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Conmovió la puesta “Febrero tampoco. Kamarikün antü”
Por Fuente: Adrián Moyano - El Cordillerano - Thursday, Feb. 27, 2014 at 11:40 PM

- PEQUEÑO IMPACTO EN EL CENTRO CÍVICO -

Por espacio de 15 minutos, los toques de kultrün se impusieron al vértigo citadino y los cantos en mapuzungun emocionaron a parte del numeroso público. Se bailó el choike purrun sobre el cemento del espacio más característico de Bariloche.

Los tambores reproducen los toques del kultrun y efectúan la llamada. Las cuatro cantantes y bailarinas que protagonizarán “Febrero tampoco, kamarikun antü” ya están sobre el cemento de la plaza que todavía se llama “Expedicionarios al Desierto”. Al responder la convocatoria sonora, dos purrufe (bailarines) que llevan máscaras irrumpen en el espacio de la intervención. Con sus movimientos, circunscriben el espacio y semejan el choike purrun que no dentro de mucho, comenzará a bailarse en campos rionegrinos, neuquinos y chubutenses. No es poca la gente que observa, las cámaras que disparan o filman. Son ancestrales los sonidos que por espacio de 15 minutos se impondrán sobre los bocinazos céntricos, las motores y el trajín cotidiano. Música y cantos que tienen orígenes hundidos en los pliegues del tiempo, claro... Pero que están vivos aquí y ahora, en el Bariloche del siglo XXI, en sus alrededores y más allá.
“Febrero tampoco, kamarikun antü” fue la segunda intervención “artística y política” que puso en escena en el espacio público un “colectivo intercultural” de reciente conformación, grupo que se compone por una decena de mujeres y hombres de esta ciudad, tanto mapuches como no mapuches. La primera de ellas se llamó “Enero no es enero” y se concretó un mes atrás, como manera de confrontar con la manera occidental de concebir el tiempo y pensar la historia. En la víspera se repitió aquel primer cuadro, en cuyos textos se explica que en estos espacios territoriales, el ciclo de la naturaleza no está en su comienzo sino por la mitad, ya que todo maduró y comienza a secarse. A orillas del Nahuel Huapi y en rigor, en todo el hemisferio sur, la renovación del ciclo natural se produce con el solsticio de invierno, no en coincidencia con el verano.

La intervención de ayer se conformó con cuatro momentos, porque cuatro son los puntos cardinales y cuatro son los “intermediarios” que los mapuches tienen de interlocutores en sus ceremonias: la anciana, el hombre grande, la joven y el hombre joven. Las intérpretes (Anahí Rayen Mariluan, Vanesa Gallardo Llancaqueo, Mara Martínez Villa y Nancy Videla) concibieron vestuarios que proyectan estéticas mapuches pero de ninguna manera pueden confundirse con las vestimentas tradicionales. No era esa la intención... Con sus respectivos kultrunes cantaron el tayül del “buen andar del guanaco”, rescate que hace décadas pudo registrar Aymé Painé. En primer término de cara al este, después al norte y así sucesivamente, hasta completar la conversación con “las cuatro partes de la tierra”. Metodología similar se sigue en los kamaruko, aunque a la puesta del colectivo hay que pensarla como una creación artística a partir de fundamentos de la cultura mapuche, nunca como una representación de la ceremonia en sí misma.

La danza del avestruz

Con ese criterio también se ideó a la figura de los kollones-purrufe. Habitualmente y sobre todo al oeste de la cordillera, el kollon (máscara) es un rol que se desempeña durante las ceremonias y que básicamente, tiene como función cuidar que se respeten las formalidades durante su desarrollo. En esta ocasión, los kollones (Sandro Rivas Pichikura y Valeria Silva) hicieron más bien de bailarines y en verdad, cautivaron a la asistencia con su reconstrucción del choike purrun (danza del avestruz), ritmo que amplificaron en el centro neurálgico de Bariloche Carmen Marpegan y Alicia Golan, al comando de sus respectivos tambores.

Es intención del colectivo intercultural llevar a cabo intervenciones similares una vez por mes. En la primera experiencia, los textos puntualizaron hechos históricos que tuvieron que ver con Leftraru (Lautaro), Pelantraru y Sayweke, porque el proyecto también procura avanzar hacia la construcción de un listado de efemérides mapuches, ante la necesidad de contrarrestar tanta historia del vencedor, tanto monumento ominoso, tantas calles de denominación insultante... Ofensivas no sólo para los mapuches, sino también para los sectores populares que quedaron afuera del país que se construyó a partir de 1880.

A raíz de esas convicciones es que vuelven a sonar las trutruka y los kultrunes en el lugar donde se erige el Centro Cívico. Vuelve a cantarse en mapuzungun (idioma mapuche), vuelve a danzarse y se recrea la cultura originaria de estos espacios territoriales. Con belleza, sencillez y contundencia... Quedó muy ridícula aquella denominación que intenta fosilizar la noción de desierto. A. M.

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