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Ganancias vuelve al centro de la puja salarial
Por Ricardo Carpena - Monday, Mar. 31, 2014 at 3:57 PM

31/03/14 | Antes, los gobernantes se jactaban de ser buenos negociadores si podían evitar los conflictos o los solucionaban enseguida. Ayer, el mandatario bonaerense dio entrevistas a varios medios nacionales para elogiarse a sí mismo por la solución al conflicto docente, pero lo curioso fue que el paro de los maestros, además de repetirse todos los años, duró nada menos que 17 días.

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Alianza. Pablo Micheli y Hugo Moyano, irán juntos al paro la semana próxima. / PEPE MATEOS


De la misma forma, antes los gobernantes calificaban de “político” cualquier paro general de la CGT en su contra. Ahora es igual, pero sin tomar en cuenta pequeños detalles: también es política la decisión de poner límites a las paritarias, o de intentar que los tarifazos queden camuflados bajo el eufemismo de “quita de subsidios”, de mantener abierto el conflicto salarial docente para desgastar a los sindicatos o de hacer todo lo posible para que un paro “político” como el del 10 de abril no tenga éxito.

Ahora se entiende mejor por qué Hugo Moyano era partidario de concretar el paro cuanto antes para aprovechar la bronca docente y la incertidumbre sobre algunas paritarias clave. La semana ideal era la que empezó ayer, pero el feriado complicaba los planes huelguísticos. Ahora, la reacción kirchnerista expondrá la protesta al eventual cambio de clima social que aportarían la solución del conflicto docente (sólo Udocba, el gremio del moyanista Miguel Ángel Díaz, rechazó el acuerdo) y la firma de convenios salariales como los de la UOM y otros gremios K.

¿Anunciará Cristina Kirchner la suba del mínimo no imponible para descomprimir la tensión? Los reajustes salariales quedarán diluidos por el tarifazo, pero resultará peor el efecto del Impuesto a las Ganancias. Sergio Massa reclamó que se eleve un 30% el piso para pagar el tributo. Si se oficializa el anuncio, el líder del Frente Renovador dirá que la Presidenta le hizo caso; si no, ella cargará con el malestar de los asalariados.

Aliados massistas ya habían presentado en el Congreso la actualización automática del mínimo no imponible e incluso su amigo sindical Facundo Moyano elevó cuatro proyectos sobre el tema. Es la batalla que se viene: casi todo el espectro sindical está convencido de que si no se resuelve ese dilema, “lo que se gane en las paritarias se lo llevará el impuesto”, como dijo Massa a Clarín. “Pero lo importante –agregó- es que así como se les pide un esfuerzo a trabajadores y empresarios, también lo haga el Estado. No hay vedettismo: si el Gobierno o la oposición elevan un proyecto, lo apoyaremos.” La UOM, presionada por el Gobierno, cerró un acuerdo que conformó a funcionarios, empresarios y sindicalistas. Cada uno podrá exhibir la cifra que le convenga: formalmente, un 25% en dos tramos que, al ser acumulativo, equivale a 26,5% y que, gracias a la incorporación de una suma fija de 2013, llegará al 29,60%.

Para bajar las expectativas inflacionarias, la Casa Rosada necesita que ninguna paritaria llegue al 30% y, en especial, que los diarios no titulen con ese número tan temido.

“No es lo ideal, pero es lo posible”, admitió Antonio Caló sobre el convenio metalúrgico, que conforma al kirchnerismo en múltiples sentidos: no incluye cláusula gatillo por si se dispara la inflación ni compromiso empresarial para evitar despidos. Y, quizá lo más importante, se pactó sin sumas fijas, como pasó en los primeros convenios del año, como bancarios, aceiteros y mecánicos. Lo que se pretendería hoy no es diferir las paritarias, sino clausurarlas cuanto antes y, aseguran los sindicalistas críticos, por debajo de la inflación prevista.

¿Impondrá el Gobierno este convenio como modelo? Es lo que intentaría hacer esta semana con un puñado de gremios amigos. Les jugarán en contra noticias que preocupan por el “efecto contagio”: la minera canadiense Barrick Gold anunció que prescindirá de 1.900 empleados de Pascua Lama, en San Juan.

La CTA opositora, cuyo líder, Pablo Micheli, se reencontró con Moyano para formalizar su apoyo a la huelga general, aprobará en el congreso nacional que se hará en Mar del Plata el reclamo de la continuidad del plan de lucha contra el Gobierno. Lo mismo plantea la izquierda gremial, que viene en ascenso luego de acaparar el conflicto docente: tanto el Partido Obrero como el Encuentro Sindical Combativo (que integran el PTS, Izquierda Socialista, Carlos “Perro” Santillán y Rubén “Pollo” Sobrero) exigían un paro general, pero ahora lo critican porque no quieren que sea “dominguero” sino “activo”. Eso significa, en principio, que podrían realizar piquetes y movilizaciones para acompañar la huelga.

Más ruido “político” generarán las declaraciones de Massa en contra del paro del 10 de abril: quizá esta semana diga que no comparte la “metodología” de la huelga porque debe decidirse como “última instancia” y advertirá que “fastidia” a la gente común. ¿Qué dirán entonces los funcionarios kirchneristas que hallaron lazos entre los promotores del paro y el jefe renovador? Las respuestas, obviamente, serán políticas.

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