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Un triunfo que se irradia más allá del gremio
Por Eduardo Lucita - Monday, Apr. 07, 2014 at 3:26 PM

Sábado 5 de abril de 2014 | Luego de un paro docente que por su extensión y profundidad tiene pocos parangones, el conflicto culminó con un triunfo de los trabajadores y una derrota gubernamental. Este resultado elevó el piso de las paritarias que aún restan negociar y condiciona a las direcciones sindicales. Por Eduardo Lucita, integrante de EDI-Economistas de Izquierda.

Un triunfo que se ir...
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Por tercer año consecutivo el conflicto docente en doce provincias ocupó el centro de la escena política, aunque el epicentro estuvo, como no podía ser de otra manera, en la Provincia de Buenos Aires, que concentra el 40 por ciento de los maestros y maestras del país.

Un combo perfecto

Ya a fines de octubre pasado las direcciones sindicales docentes de esa provincia iniciaron gestiones para que el gobierno bonaerense convocara a paritarias con la suficiente antelación al inicio del ciclo lectivo 2014. Razones no les faltaban: en los dos años anteriores el gobierno canceló las paritarias dando aumentos por decreto que resultaron varios puntos por debajo de la inflación real.

A pesar de esto el conflicto no estuvo centralmente motivado por una recomposición salarial que mejorara los ingresos sino por la decisión de que los mismos no continuaran el deterioro ya operado en años anteriores. Este era el sentido último del 35 por ciento reclamado para todas las escalas por las direcciones.

El gobierno provincial ignoró los pedidos de reuniones anticipadas y, como siempre, convocó a paritarias en los albores del inicio de clases. Pero el llamado no cayó en un cielo sereno. Por el contrario, el gobierno nacional ya había cedido a las presiones y se vio obligado a devaluar, la inflación se disparó y se dio inicio a la demorada quita de subsidios con lo que los temores a mayores perdidas del poder adquisitivo se agigantaron.

Se comprende entonces por qué el conflicto escapó a las instrucciones del manual sindical. Nada de petitorios ni de paros escalonados; frente a la presión de las bases en las seccionales, el Frente Gremial, que nuclea a los dos gremios más numerosos Suteba y FEB, no tuvo alternativa: paro por tiempo indeterminado.

Extensión y profundidad

Fueron 17 días de paro, si se computa que en los feriados hubo intensa actividad. La extensión del conflicto ocupó casi 25 días corridos. En ese lapso los docentes superaron los techos salariales que una y otra vez intentó imponer el gobierno provincial, desconocieron los artilugios legales -conciliación obligatoria, cautelar imponiendo el cese del paro, intervención del defensor del pueblo, la amenaza de declaración de servicio esencial y el chantaje de descontar los días de paro- y desarmaron una a una las extorsiones psicológicas del gobierno y los grandes medios (fueran estos oficialistas u opositores) para desacreditarlos.

Desde el remanido "tienen de rehenes a los pibes" hasta la endeble teorización jurídica de que "se trata de la disputa entre dos derechos: el de los docentes a ganar un salario justo y el de los niños a recibir educación en tiempo y forma", para esta vulgata los intereses patronales que en este caso asume el Estado no juegan ningún papel. Obviamente no faltaron las argumentaciones más pedestres: que el paro es la última medida a tomar, que los tres meses de vacaciones, que las licencias médicas y las suplencias, que la falta de capacitación y un largo etcétera.

Es interesante señalar la paradoja del gobierno provincial cuando amenazó con declarar la educación como un servicio esencial, siendo una clara responsabilidad estatal garantizar esa esencialidad del servicio por medio de niveles salariales acordes a la función, la infraestructura edilicia confortable, los medios técnicos y los contenidos a desenvolver.

Autoconvocados

La mayoría de estos argumentos han sido utilizados en otras ocasiones, sin embargo en esta oportunidad no hicieron mella en el ánimo colectivo. Es la profundidad del conflicto la que operó como un blindaje a estas agresiones estatales y periodísticas.

Según algunas estimaciones, de los 350.000 docentes de la provincia solo el 50 por ciento estarían afiliados a algún gremio. Si se tiene en cuenta el altísimo acatamiento al paro, se comprende la relevancia que alcanzaron los docentes autoconvocados -conviene tener en cuenta que hay una nueva generación que no se referencia en los sindicatos- que se organizaron por fuera de las estructuras tradicionales y convergieron en una unidad fáctica más que efectiva.

En palabras de una docente entrevistada por el programa La Retaguardia en AM 690: "Nos unimos por abajo en cada escuela, en cada barrio, con cada comunidad educativa, salimos a las calles a llevar nuestra verdad ante tanto bombardeo de los medios y del gobierno que nos acusaban continuamente de tener de rehenes a nuestros alumnos, de no importarnos la educación de los chicos, cuando durante todo el ciclo lectivo los únicos que nos preocupamos por los alumnos y sus padres somos los docentes".

Resultado de mayores alcances

La profundidad del paro y el consenso social que alcanzaron las demandas docentes trazó un límite que impidió a las direcciones sindicales mayoritarias ceder ante las presiones del gobierno y los medios. No es un dato menor que en las últimas elecciones de Suteba la lista Multicolor, una alianza de distintas variantes de izquierda, ganara en nueve seccionales (Bahía Blanca, Berazategui, Ensenada, Escobar, La Matanza, La Plata, Marcos Paz, Quilmes y Tigre). No sería de extrañar que alianzas de este tipo vayan conformándose, muy embrionariamente todavía, en otros sindicatos docentes de la provincia. Algo que debe considerarse también como expresión del ascenso político de la izquierda clasista en el país.

Los docentes no lograron el 35 por ciento para todas las escalas, pero superaron lo ofertado por el gobierno. Desde este punto de vista podría considerarse un triunfo parcial. Pero debe tenerse en cuenta el nivel de organización alcanzado, el impacto en la sociedad, que empujaron a Ctera a un paro nacional de 48 horas, que obligaron a subir el piso de los acuerdos recientemente "arreglados" entre el gobierno nacional y los gremios amigos como UOM y Uocra. Pero sobretodo porque han logrado poner "la cuestión educativa" en el centro de la escena política junto al convencimiento de que resolver el problema presupuestario es un primer paso para abordar el conflicto educativo en su integralidad, la conclusión es otra.

No puede menos que considerarse un triunfo, que sin embargo no cierra el conflicto, sino que lo deja abierto con nuevas perspectivas. Un triunfo que va más allá de las fronteras de los propios docentes.

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