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Cumbre Por la Paz Quindío
Por Jhon Jairo Salinas/ Cesar Arias Barbosa/ - Sunday, Feb. 16, 2014 at 10:37 PM

Es por ello que los invitamos a construir en colectivo la utopía de convertir a nuestro Quindío en una región de oportunidades, y soñar una verdadera Paz con justicia social.

Cumbre Por la Paz Qu...
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Febrero 14 2014

Nos dirigimos a ustedes, como representantes de la cultura, del periodismo, de la academia, de las artes, de la política, de la economía y como voceros de una sociedad que clama cambios reales en nuestro departamento.

En homenaje y honor a quienes han exaltado el desarrollo de nuestra región, a pesar de las vicisitudes, vemos con dolor cómo se desangra en lo Político, Económico, Social y Cultural, cada día, la tierra que vio nacer la pujanza y templanza de nuestros abuelos.
El departamento “Joven, Rico y Poderoso”, sólo nos queda el eslogan. Los ricos son pocos y de poderoso sólo los que lo usufructúan, bajo la égida del poder anquilosado en una casta política, que lo único que ha hecho es llevarnos al ostracismo y la anarquía. De seguir viviendo de falsas ilusiones, de hacernos creer que vamos por el rumbo del “desarrollo”.

Las escandalosas cifras de desempleo, la violencia social generada en nuestros jóvenes, la crisis de nuestros cafeteros, el aumento de desplazados, la disminución de las remesas del exterior, producto de la crisis económica de Europa y de los Estados Unidos, los altos índices de prostitución, y la pobreza en nuestro campo, los más de setenta proyectos de exploración minera a cielo abierto en el Quindío, el cambio caprichoso del trazado de la doble calzada Calarcá-La Paila hacen que se haga un llamado urgente de reorientar un verdadero modelo de desarrollo en nuestra región, modelo de desarrollo sustentado primero en el ser humano, garantizando sus efectivos derechos económicos, sociales, culturales, ambientales; sin dejar de lado los derechos básicos fundamentales (salud, trabajo digno, vivienda digna, educación).

Es por ello que los invitamos a construir en colectivo la utopía de convertir a nuestro Quindío en una región de oportunidades, y soñar una verdadera Paz con justicia social, basada ésta en la solidaridad que nos han negado en los últimos años, donde nuestros campesinos labren la tierra que por muchos años dejó de ser fuente de alimentos, que en nuestros campos se sienta otra vez el aroma del café, que nuestras palmas le cuchicheen al cielo que cubre el paisaje esmeraldino cafetero, que las danzarinas cascadas de agua que nacen en nuestras montañas no desparezcan por la avaricia de multinacionales, que nuestros cultores le pinten a la alegría de soñar con nuevas alboradas, que la política sea una verdadera ciencia al servicio real de quienes han sido engañados por un bocado de comida.

Con su sabiduría edifiquemos una propuesta, encaminada a superar los males acaecidos en nuestro terruño, fundamentada en cuatro ejes: Desempleo, Corrupción, Ambiente y/o Agricultura y el proceso de Paz, que en estos momentos se adelantan con los diálogos de La Habana, Cuba.

Es hora de recordar a nuestro libertador “¡Lo imposible es lo que nosotros tenemos que hacer, porque de lo posible se encargan los demás todos los días¡”

El mejor homenaje que le podemos hacer a nuestro Departamento en sus cincuenta años es intentar, al menos, construir una alternativa para dejarle un mejor futuro a nuestros niños y jóvenes quindianos.



Es por ello aquí no encontramos personas y organizaciones de las más diversas condiciones ideológicas, religiosas, políticas, sociales, profesionales, étnicas, culturales comunitarias con un solo objetivo: el de contribuir en la búsqueda de una salida política al conflicto social y armado que padecemos los colombianos. No podríamos darle en este momento la razón al Maestro Estanislao Zuleta cuando afirmaba que “La pobreza y la impotencia de la imaginación nunca se manifiesta de una manera tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad.” Hemos hoy de imaginar un país feliz porque está en paz. Ese ejercicio colectivo debe fundarse en las sabias palabras de la filósofa Adela Cortina cuando manifestaba que aquellos pactos en los que están en juego valores esenciales del ser humano deben, en principio, apoyarse en acuerdos mínimos. Ese acuerdo mínimo en el que, estoy seguro, estamos todos de acuerdo debe inclinarse por darle un respaldo irrestricto a una salida política negociada al actual conflicto de los colombianos. El primer paso, indudablemente, es el de darle terminación al conflicto armado que hoy nos desangra. En tal dirección esta cumbre ha de ser categórica. Hay quienes piensan que la negociación que se lleva a cabo en la mayor de las Antillas significaría una derrota para alguno de los contendientes. Creo que no. Decenas de años han demostrado que no es posible la derrota militar de ninguno de los protagonistas armados del conflicto. Pero además, millones de colombianos clamamos por la paz, la justicia social, el progreso, el desarrollo de nuestro hermoso país. Habría la posibilidad de otra controversia. La del significado de justicia social. Considero que son prevenciones injustificadas. Serían muy pocos los colombianos que se opondrían a la realización plena de los derechos humanos para todos los colombianos sin excepción.

En cuanto a la disyuntiva entre justicia y paz vamos los colombianos a tener que hacer ciertos sacrificios. En otros países en los que ha habido procesos de paz exitosos se han adelantado dos proceso paralelos. Uno el de crear una comisión de la verdad que se encargue de investigar aquellos actos contra la humanidad que cualquiera de las partes hubiera podido cometer. Por otro lado, tendremos que perdonar lo imperdonable como decía e hizo Nelson Mandela. Es obvio que la verdad histórica debe, como decía Neruda, brillar más alto que la luna. En esa tarea de la reconciliación y el perdón las distintas congregaciones religiosas van a jugar un papel preponderante.

Es obvio que no puede alcanzarse la paz si se continúa, tozudamente, con el desarrollo del proyecto mineroenergético que se pretende impulsar en la región sin haber consultado con las comunidades.
Es obvio que no puede haber paz si se continúa adelante en el desarrollo del proyecto de la doble calzada Calarcá-La Paila sin tener en cuenta la opinión de los afectados.

Es obvio que no puede haber paz si se impone a la fuerza y de manera irracional los denominados terminales de intercambio que satisfarían solo los intereses de muy pocas personas afectando a centenas de transportadores y usuarios del transporte de pasajeros por carretera.

Es obvio que no puede haber paz si las tierras y bienes incautados al narcotráfico y al delito no se utilizan para desagraviar los derechos conculcados de destechados y de campesinos e indígenas y campesinos sin tierra.
Por lo anterior propongo de forma respetuosa a la audiencia aquí congregada lo siguiente:

1. Realizar una gran oración por la paz en la Plaza de Bolívar de Armenia con la presencia de todas las congregaciones religiosas que así lo estimen pertinente.

2. Adelantar una peregrinación a la Virgen del Jordán.

3. Llevar a cabo en el mes de septiembre del año en curso una ASAMBLEA REGIONAL CONSTITUYENTE POR LA PAZ en la que todos los quindianos podamos aportar nuestros conocimientos, sentimientos, opiniones y experiencias en aras de la paz.

4. Elegir aquí a 50 delegados a la CUMBRE NACIONAL POR LA PAZ a realizarse en Bogotá los días 14, 15 y 16 de marzo de 2014.

5. Convocar una consulta popular, contra los proyectos minero energético s que se van a desarrollar en nuestra región

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