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“Hay que reconfigurar el concepto de intelectuales”. Entrevista con Giulio Soldani
Por Andrés Sarlengo - Contrapuntos - Thursday, Mar. 20, 2014 at 10:19 PM

27 de noviembre de 2013 / Semejante definición es del Lic. en Filosofía Giulio Soldani.

Soldani nació en Italia y ha recorrido muchos países y regiones del mundo pese a su joven edad. Actualmente vive en Neuquén e integra activamente la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua.
En esta entrevista discurrimos sobre el rol de los intelectuales, su Italia natal, la Alemania imperialista, el neoliberalismo, el extractivismo que padece América Latina y la necesidad de resistir y forjar alternativas a lo establecido.

Lejos de la soberbia seguimos insistiendo: o democracia o plutocracia.
Y sí en Neuquén el Fracking y la Chevron todavía permanecen impunes: resulta imprescindible - como señala Soldani- “despertar las inteligentes revolucionarias”. De nosotros depende que la calamidad no cuente con la anuencia de nuestra somnolencia.

• ¿Cómo andas Giulio?
• G.S: Hola, Andrés. Bien, ¿vos?

• Bien… Giulio, antes que nada: ¿qué te llevó a venir a la Argentina y andar recorriendo estas regiones?
• G.S: La verdad es que estaba viviendo en Alemania, porque como muchos filósofos estudiamos alemán ya que es el idioma de los filósofos en Europa. Estaba muy cansado de lo que sucedía en Europa y no le veía mucho futuro a las luchas, así que me dije de conocer Latinoamérica y quería empezar por un país que culturalmente es más cercano a mi cultura de origen, la Argentina está llena de tanos, y pensé hacemos ésta… Me postulé para hacer un doctorado en la UBA.

• Estuviste en Alemania: ¿sigue siendo un país esencialmente imperialista o poderoso?
• G.S: Sí, cada vez más. Con el papel que está jugando ahora Alemania en la Unión Europea se ve muy bien, muy claro, como está hegemonizando ese espacio. Teniendo una de las pocas economías que todavía no está muy afectada por la crisis mundial siguen bajando líneas a países que la están pasando peor, como Grecia, por ejemplo. Así que sí.

• Ya como filósofo y activista, ¿qué rol cumplen los intelectuales en estos tiempos?
• G.S: Para mí hay que reconfigurar el concepto de intelectual, que necesita ser realmente revisionado. Seguramente las voces críticas adentro del cuerpo académico son cada vez menos, entonces son muy pocos los que desde la academia, de la universidad, de la investigación levantan voces en contra del sistema. Hay cada vez más gente que se conforma a lo que se da, a la reforma que se hacen de las universidades, de los sistemas educativos. Un caso en la Argentina es lo que está pasando con la acreditación en la CONEAU, es muy parecido a lo que pasó en Europa con el Plan Bolonia. Es decir, se acreditan las universidades, las facultades y dependen cada vez más de las empresas que financian directamente proyectos de investigación o educativos.
Hay una mercantilización, una empresarialización de las facultades. Las facultades son cada vez más lugares donde se vende y se compra conocimiento y saberes, donde estos saberes se formulan y forman círculos de generación de poderes. Todos sabemos que los que salen de las universidades son los mismos que van a ser gerentes de empresas o trabajadores en ámbitos técnicos que son campos fundamentales.
Hay que volver a generar una distinción que podemos retomar de una entrevista que hizo Foucault con Deleuze en los 70 donde señalaba la diferencia entre intelectual orgánico e intelectual específico. El intelectual orgánico es estilo Gramsci, intelectual del partido, que se sienta, mira lo que pasa, describe la situación y dice lo que estaría bueno o mal hacer. Es un intelectual “moral”, define lo que está bien, lo que está mal, que conviene hacer.
Los intelectuales específicos son los que están adentro de los dispositivos de poder y saber, los que ponen el cuerpo directamente en los conflictos que se generan, o más bien de las tecnologías sociales que permiten a la sociedad seguir adelante.
Foucault toma el caso clásico del psiquiatra, de lo que paso en Italia en el 78 con la reforma en la psiquiatría. Había psiquiatras democráticos o antipsiquiatras, o sea gente que quería revertir el orden y el funcionamiento de la institución psiquiátrica desde adentro, desde su rol de psiquiatra.

• Para vos tampoco los intelectuales responden solamente a su formación académica o su relación con los partidos políticos…
• G.S: La palabra intelectual me suena rara, yo te diría que hay una producción de saberes en este momento. Toda aquella persona que está metida en ámbitos donde se puede producir saberes tiene un rol de intelectual, pero no son intelectuales, tienen un rol, una función. Producen saberes que se puede utilizar para la lucha o para el desarrollo capitalista. De hecho, el capitalismo o todos sus enemigos están en una lucha para autoafirmarse, defenderse y sobrevivir. Siempre se trata que los saberes salen de una lucha.

• En Neuquén hay bastante lucha contra el Fracking y el extractivismo, hay gente que tiene saberes a favor de los sectores populares…
• G.S: Seguramente. Lo que pasó con nuestra experiencia es que muchos de los saberes de los sectores populares nacieron en la lucha. Yo mismo como no sabía de extractivismo, involucrándome empecé con otra gente a investigar, a conocer más la realidad, a ir a lugares, hablar con personas que están metidas en las empresas o que están afectadas, como la comunidad de Mapuches, y empezar a desarrollar saberes desde la lucha y para la lucha. La lucha misma es la mayoría de las veces un campo de creación de saberes contrahegemónicos o contrapoderes.

• Mucho se escribe que con el kirchnerismo se termina el neoliberalismo y llega el neodesarrollismo: ¿es tan así?
• G.S: No es tan así, es un neo desarrollismo liberal, o neoliberal. La estructura del Estado, de las empresas que ni siquiera son estatales, son empresas anónimas a mayoría estatal, son empresas seminacionalizadas que trabajan para hacer ingresar las transnacionales en el territorio, esto se ve muy bien en el caso de los hidrocarburos, el decreto 929, el acuerdo YPF Chevron, a nivel nacional; pero también a nivel provincial en Neuquén con el convenio entre Gas y Petróleo de Neuquén y Wintershall de Alemania.
Es el desarrollo de un neoliberalismo que ve el Estado como un empresario más que pone sus empresas como un puente o puerta para que ingresen las transnacionales.
Para mi es una nueva forma de neoliberalismo con intervención del Estado donde no se privatizan y se entregan completamente las empresas nacionales para evitar un despelote similar al 2001. Más bien se entrega el territorio y cuando hablamos del territorio no nos referimos solo a los recursos mineros o hidrocarburíferos, si no hablamos de vida, del agua, que es la fuente de vida del planeta como el aire, y la vida de la población.

• Vos me contabas una vez que se conoce mucho el Consenso de Washington, el neoliberalismo yanqui, pero en Europa se aplicó uno más fuerte y contundente también…
• G.S: Sí, es el neoliberalismo de la Escuela de Friburgo o el ordo-liberalismo. Hubo intelectuales que durante el nacional socialismo (el nazismo) en el régimen de Hitler se tuvieron que ir, otros se quedaron medios calladitos y armaron una escuela neoliberal, entre ellos Walter Eucken, Whilelm Ropke y Ludwing Ehrard que después fue Jefe de Gobierno de Alemania por diez años. Armaron un neoliberalismo que tenía un corte más social, de manera parecida a lo que está pasando acá trataron que la mayoría de la gente posible tuviese acceso al mercado, al consumo. Era un orden (justamente la palabra ordo-liberalismo) liberal en que se repartía más o menos la riqueza de manera mínima para que la gente pudiera contribuir al desarrollo del mercado. En parte lo que se está haciendo en Argentina hoy día, con cierta forma de consumo. El problema desde mi punto de vista es que se apunta más a consumos que no son básicos sino más bien consumos que favorecen al desarrollo del mercado y las empresas.

• Continuando con el tema intelectuales: ¿qué filósofos, pensadores o sociólogos crees que un militante o activista no puede dejar de repasar o conocer para fortalecer su lucha?
• G.S: Hay muchos. Yo prefiero los que tienen un pensamiento estratégico o táctico. Hay algunos textos de Michel Foucault que son muy cortitos, los que están en Microfísica del Poder, que ayudan mucho para repensar el poder, la estructura de poderes, el hecho de que el poder no es algo que solo tiene una ida, sino una ida y vuelta, hay relaciones de poder que se construyen por todos lados, que a veces los oprimidos también tienen formas de poderes, de respuesta a los opresores. Foucault como un hereje del pensamiento revolucionario critico, y con ese texto nos ayuda mucho. Lo mismo con Qué hace la crítica donde nos indica cual es el camino para poner en cuestión las cosas que regulan nuestra vida, la forma de gobernamentalidad que deciden aspectos de nuestra vida muchas veces sin que nos demos cuenta de eso. Nos conformamos con cosas, la pensamos como normales, y por eso la crítica de la normalidad es una cuestión importante que plantea Foucault.
Pero hay otros intelectuales. Uno es Carl Schmitt, intelectual de derecha, sin embargo tiene una producción muy crítica con el liberalismo, el neoliberalismo. Tiene un librito muy lindo que se llama Teoría del Guerrillero y reconstruye un poco cuáles son las relaciones entre la forma de resistencia al liberalismo y la vinculación con la tierra. Un tema muy importante en Latinoamérica donde el extractivismo está siendo el paradigma económico de todos los países, incluidos los que se declaran más progresistas o más ligados a la tierra, como Bolivia donde acabo de estar, estuve 15 días por el mes del agua, el Octubre Azul, me invitó la fundación Solom, y en el día boliviano de defensa del agua el presidente Evo Morales sale a decir que Bolivia va a empezar a hacer centrales nucleares que como sabemos son fuente de contaminación y a la vez consume mucha agua.
La relación con la tierra es muy importante, es clave, que Carl Schmitt mira de cierta manera y que en América Latina tenemos otro paradigma más antiguo, más fuerte, que es el paradigma de los pueblos originarios y del buen vivir.
Estos dos autores nos permiten una mirada crítica de la situación

• Boaventura de Sousa Santos afirma que todas las investigaciones relacionadas con los sectores populares van desapareciendo, habla de un epistemicidio, la muerte del conocimiento y los estudios sobre el Tercer Mundo… ¿qué opinas?
• G.S: Hay toda una corriente de investigación que se llama Estudios Coloniales o Post coloniales que viene de los Estados Unidos que ofrecen buenas reflexiones…pero como te decía para mí está faltando la sistematización de saberes que surjan de la lucha, el intelectual específico que cumpla ese rol, que no es el rol de ir a investigar como alguien hace una lucha sino él desde la lucha misma se sale un segundo, hace un salto hacia allá, y empieza a escribir lo que le pasó o lo que él mismo con sus compañeros quiso activar. Ese es un papel muy importante, es la diferencia entre la militancia y el activista. El activismo es la dimensión en la que uno mismo puede ser activista de casi todos los aspectos de la vida. Una postura crítica con respecto a los medios, por ejemplo, cuando se habla de medios alternativos no solo referirse a alternativos, sino de medio activismo, activismo mediático. Yo mismo puedo autogestionarme el hecho de comunicar lo que quiero que se comunique, lo que salga de mi lucha. Esa es la idea.

• La diferencia entre el militante y el activista…
• G.S: Exactamente. El activista tiene un papel en la lucha no desde lo ideológico propiamente, sino táctico. Está pasando algo que nos “jode” mucho queremos armar una estrategia para que esta cosa pare. Los activistas son los estrategas críticos de la realidad. Hacen un análisis de la realidad del presente que están viviendo y desde ese punto de vista arman una estrategia.

• Estuviste en Italia hace pocas semanas visitando familiares: ¿Cómo encontraste la patria que les legó Berlusconi?
• G.S: Mirando atrás, como 20 años de Berlusconi del 94 hasta el 2012-3, han cambiado radicalmente a Italia. Seguramente se apagaron muchas luchas, mucho ánimo crítico; pero también la mala gestión, la represión, la xenofobia, la entrega territorial… despertaron la conciencia de mucha gente. Hoy día ese país está en crisis, sigue teniendo mucha represión policial, mucho control, se gasta mucha plata en escuchar la gente, lo que dice en el teléfono, con las escuchas telefónicas, se encierra los inmigrantes dentro de centros de detención, no tienen derechos, el mismo parlamento los declaró fuera del derecho, es un Estado de Excepción, se siguen entregando territorios para hacer obras de infraestructuras parecido a lo que es el IRSA en América Latina.
Sin embargo se están despertando muchas conciencias, hay muchas luchas de diferentes niveles de conflictividad llevadas adelante.
Lo que hay que remarcar es que la represión sigue siendo muy fuerte, hay muchos compañeros presos, la actividad de los jueces y la policía es persecuta constante.
Es un país que realmente se está despertando.

• Esperemos que así sea, en Europa y América Latina…
• G.S: Yo creo que se están despertando muchas cosas en Latinoamérica, sobre todo lo que se está viendo es que detrás de los gobiernos que tienen una fachada progresista y que le dieron una importancia a lo social… nos estamos dando cuenta que ese aporte económico sale de una economía extractivista. Este es el común denominador de todos los países de América Latina, Brasil, Chile, Bolivia, Perú, Argentina, el mismo Paraguay con la soja.
Hoy tenemos que empezar a despertar inteligencias revolucionarias en el marco del problema del extractivismo que trae muchas consecuencias. Acá en Neuquén está la trata de personas que tiene que ver con el desarrollo petrolero, la economía ligada al Fracking que según los gobernantes va a ser el negoción del siglo. También aparece la ludopatía, hay patologías sociales, efectos sociales nefastos del extractivismo.
Otro caso es Bolivia donde muchas comunidades de pueblos originarios se ven afectadas por la minería, que si bien es un trabajo tradicional de Bolivia, y no es la megaminería a cielo abierto, sin embargo quita el agua a la población. Las mujeres de esas comunidades pelean por el agua mientras sus maridos están trabajando en la mina. Hay un enfrentamiento de género que produce el extractivismo, no sólo la mirada ambiental sino social.

• Giulio Soldani, activista, filósofo…gracias por tu tiempo y seguimos en contacto.
• G.S: Gracias a ustedes. Y quería destacar además que hablo como activista de la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua (APCA), que ha sido una de las primeras asambleas de Latinoamérica en enfrentarse con el problema del Fracking. Y no vamos a dejar esta lucha hasta que esto no se pare.

Larga lucha nos espera, entonces…

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