Julio López
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Charla de Alfredo M. Bonanno / domingo 1º de diciembre
Por anarquistas - Wednesday, Nov. 13, 2013 at 2:13 PM
anarquia@riseup.net

Los/as invitamos a la charla del compañero Alfredo M. Bonanno partícipe de la lucha anárquica europea desde los 70` a la actualidad. La misma tendrá lugar el domingo 1 de diciembre a las 16hs en el histórico teatro Verdi (Alte. Brown 736)

Charla de Alfredo M....
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Esta actividad es parte de un ciclo de charlas que el compañero estará realizando en Uruguay, Argentina y Chile.

Algunos de los ejes de la charla serán:

• La ciencia y su mito. El sueño del crecimiento cuantitativo y de la posesión. La necesidad de garantizar el futuro. En el fondo se trata de una defensa contra la muerte. Nacimiento de la conservación. Nuevos modelos conservadores y modulaciones nuevas del concepto del poder.

• Límites del concepto de "crisis" del capital. Modelo tradicional de análisis del capital: liberalismo y marxismo. Límites de la dialéctica y del concepto de superación. Qué cosa es la superación? Análisis de las nuevas vueltas del capitalismo a la luz del concepto de superación. De la rigidez a la flexibilidad en la producción.

• Concepto de participación. La pérdida de la cultura. La pérdida de identidad. La separación entre incluidos y excluidos. La formación monolítica y centralizada de la vieja formación capitalista justificaba la existencia de los partidos y los sindicatos (también del modelo organizativo de síntesis del movimiento anarquista).La actual formación social y económica del capital, flexible y disgregada, hace imposible la existencia tradicional de partidos y sindicatos y transforma en fantasma la concepción de síntesis del movimiento anarquista. El nacimiento de los grupos anarquistas de afinidad. La lucha insurreccional como forma más adecuada de respuesta a las transformaciones del dominio capitalista moderno.

• Participación en el dominio significa participación en el control estatal y aceptación del propio rol de excluido. La función social del voluntariado en lo social y en las nuevas estructuras productivas de fabrica. El control del deseo y la construcción de lo que se necesita desear.

• La revuelta insurreccional. El proyecto: límites y posibilidades. La destrucción del trabajo. Las nuevas formas represivas. La destrucción.

• Imposible pasaje entre la formación económica controlada por el capital y la que una vez se pensaba pudiese ser controlada por los trabajadores. No habiendo nada que heredar de la vieja formación capitalista es necesario destruirla comenzando ahora y no esperando la conclusión de una "crisis" resolutiva que no existe y es una ilusión de la dialéctica marxista de la historia. Destrucción y relación entre teoría y acción. ¿Es posible nombrar (decir) la destrucción? Limites de la palabra y lo ilimitado de la acción. Destrucción como desarrollo total de nosotros mismos. Teoría como estar aguardando. Acción como tomar la iniciativa. La revuelta difusa, irrefrenable, generalizable. El futuro nos pertenece.

Viva la Anarquia!

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Sobre Bonanno
Por AAAAA - Wednesday, Nov. 20, 2013 at 4:25 PM

http://metiendoruido.com/2012/09/anarquia-profesional-y-desarme-teorico-una-critica-al-insurrecionalismo-miguel-amoros/

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metiendo ruido
Por miguel amoros - Wednesday, Nov. 20, 2013 at 7:00 PM

Decimos nosotros que la revolución en las sociedades basadas en el antagonismo de clases la hacen las masas oprimidas, no las minorías formales o informales. La organización será el producto de las luchas sociales, no el fruto artificial del voluntarismo activista o de la propaganda. Si los tiempos no están maduros es porque no hay movimientos de masas conscientes. A falta de algo mejor se hace lo que se puede, pero la ausencia de luchas masivas jamás podrá compensarse con el activismo de unos grupos. Una defensa estratégica ha de consistir en organizar el teatro de guerra social con el objetivo de combatir al enemigo de clase. Eso significa liberar espacios para el desarrollo de la conciencia en las masas, o sea, para la emergencia de las luchas autónomas. En un contexto contrario el activismo no sólo sustituye tales luchas sino que se erige en espectáculo radical de las mismas, por lo que más que ayudar al resurgimiento de la protesta revolucionaria, prepara el terreno para su desnaturalización. La increíble confusión de las tesis insurreccionalistas no era de recibo, pero la inconsistencia y superficialidad de los análisis no importaba a Bonanno, poseído por un deseo de acción que sabía trasmitir a los anarquistas decepcionados por la inactividad de las organizaciones tradicionales. Estos se convirtieron en seguidores de sus ideas desafiando toda lógica, puesto que no era precisamente la lógica su atractivo más característico. El insurreccionalismo calaba en determinados medios juveniles no por su lucidez o por su superioridad teórica. Tampoco por la eficacia de sus acciones, a menudo sazonadas con el vinagre de la prisión y de la tragedia personal. Mucho menos por haberse realizado la profecía del Mediterráneo. Las razones de su éxito relativo eran de índole sicológica: a quienes querían acción, les daba acción. La acción tenía algo de descarga emocional. Bonanno se había dado cuenta de que “el anarquismo era una tensión, no una realización” (“La tensión anarquista“

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Otra de Amorós
Por edn - Thursday, Nov. 21, 2013 at 5:21 PM

"La acción adquiría entonces una dimensión existencial. Un anarquista sin acción era como un jardín sin flores, o como un militar sin uniforme. ¿Cómo pararse si se estaba en “conflictividad permanente”? La acción devenía un criterio moral: se era buen o mal anarquista según se actuara o no se actuara. El bonannismo, peculiar versión del “do it yourself” americano en materia revolucionaria, ofrecía todos los encantos de la militancia sectaria sin ninguna de sus servidumbres orgánicas. La ausencia de verdaderos movimientos sociales no era un hándicap sino una condición del insurreccionalismo: el carácter ilegal de la agitación aconsejaba por cuestiones evidentes de seguridad mantener una cierta distancia con el prosaico trabajo de masas. Un extremado individualismo llamado “autonomía”, al que si al caso unos pasajes de Stirner contribuían a reforzar, protegía al anarquista profesional contra las críticas. El insurrecto podía creerse en la pomada cualquiera que fuera la pertinencia o la insensatez de sus actos, pues indiferente a las masas, no rendía cuentas ante nadie. Él era el único juez de sí mismo. Por una ironía de la historia, el viejo Bonanno había sobrevivido a sus contradicciones y carencias gracias al acné".

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Otra de Amorós
Por edn - Thursday, Nov. 21, 2013 at 5:26 PM

"La acción adquiría entonces una dimensión existencial. Un anarquista sin acción era como un jardín sin flores, o como un militar sin uniforme. ¿Cómo pararse si se estaba en “conflictividad permanente”? La acción devenía un criterio moral: se era buen o mal anarquista según se actuara o no se actuara. El bonannismo, peculiar versión del “do it yourself” americano en materia revolucionaria, ofrecía todos los encantos de la militancia sectaria sin ninguna de sus servidumbres orgánicas. La ausencia de verdaderos movimientos sociales no era un hándicap sino una condición del insurreccionalismo: el carácter ilegal de la agitación aconsejaba por cuestiones evidentes de seguridad mantener una cierta distancia con el prosaico trabajo de masas. Un extremado individualismo llamado “autonomía”, al que si al caso unos pasajes de Stirner contribuían a reforzar, protegía al anarquista profesional contra las críticas. El insurrecto podía creerse en la pomada cualquiera que fuera la pertinencia o la insensatez de sus actos, pues indiferente a las masas, no rendía cuentas ante nadie. Él era el único juez de sí mismo. Por una ironía de la historia, el viejo Bonanno había sobrevivido a sus contradicciones y carencias gracias al acné".

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la giogia armata
Por A.M.B. - Saturday, Nov. 23, 2013 at 9:01 AM

¿Por qué diablos estos benditos muchachos disparan a Montanelli en las piernas? ¿No habría sedo mejor haberle disparado en la boca?

Por supuesto que sí. Pero además habría sido más grave. Más vengativo y sombrío. Dejar coja a una bestia como esa puede tener un lado más significativo, más profundo, que va más allá de la venganza, del castigo por la responsabilidad de Montanelli, periodista fascista y siervo de los amos.

Lisiarle significa obligarle a claudicar, hacerle recordar. Por otra parte, es una diversión más agradable que dispararle en la boca, con pedazos de cerebro saliendo a chorros por los ojos.

El compañero que cada mañana se levanta para ir a trabajar, que se pone en camino en la niebla y camina hacia la sofocante atmósfera de la fábrica, o la oficina, para volver a ver las mismas caras: el capataz, el cronometrador, el espía de turno, el estakhanovista-con-siete-niños-que-mantener, siente la necesidad de revolución, de lucha y de choque físico, incluso mortal. Pero además siente que todo eso le debe aportar algo de placer ahora, no después. Y nutre este placer con sus fantasías, mientras camina cabizbajo en la niebla, mientras pasa horas en trenes o tranvías, mientras se ahoga bajo las inútiles prácticas de la oficina o ante los inútiles tornillos que sirven para mantener los inútiles mecanismos del capital juntos.

El placer remunerado, fines de semana libres o vacaciones pagadas por el jefe, es como pagar para hacer el amor. Parece lo mismo, pero hay algo que falla.

Cientos de discursos se apilan en libros, panfletos y periódicos revolucionarios. Es necesario hacer esto, es preciso hacer aquello, hay que ver las cosas así, como dijo éste o como dijo aquél, porque ellos son los verdaderos intérpretes de estos o aquellos del pasado, estos en letras mayúsculas que llenan los sofocantes volúmenes de los clásicos.

También es necesario tener estos a mano. Forma parte de tu liturgia. El no tenerlos podría ser un mal signo, sería sospechoso. De acuerdo que tenerlo a mano puede ser útil, siendo volúmenes pesados siempre se pueden usar para tirárselos a la cara a algún pelmazo. No una nueva, pero no obstante una agradable confirmación de la validez de los textos revolucionarios del pasado (y del presente).

Nunca hay nada sobre el placer en estos tomos. La austeridad del claustro no tiene nada que envidiar de la atmósfera que uno respira en sus páginas. Sus autores, sacerdotes de la revolución de la venganza y el castigo, pasan su tiempo pesando y contabilizando culpas y penas.

Por otra parte, estos vestales en vaqueros han hecho voto de castidad, por tanto lo esperan y lo imponen. Quieren ser recompensados por su sacrificio. Primero abandonaron los cómodos ambientes de su clase de origen, después pusieron su capacidad al servicio de los desheredados, después se han acostumbrado a utilizar un lenguaje que no es el suyo y a soportar sábanas sucias y camas sin hacer. Por tanto, que les escuchen, al menos.

Sueñan con revoluciones ordenadas, principios pulcramente elaborados, anarquía sin turbulencias. Cuando la realidad toma un giro diferente empiezan a gritar “provocación”, vociferando hasta hacerse escuchar por la policía.

Los revolucionarios son gente devota. La revolución no.

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