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La Plata | Etchecolatz aseguró que mató “terroristas”
Por Martín Soler - Wednesday, Feb. 12, 2014 at 9:17 PM

05.02.2014 | En el reinicio de las audiencias del juicio por el CCD "La Cacha", en La Plata, Etchecolatz aseguró que mató “terroristas” en defensa del “orden, la libertad, la familia y las instituciones”.

La Cacha: provocadora declaración de Etchecolatz

Aseguró que mató “terroristas” en defensa del “orden, la libertad, la familia y las instituciones”.
Fue en el reinicio del juicio que se realiza en La Plata por los crímenes cometidos en ese centro clandestino.

“He matado en lucha, los oponentes mataron a traición. Soy conciente que seré condenado”. Con frases de ese estilo y defendiendo el sistema clandestino de represión estatal, el genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz, fue uno de los acusados por delitos de lesa humanidad que declararon en la segunda jornada de audiencias en el juicio oral por los vejámenes cometidos en el centro clandestino de detención La Cacha, que funcionó en las afueras de la ciudad de La Plata durante la última dictadura cívico-militar. Fue uno de los tramos salientes del comienzo de las indagatorias a los 21 acusados de la mencionada causa y de las muertes de Marcelo Gabriel José Bettini y Luis Eduardo Sixto Bearzi, tras una emboscada policial ocurrida el 9 de noviembre de 1976 en Tolosa.

El ex segundo jefe de la Policía bonaerense está acusado de ser “coautor mediato” de los homicidios de Bearzi y Bettini. El primero fue acribillado por balas policiales. El segundo, antes de ser capturado, ingirió una pastilla de cianuro para evitar ser secuestrado, torturado y seguramente asesinado, por el aparato represivo estatal.

Etchecolatz sostuvo que las órdenes que él cumplió “fueron dentro del marco de la ley” y citó como ejemplos tres decretos presidenciales dictados en 1975 por el gobierno democrático de Isabel Martínez de Perón. “Los decretos 2770, 2771 y 2772 del 6 de octubre de 1975 pusieron a las fuerzas policiales subordinadas a la fuerza militar. Ésas órdenes fueron emanadas por un gobierno constitucional”, ensayó a modo de defensa, antes de reconocer: “He matado en lucha, los oponentes mataron a traición (…) y todos los jueces hacen silencio. Soy conciente que seré condenado”.

En ningún momento de su declaración se mostró arrepentido y dijo que “volvería a pelear para defender a la Patria”.

Otro de los pasajes polémicos de su relato fue cuando sostuvo que “hay muchos terroristas que colaboraban con nosotros y no fueron maltratados”. Así intentó justificar que la muerte de Bettini fue un suicidio y no un homicidio.

“Detrás de mí hay una foto del señor (Jorge Julio) López (quien despareció tras prestar declaración en el juicio oral desarrollado en 2006, que terminó con la condena a perpetua de Etchecolatz) que mintió. Dijo que me vio dar la orden de fusilar a cuatro personas y yo ese día estaba internado por el atentado terrorista en el que estalló una bomba en la Jefatura de Policía”, sostuvo.

Etchecolatz, quien declaró luciendo un prendedor con la frase impresa “Prisionero de guerra”, enmarcó su conducta dentro de una situación bélica. “Esto fue una guerra que no la iniciamos nosotros. Fuimos en defensa de la libertad y la familia”.

También se quejó de la condena a perpetua que recibió su exchofer Hugo Alberto Guallama, y acusó a los jueces de cumplir órdenes políticas que deben terminar con el dictado de sentencias.

“Yo no sé los años de vida que tenga, el talonario se me va acortando, sólo me interesa la defensa de la Patria”, fue el cierre de su declaración ante los jueces del Tribunal Oral Criminal Federal 1 de La Plata.

Civil en el banquillo. El ex ministro de Gobierno bonaerense y abogado, Jaime Smart, fue otro de los acusados en declarar. Mantuvo en todos sus términos las declaraciones indagatorias brindadas ante el juez de Instrucción que figuran en el expediente y sostuvo que por su función política “era responsable de quinientos centros policiales lo que indica que mi presencia en estos tribunales será reiterada”.

Luego expuso su visión sobre la teoría del jurista alemán Claus Roxin que es utilizada en muchos de los juicios orales por delitos de lesa humanidad para edificar las sentencias. Esta teoría fue utilizada para enjuiciar a la cúpula de jerarcas nazis en el famoso juicio de Nüremberg, donde surge claramente que los ejecutores podían apartarse de las órdenes.

La aplicación de esta teoría, que comenzó a ser desarrollada por el jurista alemán en el año 1963, sin duda dio un giro al sistema penal en el mundo, y ha marcado un hito especialmente en los procesos llevados a cabo tras las dictaduras.

También se refirió a las muertes de Bettini y Bearzi al sostener que “es muy respetable lo que hizo Marcelo Bettini con la pastilla de cianuro, fue fiel a sus convicciones” y se preguntó “quién la habrá llenado la cabeza” para sumarse a la organización Montoneros.

Más indagatorias. El policía retirado Eduardo Gargano, mediante teleconferencia desde Ezeiza, se negó a declarar y pidió no asistir más a las audiencias, todo por recomendación de su defensor particular Pablo Hawlena Gianotti.

Por su parte el militar retirado Jorge Héctor Di Pasquale (66), acusado de 21 secuestros y 22 casos de torturas en La Cacha, declaró mediante teleconferencia desde la provincia de Neuquén, dónde también es juzgado por delitos de lesa humanidad. “Es imposible que me imputen hecho ocurrido en La Plata en el año 1977 cuando yo ese año estaba destinado en Neuquén” alegó. En su legajo militar personal se detalla que fue destinado a la capital bonaerense en diciembre de 1977.

El acusado pidió a los jueces que, tras terminar el juicio en la provincia del sur argentino, lo trasladen a La Plata para ampliar su declaración, derecho que tiene todo acusado de hacer uso en cualquier etapa del proceso antes del dictado del veredicto y eventual sentencia.

Rechazos. Al inicio de la audiencia un grupo de defensores oficiales y particulares realizaron una serie de planteos técnicos que fueron rechazados unánimemente por el cuerpo de magistrados a cargo del debate.

También los jueces advirtieron al público que asiste a las audiencias y a los acusados, de realizar gestos provocativos. La resolución se dictó luego de que en la primera de las audiencias el acusados Héctor “El Oso” Acuña realizara con una de sus manos la “V” de la victoria y con la otra gestos obscenos.

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