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Ontología de la seguridad
Por Daniel Papalardo - Sunday, Dec. 01, 2013 at 8:21 AM
danielpapalardo403@hotmail.com

La Seguridad es un componente ideológico de las relaciones sociales capitalistas que se impone culturalmente por su negación mediatica

La cuestión ontológica, esto es, la pregunta por el ser, el problema por la determinación de lo existente, es constitutiva del hombre mismo, y sin duda desde este ámbito de la filosofía, las respuestas han sido en la historia, múltiples y variadas. Sin embargo, la prevalencia de una u otra alternativa sobre la cuestión adquiere relevancia a poco que nos preguntemos por aquello, que hoy forma parte de todo discurso político, como el tema de la seguridad, aunque más precisamente el contenido del relato pasa por su aparente negación, esto es, la inseguridad.

Abordando el problema desde esta perspectiva, hay que introducir, una necesaria aclaración, pues todo aquello que indica la negación de algo, en realidad constituye ese algo, máxime si como en el caso, eso de aquello a que nos referimos es una idea, esto es, algo de lo que no puede predicarse materialidad o corporeidad- En todo caso, cuando hablamos de seguridad-inseguridad, lo palpable o registrable, son acontecimientos sociales objetivos respecto de los cuales se dice, que acrecientan la inseguridad o construyen la posibilidad de seguridad, en este último caso , aludiendo a situaciones ligadas a otro fenómeno, como lo es, la punición y el consecuente castigo.

De esta forma, cuando intentamos encontrar en el mundo de las ideas algo que nos permita aproximarnos a la exterioridad social de lo que llamamos seguridad, en la misma medida nos estamos involucrando en aquello que implica su negación, vale decir, la inseguridad y esto es tan así , que en la actualidad la primera se pronuncia más por exclusión de la segunda que por afirmación. En otras palabras, todo parece indicar que, lo que adquiere entidad por percepción, es la negación, esto es, a la inseguridad, y no la seguridad misma, que se aprecia socialmente como todo aquello distinto a la inseguridad existente.

No se nos escapa que lo dicho, contraría el principio lógico de identidad, en tanto el ser es, y el no ser no es. Sin embargo, la historia social ha dado suficiente cuenta, que el plano del razonamiento lógico en la complejidad de lo humano y los sistemas sociales de convivencia, naufraga por definición, debiendo apelarse a otra lógica que controvierte las premisas de aquella, como lo es la dialéctica, y desde la misma asignar entidad a la negación aparece como lo ontológicamente posible..

En ese ámbito, debe decirse que configura una estrategia de dominación cultural que una clase impone sobre el resto del contexto social, construir un concepto, esto es, una idea, sin que la misma responda en tanto, en alguna estructura objetiva de la que dé cuenta de manera real y material. Aparece así la noción de seguridad , bosquejada desde el plano de una ética social, compartida por todos y sin definición de clase, entendida como un valor en sí mismo y constituida por la premisa básica del rechazo a la violencia y la posibilidad de orden, en tanto ámbito natural para generar el progreso de todos.

Vista y exhibida en esa forma, casi como siguiendo una construcción platónica, la idea “seguridad” pertenece a ese mundo,esto es, en tanto valor absoluto no materializado en la existencia, de la que solo es posible esperar, en el mejor de los casos y por definición , un reflejo en la sociedad concreta. .

Ese discurso ideológico oculta decir, que la manifestación negativa del fenómeno, esto es, su contrario, la inseguridad, no reconoce otro vínculo causal que los epifenómenos que son propio de la lógica de desarrollo del modelo capitalista de producción y de las relaciones sociales que este engendra, de manera tal que pensar la seguridad como valor abstracto y objetivo alcanzable en con orden, paz y progreso social , implica en todos los casos la necesidad de reprimir las manifestaciones negadoras de ese fenómeno, que en lo cotidiano lo controvierten , por vía de la represión punitiva.

Reprimir sería algo así como actuar en lo concreto para que la idea se refleje en lo concreto de ese modo y no como su negación la inseguridad Esto no es otra cosa que dar realidad a lo que no lo tiene, ni lo ha tenido en el desarrollo histórico, en tanto la conflictividad es de la esencia del devenir, que es en sí , lo único sobre lo que puede predicarse el ser. Pensar en una sociedad de orden y paz, es imaginar, la imposibilidad del cambio. Repudiar el conflicto, sin avanzar sobre su génesis y desarrollo, apelando a una noción metafísica, vacía de contenido material, como lo es la seguridad en tanto idea absoluta, no es otra cosa que un artificio cultural, destinado a la justificación del castigo y a la reproducción de las relaciones sociales capitalistas, por vía de la consagracón indirecta de la necesariedad del estado , artífice através de sus agencias específicas, de la violencia legitimada.

En esto, es claro Gunher Jakobs, cuando nos dice que “el derecho tiene la misión de garantizar la identidad de la sociedad. Eso ocurre tomando el hecho punible en su significado, como aporte comunicativo, como expresión de sentido y respondiendo ante él como defraudación de una expectativa normativa - La pena es la declaración de que ello no es así, que, antes bien, la conducta defraudatoria no integra, ni antes ni ahora, aquella configuración social que hay que tener en cuenta….. Cuando la sociedad pena, se rehúsa a concebir un cambio en su configuración, …antes bien , se mantiene firme en su status quo, en contra de la propuesta de cambio. Al igual que una persona rechaza una propuesta que no encaja en su forma de ser, ratificando de ese modo su forma de ser, así también la sociedad rechaza la propuesta de abandonar la expectativa defraudada, ratificando así su identidad…”(Problemas capitales del derecho penal moderno, pag. 34.edit Hamurabi)

La ubicación ontológica de la noción seguridad, en tanto valor social en sí mismo, por sobre las clases sociales , es una falsa construcción de conocimiento, funcional a una visión defensista de la sociedad, desde la que un grupo busca protección o amparo en la estructura del Estado otorgándole y legitimado el uso de la violencia, para que esta se descargue de modo selectivo sobre otro sector social, en el marco de una estrategia de combate, en la que la noción de delito, abandona su estructura puramente jurídica, para transformarse en un elemento funcional justificante de ese proceder represivo.

En ese marco la idea de igualdad ante la ley, emparentada con el principio de legalidad por la que no hay delito , ni pena sin una ley anterior al hecho que así lo defina y un juicio previo que determine su existencia material, deja de jugar un rol contenedor del poder punitivo de las agencias estatales , para pasar a ser funcionales y reproductivos de esta estructura defensiva inscripta en la lógica del combate contra el otro, visualizado como "individuo peligrosos",

La represión de la criminalidad, esto es, el recurso punitivo cada vez más severo, selectivo y estigmatizante, ligado a la tolerancia de la violencia directa por las fuerzas componentes de la agencia estatal represiva , no supera con su incremento el conflicto social que emerge de la producción de conductas u omisiones a las que previamente se les ha señalado entidad delictiva. Atacando a las personas que se ubican en esos conflictos, con la impronta de la urgencia, reputándolos enemigos de la sociedad y no como emergentes de sus relaciones sociales constitutivas, se omite deliberada e ideológicamente un abordaje concreto de la situación y su posibilidad de superación, que en si mismo constituiría la definición de un nuevo marco de convivencia social, sobre bases solidarias y fraternales definidor y realizador de un concepto concreto de seguridad.

Esta perspectiva, nos permite apreciar, como y de que manera, tras un uso del concepto “seguridad” de contenido puramente defensista, concebido como totalidad conglobante y valor en sí mismo, que se impone acríticamente al conjunto de la población , reproduce la desigualdad social, mediante la construcción permanente de bandos en pugna, y el señalamiento del enemigo a vencer, en una lógica de combate que toma cuerpo por vía del encierro e impone como resultado el castigo.

En todas las redacciones y medios de comunicación interesados se distribuyen gratuitamente muestras de perfección de este modelo defensista. La base social de esta prédica falsa y ampulosa la constituye la pequeña burguesía, con consenso de los sectores obreros mejor remunerados, que toma como propios intereses y concepciones que son emergentes de la gran burguesía y los sector concentrados del capital. La base política, encuentra su ámbito en la impotencia y la desesperación, frente a la cual los oportunistas de toda estirpe rinden tributo, perfeccionando el discurso represivo. La base psicológica se halla en el deseo de superar el sentimiento de la propia inconsistencia como sector social y en el recargar todas las expectativas frustradas por la misma lógica reproductiva del sistema, a la responsabilidad de los sectores sociales a los que previamente se los ubicó en los márgenes y se les señala como enemigos, por vía de los más variados estereotipos

El rasgo fundamental de esta construcción ideológica de clase, en torno a la ponderación de la seguridad como valor social, lo constituye ignorar completamente la base material del fenómeno y el ocultamiento de sus manifestaciones, que no son sino, en última instancia, un reflejo de la estructura de relaciones sociales de producción en la que la vida social se desenvuelve.

Con la exaltación del conflicto en particular, se oculta y oscurece , como gravitan en el discurso , las diversas tendencias de clase que subyacen al mismo y por igual razón su papel histórico objetivo La elaboración rutinaria y persistente, de falso conocimiento colectivo, que parte de reputar la seguridad como un valor en sí y por encima de las clases sociales, se desenvuelve en gran medida, en forma deliberada desde las usinas mediáticas de la formación de opinión.

Invocando la defensa de la sociedad se benefician con la protección y la represión los grupos dominantes representativos de una exigua minoría de intereses exclusivos y concentrados En ese artificio , la seguridad no es una noción conceptual que adquiera entidad por sí misma, sino una expresión ideológica de los intereses específicos de clase, que le dan contenido según sea la expresión cultural dominante- Es por vía de la exaltación de su contrario (la inseguridad) que se viabiliza la intensificación de la gestión del aparato punitivo y su consecuencia necesaria, el castigo.

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