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Contraproductividad específica
Por (reenvio) Ivan Illich - Wednesday, Mar. 26, 2014 at 6:42 PM

La yatrogénesis sólo podrá controlarse si se le entiende como sólo uno de los aspectos del imperio destructivo de la industria sobre la sociedad, como sólo una instancia de esa paradójica contraproductividad que actualmente aflora en todos los sectores industriales de importancia.

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Al igual que la aceleración consumidora de tiempo, la educación estupidizante, la defensa militar autodestructiva, la información desorientadora o los proyectos habitacionales desestabilizadores, la medicina patógena es el resultado de una sobreproducción industrial que paraliza la acción autónoma.

Con el fin de enfocar esta contraproductividad específica de la industria contemporánea, hay que distinguir claramente la sobreproducción frustrante de otras dos categorías de cargas económicas con las que suele confundírsele, a saber: la utilidad marginal decreciente y la externalidad negativa. Sin esta distinción de la frustración específica que constituye la contraproductividad, de los precios crecientes y de los opresivos costos sociales, la evaluación social de cualquier empresa técnica, ya sea la medicina, el transporte, los medios de comunicación o la educación, seguirá limitada a ser una contaduría de costo-eficiencia sin aproximarse siquiera a una crítica radical de la eficacia instrumental de estos sectores diversos.

Disutilidades marginales

Los costos directos reflejan cargos por renta, pagos de mano de obra, materiales, y otras consideraciones. El costo de la producción de un kilómetro-pasajero incluye los pagos realizados para construir y operar el vehículo y el camino, así como la ganancia redituada a quienes han obtenido control sobre el trasporte: el interés cobrado por los capitalistas dueños de los instrumentos de producción, y los emolumentos reclamados por los burócratas que monopolizan el stock de conocimiento aplicado en el proceso. El precio es la suma de estas rentas diversas, sin importar si es pagado por el consumidor de su propio bolsillo o por una agencia social sostenida por los impuestos.

Externalidad negativa es el nombre de los costos sociales no incluidos en el precio monetario; es la designación común de las cargas, privaciones, molestias y perjuicios que impongo a los demás por cada kilómetro-pasajero que viajo. La mugre, el ruido y la fealdad que mi auto añade a la ciudad; los daños causados por los choques y la polución; la degradación del ambiente total a causa del oxígeno que quemo y los venenos que esparzo; el costo creciente del departamento de polícia; y también la discriminación contra los pobres relacionada con el tráfico: todas son externalidades negativas que se asocian a cada kilómetro-pasajero. Algunas pueden internalizarse con facilidad en el precio de compra, como por ejemplo los daños que causan los choques y que paga el seguro.

Otras externalidades que no se muestran en el precio de mercado podrían ser internalizadas en la misma forma: el costo de tratar el cáncer, causado por los gases del escape, podría añadirse a cada litro de combustible, para gastarse en la detección y cirugía del cáncer o en su prevención a través de aparatos anticontaminantes y máscaras antigases. Pero la mayor parte de las externalidades no pueden cuantificarse ni internalizarse: si se aumenta el precio de la gasolina para reducir el agotamiento de las reservas petrolíferas y del oxígeno atmosférico, cada kilómetro-pasajero se hace más costoso y es más un privilegio; se disminuye el daño ambiental pero se aumenta la injusticia social. Más allá de un cierto nivel de intensidad en la producción industrial, las externalidades no pueden reducirse sino sólo desplazarse.

La contraproductividad es otra cosa que el costo individual o el costo social; es distinta de la utilidad decreciente obtenida de una unidad monetaria y de todas las formas de de servicio externo. Existe cada vez que el uso de una institución paradójicamente quita a la sociedad aquellas cosas cuya producción era el propósito planificado de la institución. Es una forma de frustración social inherente. El precio de un bien o de un servicio mide lo que el comprador está dispuesto a pagar por lo que obtenga; las externalidades indican lo que la sociedad tolerará para permitir este consumo; la contraproductividad registra el grado de la disonancia cognoscitiva prevalente que resulta de la transacción: es un indicador social del funcionamiento contraproducente inherente a un sector económico.

La intensidad yatrogénica de nuestra empresa médica es sólo un ejemplo particularmente doloroso de cómo la sobreproducción frustrante aparece en igual medida en que aparece la aceleración consumidora de tiempo en el tráfico, la estática en las comunicaciones, el adiestramiento de incompetentes rotundos en la educación, el desarraigo como resultado del desarrollo habitacional, y la sobrealimentación destructiva. Esta contraproductividad específica constituye un efecto secundario no deseable de la producción industrial, que no puede ser externalizado del sector económico particular que lo produce. Fundamentalmente no se debe a los errores técnicos ni a la explotación de clase sino a la destrucción industrialmente generada de aquellas condiciones ambientales, sociales y psicológicas necesarias para el desarrollo de valores de uso no industriales o no profesionales. La contraproductividad es el resultado de una parálisis, industrialmente inducida, de la actividad práctica de autogobierno.

Extracto del libro Némesis Médica, Ivan Illich (1976), Parte IV Las políticas de la salud

fuente http://nemesis-medica-1978.blogspot.com.ar/

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