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Con sentencia firme para represores
Por Sonia Tessa - Rosario/12 - Friday, Dec. 06, 2013 at 12:01 PM

Los magistrados Mariano Borinsky, Eduardo Righi y Liliana Catucci dieron por probados los homicidios, las privaciones ilegales de la libertad y los tormentos en el circuito de La Calamita-Quinta de Funes- Escuela Magnasco y La Intermedia.

Con sentencia firme ...
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El abogado Juan Daniel Amelong ya tiene sentencia firme.

La Cámara Federal de Casación Penal integrada por Mariano Borinsky, Eduardo Rafael Righi y Liliana Catucci dejó firmes las condenas a prisión perpetua de cumplimiento efectivo en cárcel común de Oscar Guerrieri, Walter Pagano, Juan Daniel Amelong, Jorge Fariña y Eduardo Costanzo, los cinco condenados el 15 de abril de 2010 por el Tribunal Oral Federal número 1 por 17 homicidios agravados y decenas de privaciones ilegales de la libertad y aplicación de tormentos, contra las víctimas del circuito represivo La Calamita-Quinta de Funes-Escuela Magnasco, La Intermedia. Uno de los pedidos de Costanzo era que se considerara atenuante para su condena la colaboración en el esclarecimiento de los hechos, lo que fue rechazado al considerar que su testimonio no constituyó "prueba dirimente". De este modo, se abre la puerta para que vuelva a tramitarse el retiro de la matrícula de abogado a Amelong, ya que la sentencia está firme.

El voto de Borinsky --tomado como base por los otros dos magistrados-- indicó que está probada en la causa la existencia de un "plan sistemático y global con el objetivo de exterminar al enemigo, es decir, a quienes denominaban 'elementos subversivos', que fue ejecutado, entre otros, por el Destacamento de Inteligencia 121, cuyos integrantes Oscar Pascual Guerrieri, Juan Daniel Amelong, Eduardo Rodolfo Costanzo, Jorge Alberto Fariña y Walter Salvador Dionisio Pagano, llevaron a cabo esta tarea, en diferentes lugares físicos y en diferentes tiempos; actuando en los siguientes centros clandestinos de detención, primero en la quinta 'La Calamita', luego en la 'Quinta de Funes', a continuación en la 'Escuela Número 288 Osvaldo Magnasco', posteriormente en la quinta 'La Intermedia' perteneciente a la familia de Amelong y por último en la 'Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu'".

Para Borinsky, "con el traslado a la Quinta de Funes se modifica notablemente el modus operandi del mentado grupo pues se cambia de estrategia en la lucha contra la subversión, se busca 'copar' o 'convertir' al enemigo en vez de aniquilarlo. Allí se aplicaron a las víctimas torturas psicológicas quienes debieron optar entre colaborar con las fuerzas armadas o la muerte y la desaparición propia o la de un ser querido".

Para los jueces de Casación, "en la sentencia quedó plenamente acreditada la responsabilidad que les cupo a los cinco imputados en los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada por mediar violencia y amenazas, tormentos agravados por ser las víctimas perseguidos políticos y homicidio agravado por alevosía, con el concurso premeditado de dos o más personas y para procurar su impunidad".

En cuanto a la matrícula de Amelong, el Colegio de Abogados decidió retirársela en agosto de 2011, y en octubre pasado, la Corte Suprema de Justicia de la provincia decidió restablecerla, en voto dividido.

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Hijos y víctimas
Por Rosario/12 - Friday, Dec. 06, 2013 at 12:04 PM

El mismo día que la Cámara de Casación confirmaba las sentencias a prisión perpetua de Pascual Oscar Guerrieri, Jorge Alberto Fariña, Juan Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Costanzo, ayer los abogados de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y de la agrupación Hijos Rosario, Alvaro Baella y Santiago Bereciartúa, hicieron su alegato en la segunda parte de la causa. Pidieron 20 años de prisión para los mismos imputados, acusados en esta causa por asociación ilícita. Y solicitaron una pena de prisión e inhabilitación perpetua para Juan Cabrera, Ariel Porra, Joaquín Gurrera, Héctor Marino González, Ariel López y Alberto Pelliza, por los delitos de privación ilegítima de la libertad, tormentos y desaparición forzada de personas, una figura en la que se detuvieron especialmente. "Inevitablemente, las vidas de los compañeros que hoy representamos se encuentran atravesadas por esas persecuciones, secuestros, desapariciones y búsquedas", dijo Baella, antes de reseñar las palabras de cada uno de los hijos e hijas de desaparecidos que declararon en la causa. Y reclamó una vez más: "Tenemos el derecho de conocer la verdad de lo que sucedió, saber dónde están los compañeros desaparecidos y encontrar al hermano mellizo de nuestra querellante Sabrina Gullino, así como a cada uno de nuestros hermanos. Como dijo Eduardo Toniolli: 'Ese camino de la verdad y la justicia lo vamos a alcanzar igual, tarde o temprano, hablen o no hablen estos genocidas aquí sentados'".

Los abogados también recordaron la declaración de Ignacio Laluf. "También puedo decir que en mi persona y en mi ser, había mucha incertidumbre, mis tíos trataban de decirme todo lo que pasaba, sobre cuándo iban a llegar, porque yo preguntaba mucho dónde estaban mis padres. Yo habré tenido tres años y recuerdo que tocaban timbre y yo salía corriendo pensando que eran mis padres que venían a buscarme, pero eso nunca pasaba. Eso me provocaba desilusión", expresó el hijo de Carlos Laluf y Marta Benassi, los dos desaparecidos del circuito represivo Quinta de Funes﷓Escuela Magnasco﷓La Intermedia.

Baella también afirmó: "A través de la historia de nuestros seis compañeros Hijos representados, se hace tangible la experiencia de vida de muchos otros hijos e hijas de militantes políticos desaparecidos y desaparecidas, de la extensión y efecto que el terrorismo de estado tuvo a lo largo de estos 37 años y sostiene en el presente que habitamos. Partiendo de la base que se trató de un plan sistemático de reorganización del tejido social que buscó privilegiar las individualidades, queremos reivindicar el carácter inherentemente colectivo de las consecuencias políticas, económicas y sociales que sufrimos como país".

Los abogados desplegaron varias frases de hijos de desaparecidos. Se refirieron también a la definición de Eduardo Toniolli, hijo de Eduardo Toniolli, quien se consideró un "testigo ausencial" de los hechos juzgados. "Vale en este caso una aclaración o una observación que tiene que ver fundamentalmente el por qué estoy hoy acá atestiguando, dando testimonio y por qué no lo hice en la primera parte de este juicio. Al no haber sido testigos presenciales, el peso o la importancia de esos testimonios, no era fundamental, digo que quizás era una mirada equivocada porque vamos construyendo una mirada sobre estos juicios mientras se van haciendo, porque, repito, son excepcionales", dijo el diputado provincial del Movimiento Evita cuando le tocó declarar en la causa.

El alegato de Baella y Bereciartúa duró varias horas, y llegaron a informar en la sala de la confirmación de la sentencia de Guerrieri I. Uno de los puntos fundamentales de la argumentación estuvo relacionado con el pedido de pena por desaparición forzada de personas. "Nos encontrarnos frente a un delito de carácter permanente o de consumación permanente, el cual no cesa hasta que se conozca el verdadero destino de la persona desaparecida o con la aparición con vida de la misma", dijo Baella, quien subrayó: "Un importante argumento del por qué deben tipificarse estas conductas como lo que fueron son las declaraciones de ausencia por desaparición forzada de muchas de las víctimas emanadas de distintos juzgados civiles". Esas declaraciones constituyen, en muchos casos, pruebas en los juicios en curso.

Pero además, Bereciartúa ahondó en un tema particularmente sensible. "El objetivo general de aniquilar a los detenidos, de deshumanizarlos, de despojarlos de su identidad, tuvo diferentes maneras de llevarse a cabo en los centros clandestinos de detención de nuestro país. Una de ellas, extremadamente perversa y aplicada también por los acusados, consistió en obligar a los detenidos a realizar acciones para quienes los tenían cautivos, a 'colaborar con ellos', haciéndoles creer que así vivirían o que eso garantizaba la seguridad de sus familias que estaban libres pero eran rehenes del grupo represivo", dijo el abogado de Hijos sobre la situación que vivían los detenidos-desaparecidos. Y se refirió específicamente a las visitas que realizaba Fernando Dussex, una de las víctimas, a su familia y también a una "visita" intimidatoria de la patota a Fidel Toniolli, el padre de Eduardo, otro de los desaparecidos.

El profesional abundó: "Resulta claro que en el marco de un centro clandestino de detención, donde las relaciones que se establecían eran de completa dominación, y estaban signadas por una total desigualdad, la posibilidad de elegir para quienes eran los sometidos en esas relaciones era nula o casi inexistente y resultaba totalmente determinada por los sujetos dominantes. Elegir, implica tener la libertad de hacerlo. Es evidente que los únicos que podían 'decidir' algo en esos lugares eran quienes están sentados allí e integraban el grupo represivo, que fueron quienes construyeron estos CCD, y que de forma totalmente arbitraria, como personeros de la vida y la muerte de los detenidos﷓desaparecidos, definían quienes vivían y quienes no, elección que se hacía en base a distintas especulaciones realizadas sólo por ellos, sin que existiera la real posibilidad de que por la actitud de un detenido eso le significara vivir".

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