Julio López
está desaparecido
hace 6429 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Dos en moto
Por Daniel Papalardo - Friday, Mar. 21, 2014 at 10:31 PM
danielpapalardo403@hotmail.com

La indicación de los jovenes en motocicleta como factor favorecedor del crimen que realizaron los fiscales del Ministerio de Acusación Santa Fe, resulta creadora de un nuevo estereotipo y la profundización del control social represivo

Roberto Fontanarrosa, inmortalizó una descripción social de los sectores medios acomodados, en la que dejó entrever su rechazo, en un cuento al que tituló, DOS EN UNA MOTO. Ha querido la realidad, venir a destruir esa construcción literaria, abordando la escena (dos en moto) pero depositándola peyorativamente en otro grupo social, insuflando la estigmatización.

Hoy dice el periódico, que los fiscales miembros del flamante Ministerio Público de la Acusación de la provincia de Santa Fe, advierten sobre la necesidad de tomar medidas que contemplen restricciones; incluso la de prohibir la circulación de motocicletas con dos ocupantes.
Los miembros de la Unidad Fiscal Especial de Homicidios alegan que medidas de ese tipo obtuvieron resultados rápidos en otras ciudades donde se aplicaron y presumen que, si bien no terminarían con la creciente problemática de la violencia y los crímenes que trae aparejada, al menos permitiría poner corte a una modalidad creciente.
También dicen los medios que desde un salón del congreso nacional se hizo público un documento que gestó el Acuerdo para la Seguridad Democrática (ASD) que se titula “Para más seguridad, más democracia” en el que se denuncia una campaña basada en mentiras y distorsiones informativas que intenta generar miedo para consolidar proyectos políticos de corte antidemocrático, añadiendo que “Estamos en un contexto enrarecido donde “la sociedad civil reclama que generemos un espacio para un debate adecuado y serio”
Es en ese contexto en el que me permito recordar que los operadores públicos de la política criminal no son individuos que emiten opiniones como cualquier ciudadano, sino órganos del Estado, puestos en el desarrollo de una funcionalidad constitutiva de consenso para esas políticas, que en el caso, por las derivaciones que tienen los dichos de los Sres. Fiscales, solo apunta a la construcción de un nuevo y más perfeccionado estereotipo, en tanto significa una percepción exagerada, que se tiene sobre personas que comparten el factor común de utilizar una motocicleta buscando naturalizar una actitud social represiva y estigmatizante sobre los mismos
En los enunciados apresurados de los integrantes del órgano acusador, toma cuerpo una forma errónea o inferior de pensamiento, en tanto esas conjeturas surgen de una visión ideológica que no coincide con la realidad.
Toda vez que representa un silogismo construido de manera deficiente con afectación de la lógica, en tanto que si la premisa mayor es que toda persona que aborde una motocicleta con un acompañante es peligrosa, luego cada una de esas motocicletas implica el comienzo de ejecución de un delito. Piénsese, por el absurdo, que gran parte de los delitos culposos o negligentes se producen por personas conduciendo vehículos. Luego, según los fiscales, para evitar las lesiones y homicidios culposos habría que suprimir los automóviles.
El discurso fiscal obedece a una motivación defensista que tiene como carácter distintivo la sobregeneralización desde una estructura de pensamiento rígido con matrices etnocentristas que oculta la sobrevaloración del propio grupo y rechazo u hostilidad hacia el otro ya que no escapa a nadie que los usuarios de motocicletas responden a un determinado sector social y en gran mayoría a una determinada franca etaria, de forma tal que siguiendo esta idea, nuevamente, si sos joven y de bajos recursos, probablemente seas peligroso. Pienso solo a título ejemplificativo, en dos obreros jóvenes que salen de su fábrica, con casco y en moto, luego imagino una mujer con su hijo en una esquina esperando un colectivo… Si fuera un fiscal, diría que hay alta probabilidad de que la mujer sea atacada por los seguramente delincuentes que tripulan la motocicleta

Este ejemplo, no hace otra cosa que poner en blanco sobre negro, lo intencional de la difusión de estos pensamientos, y la posible captación legislativa de estas iniciativas. Se dice por ahí que la existencia determina la conciencia. Puede que de tanto enfrentar la realidad, los fiscales hayan tenido que apelar a la lógica del enemigo y concluir necesariamente que toda moto es la caballería del delito, dentro de esta estructura de guerra contra todo lo diferente que se advierte en el discurso de la criminología mediática dominante.
Lo otro, -me refiere al llamado desde el parlamento- se presenta en las antípodas, algo así como una negación de lo narrado, aunque , si se tiene presente que se pronuncia en el marco de la defensa de un proyecto de código penal, habrá que advertir que se refiere a otra modalidad de control social, bien que nutrida al menos de rasgos de racionalidad, superadores del canibalismo político emergente de la pretensión de construcción de un estereotipo que subyace en la pretensión de los nóveles fiscales.
Una cosa sin embargo, parece clara, no es posible diseñar una política criminal razonable y enmarcada en un contexto democrático como el que todos los argentinos sostienen periódicamente con su voto y del que estamos próximos a cumplir un nuevo aniversario, si tenemos al otro por enemigo. No debemos olvidar que la producción de motos creció exponencialmente en nuestro país sobre la base de nuevas prácticas y nuevas necesidades sociales de transporte, que no pueden ser abortadas por una simple legislación prohibitiva. Habrá que recordar simplemente a modo de ejemplo, las vicisitudes del transporte público, y los requerimientos de desplazamientos de un punto a otro de la ciudad para advertir que suprimir y reprimir son expresiones que solo en última instancia social, deberían adquirir posible y limitada legitimación.
Sin embargo y siempre en busca de un mensaje esperanzador, parece posible tomar el discurso constructor de estereotipo, por la positiva, para ubicarlo como punto de inicio de un debate serio sobre la cuestión criminal, con participación de todos, en el marco de una sociedad democrática, con base en la idea central de que el otro, a pie o en moto, no es otro que yo, y no alguien de quien debo defenderme.

agrega un comentario