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Reflexiones sobre Diciembre de 2013 en Argentina
Por Fernando Armas - Saturday, Dec. 14, 2013 at 8:14 PM
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Apertura mental y actitud de unidad ante la complejidad de la situación política

ANTE UNA REALIDAD COMPLEJA Y CONTRADICTORIA
APUNTES PARA UNA ORIENTACIÓN POLÍTICA
DESDE EL SOCIALISMO REVOLUCIONARIO

Terminado de elaborar el 14-12-13, Fernando Armas

Este aporte no pretende cerrar ningún debate. Como dice el título, la propia realidad nos exige, antes que nada, ser reflexivos y cautos. Como aclarara en un texto anterior sobre la cuestión del Estado y sus instituciones, al ser un tema en proceso de discusión, es un aporte personal a compartir con quienes sostengo espacios de militancia en común (SR, TSA, SIPRUS).
Al estar procesando una revisión crítica de conceptos programáticos que otrora yo consideraba inamovibles, el lector verá que en algunos pasajes me expreso “como pensando en voz alta”. Por eso también creo especialmente nocivo en este difícil período político esgrimir definiciones absolutas, anatemizantes de otros compañeros de lucha, que bien pueden tener otras miradas de los problemas planteados.

1- LOS SÍNTOMAS DE LA DESCOMPOSICIÓN Y LA BARBARIE CAPITALISTA

A diferencia de los saqueos de mayo de 1989 (hiperinflación bajo Alfonsín) o de 2001/2 (caída de De la Rúa), los acontecimientos de diciembre de 2013 no se dan bajo un contexto de crisis capitalista (entendiendo por tal una interrupción del ciclo económico por la imposibilidad objetiva de reinversión en capital constante la extracción de plusvalía).
El contexto económico global es de deterioro del ciclo económico, con altos niveles de inflación, lo que ha producido una caída del salario real, así como también retracción de los dueños de los medios de producción a invertir, sin que se haya llegado a una situación de crecimiento de la desocupación.
Como resultado residual de alto grado de desarrollo de las fuerzas productivas en la mal llamada “década ganada”, el Gobierno mantiene capacidad para el intervencionismo estatal, tanto en el plano económico como político.
La emisión monetaria (una de las causas de la espiral inflacionaria) se sostiene con reservas (en escala decreciente), lo cual plantea la necesidad de volver al endeudamiento externo.
Tanto el Gobierno como la oposición burguesa diseñaron el mismo perfil de presupuestos (nacionales, provinciales, municipales), que contemplan expectativas a la baja de los salarios y de la capacidad del Estado de brindar adecuadamente servicios públicos.
Más allá del ritmo y de la magnitud, en esto consiste esencialmente el AJUSTE en curso.
Pero en la estructura social básica prevalece y se profundiza la enorme desigualdad social dominado por el perfil productivo sojero, que ha extendido la frontera de ese cultivo, destruyendo economías regionales y locales, expulsando poblaciones que se concentran en los grandes centros urbanos. Al mismo tiempo, en estas grandes ciudades, se achica y se encarece el suelo, producto de los grandes emprendimientos inmobiliarios, por donde se vehiculiza el capital acumulado (tanto del blanco-sojero como del negro-narco).
El fenomenal crecimiento de la marginalidad social va de la mano de la opulencia vecina. Este contraste determina que el “hambre” no se limite a un litro de leche o un kilo de carne: El “hambre” moviliza a apropiarse de lo que está a la mano, en un circuito infinito de pequeños (o grandes) objetivos de corto plazo: un bolso de mujer, un celular, las zapatillas de un pibe. Y si hay una ciudad liberada por un motín policial, desde un plasma hasta la caja registradora de un supermercado.
Este contexto objetivo de deterioro económico (pero no de crisis), agiganta el carácter de barbarie y descomposición de lo que estamos viviendo aún al escribir estas líneas:
a) El “robo en banda” que asoló a Córdoba tiene su asidero en ese hambre, que construye el sujeto social adicto al delito y al oportunismo. El perfil adictivo no se limita a las drogas (legales e ilegales).
b) Que haya habido una “sintonía de onda” entre el amotinamiento policial y el saqueo, es un síntoma más de la supremacía del narco-delito organizado en detrimento de la legalidad institucional, de los partidos políticos, de las organizaciones sociales, de las Iglesias, etc. Peor aún, lo que queda en claro es la penetración que sufren todas esas estructuras.
c) Poco y mal se ha hablado de los muertos de diciembre de 2013. Cuando ya superan la cifra de una decena, la mayoría fueron abatidos por la propia autodefensa de los saqueados, o bien perdieron la vida en circunstancias accidentales propias del operativo de los saqueos (electrocutados, caída de una moto, etc.). A diferencia de los tiempos “normales” (ver informe anual de la CORREPI), los caídos no sufrieron las balas policiales. No colocamos este punto para relativizar o minimizar las muertes (como lo han hecho funcionarios o dirigentes K), sino para ayudar a comprender que la ausencia del aparato represivo por unas horas puso de relieve el caos social que hay en la propia estructura de la sociedad. Por eso es lógico que el pueblo trabajador en general condenara la huelga policial, y pidiera a gritos la presencia de la Gendarmería.
d) Lejos de tener algo de “revolucionario”, este proceso de descomposición social e institucional es funcional a las actuales leyes del mercado ultraconsumista, cortoplacista. Es un resultado secuelar de las derrotas sufridas en las últimas décadas. La lucha de clases está obturada, difuminada, prostituida, por una “multi lucha” de camarillas y sectores, que atraviesan a los trabajadores. Por eso es tan difícil desenvolver una política obrera que pueda terciar entre las pugnas interburguesas.
e) Este diagnóstico primario, básico, que nos indica que la barbarie no es el resultado de un fenómeno meteorológico, ni de la pérdida de “valores morales” abstractamente concebidos, debe reforzarnos en nuestra concepción anticapitalista y socialista revolucionaria. Sólo esta estrategia puede atacar radicalmente al “capitalismo corrupto, narco o delincuente”, justamente porque lo entendemos inseparable de todo el capitalismo. No hay “dinero en negro” sin la posibilidad de blanquear. No hay un atajo intermedio entre este “capitalismo salvaje” y la perspectiva del socialismo. No es posible un capitalismo humanizado.

2- LA DINÁMICA DE LAS PUGNAS INTERBURGUESAS Y LA DEBILIDAD DE LAS REFERENCIAS ANTICAPITALISTAS

Contra lo que afirma en general la Izquierda tradicional (pero también la oposición burguesa) la derrota electoral de octubre tuvo un carácter relativo, y no significa, a nuestro modo de ver “un fin de ciclo” del kirchnerismo (ver nuestro balance de las elecciones).
Bajo la lógica y la fuerza de la penetración en las instituciones del Estado, el narcotráfico (o narcodelito) jugó un papel fundamental en los amotinamientos policiales. No casualmente fue en Córdoba (también en Santa Fe) el epicentro del conflicto, donde el poder formal intentaba poner un límite a la impunidad de la trama corrupta narco policial.
Esta pugna interburguesa es la fundamental en la dinámica de los acontecimientos.
Las demás pugnas (que existen) hay que comprenderlas en relación a aquella.
Así, los roces entre De la Sota o el Gobernador del Chaco y el Gobierno nacional (por ejemplo) fueron atenuándose, potenciándose el papel de intervención y arbitraje de Cristina, Berni y Capitanich. El caso de la provincia de Buenos Aires es emblemático, pero también el de Santa Fe, donde socialistas y peronistas parecían del mismo partido, tirándose flores cordiales.
Desde luego, también irán asomando las disputas entre fracciones orgánicas de la burguesía de acuerdo al reparto de la torta en condiciones del deterioro económico que señalamos más arriba.
En conclusión: la “huelga policial victoriosa” (y fue exactamente así en términos de su resultado corporativo) no se dio en el marco de un ascenso de masas, de lucha generalizada de los trabajadores por aumento de salarios y condiciones de vida. La prueba más contudente de que esto es así es que las diversas fracciones de la burocracia sindical tratan de cabalgar sobre el desenlace del conflicto policial para fundamentar los reclamos de los trabajadores.

3- LA CONTRADICCIÓN ENTRE EL ÉXITO ELECTORAL DE LA IZQUIERDA Y NUESTRA NULA INCIDENCIA EN LOS ÚLTIMOS ACONTECIMIENTOS POLÍTICOS

Las condiciones adversas señaladas más arriba son la causa básica de nuestra impotencia política para intervenir en los convulsionados acontecimientos de la primera quincena de diciembre.
Cuando digo “nuestra”, abarco (sintiéndome incluido) el arco político que se presenta como de lucha por los reclamos de los trabajadores, más allá de las tendencias y matices que puedan existir en dicho arco. Desde la CTA de Pablo Micheli hasta el Nuevo Mas, pasando por el FIT, la Red Antimafia, el MST y el PCR, no hubo capacidad de respuesta, ni mucho menos, capacidad de intervención. Incluso las posturas testimoniales fueron tomándose tiempo después de los acontecimientos, cuando estos ya tenían su desenlace provisorio.
A todos nos tomó de sorpresa Córdoba, y nos costaba acomodarnos al reguero de amotinamientos policiales que recorrió el país.
Negar esta cuestión básica es un grave error, propio de la conformación autoproclamatoria de los principales partidos de izquierda.
Es a partir de este reconocimiento básico que debemos abordar los debates que, aunque ya existían antes, adquieren hoy una vigencia e importancia mayor, si se abordan con respeto, altura y honestidad intelectual.
Pero el primer debate básico, que nos permitimos sostener contra prácticamente todo el arco de la izquierda, es acerca de la situación política en su conjunto: ¡Basta de atribuir a los signos de descomposición social características revolucionarias! ¡Basta de simplificar la realidad deformándola! ¡Basta de atribuir a un proceso reaccionario –motines policiales- atributos “objetivamente revolucionarios”, que facilitarían las luchas de los trabajadores en lo inmediato! (ver declaración del MST) ¡Y basta también de quitar artificialmente margen de maniobra a la burguesía y sus gobiernos, colocando al “estado de sitio” como una alternativa probable en lo inmediato!!! (ver declaración del FIT).
Reconozcamos nuestra impotencia política para poder intervenir ante el reclamo del pueblo trabajador de “¡más policía!” y de “¡viva la Gendarmería!”.

4- UNA VEZ MÁS, SOBRE EL DEBATE ACERCA DE LAS INSTITUCIONES REPRESIVAS DEL ESTADO. RELACIÓN ENTRE LOS PRINCIPIOS ESTRATÉGICOS, LA REALIDAD HISTÓRICA CONCRETA Y LA POSTURA COYUNTURAL POLÍTICA

La autoproclamada izquierda revolucionaria está dividida en dos grandes bloques respecto a este importantísimo debate:
a) Aquellos que sostienen que lo que determina la postura es LA FUNCIÓN REPRESIVA de los organismos de seguridad. Niegan contradicciones de clase al interior de esas instituciones, consideran a todos los uniformados una masa homogéneamente reaccionaria, e interpretan la historia del marxismo (que siempre indicó hacer un trabajo al interior de las fuerzas armadas) como limitado a la tropa (cuando había leva, servicio militar obligatorio). Por lo tanto, según esta concepción, no existe posibilidad alguna de realizar ningún trabajo siquiera progresivo al interior de los uniformados (al menos en la Argentina) porque en todos los casos estamos en presencia de fuerzas profesionalizadas. Obviamente, están en contra de la sindicalización, y plantean, palabras más, palabras menos LA DISOLUCIÓN DE LA POLICÍA.
b) Aquellos que, sin negar la mencionada función esencial, sostienen que existen contradicciones entre opresores y oprimidos al interior de esas instituciones. Plantean también la destrucción de los organismos de seguridad como parte del andamiaje burgués (como también plantean la destrucción del parlamento), pero interpretan que para que esto pase es necesario también un trabajo subversivo en el vientre mismo de esas instituciones, posible justamente por las contradicciones mencionadas más arriba. Parten de la base de considerar a los uniformados como trabajadores, sin negar la función especial que tienen los policías. Por lo tanto, están a favor del derecho a la sindicalización, así como, amplifican, a las más amplias libertades políticas y democráticas de los uniformados, contra el verticalismo y la disciplina que hoy impone la ley.
Yo me he formado en la escuela de la opción b). Y sigo considerando que, desde el punto de vista programático, estratégico, es la postura más correcta. Más aún: la policía de nuestros tiempos no tiene las mismas características de la que describían Lenin y Trotsky a principios del siglo XX, distiguiéndola como fuerza del Ejército de línea. La propia barbarie capitalista ha generado la necesidad de una masificación de la policía, modificando sustancialmente las características del reclutamiento. Lejos de ser en los actuales tiempos sabuesos espías antiobreros (del tipo del emblemático personaje Javert de “Los Miserables” de Victor Hugo), la policía es una salida laboral para miles de hijos de la clase trabajadora.
El carácter de masas de las instituciones por esencia represivas está determinado por la forma según la cual el capitalismo “resuelve” uno de sus signos más evidentes de barbarie: el crecimiento también masivo de la marginalidad y la delincuencia. (ver informe de la CORREPI).
Del mismo modo que hay que colocar las citas de los clásicos en contexto histórico, hay que razonar según los tiempos históricos. En tiempos de Lenin y Trotsky no existían, por ejemplo, servicios de seguridad privada, como los que hoy también ofrecen una miserable salida laboral a miles de hijos de la clase trabajadora. El proceso de sindicalización de ese sector existe más allá de que la izquierda opine. Las tendencias a la sindicalización de la policía también existen más allá de nuestra propia existencia y/o opinión. Existen inclusive contra la legislación vigente que lo impide, a fin de asegurar LA FUNCIÓN de disciplina al poder político que dirige el Estado. Hay múltiples ejemplos en todas las provincias, por lo general, de carácter embrionario.
Depende de otros factores cual es el contenido político de esos procesos de sindicalización.
Obviamente, en tiempos no revolucionarios como los actuales, sería absurdo pedir credencial revolucionaria a los intentos de sindicatos policiales. Es más: aquellos intentos más progresivos, democráticos, que se definían explícitamente contra la represión a los trabajadores y contra la corrupción policial (ADEPOL en Santa Fe) han sido derrotados y disueltos.
Justamente porque es necesario inscribir las posturas programáticas en el contexto político concreto, considerar como correcto el derecho a la sindicalización de la policía no supone, mecánicamente, otorgar apoyo a cualquier huelga o motín policial.
Del mismo modo que la izquierda no logró penetrar en la policía (por condiciones políticas que la exceden), sí logró penetrar a fondo el narcotráfico y las mafias.
Así, las huelgas, movilizaciones y acuartelamientos policiales del la primera quincena de diciembre (como también el alzamiento de la Gendamería de un año largo atrás), tuvieron su lógica esencial y su conducción en la defensa corporativa de la estructura mafiosa, más allá de que lograron también cohesionar a la tropa (que insistimos, no toda es corrupta y mafiosa) detrás del reclamo salarial.
LO ESENCIAL DE LOS LEVANTAMIENTOS POLICIALES DE DICIEMBRE DE 2013 ES SU CONTENIDO POLÍTICO CORRUPTO CORPORATIVO, Y POR LO TANTO, CORRESPONDE RECHAZARLOS Y COMBATIRLOS POLÍTICAMENTE.
En un ejemplo comparativo interesante, recuerdo dos grandes movimientos de estatales que incluyeron a policías en estado de sindicalización: Corrientes y Santa Fe de una década larga atrás.
En estos casos la huelga y movilización policial formaba parte de sendos reclamos de coordinadoras de gremios estatales. Ni siquiera al PTS se le ocurrió en ese momento proponer expulsar a los policías de las plazas de Corrientes y Rosario.
Con la misma lógica (que contempla la condición de trabajadores de la tropa policial sin negar la función represiva esencial de la institución), los representantes de ADEPOL integraron la Lista de oposición contra el burócrata de UPCN Maguid en las elecciones de la Caja del Seguro Mutual de la Provincia de Santa Fe. Esa Lista, impulsada por la CTA antes de su fractura, fue apoyada por el PO, y ni siquiera al PTS se le ocurrió cuestionar la progresividad de esa Lista, ni mucho menos, condicionar el apoyo a que “se excluyera a los policías”.
Finalmente, cuando se establece la argumentación contra la unilateralidad de la FUNCIÓN, explicando que hay instituciones tan reaccionarias y corruptas como la Policía por su función (la Justicia, por ejemplo) y que eso no significa negar el derecho a la sindicalización de los empleados, se nos contesta con la cuestión del manejo de las armas. Creemos que este tipo de argumento no es válido, en tanto supone un fetichismo del instrumento, que hasta cuestionaría el planteamiento revolucionario clásico contenido en uno de los principios básicos para ingresar a la Internacional Comunista de Lenin y Trotsky: exigían que los partidos de los diferentes países hicieran un trabajo al interior de las fuerzas armadas no sólo para sindicalizar, sino para facilitar el acceso de la clase obrera a los arsenales, condición para el éxito revolucionario.

5- DESENVOLVER UNA AGENDA PROPIA DE LOS TRABAJADORES A PARTIR DE NUESTRAS REIVINDICACIONES QUE MARQUE UN CAMINO DE INDEPENDENCIA DE CLASE

Al darle cierre a este texto, se está desarrollando una embrionaria ola de reclamos de aumentos salariales para los trabajadores.
Es totalmente legítimo “usar” (en el mejor sentido) el desenlace del alzamiento policial para fundamentar el pedido, especialmente en los gremios estatales. También es correcto hacerlo para denunciar y desenmascarar a los gobiernos patronales, que sacan plata de donde dicen que no tienen para asegurar la represión policial, pero contestan que “no hay” para salud y educación.
Contra la concepción corporativa de los alzamientos policiales, las movidas que hay que construir deben privilegiar su alianza con la población laboriosa, en torno a un programa de acción que vaya más allá de lo salarial. Desde este ángulo, nos importan más las horas de asambleas populares, manifestaciones conjuntas, etc., que los paros que puedan enfrentar, por ejemplo, a trabajadores de la educación o de la salud con la comunidad.
Hay que forjar la UNIDAD EN SERIO. Esto no supone negar las divergencias ni las diversas miradas de la realidad, sino colocarlas al servicio de la ACCIÓN PARA ORGANIZAR LA LUCHA.
Esto vale para una concepción de “unidad macro”, que incluya incluso a sectores sindicales, religiosos o políticos con quienes ideológicamente tenemos grandes diferencias, como también para la práctica de una “unidad micro” de la izquierda marxista.
Más allá de las diferencias explicitadas, saludamos la salida de una declaración común ante los acontecimientos de diciembre del FIT. Declaración que privilegia la línea de acuerdos entres sus integrantes, y su salida al escenario público desde ese lugar, que las inocultables diferencias que mantienen entre sí, especialmente respecto a la cuestión de la sindicalización de la policía.
Divulgamos pues, a continuación, la mencionada declaración.



Comunicado del Frente de Izquierda ante la crisis social, política y policial
Publicado el 13 de Diciembre del 2013
Los acuartelamientos de las fuerzas de seguridad exigiendo aumentos salariales (y en algunos casos impunidad para personal con medidas disciplinarias y exonerados), los saqueos y su secuela de muertos son un emergente del fin de ciclo kirchnerista, signado por una crisis social y política. Los gobernadores, con el aval del gobierno nacional, han salido presurosos a cerrar el levantamiento policial otorgando aumentos salariales que en muchos casos equivalen al 100%. Esto contrasta con el techo del 18 al 20% que el gobierno y las patronales quieren imponer para las paritarias de los trabajadores, utilizando al salario como "un ancla a la inflación".
Más allá de sus discursos, los gobernadores y el gobierno nacional rápidamente cedieron al pliego de demandas policial, porque necesitan tener una fuerza de choque presta para enfrentar a los trabajadores que salen y saldrán a luchar a luchar contra la licuación de sus salarios por la vía inflacionaria. El Frente de Izquierda ratifica su planteo de desmantelamiento de las fuerzas represivas.

El Frente de Izquierda denuncia también los “acuerdos democráticos” que se han apurado a firmar los partidos del gobierno, la oposición tradicional y el centroizquierda, pretendidamente contra la “extorsión” policial, porque esos acuerdos encubren la responsabilidad del gobierno y de esos partidos en la política de represión a la juventud y al gatillo fácil, y por la complicidad con el delito organizado. Afirmamos, asimismo, que esos “acuerdos democráticos” apuntan a advertir a los trabajadores contra cualquier tentativa obrera de reclamar un salario mínimo de $ 8.500.

Denunciamos el intento de superar la crisis policial mediante el mayor despliegue de la Gendarmería del "Proyecto X". En función de la experiencia de crisis anteriores, advertimos contra la intención de aprovechar estos hechos para reforzar a las Fuerzas Armadas e imponer el nombramiento de Milani, e incluso declarar un Estado de Sitio.

Una de las expresiones más agudas de ésta crisis de fin de ciclo, es el crecimiento de la inflación, que pulveriza el salario de los trabajadores, la mitad de los cuales está en negro y con salarios que no llegan al 50% de la canasta familiar. Ante esta situación, el Frente de Izquierda apoya todas las luchas de los trabajadores en curso y reclama el establecimiento inmediato de un salario mínimo y móvil de 8.000 pesos para todos los trabajadores sin distinción, y del 82% móvil del último salario para todos los jubilados. Plata hay, que no se destine a indemnizar a Repsol ni a pagar la fraudulenta deuda externa. Que vaya para las urgentes necesidades de los trabajadores y el pueblo.

Advertimos contra la ilusión de que esta crisis policial ha transformado a las fuerzas de seguridad en aliada de los trabajadores, o que se ha quebrado su función represiva. Quienes así piensan, serán desmentidos en tiempo récord por los propios acontecimientos. En ésta línea se inscribe la increíble e injusta condena a los trabajadores petroleros de Las Heras con varias penas de perpetua, un golpe para aterrorizar a los que luchan.

El acuerdo sellado en el Congreso ante esta crisis por todos los partidos de representación parlamentaria, con la única excepción del Frente de Izquierda, muestra una "santa alianza" de la clase capitalista y sus representantes políticos contra los aumentos salariales. Su temor es la propagación de la lucha en toda la clase trabajadora por un salario mínimo igual al costo de una canasta familiar y contra el trabajo precario y en negro.

Las burocracias sindicales se han sumado a ese pacto llamándose al mayor de los inmovilismos, y apoyando las divisiones existentes entre las filas obreras y de los explotados.

El Frente de Izquierda llama al movimiento obrero a exigirle a los sindicatos y centrales obreras un inmediato Paro Nacional, con movilización a Plaza de Mayo, en el marco de un plan de lucha por todas sus reivindicaciones y las del resto de la nación explotada y oprimida, contra el fortalecimiento del aparato represivo del Estado y por la inmediata absolución a los trabajadores petroleros de Las Heras.


Frente de Izquierda
y de los Trabajadores

Partido Obrero - PTS - Izquierda Socialista
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