo lugar, pues quien debía enfrentársele, el ex presidente Carlos Menem, previó una derrota aplastante y anunció –a través del operador político y relator de fútbol marcelo Araujo- que no se presentaría a los comicios. Kirchner obtuvo así un respaldo real en las urnas tan bajo y de dudosa legitimidad como los de gobernantes de tiempos de proscripciones partidarias y fraudes conservadores.

Su llegada a la Casa Rosada supuso una brisa renovadora para el justicialismo y la clase política, a pesar de que desde el mismo momento de su asunción contó con el apoyo corporativo de prácticamente todos y cada uno de los dirigentes peronistas, aun de los narcotraficantes, contrabandistas de armas, especuladores financieros, asesinos de piqueteros, señores feudales provinciales, barones del conurbanobonaerense, gánsteres sindicales y cómplices de los más variados delitos previstos por el Código Penal. Su gobierno supuso nítidas divisorias de aguas: se alineó cerca de los cobradores del FMI y lejos de los genocidas de la dictadura; cerca de las jerarquías sindicales y lejos de… (continuará)

Diccionario Político de Barcelona (Año 9 - Nº 235)

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Ya me compré el nuevo salvat
Por Brutus - Monday, Oct. 28, 2013 at 1:10 AM

Kirchner: Chorro demagogo.

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