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Docentes: Hay que cambiar el modelo de financiamiento de la educación
Por Laura Marrone - Thursday, Mar. 20, 2014 at 10:38 AM
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El gobierno nacional alardea que es el que más aportó en nuestra historia a educación. Pero un análisis serio de las estadísticas no le da la razón. Del 6,47% del PBI destinado a educación que denuncia, solo aporta el 1,5% que se destina, centralmente, a las universidades y al Fondo de Incentivo Docente y 0,7% para educación de otros ministerios. Así, Desarrollo Social, Trabajo, léase Alicia Kichner y Tomada, entre otros, gastan casi la mitad de lo que Nación dedica a la educación del sistema formal. El resto lo pagan las provincias. Por la Ley de Financiamiento del 2005, el Gobierno Nacional había quedado comprometido a pasar del 27% de aporte al 40% en el 2010. Estamos en el 2014 y apenas si llega al 30%. El 70% restante lo ponen las provincias. Esto tiene, como consecuencia, desigualdad en el derecho, ya que cada provincia dispone de recursos diferentes, además de hacer esfuerzos diferentes para el financiamiento de la educación . Además, el monto total es insuficiente. Hablar de 6% del PBI como un logro después de 10 años de bonanza es, por lo menos, mezquino. Pensemos que, con De La Rúa, teníamos el 4,9%. O sea que la década ganada solo habría aumentado 1,5%. La meta que fijan los organismos internacionales del propio sistema capitalista mundial es del 8%, y algunos, como Brasil, se proponen llegar al 10% en los próximos años.

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Conflicto Docente
Hay que cambiar el modelo de financiamiento de la educación
El Ministerio de Educación de la Nación no tiene escuelas, pero pretende imponer un tope a los salarios que no paga. Quiere impedirnos luchar apelando a una ley que no nos compete. Efectivamente, la Ley 14478/58 de Conciliación Obligatoria fue hecha para los conflictos donde las partes son los trabajadores, los empleadores privados y un tercero árbitro: el estado, representado por el Ministerio de Trabajo. En el caso de los gremios estatales no hay árbitro posible y la foto de Capitanich, Sileone y Tomada, de la mano, anunciando la conciliación, habla por sí sola.
Con esta medida el gobierno nacional buscó ganar tiempo político dado que el gremio docente, con sus 980.000 integrantes y casi 13 millones de alumnos, aunque no afecta la producción, tiene gran repercusión sobre la vida política del país e incide sobre el resto de las paritarias del país. La decisión de CTERA, UDA, SADOP, AMET y CEA de desconocer la conciliación obligatoria no es porque estén resueltos a enfrentar la política del gobierno hasta ganar. Es producto de la presión que existe desde las escuelas dado que, en caso de haberla acatado, la casi totalidad de las provincias salían al paro igual, muchas de ellas coordinadas por el Encuentro de Sindicatos y seccionales Docentes de 17 provincias que se reunió en febrero en Ciudad de Bs As.. Así, pasadas las primeras 48 hs de paro, se llamaron a silencio dejando una vez más a cada provincia librada a su suerte.
La crisis del sistema de financiamiento de la educación
Decimos que quieren tapar el sol con la mano pues con estas medidas dilatorias no pueden negar que existe una crisis del financiamiento de la educación heredado de la Reforma Educativa neoliberal de los 90 , que este gobierno y sus nuevas leyes no cambiaron. Cada provincia sigue teniendo que sostener el gasto casi total de su sistema educativo. El desastre de este diseño que llevó en décadas pasadas a que muchas provincias durante meses no pagaran salarios, o a que la inversión por alumno fuera tan desigual como una relación 1 a 4 o el salario docente sufriera una desigualdad de 1 a 2 según la provincia, reaparece ahora con la crisis y la inflación ya que los recursos provinciales son desparejos e insuficientes.
El gobierno nacional alardea que es el que más aportó en nuestra historia a educación. Pero un análisis serio de las estadísticas no le da la razón. Del 6,47% del PBI destinado a educación que denuncia, solo aporta el 1,5% que se destina, centralmente, a las universidades y al Fondo de Incentivo Docente y 0,7% para educación de otros ministerios. Así, Desarrollo Social, Trabajo, léase Alicia Kichner y Tomada, entre otros, gastan casi la mitad de lo que Nación dedica a la educación del sistema formal. El resto lo pagan las provincias. Por la Ley de Financiamiento del 2005, el Gobierno Nacional había quedado comprometido a pasar del 27% de aporte al 40% en el 2010. Estamos en el 2014 y apenas si llega al 30%. El 70% restante lo ponen las provincias. Esto tiene, como consecuencia, desigualdad en el derecho, ya que cada provincia dispone de recursos diferentes, además de hacer esfuerzos diferentes para el financiamiento de la educación . Además, el monto total es insuficiente. Hablar de 6% del PBI como un logro después de 10 años de bonanza es, por lo menos, mezquino. Pensemos que, con De La Rúa, teníamos el 4,9%. O sea que la década ganada solo habría aumentado 1,5%. La meta que fijan los organismos internacionales del propio sistema capitalista mundial es del 8%, y algunos, como Brasil, se proponen llegar al 10% en los próximos años.
De todos modos, medir el gasto educativo en % del PBI suele ser discutible pues es una cifra fácilmente manipulable, por ejemplo según la cotización del dólar. Otro modo de leerlo, más transparente, es medir el porcentaje del presupuesto. En la década del 60, UNESCO planteaba que la meta de los países debía ser llegar al 25%. Entonces, nuestro país destinaba ese porcentaje de su presupuesto nacional. Aunque, si consideramos el Gasto Consolidado Nacional o sea, si le sumamos los presupuestos provinciales a los fines de medir el esfuerzo del país, aunque estos prácticamente no tenían escuelas a cargo, la cifra total era del 14%. Actualmente, con un sistema educativo nacional mucho más extendido en su obligatoriedad a lo largo de la vida de las personas, (pasamos de 7 a 13 años), modalidades y masividad, es del 13,8% . Si los mismos fondos se usan para muchos más docentes y escuelas, hay una sola explicación. Esto se hizo en base a una reducción del gasto por alumno, del mantenimiento y construcción de escuelas, del salario docente que en su mayoría han pasado a trabajar dos turnos con la consiguiente pérdida de tiempo para la preparación de clases, corrección de carpetas, formación docente, y explican bastante alguna de las causas del deterioro de nuestra educación.
Hace falta un cambio de 180% en la política de financiamiento de la educación
De lo que se trata no es de esperar a que la docencia y las familias se agoten acosadas por los descuentos de sus salarios por los días de paro o por no tener donde dejar a sus hijos. Lo que se requiere es un cambio de la política de financiamiento de la educación. Tiene que volver a ser, nacional o al menos, nación debería aportar el porcentaje mayor de su gasto. Pasar, en lo inmediato, del 30% actual al 60%, por ejemplo. (aproximadamente un aumento del 2% del PBI). De este modo se podrían pagarse salarios dignos que permitieran reformular la jornada laboral de modo de tener un tercio del tiempo extra-clase: para que la docencia tuviera tiempo de estudiar, preparar sus clases, apoyar a los niños con dificultades, atender a las familias. Gran parte de los países tienen jornadas laborales que contemplan este diseño. Se podría establecer una relación docente alumno de 1 a 20, en lugar de aulas con 38 o 45 alumnos como existe en algunas provincias como Misiones, Tierra del Fuego o Provincia de Bs As. Con estas mejores condiciones de trabajo, seguramente tendríamos una docencia menos exhausta que se enfermaría menos y la Sra Presidente no necesitaría amenazar con imponer el presentismo con que el que su marido envió a trabajar a docentes enfermos durante años en Santa Cruz.
Plata hay
Para aumentar los fondos a educación, se requiere otra política económica. Todo lo planteado por la Presidente en su discurso del 1ro de marzo va en la dirección contraria. Reafirmó el curso hacia las recetas clásicas que buscan descargar el peso de la crisis sobre los trabajadores.
Oficialismo y oposición, en la nación y en las provincias, dicen que no hay plata. Sin embargo, plata hay. Baste recordar que las grandes empresas la ganaron en “pala” según la propia presidente. Señalemos el caso de los bancos donde la especulación financiera no está gravada y por ejemplo en el 2013, el Banco Macro obtuvo 1.776 millones de pesos de ganancias, el Santander 1.864.5 millones o el Galicia y el Francés más de 1.300 millones. Cuando el Ministro de Economía admitió que la inflación de enero fue del 3,7%, no fue para reconocer una proyección de recomposición salarial acorde, sino por exigencia del Club de París para negociar con el FMI dado que la deuda externa de los últimos bonos se pagan de acuerdo al CER, costo de vida. O que la financiación del pago de YPF (5.000 millones de dólares) se hará al cuádruple de la tasa de interés en el mundo, entre otros casos.
Los topes salariales inferiores a la inflación galopante, son la balanza inclinada en beneficio de las grandes empresas y bancos. Nuestra tarea es defender los intereses de los trabajadores, organizar la resistencia, pero también empezar a elaborar un plan económico alternativo, que proponga, por ejemplo, dejar de pagar la fraudulenta deuda externa, aumentar los impuestos a los grandes monopolios y la especulación financiera. Un plan económico que solo un gobierno de trabajadores podría adelante hasta sus últimas consecuencias.
Bs As, 13 de marzo de 2014
Laura Marrone
laura.marrone88@gmail.com
(Publicado en Marcha bajo el título Quieren tapar el sol con las manos)


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