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Bolivia: Los campesinos, los pobres urbanos y el desarrollo
Por (reenvio) Bernardo Corro Barrientos / Pukará - Tuesday, Mar. 11, 2014 at 12:21 AM

El campesino y el informal no son en realidad “refractarios o resistentes” automáticamente al progreso y a la generación de beneficios, sino que es el sistema económico del capitalismo atrasado el que les impide obtener mejores ingresos por los bienes que producen.

Cuando se habla sobre el tema de las causas del subdesarrollo de Bolivia algunos economistas e intelectuales piensan en general ya sea en el atraso de la industria, en la escasa inversión interna y externa o, en particular, como Bolivia es tradicionalmente un país extractivista, en los bajos precios de las materias primas en el mercado internacional. Si el desempeño de estos no es bueno, se considera que los ingresos nacionales no serán óptimos lo que repercutirá en el atraso de la economía y en la pobreza.

Además de las anteriores explicaciones, algunos intelectuales han formulado en los últimos diez años, “nuevas” teorías. Una de ellas considera que los culpables del atraso del país serían en realidad los “campesinos indígenas y los microempresarios pobres e informales urbanos”. Estos tendrían una “racionalidad” que los impulsa no al progreso, sino simplemente a reproducir la fuerza de trabajo de la familia. Esta teoría fue desarrollada por Roberto Laserna en su libro La democracia en el ch’enko. (Fundación Milenio, 2004).(1)

Este enfoque considera que existen tres sectores en la economía. El primero estaría constituido por la economía “moderna” o de “base mercantil”, orientado a maximizar las utilidades mediante la venta de bienes y servicios en el mercado. Para aumentar sus ganancias las unidades mercantiles, compuestas por la industria manufacturera, petrolera, la gran minería y los servicios (banca, comercio mayorista), utilizan mano de obra asalariada, tecnologías más sofisticadas y energía eléctrica y de hidrocarburos. En este sector se encuentra cerca del 25% de la población.

El segundo sector lo conformaría la denominada “economía de base familiar”. Esta economía se encontraría ligada al mercado, pero se organizaría en torno a la “organización familiar”, de pequeña producción de bienes y servicios para el mercado. Las unidades productivas pueden utilizar tecnologías modernas, pero su “racionalidad” hace que no busquen el beneficio o la ganancia sino simplemente el ingreso familiar, busca sólo asegurar la reproducción de la familia. Estas pequeñas unidades familiares, sobre todo comerciales, se concentran en las ciudades. Constituyen cerca del 40% de la población.

La tercera economía, finalmente, denominada de “economía natural”, estaría constituida sobre todo por los campesinos indígenas comunitarios y pequeños mineros. Las unidades se organizarían para la producción en formas comunitarias y familiares, con fuertes componentes culturales, alrededor del acceso a la tierra y al agua. Esta economía no busca los beneficios, es decir la ganancia, como los capitalistas modernos, sino simplemente contribuir a la reproducción de la familia. Estas unidades tienen escasa capacidad de innovación productiva.

En esta economía se encuentra cerca del 40% de la población. Estas diferentes economías implican la existencia en el país de diferentes “racionalidades, patrones culturales, sistemas de valores y metas sociales”. Mientras la primera economía tiende a la maximización de las ganancias, las otras no desean la acumulación, sólo les interesa la reproducción de la familia.

Mientras la primera se moderniza mediante la adopción de innovaciones y tecnología modernas, las segundas no están interesadas por el progreso, rechazan el capitalismo y la ganancia, sólo les interesa la reproducción de sus familias comunitarias. Las dos últimas, que englobarían cerca al 80% de la población, ejercerían, por consiguiente, una fuerte resistencia al desarrollo del capitalismo, lo que generaría la pobreza y el atraso económico de Bolivia.

En estos últimos años apareció otra teoría casi similar a la anterior en cuanto a su interpretación del carácter del campesino y del informal urbano. Esta afirma que el campesino boliviano “rechaza el lucro y la ganancia” y que “resiste al capitalismo desde hace 500 años”. Esta teoría fue propuesta por Alvaro García Linera, vicepresidente del Estado plurinacional, en su texto El socialismo comunitario, un aporte de Bolivia al mundo (Análisis, vicepresidencia del Estado Plurinacional, 2010).

AGL, refiriéndose a teorías parecidas a la mencionada antes afirma: “Algunos ‘analistas’ entienden que es más bien por estos grupos sociales, por estas estructuras comunitarias, que el país no (se) desarrolla, aquellos que quieren destruir la vida y los bosques ven a la comunidad como un estorbo, cuando en realidad es una virtud y, de alguna manera, el porvenir.” (p.13)

Para AGL, la dinámica o “la racionalidad” de los campesinos comunitarios sería, la “resistencia” al capitalismo a través del trabajo en común, la propiedad común, el trabajo asociado y el comunitarismo en las decisiones, todo basado en la cultura y valores comunitarios”. Para AGL todo capitalismo sería malo, sobre todo cuando el pequeño productor contrata a trabajadores para incrementar o mejorar su producción. Para Laserna el pequeño productor tendría una“racionalidad comunitaria mala” porque rechaza al capitalismo, para AGL este rechazo sería “una racionalidad buena”. Laserna afirma que las economías “familiar y natural” “deberían ser reconocidas también como una expresión exitosa de resistencia al capitalismo y, en particular, ala disciplina laboral que impone y requiere de los trabajadores.”(p. 89)

Ambos enfoques son en realidad similares, superficiales, conservadores, basados en diagnósticos erróneos sobre la conducta económica del campesino y del informal urbano, así como de la estructura y la dinámica económica del país. Primeramente, ambos enfoques parten de la idea de que las unidades campesinas son “estáticas”, que “rechazan o resisten” al capitalismo y que no tienden a la ganancia y a la acumulación. En segundo lugar, para ambos enfoques no habría contacto dinámico entre la economía campesina e informal y el sector capitalista. En tercer lugar, para ambos, los pequeños productores y trabajadores del campo y de la ciudad no serían el resultado del funcionamiento defectuoso del capitalismo nacionalatrasado.

El campesino y el informal no son en realidad “refractarios o resistentes” automáticamente al progreso y a la generación de beneficios, sino que es el sistema económico del capitalismo atrasado el que les impide obtener mejores ingresos por los bienes que producen. Para alguien que conoce la dinámica campesina o que ha analizado la economía campesina le parecería ridículo pensar que el campesino boliviano y el informal “rechacen” la posibilidad de obtener buenos precios para sus productos. Lo que sucede es que en el país no existen “buenos precios” para los pequeños productores, sean estos campesinos, indígenas, artesanos o microempresarios.

Si el capitalismo les permitiera obtener mejores precios y, además, remuneradores para su esfuerzo, estos los aceptarían, no los rechazarían. Si el capitalismo les permitiera obtener mejores precios, su impulso inmediato sería mejorar sus técnicas productivas e incluso contratar mano de obra para incrementar su producción. De este modo, mejorarían los ingresos tanto del campesino propietario de la tierra como de los campe sinos empleados.

El tipo de capitalismo desde hace muchas décadas en Bolivia, de carácter atrasado, productor de materias primas, sin mercado interno y monopólico, es el que no permite que los pequeños productores urbanos y rurales logren obtener mejores precios y ganancias para sus productos. Si pudieran obtener mejores precios, con sus ganancias podrían adquirir tecnologías modernas, mejorar sus procesos productivos y contratar mano de obra, con el objeto de incrementar su producción. Debido a los escasos ingresos que obtienen tanto las comunidades campesinas, indígenas y tribales, estos tienen, por consiguiente, que continuar dependiendo de la ayuda mutua entre vecinos, del trabajo en comunidad, es decir, del ayni y de la mink’a
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El sistema que engloba a los pequeños productores, denominado por Laserna como “polo moderno” o “economía mercantil orientada al progreso y al desarrollo tecnológico” es, en realidad, el factor fuertemente atrasado y sin dinamismo de la economía boliviana, lo que impide que los sectores pobres puedan obtener mejores ingresos que les permita su desarrollo económico y tecnológico. Tanto el sector extractivo como los otros sectores “modernos” de la economía se caracterizan, en efecto, por su estructura estatal y privada monopólica y oligopólica, con una “racionalidad” caracterizada por el uso de tecnologías y procesos productivos anticuados y de enclave, lo que determina tanto su propio atraso tecnológico, de por lo menos cien años, así como el de los otros sectores productivos.

La dicha “racionalidad” del “sector mercantil atrasado”, tanto “estatal burocrático” como “privado monopólico”, para poder funcionar como “enclave extractivo y exportador de materias primas e importador de bienes manufacturados” requiere la provisión de bienes alimenticios y materias primas a precios reducidos y deprimidos. Este sector requiere contar con una “canasta básica” de costo reducido para practicar salarios bajos con sus trabajadores y emplea dos. Por otra parte, la “racionalidad del Estado burocrático”, asimismo, para poder contar con una “fase social” numerosa de “empleados ineficientes pero leales”, requiere para ellos una “canasta básica” de precios deprimidos, para practicar con ellos igualmente salarios bajos.

Son, por consiguiente, los pequeños productores y trabajadores del campo y de la ciudad, los que pueden proveer de alimentos y bienes de consumo a precios deprimidos para los empleados del capitalismo atrasado y burocrático. Los pequeños campesinos pobres y los informales urbanos constituyen en realidad un “pilar fundamental” del capitalismo atrasado, ya sea éste de tipo de “estatista burocrático” o privado monopólico.

Este pilar fundamental tradicional se encuentra plenamente integrado al dicho sistema “moderno”. Para poder funcionar, el sistema atrasado requiere de productos alimenticios de precios bajos. Estos productos sólo pueden ser producidos por “campesinos comunitarios y artesanos pobres”. Sería mucho mejor aún par el sistema atrasado que los pequeños productores trabajen bajo trabajen bajo formas comunitarias tradicionales, como el “trabajo en común”, la “propiedad de la tierra en común”.

La política económica que se implementa en el país en los últimos años es altamente “inflacionaria”. Esta no contribuye al desarrollo de los pequeños productores urbanos y rurales. La fuerte inflación es generada porque se aplica una política fuertemente desequilibrada, basada en el crecimiento de la inversión pública y el desarrollo de las empresas estatales, pero se frena el desarrollo del sector privado, en particular de los pequeños y medianos productores del campo y de la ciudad.

Los grandes ingresos percibidos por el gobierno por las exportaciones de gas, son invertidos no en el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, sino solo en las grandes empresas públicas. Para disminuir la presión inflacionaria, el gobierno amplía fuertemente las importaciones y el contrabando de bienes alimenticios y de consumo producidos por los campesinos y por los microempresarios. Los mercados se encuentran actualmente inundados por estos productos. La papa, es uno de los productos, entre otros, que se importa cada vez más. De esta manera, la política económica y antiinflacionaria gubernamental contribuye a reducir cada vez más los ingresos de los campesinos y de los informales urbanos.

La racionalidad económica gubernamental del capitalismo atrasado y del capitalismo burocrático no permite que progrese el pequeño productor del campo y de la ciudad, no permite que obtengan mejores ingresos, no permite su progreso

1.- Este enfoque habría sido manejado anteriormente en Bolivia por el sociólogo Fernando Calderón desde los años 90 del siglo pasado. En realidad, la teoría fue originalmente formulada por el economista ruso Alexander Chayanov en los años 20 del siglo pasado. No se sabe si Calderón y Laserna reconocen por escrito esta paternidad

Fueron varios los intentos a nivel de Estado para insertar a los indígenas en el sistema capitalista... Sin éxito. El más notable fiasco fue el del MNR que, a partir de la revolución de 1952 y aprovechando la adhesión y movilización armada campesina, realizó una radical reforma agraria. Ahora, en el gobierno del MAS, a pesar de la retórica socializante, el indígena incursiona en senderos no oficiales de capitalismo salvaje, con distorsiones que algunos atribuyen a la existencia de una supuesta lógica económica indígena.

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