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El movimiento obrero después del 27
Por Nestor Pitrola - Friday, Nov. 08, 2013 at 4:24 PM

6 noviembre, 2013 | A la burocracia sindical no le fue bien en las elecciones. Los más expuestos, Venegas (1,6% en la provincia de Buenos Aires) y Barrionuevo, que se presentó como diputado en Catamarca, no entraron a pesar del descomunal uso de recursos de los obreros rurales y de los gastronómicos.

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Uno es el referente de las menguadas 62 Organizaciones y el otro de la CGT Azul y Blanca.

Con todo, el sapo más grande fue el de Moyano, que no pudo garantizar el voto camionero y mucho menos de su CGT a De Narváez. La lista del “Colorado”, integrada personalmente por Moyano, perdió con el Frente de Izquierda en 24 de los 28 distritos del conurbano. En la general, quedamos a 40 centésimos. Jorge Mancini, del Ceamse, no pudo revalidar como diputado provincial, mientras el Frente de Izquierda entró con su banca por la tercera sección. Toda la demagogia alrededor de las reivindicaciones obreras del moyanismo opositor al kirchnerismo quedó sepultada en la campaña de mano dura de De Narváez.

La CGT Balcarce consagró un diputado, Oscar Romero, de Smata; y los “gordos”, a Héctor Daer en la lista sábana de Massa. El voto a Massa fue muy importante en el movimiento obrero, pero como canal para derrotar al gobierno, en absoluto por los sindicalistas que integraron su lista. La escuálida cosecha de la vieja burocracia sindical ha mostrado que su desprestigio es punta de lanza en el retroceso de fondo del peronismo en general y entre los trabajadores en particular. El kirchnerismo no construyó una corriente política en el movimiento obrero, y apenas pudo profundizar la atomización de la vieja burocracia mediante el uso inescrupuloso del Ministerio de Trabajo y de los fondos sustraídos a las obras sociales.

A la representación política del michelismo le fue peor. No pasaron las Paso en la provincia, y Dellecarbonara y Altamira duplicaron y quintuplicaron los votos de sus candidatos a senador y diputado, respectivamente, en la Capital. La “construcción” Binner 2015 con la que lanzaron su campaña desde Racing, como izquierda de la centroizquierda, se ha fundido como alternativa política para los luchadores. Los dirigentes del sector estiman que la mitad de los votos de sus “militantes” se fueron con Massa y la otra con el Frente de Izquierda en provincia, donde la dirección se abstuvo de definir a quién votar. Esto fue todavía más grave que quedar afuera de las Paso.

La elección del Frente de Izquierda tiene, probablemente junto a la juventud, su mayor vertiente social de votos en el movimiento obrero, naturalmente también en especial en sus jóvenes (véase el artículo de esta edición). Es el resultado de un proceso profundo, que tuvo un gran capítulo en la lucha por la cárcel de Pedraza y la puesta en la agenda nacional de la cuestión de la tercerización laboral, pero que abarca la iniciativa permanente en todos los procesos de lucha y reorganización de la vanguardia obrera.

En el día después del 27, las diversas alas muestran sus limitaciones. Balcarce se centra en la unificación para “defender el modelo sindical y los fondos de las obras sociales”, lo cual es directamente una autodefensa de casta. La burocracia opositora tendrá que reponerse de los resbalones para retomar alguna iniciativa en torno de reivindicaciones que abandonó por completo desde el gran paro nacional del 20 de noviembre.

Nadie como el Frente de Izquierda colocó las reivindicaciones obreras: salario equivalente a la canasta familiar, 82% móvil, pase a planta de precarios, abolición de ganancias en los salarios, derogación de la ley del unicato sindical, al tope del programa electoral. Por ello la elección prepara las condiciones para colocar al clasismo a la ofensiva en el movimiento obrero.

No hay de parte de la burocracia sindical el menor concepto en torno de enfrentar la salida de ajuste que significa la espiral inflacionaria, la devaluación en marcha y los aumentos de tarifas que debutaron con el subte. Para nosotros, en cambio, ha sido un eje de paciente explicación y clarificación durante toda la campaña. Massa “piensa” en la reunificación de la vieja burocracia, pero debería hacerlo en torno a un pacto social que hasta 2015 sólo podría convocar un debilitado gobierno K.

Ahora, corresponde poner al clasismo con todo, como lo hicimos en torno a ganancias y otras reivindicaciones durante el año, en el rumbo de una campaña por el doble aguinaldo y la reapertura de paritarias, cuando la inflación alcanza un ritmo del 2% mensual y, por lo tanto, más del 30% anual, ante paritarias pasadas muy inferiores, y no hablemos entre los trabajadores estatales. Otro aspecto es el apoyo decidido a todas las luchas contra cierres: Cedinsa, Icona, Curtiembre Becas y otros, derivadas de la desorganización económica reinante.

La Coordinadora Sindical Clasista discutirá el balance electoral como plataforma de lanzamiento de una campaña por el doble aguinaldo y la reapertura de paritarias, impulsando plenarios de delegados con mandato fabril y asambleas de gremios que discutan estos puntos cruciales. Al mismo tiempo, trabajamos en nuevas agrupaciones y listas para continuar el proceso en marcha de recuperación de cuerpos de delegados.

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