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10 de abril y la Izquierda: ¿Auxiliares de Moyano o artífices de su derrota?
Por Informes IPI -
Saturday, Apr. 05, 2014 at 9:48 AM
Cómo y porqué la izquierda capitula a Moyano
La izquierda ante el paro trucho de Moyano y Barrionuevo del 10 de abril, debería movilizarse a la CGT de inmediato, rodearla con miles de militantes y activistas sindicales y no moverse de allí hasta arrancarle a la burocracia sindical de Azopardo un paro de verdad, combativo, con asambleas en todos los lugares de trabajo, activo con movilizaciones a partir de las 10 de la mañana, con un programa propio de la clase trabajadora y no de la oposición patronal al gobierno.
La izquierda, en general, reconoce que el Paro de Moyano y Barrionuevo del 10 de Abril es un paro trucho. 24 horas, sin acto ni movilización, más de la mitad del programa es reaccionario y juega dentro de la interna peronista, no de los intereses de los trabajadores. Un paro dominguero, sin plan de lucha, que sirve sólo a los intereses de la burocracia sindical.
Pero la izquierda es voluntarista y dedicada. Ya recorre el espinel su decisión de ¨cambiar el contenido¨ y ¨convertir el paro en uno verdadero¨. Para ello basta la voluntad, dicen. Hay que organizar piquetes y levantar en ellos un programa apropiado, repiten. Gustosos, se ponen a las órdenes de la burocracia Moyanista como auxiliares. Para eso preparan reuniones de activistas y militantes para organizar la acción.
Leáse atentamente: No habrá asambleas de fábica o en lugares de trabajo, salvo excepciones, y la propuesta es ir o ir, no el preguntarle a la clase si quieren ir, porqué y con qué programa.
Moyano lo tiene todo preparado. Un paro dominguero que lo quiere garantizar con el apoyo de UTA y sectores de ferroviarios, y hasta una manito de algunos del subte, para impedir el desplazamiento de trabajadores.
Sabe que la izquierda hará piquetes y le garantizará dos cosas: entorpecer el movimiento de autos y dar la impresión de que es un paro combativo. Esos piquetes también servirán – piensa Moyano - para atraer hacia ellos la represión si la hay y desviar la atención de la clase media hacia los troskos. A Moyano le bastará decir ¨no tuvimos nada que ver con esos actos ni los apoyamos.¨ Ya lo vienen diciendo hace semanas: ¨un sindicato no debe ni hacer pioquetes ni cortar calles¨ (Facundo Moyano)
El paro Moyanista – apoyado por Micheli y su CTA que se siente débil como para hacer algo por su cuenta que sea efectivo – llama prominentemente a tomar medidas contra la inseguridad y el narcotráfico. ¿Qué medidas? La mano dura, la policía, la represión indiscriminada. Es el programa de Massa y la oposición burguesa. Le exige al gobierno acción, medidas. Al no especificarlas, se comprende el significado.
Por otro lado ¿Cómo se podría apoyar un paro que no llama por el aumento del salario mínimo vital y móvil de 9.000 que hace falta?. En realidad no llaman por NINGUN aumento en el salario mínimo. ¿Cómo se puede apoyar un paro que reclama 20.000 millones al estado para la burocracia sindical para que sigan estafando con remedios truchos y afanos en las obras sociales?
Los Moyanistas exigen en el paro una medida necesaria: la derogación del impuesto a las ganancias sobre los salarios que beneficiaría al 10% de los trabajadores sindicalizados y otra medida muy insuficiente, un magro aumento de las jubilaciones de unos centenares de pesos para equipararlas con el salario mínimo de $3.200.
Los Moyanistas y Barrionuevistas también exigen el funcionamiento sin tope de las ¨paritarias¨, truchas como su paro, porque no hay elección de delegados paritarios ni asambleas para discutir que se pide ni para aprobar lo que se ofrece. Son un simple contubernio entre la patronal, el gobierno y la burocracia.
Claro que la izquierda comprende esto y tiene un programa un poco más a la izquierda: Aumento del salario mínimo, el 82% para las jubilaciones y un aumento de emergencia de unos miles de pesos para compensar por el golpe de inflación reciente. También declaman la necesidad de asambleas y el funcionamiento de paritarias de distinto signo.
Podrían aún mejorarlo y exigir el control obrero para combatir el alza de precios a través de comités democráticamente electos en los lugares de trabajo y medidas urgentes para combatir la extranjerización y la entrega del país al imperialismo. Ya que están en la movida ¿por qué no exigir también la derogación de la Ley de Asociaciones Profesionales que sirve para atornillar a los burócratas a sus sillones? La izquierda cree que la erección de algunos piquetes – cuya confección se verá limitada por las dificultades de transporte y la muy probable actividad de la PFA y la Gendarmería – bastará para torcer la muñeca del Moyanismo, o por lo menos para presentarse como a la izquierda de ella.
El plan de Micheli y su CTA es exactamente el mismo. Ya en el 20N del 2012 lo probaron y sólo resultó en un paro trucho donde el 70% de los trabajadores no pararon y de que pese a los esfuerzos de la izquierda y la CTA para capitalizar, todo el ¨merito¨ y la capitalización del evento se lo llevó Don Hugo. Esta vez le será aún más difícil a la izquierda tener algún impacto por el carácter dominguero (24 hs.) del paro y por las dificultades de transporte y movilización, y tal vez la presencia de la represión. Sobre esto último la izquierda no ha dicho ni preparado nada.
Corren el riesgo cierto de aparecer, como lo hicieron en el 2012, como simples auxiliares del Moyanismo y el Barrionuevismo. Podrían innovar y ser creativos apelando al odio que los trabajadores sienten por la burocracia sindical.
La burocracia sindical de todos los signos es el enemigo principal dentro de las filas del movimiento obrero. Son los agentes de la burguesía a su interior y la polea de trasmisión de la clase dominante entre nosotros. Lo han probado repetidamente apoyando sus ajustes, participando de sus listas de candidatos y, cuando hace falta, persiguiendo y hasta asesinado activistas de izquierda o independientes, como lo hicieron en los 70, como lo siguen haciendo hoy.
El Moyanismo está debilitado y contra las cuerdas: su CGT dividida; acosado por causas judiciales que van desde su participación en la represión de los 70 y las estafas de su obra social hasta su participación en negociados y lavado de dinero, derrotado ignominiosamente en las elecciones donde su lista junto a De Narvaéz se derrumbó al 3.5% y en CABA no llegó al 1%... La izquierda sabe perfectamente que traicionará hasta este paro trucho.
Hay que apretarlo y arrancarle lo que no quiere dar como quién le arranca las muelas a alguien sin anestesia.
La izquierda, junto a las comisiones internas, delegados y el puñado de fábricas que dirigen, asistidos por la juventud que milita en sus filas tienen la capacidad de movilizar por lo menos 20.000 para rodear la CGT, sitiarla hasta que la burocracia se rinda. Se puede hacer, se debe hacer.
De paso podrían invitar a la CTA a sumarse, a ver hasta dónde les da el cuero, o cuán firmes son sus ligaduras con el Moyanismo. Ya se probó que funciona. Hay un antecedente histórico. En las grandes huelgas inspiradas por las coordinadoras interfabriles en 1975, mientras miles y miles marchaban a la Plaza de Mayo para exigir contra el gobierno de Isabel y López Rega, otros miles marcharon hacia Azopardo y pusieron bajo sitio a la burocracia sindical.
Hasta que los burócratas, que se hallaban mitad en la Argentina y la otra mitad de paseo por Europa, tuvieron que aceptar y endosar lo que ya se hacía en los hechos: la huelga general. No fueron a la CGT a ponerse a las órdenes de la burocracia, lo hicieron cantando ¨Se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical¨.
La izquierda ha estado pregonando en los últimos meses su inserción e influencia creciente entre los trabajadores, tanto en el orden sindical como en el electoral. Afirma que tiene poder de movilización es relativamente grande y que son capaces de organizar ¨encuentros¨ y ¨marchas¨ con miles de trabajadores. ¿No habrá llegado el momento de que hagan algo más que propaganda?