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Ezequiel Cantero, otra vida truncada en un contexto de miseria
Por Fuente: La Capital - Tuesday, Nov. 05, 2013 at 11:16 PM

Martes, 05 de noviembre de 2013 01:00 | Policiales | La violencia de la exclusión. Historia de un chico del barrio La Bombacha, en el noroeste rosarino, que murió camino al hospital al lado de su hermana.

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Pesar. Chicos de la Escuela Técnica 638 recordaron a Ezequiel en un santuario a la Virgen de Itatí, al lado de su casa.

Por Eduardo Caniglia / La Capital

Emilce Cantero no puede olvidar cómo los ojos de su hermano de 13 años se posaron sobre ella, sin que hubiera un sonido, cuando lo llevaba agonizante a la subcomisaría 21ª. Fue después de que un certero balazo le perforara el corazón el sábado pasado en la villa La Bombacha, en la zona noroeste de la ciudad. Tampoco Ezequiel pudo balbucear una palabra cuando una ambulancia lo llevó desde la dependencia policial al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. Su vida se fue apagando en el camino y, cuando llegó al centro asistencial, ya había fallecido.

Ezequiel Cantero vivía con su mamá Carina y sus dos hermanos: Emilce, de 16 años, y Matías de 11, en una casilla de material y techo de chapa, en el cruce de Olmos y Schweitzer, una barriada donde abundan casas de bloques sin gas ni cloacas, con zanjas a cielo abierto.

El sábado pasado, en horas del mediodía, el adolescente encontró la muerte cuando unos chicos del barrio les robaron unas medias a unos vendedores ambulantes y éstos, según la versión inicial dada a conocer por la policía, decidieron vengarse.

Carencias. El barrio donde mataron a Ezequiel y su propia muerte son ejemplo de cómo las tremendas condiciones de carencia desintegran los lazos comunitarios y producen violencia. Recuerda a otro episodio ocurrido dos semanas atrás en el que murió Gabriel Aguirre, otro chico de 13 años, en barrio Ludueña (ver aparte).

Detrás de Emilce asoman varios objetos en desuso apilados en un cuarto, ropa tendida sobre un patio de tierra y un lavarropas. Una casa sin terminar que se levanta en un descampado enfrente completa el paisaje.

El relato de Emilce parece el de un mujer adulta. Mientras habla mira de soslayo el santuario de la virgen de Itatí que levantaron unos tres años atrás los feligreses de la iglesia Dios Padre, de Génova y García del Cossio, en uno de los extremos del cerco de alambre que bordea a su casa.

El sábado a la mañana la madre que se gana la vida como empleada doméstica estaba enseñando catequesis en ese templo.

El adolescente cursaba el primer año en la Escuela Técnica 638 Margarita Maza de Carles, en French al 700. Sus amigos y compañeros decidieron recordarlo de una manera especial: el domingo pintaron su nombre en la parte superior del santuario debajo de una cruz.

Discusión ajena. El sábado al mediodía Ezequiel estaba a unos veinte metros de su casa sobre Schweitzer con familiares y amigos cuando fue mortalmente baleado. Al parecer, según indicaron fuentes policiales, se había ocasionado una discusión entre un hombre de 33 años identificado como Miguel G. y dos vendedores ambulantes no identificados.

En el desenlace de la disputa, Miguel G. recibió varias puñaladas. Pero además, en un momento pasaron por el lugar dos motociclistas que serían conocidos de los dos vendedores ambulantes y comenzaron a disparar el hombre con quien estaban discutiendo.

Si bien Miguel G. había sido acuchillado en el pecho y en la cabeza, cuando distinguió a los ocupantes de la moto logró correr hacia la esquina oeste a pesar de estar malherido. Entonces, según la versión inicial de la policía, Ezequiel quedó en medio de las balas.

El tirador pulsó el gatillo del arma calibre 9 milímetros que sostenía en una de sus manos, pero los dos primeros balazos no salieron. El tercer proyectil atravesó el cuerpo del chico y le perforó un pulmón y el corazón.

El chico se derrumbó en el pavimento. A pesar de estar malherido se levantó y alcanzó a decirle a la hermana que lo habían baleado.

Emilce se quejó por la demora de la ambulancia del Sies en arribar a la subcomisaría 21ª. "En la comisaría nos dijeron que nos quedáramos tranquilos porque iban a pedir una ambulancia, pero llegaron casi una hora después", se lamentó.



Nada que ver. No obstante, la versión de la chica difiere en cuanto a la secuencia del hecho. "Estas estas cosas en el barrio pasan seguido. Casi al mismo tiempo que mataron a mi hermano apuñalaron a un chico (en alusión a Miguel G.) pero eso no tiene nada que ver con lo de mi hermano", comentó, y añadió que el muchacho apuñalado se debate entre la vida y la muerte en el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria.

Hasta anoche, la policía no había localizado a quien gatilló el balazo mortal que terminó con la vida de Ezequiel. El caso es investigado por efectivos de la subcomisaría 21ª —controla la zona donde ocurrió el hecho— y de la sección Homicidios con la intervención del juez de Instrucción Javier Beltramone.

Siete muertes de chicos de 13 y 14 años

Al homicidio del adolescente de 13 años Ezequiel Cantero lo precedieron otros seis crímenes de chicos de 13 y 14 años en los últimos meses.

El primero de ellos ocurrió el pasado 22 de febrero y tuvo como víctima a Enzo Eduardo Martínez, de 13 años, alcanzado por una bala en Pasco y Lima.

Posteriormente, el 15 de mayo Lourdes Canteros (sin parentesco con Kevin), de 14 años, fue alcanzada por una de varias balas disparadas contra su casa de Conscripto Bernardi al 6300, en el extremo sur de la ciudad.

El siguiente hecho fue el 10 de julio pasado, cuando Kevin Lovey, de 13 años, estaba con su primo Juan Carlos “Brian” C., de 25 años, en la plaza ubicada en el cruce de San Martín y Platón, en la zona sur de la ciudad. Cerca de las 20.15 de ese día al menos dos personas se acercaron a Lovey y a su primo y se originó una discusión que terminó cuando uno de los recién llegados abrió fuego y uno de los proyectiles atravesó la cabeza a Kevin.

El 8 de septiembre pasado, Luis Fernando Cuevas, de 14 años, apareció muerto y con los brazos y las piernas quemadas. Lo encontraron en Estudiante Aguilar y las vías del ferrocarril Mitre, en un descampado a unos 50 metros al oeste de la avenida de Circunvalación. Los investigadores sostienen la hipótesis de que el chico era un soldadito de narcos y que su muerte estaría vinculada con la destrucción de un búnker ocurrida dos semanas antes en 27 de Febrero al 7600.

El 3 de octubre, Emanuel Pereyra fue asesinado en inmediaciones de un búnker de venta de drogas en una humilde zona de Villa Gobernador Gálvez, en Bordabehere al 2900. El chico de 14 años se encontraba con Davidi Horacio Ojeda, de 22 años, que también fue asesinado.

El pasado 20 de octubre, a Gabriel Aguirre lo asesinaron de tres balazos poco después del clásico. Gaby, de 13 años, estaba con cuatro amigos hinchas de Newell’s en la puerta de la escuela Escuela Nº 1027 Luisa Mora de Olguín, en el barrio Ludueña, cuando fueron a tocar y cantar por las calles del barrio. Entonces se toparon con hinchas de Central y dos hombres que circulaban en una moto les dispararon.

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