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El primer round del ajuste
Por Economía - La Capital - Tuesday, Mar. 11, 2014 at 10:43 AM

Domingo, 09 de marzo de 2014 | la estabilidad cambiaria de estos días cierra a favor del nuevo equipo económico el primer round de la pulseada política que acompañó el proceso devaluatorio de los últimos cuatro meses. Con la caja de herramientas de la ortodoxia económica, condujo la primera etapa del ajuste exigido por los beneficiarios del modelo de la posconvertibilidad sin caer en el infierno financiero vaticinado y fogoneado por los gurúes del verano.

Con el dólar a ocho pesos, la agroindustria firmó su paritaria y largaron las divisas destinadas a recomponer las reservas del Banco Central y retomar el control del frente externo. A menos en lo inmediato. Tipo de cambio, clima y precios cierran la pulseada económica del cuatrimestre a favor de los empresarios del agro. Lo celebrarán la semana próxima en una de las muestras más importantes del sector, seguramente con un festival de protestas y críticas contra la política económica.

Sobre el final de un verano caliente, el doctor puede festejar el éxito de la operación. El paciente, en cambio, agoniza. Las cifras suministradas por entidades públicas y privadas en el primer trimestre del año describen el paisaje típico del ajuste posdevaluatorio. Alta inflación, suba de tasas y desaceleración y caída de actividad en las principales ramas de producción de bienes y servicios. Derrapes que conviven con señales de recuperación de variables fiscales y externas y con anuncios importantes de inversión. Números que dan cuenta de una crisis que no está atada a la escasez generalizada sino a la pelea de los sectores que cuentan con liquidez por rediseñar a su favor el esquema de distribución de ingresos.

El gobierno retomó el control político del ajuste, los empresarios de rubros exportables valorizaron sus activos y los que operan en el mercado interno se cubrieron de los efectos recesivos con feroces aumentos de precios antes, durante y después de la devaluación. Ahora, van por el segundo round: congelar como mínimo en términos reales el salario de los trabajadores.

En el camino que emprendió el año pasado hacia el mundo edénico de las rentabilidades de 2002, la burguesía de la posconvertibilidad hizo una parada en 2009, el año de la crisis internacional que se caracterizó por la recesión, la presión sobre el empleo y, en definitiva, un ajuste que precedió a la recuperación del Bicentenario. Paradójicamente, ese duro punto de partida fue el que permitió la reconstitución política del oficialismo luego del conflicto con el campo y la derrota de las elecciones legislativas. La percepción de un Estado presente frente a una crisis "importada" fue, probablemente, la causa que convirtió al ajuste en una virtud desde el punto de vista de los trabajadores, que hicieron luego la diferencia en las urnas.

Explícita o implícitamente, esa experiencia guía los pasos del equipo económico que asumió a fines del año pasado. La apuesta es audaz, porque en este caso no hay un Lehman Brothers que asuma el pecado original. Es el mismo gobierno el encargado de emprender, conducir y eventualmente salir del ajuste. El resultado de la estrategia se verá en 2015. Por lo pronto, se hurga en el arcón de los 90 en busca de armas de disciplinamiento, como el presentismo docente y el combate a los piquetes. Iniciativa esta última que suena anacrónica en un contexto social en el que las limitaciones a la libertad de tránsito obedecen menos a la protesta organizada en función de un reclamo puntual que a la apropiación del espacio público y del territorio por parte de sectores privados u organizaciones ligadas a la economía delictiva. O al festival de derechos consumados que los automovilistas, con el amparo de las autoridades, imponen diariamente a los peatones . El orden político va en saga a la dinámica social en estos días. No vaya a ser que algún día los funcionarios que odian la protesta social, terminen extrañando los tiempos en que se podía liberar una calle con la racionalidad política de los viejos piquetes.

No parece ser ese tiempo ahora, donde la presión oficial y privada está puesta en el disciplinamiento del mercado laboral. La ofensiva antisindical en Liliana es la avanzada de esta movida que ya en febrero reactivó las presentaciones de procedimientos de crisis, los despidos hormiga y las suspensiones.

La desproporcionada vocación empresarial por marcar la cancha de las paritarias contrasta con la "prudencia" con la que se lleva la negociación desde el otro lado del mostrador. Los primeros acuerdos del sector público y los pocos acuerdos puente que se cerraron en el sector privado exhiben pautas que no exceden las de otros años. Y se dieron en el marco de una feroz cobertura de precios que no conmueve a las mismas voces que se espantan por la protesta social.

Frente a los casos de escopeta de los gremios que piden la represión de sus representados, hay un conjunto de organizaciones sindicales que, en sentido contrario, busca unir esfuerzos para detener la ofensiva contra los trabajadores. Como primer resultado, el gobierno provincial convocó a la comisión de empleo. Dejó así de balconear una pelea que impacta directamente en la economía provincial y que no se desactivará tan fácil como el IPC. •

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