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“El neodesarrollismo frente a sus límites. ¿De la consolidación a su intensificación?”
Por ANRed - Monday, Jan. 20, 2014 at 8:35 PM

Mariano Féliz: “El neodesarrollismo en Argentina frente a sus límites. ¿De la consolidación a su intensificación?” | Para dar inicio a su ponencia, presentada el 30 de noviembre en el taller del EDI, Mariano Féliz hará un detalle pormenorizado de las etapas del proyecto neodesarrollista en la Argentina. Asimismo, planteará que “un proyecto alternativo implica atacar los límites de ese proyecto”. Afirmación que le permite desarrollar distintas propuestas, como la necesidad de direccionar las políticas estatales a favor de la producción para la satisfacción de las necesidades populares y de privilegiar las formas productivas no capitalistas, cooperativas, públicas, autogestivas y asociativas, entre otras.

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“La etapa de consolidación del proyecto neodesarrollista en Argentina enfrenta sus límites”, afirma en el inicio de su ponencia el economista Mariano Féliz. Para sostener esta aseveración, hará un análisis del neodesarrollismo local, del cual distingue tres etapas: “El proyecto hegemónico superó la etapa de constitución-consolidación (2002-2007), atravesó una etapa de estancamiento y crisis (2008-2013) y se encamina –en una transición compleja- hacia su superación dialéctica como intensificación capitalista y acentuación de sus tendencias centrales”.

De la primera destaca que la “política macroeconómica creó condiciones adecuadas para la acumulación acelerada de capital en sus diversas formas. Entre 2002 y 2007 las exportaciones crecieron tanto como el PBI y el empleo lo hizo a una tasa cercana al 5% anual. Sin embargo, sus contradicciones crearon barreras que a la postre se transformaron en límites inminentes para la continuidad del proyecto”.

Así da el puntapié para pensar la segunda etapa: “Liderados por el gran capital regulador de precios, el conjunto de la burguesía utilizó su política de precios como mecanismo para intentar blindar sus ganancias en la nueva etapa, al costo de una tasa de inflación creciente. Las grandes empresas preferían aprovechar su poder de mercado por sobre la reinversión de utilidades como mecanismo para recrear sus condiciones de rentabilidad”. De esta etapa, enfatiza además la presión especulativa sobre las propiedades urbanas y rurales, alimentando la expulsión de las clases populares de los espacios urbanos y la inflación de costos por la vía de los alquileres”. Luego, se refiere a la política fiscal, que “se orientó fundamentalmente a apropiar instrumentos ya existentes como los fondos del sistema de previsión social y la capacidad financiera del Banco Central”.

Por otra parte, Féliz sostiene que “la ‘re-industrialización’ aparente en los primeros años del nuevo siglo queda trunca”. Frente al deterioro en la “competitividad”, asevera que “las distintas fracciones del capital responden acentuando las tendencias a la superexplotación de la fuerza de trabajo, bajo dos modalidades principales. Primero, consolidando un proceso inflacionario que pone un techo a la recuperación salarial (…) En segundo lugar, la contracara es la intensificación del uso de la fuerza de trabajo, aparente en el aumento en la productividad laboral sin cambios sustantivos en las tasas de inversión bruta. La ‘redistribución’ del ingreso se detiene o retrocede”.

Respecto al superávit fiscal, para el economista, “se transforma en un déficit creciente y el gobierno se ve obligado a comenzar a desandar sus propios pasos, buscando ampliar el conjunto de instrumentos a su disposición a través del endeudamiento creciente, primero interno (BCRA y ANSES) y, más recientemente, dando pasos a recuperar acceso a los mercados financieros externos”.

En suma y desde la perspectiva de Féliz, “estos procesos y contradicciones violentan los fundamentos de la construcción social de hegemonía. Por un lado, se debilita la capacidad de crear condiciones para la acumulación de capital sostenida y de tendencia industrializante que permita la reproducción de una base amplia de medianos y pequeños capitales en un proyecto de desarrollo conducido por el gran capital transnacional. Por otro lado, restringe la posibilidad de generar niveles de ocupación suficientes para absorber la fuerza de trabajo disponible y en condiciones de ‘inclusión’ relativa: mientras entre 2002 y 2007 se crearon en promedio 451 mil puestos de trabajo anual, en el último quinquenio ese ritmo se reduce a 128 anuales”.

Así afirma que “el proceso de cambio iniciado a fines de 2011 con la denominada ‘sintonía fina’ y profundizado entre 2012 y 2013 con la estatización parcial de YPF y el acuerdo con Chevron, se acentúa a partir de finales de este último año con los resultados electorales de medio término en la mano. El kirchnerismo acelera el giro para superar los límites del proyecto, sosteniendo la transición a su intensificación”. Expresa que este giro se realiza en base a tres ejes: fortalecimiento del patrón de acumulación centrado en el saqueo de las riquezas naturales; búsqueda de fuentes de moneda internacional que permitan financiar un proyecto de desarrollo dependiente; y consolidación de una suerte de nuevo Pacto Social con las organizaciones empresariales y sindicales más afines a su estrategia.

Frente al interrogante sobre alternativas viables, Féliz asevera que “un proyecto alternativo de radical superación del neodesarrollismo implica atacar los límites de ese proyecto en el corto plazo iniciando una transición que aborde una serie de ejes problemáticos”, de los cuales subraya:

1) poner la producción de valores de uso por sobre la producción de valores de cambio. Así, por ejemplo, plantea direccionar las políticas estatales a favor de la producción para la satisfacción de las necesidades populares

2)avanzar en una estrategia de socialización y desmercantilización de la producción y provisión de los bienes y servicios estratégicos, desde la telefonía, la energía y el transporte a la salud, la seguridad social y la educación, entre otras áreas

3) modificar las normativas legales que protegen al capital extranjero, redefinir la política de subsidios y concesiones y diseñar una estrategia para abandonar los organismos multinacionales

4) llevar adelante una nueva política productiva, con la creación de las condiciones materiales para la producción de valores de uso ligados a las necesidades populares, así como privilegiar las formas productivas no capitalistas, cooperativas, públicas, autogestivas y asociativas

5) alterar la política laboral para crear las condiciones de demanda solvente que puedan acompañar los cambios productivos. Esa política supone una mayor apropiación directa del ingreso por parte del pueblo trabajador, con cambios cualitativos que mejoren las condiciones de trabajo y de vida en un sentido amplio.

6) avanzar en una política de integración del país en la región y en el mundo

“La pregunta clave” –concluye Féliz- “es si los sectores populares seremos capaces de enfrentar la crisis transicional en el proyecto neodesarrollista (2013-2017) con posibilidades de convertirla en una crisis del proyecto e impulsar una alternativa emancipatoria, de base nacional-popular y tendencia anticapitalista, donde la participación popular sea protagonista”.

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Por ANRed - Monday, Jan. 20, 2014 at 8:35 PM

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