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Sobre la devaluación, la inflación y la lucha por un salario digno
Por Causa y Efecto - Thursday, Feb. 13, 2014 at 3:23 PM

La gran devaluación que el gobierno nacional tomó como medida en los últimos días es una transferencia directa de recursos desde los sectores populares hacia las grandes empresas transnacionales y nacionales, sobre todo a las vinculadas a las exportaciones. Esta devaluación no hace más que aumentar la desigualdad existente, seguir reduciendo los ingresos de los sectores populares y alentar una inflación que se incrementa de manera alarmante.

Sobre la devaluación...
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El discurso kirchnerista retomó su utopía de constituir una burguesía nacional. Sin embargo, los intereses de los empresarios nacionales coinciden en gran parte con los extranjeros. Al no poder afrontar la competencia de los capitales transnacionales, los empresarios argentinos se refugiaron en los sectores de la economía relacionados con la tradicional división internacional del trabajo y en nichos como el juego de azar, los servicios concesionados y la obra pública, otorgados todos por el Estado nacional. Así, ni los capitales locales ni los foráneos, tienen interés en cambiar la actual matriz de inserción internacional de nuestro país que hoy, y como siempre, fomenta la dependencia externa.

Durante la última década se han entrecruzado en nuestro país líneas contradictorias de continuidad y ruptura con la etapa neoliberal de fines del siglo pasado. Los grandes ganadores y perdedores del modelo K siguen siendo los mismos que los de la etapa anterior.

Por el lado de los ganadores, ubicamos a los capitales transnacionales que han aumentado su dominio de la economía nacional, teniendo una elevada participación en los sectores económicos más dinámicos de la posconvertibilidad: agroindustrias, armaduría automotriz, industrias químicas y de refinación, minería y petróleo, comercio minorista, comercio de productos agropecuarios, bancos y telecomunicaciones. Estas empresas son responsables de la mitad de las exportaciones y, por lo tanto, son quienes traen las divisas al país, confiriéndoles un inmenso poder de veto. El aumento de la extranjerización en las áreas clave de la economía doméstica genera un enorme condicionamiento político, económico y social. Al mismo tiempo, estas empresas transnacionales (Monsanto, Cargill, Barrick Gold, entre otras) son poco generadoras de empleo, mantienen una distribución funcional del ingreso muy regresiva y son grandes demandantes de divisas, ejerciendo así una fuerte presión sobre las cuentas externas. Consecuentemente, la actual escasez de divisas se vincula a la decisión del gobierno nacional de priorizar el pago de la deuda externa por sobre la deuda social y el desarrollo del país. El kirchnerismo reconoció toda la deuda, sin investigar previamente su legitimidad y en gran parte fue contraída durante la última dictadura cívico-militar y bajo la presión de organismos internacionales.

Los perdedores somos nuevamente las clases populares. La persistencia del hambre y la miseria, el desempleo y la precarización laboral; la persecución sindical y los magros salarios; la explotación y la desigualdad; la corrupción y el pago de la deuda ilegítima e ilegal, parecen reafirman el rumbo y las convicciones del gobierno.

Ante este panorama de devaluación y creciente inflación, y ante la inminente discusión paritaria, desde Causa y Efecto creemos indispensable que los reclamos por un salario digno sean protagonizados también por los movimientos sociales para conformar una amplia unidad junto a los trabajadores, en camino a la construcción de una herramienta política que forje una alternativa que sea verdadera expresión de los sectores populares.

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