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El fantasma de Tosco sobrevuela las fábricas y las dos CGT
Por Alejandro Bercovich - Saturday, Mar. 01, 2014 at 1:25 PM

Los empresarios ya no ocultan su incomodidad ante un comensal que se coló sin pedir permiso en las mesas paritarias más calientes de la era kirchnerista: los delegados sindicales “alternativos”, algunos orientados por la izquierda y otros –la mayoría– simplemente enfrentados a las direcciones gremiales tradicionales.

El fantasma de Tosco...
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La primera semana de piquetes, tomas de plantas y paros relativamente extendida por todo el país unió en el espanto a los jerarcas de la UIA, a las dos CGT y a algunas empresas de servicios, donde empezaron a estudiar el fenómeno como algo más que casos aislados. La conflictividad laboral crece al calor de una inflación que en febrero superó el 3,7% de enero, según las consultoras que replicaron rápidas de reflejos la metodología del nuevo Indec. El ulular de las alarmas en el castigado complejo automotor opacó el alivio que significó para el establishment el acuerdo entre YPF y Repsol, que devolvió a Axel Kicillof el quilataje político interno que había perdido durante la crisis cambiaria de enero. Un pacto que, de paso, sirvió como experimento de la “deuda buena” con la que el ministro busca blindarse frente a otra corrida en tres meses, cuando se hayan acabado los dólares de los bancos y de la cosecha.

El fantasma de un gremialismo combativo como el que encarnaron en los 60 el lucifuercista cordobés Agustín Tosco y la CGT de los Argentinos sobrevoló el miércoles la cumbre entre la cúpula de la UIA y dirigentes de los sindicatos más numerosos del sector fabril. Lo planteó sin vueltas aunque sin perder la compostura Daniel Funes de Rioja, jefe de la poderosa Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal) y abogado de grandes grupos económicos. “Nosotros queremos discutir con uno, no con diez distintos. La ley dice que la interlocución debe ser con el gremio más representativo, y ahora tenemos muchos planteos de otros movimientos que no responden al sindicato tradicional”, planteó. Asintieron con la cabeza Antonio Caló (UOM), Oscar Romero (Smata) y Jorge Lobais (textiles), defensores a ultranza del modelo sindical que hasta hace un par de años sólo cuestionaba la CTA pero que ahora es torpedeado desde sus propias bases.

Cuando el jefe de los plásticos, Alberto Murúa, ensayó un sondeo para ver “qué número tenían en la cabeza” los dueños de las fábricas, todos se hicieron los distraídos. Los industriales no quieren instalar ningún piso y los jefes sindicales oficialistas no quieren decepcionar. Caló lo cortó con una anécdota de sus años en la línea de producción de Pirelli, donde conoció a Augusto Vandor, antecesor de su padrino Lorenzo Miguel: “Venía Vandor y nos adelantaba que iba a sacar el 30% y después firmaba la mitad. Y por ahí era una buena cifra, pero uno ya había empezado a gastar a cuenta y quedaba patas para arriba”, evocó.

La UOM picó en punta al reclamar una suma fija de 700 pesos en febrero y otro tanto en marzo antes de sentarse a negociar los sueldos de 2014. Esta semana se le sumó Armando Cavalieri, que pidió dos cuotas de $1.000 para los mercantiles en marzo y abril, como puente a la paritaria. Pero mientras los empresarios maniobraban para atenuar esos reclamos, estalló la crisis de las automotrices. No fue sólo Volkswagen, que frenó en seco su producción y seguirá con suspensiones la semana próxima. Peugeot también avisó a sus proveedores el miércoles que ese día sólo trabajaría cuatro horas y ayer sólo haría tareas de mantenimiento. Otras dos en problemas son Fiat –su planta cordobesa produce los mismos modelos que en Brasil y funciona como “amortiguador” de la filial verdeamarela– y General Motors, que estudia suspender el lanzamiento de su modelo nuevo.

En algunas terminales ya vieron caer un 40% los pedidos de las concesionarias, por una mezcla de la recesión brasileña, el encarecimiento de los autos por la devaluación y el nuevo impuesto a los autos caros. Las que ponen el pie en el freno descargan su crisis en las autopartistas, que en muchos casos funcionan como meros apéndices tercerizados de las terminales. Allí estalló el conflicto con las comisiones internas de izquierda y autónomas, que para protestar contra despidos tomaron las plantas de Valeo (la única fabricante de faros del país) y Allevard (también única proveedora, pero de elásticos de suspensión).

Acero y caramelos

Los industriales más previsores empezaron a diseccionar lo que identifican como un adversario nuevo y desconocido. Uno de ellos incluso reconoció haber hojeado La Verdad Obrera, el periódico del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), que dirige las comisiones internas de la multinacional Kraft, las autopartistas Kromberg y Pilkington, la embotelladora porteña de Coca-Cola y Jabón Federal. El fenómeno, en realidad, desborda a los partidos. Por fuera de ellos, hay delegados enfrentados con las conducciones sindicales peronistas en la Ford y la Volkswagen de Pacheco, en la General Motors de Rosario y en la Toyota de Zárate, por citar sólo las más grandes.

En el sindicalismo tradicional, la reacción es muy dispar. La CGT oficialista se niega de plano a discutir el modelo actual de sindicato único y reelección indefinida. Facundo Moyano pateó el tablero con un proyecto de Ley para “democratizar las elecciones internas” y evitar que los delegados alternativos opten por formar sindicatos paralelos. El líder del bloque de diputados que integra, Sergio Massa, se negó a apoyarlo públicamente porque también tiene en sus filas a Héctor Daer, uno de los “Gordos”. También lo criticó la CTA de Hugo Yasky, que lo acusó de operar para “sostener el unicato sindical”. El referente de la Juventud Sindical sí logró un apoyo tímido de su padre, Hugo Moyano, quien tuvo contra las cuerdas a Techint con un piquete de camioneros de tres días que sólo abandonó cuando le dictaron la conciliación obligatoria.

Cuidados y muy demandados

Además del café con los sindicalistas, Funes de Rioja compartió otro con el secretario de Comercio, Augusto Costa, para repasar la marcha de los Precios Ciudados. El ejecutivo pidió comprensión ante los faltantes de algunos productos en las góndolas, por los cuales los supermercadistas culpan a los industriales. “El problema es que con la propaganda que hicieron, los artículos del acuerdo multiplicaron su demanda entre dos y siete veces”, se excusó. Lo mismo le dijo al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en otro encuentro donde también aprovechó para advertirle por la creciente conflictividad en las fábricas.

Cuidados o no, los precios cierran hoy otro mes caliente, donde se sintió con fuerza el impacto de la devaluación. La consultora Elypsis, que replicó la metodología del nuevo IPC del Indec y alimenta sus bases de datos con precios online, publicará en las próximas horas que la inflación de febrero estuvo entre el 4 y el 5%. Carne, electrodomésticos y transporte fueron los rubros que más subieron. Para enero, con el mismo método, Elypsis calculó un 3,9%, casi lo mismo que admitió el Indec.

Otro think tank, pero formado un par de años atrás por parte del equipo de Kicillof, acaba de estimar que durante 2013, el poder adquisitivo de los salarios cayó un 0,4% en promedio. La letra de CIFRA llega a los gremios de la CTA a través de charlas que da los lunes Eduardo Basualdo, hasta junio director de YPF. Antes lo hacía Nicolás Arceo, quien permanece en YPF como director de Finanzas pero se mueve como la mano derecha del ministro en muchas otras áreas además de la energética. Más allá de que los preocupa la inflación, el tándem Kicillof–Arceo se anotó un poroto esta semana en la interna con Miguel Galuccio, al cerrar el acuerdo que puso fin a la disputa por la expropiación de Repsol.

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