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Hormigas que suben al árbol, el lobby secreto del Papa y cuánto vale YPF
Por Alejandro Bercovich - Friday, May. 09, 2014 at 8:05 PM

Hormigas que suben a...
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Las terminales de Brasil también están saturadas de autos cero kilómetro

Las protestas por los “despidos hormiga” que denuncian los gremios fabriles más numerosos amenazan con crecer hasta subir al árbol, como en el tradicional plato chino en el que los fideos de soja y la carne marinada generan esa ilusión óptica para el comensal. El equipo económico prepara un paquete que incluye alivio de Ganancias y actualización de ayudas sociales para reanimar la actividad en la segunda mitad del año, pero no lo hará público hasta no despejar las incógnitas aún pendientes en el plano financiero. Para lograrlo es clave cerrar el pleito con los fondos buitres en Estados Unidos, con cuyo fin el Papa Francisco desplegó un lobby cristinista cuya génesis se revela por primera vez en estas líneas. El mundo de los negocios aguarda los realineamientos post–mundialistas de la oferta electoral, donde Sergio Massa empieza a inquietarse ante la firmeza de Daniel Scioli. Y Axel Kicillof saboreó su revancha gracias a Repsol, que vendió el 12% que le quedaba en YPF a un precio por acción más caro que el que pagó el Gobierno por el control de la compañía.

“Son despidos por goteo, pero un goteo que está empezando a llenar el balde”, graficó anoche un autopartista ante BAE Negocios. Con 12 mil obreros suspendidos en todo el complejo automotor, más del 10% del plantel total, los proveedores proyectan que este año se producirán 630 mil autos. En 2008, cuando se ensamblaron 597 mil vehículos, la industria empleaba 20 mil operarios menos que ahora.

Aunque el Gobierno negocia con Brasil para sostener el mercado local, el gigante vecino tampoco muestra signos de buena salud: el stock de sus terminales está un 70% por encima del proyectado y los gastos del Mundial dejaron a Dilma sin fondos para incentivar las ventas. En Argentina todas las terminales recortaron turnos de trabajo menos Toyota, Ford y General Motors.

La crisis no se circunscribe a la rama automotriz. El empleo en el sector industrial cayó un 1,2% en el primer trimestre y ayer los empleados de Nextel se declararon en asamblea permanente contra 150 despidos que el Ministerio de Trabajo intentó frenar sin éxito. Demasiado lejos quedó el plan oficial del año pasado para estatizar la compañía del “prip”. A eso se sumaron cesantías en la refinería de Shell, por las que la izquierda volvió a la carga con un proyecto para prohibir suspensiones y despidos sin causa. Una idea que desde el massismo también impulsa el exministro Miguel Peirano.

La economía real ya acusa el golpe de la brusca suba de las tasas de interés. Un indicador poco observado pero de gran impacto en la cadena de pagos es el diferimento de los cheques, que cada vez se entregan a plazos más largos. El último informe del Instituto Argentino del Mercado de Capitales (IAMC) da cuenta del fenómeno: tras siete meses de caídas, en abril el plazo promedio de los cheques negociados subió de 115 a 137 días.

El agente inglés

Pese a esas señales que lo preocupan, Kicillof llegó exultante el miércoles a su despacho. Muy tarde la noche anterior, Repsol había confirmado la venta del 12% que le quedaba en YPF. Lo que festejó el ministro no fue su salida sino los u$s1.256 millones que obtuvo de Morgan Stanley por esas acciones. Si hubiese pagado el mismo precio por acción, el Gobierno debería haber desembolsado u$s5.338 millones en efectivo y no en bonos hasta 2033, como lo hizo. Además, en toda compra de una empresa, la acción que otorga el control se paga más cara que una participación minoritaria.

La convivencia entre Kicillof y Miguel Galuccio es mejor que hace unos meses, cuando los cortocircuitos eran indisimulables. Pero los sectores más duros de La Cámpora desconfían cada vez más del entrerriano, a quien llaman con sorna “el agente inglés”. Lo critican por haber duplicado el precio de la nafta desde la salida de Repsol y le cuestionan su juego propio en los mercados, que saltó a la vista cuando financistas de Wall Street le preguntaron a Sergio Massa si lo mantendría en su cargo en caso de acceder a la presidencia.

Lobby celestial

Desde el Vaticano, el Papa orquestó el lobby más eficaz para que la Casa Blanca apoyara a la Argentina frente a los fondos buitres en el “juicio del siglo” que se dirime en la Corte Suprema estadounidense. Los cruces de esta semana entre Washington y Buenos Aires por el narcotráfico no deben confundir: Barack Obama quedó fascinado por el Capítulo Segundo de la exhortación papal Evangelii Gaudium, donde Francisco despliega su crítica al capitalismo contemporáneo. Cuando lo recibió, un mes y medio atrás, el pontífice le pidió que “cuide a la Argentina”. Después dedicó largas horas de teléfono a convencer a influyentes católicos estadounidenses –como el secretario de Estado John Kerry y la jueza Sonia Sotomayor– de que no escuchen a los holdouts.

La intervención papal fue negociada con Cristina Kirchner. El nexo fue el exdirector del Banco Central Arnaldo Bocco, viejo conocido de Jorge Bergoglio desde sus años al frente de la Corporación del Sur, durante la Alianza. Fue él quien giró al Vaticano los nombres de los “influenciables” por el religioso. Entre ellos estaba el secretario del Tesoro de Obama, Jack Lew, un judío practicante vinculado al grupo conservador Jabad Lubavitch, de buena relación con la Santa Sede.

“El morocho no la quiere mucho a ella pero yo le pedí que ayude al país y él dijo que sí”, escribió el Papa por mail –secretario mediante– a uno de sus interlocutores en el kirchnerismo tras la cita con Obama. Cada vez más cómodo en su suerte de Puerta de Hierro vaticana, el jefe de la Iglesia acaba de bendecir personalmente la precandidatura presidencial de Julián Domínguez –que empieza a moverse este fin de semana– y de autorizar la inminente ruptura de Gustavo Vera con UNEN ante la posible alianza del panradicalismo con Mauricio Macri.

Cerca de Daniel Scioli confían en que las plegarias franciscanas se elevarán por su entronización. A Massa, el único candidato que todavía no tiene foto con él, el Papa no le otorga la gracia del perdón por aquel fallido intento de desbancarlo como Arzobispo de Buenos Aires durante su año como jefe de Gabinete de Cristina.

Salta la banca

El main sponsor del tigrense, Jorge Brito, dejó plantado ayer al número dos de Kicillof, Emmanuel Agis, director por el Estado en el Banco Macro además de viceministro. El funcionario llegó diez minutos tarde a la reunión de directorio y se encontró con que ya la habían dado por concluída sin darle la oportunidad de responder las durísimas críticas que había vertido el banquero contra la política económica ante la agencia Bloomberg. Hoy lo citarán de Economía a una reunión urgente. “Lo que él reclamó es que multipliquemos las tarifas de luz por cinco y las de transporte por 10. O sea, que hagamos disparar la inflación. Si eso es lo que quiere, nos vamos a empezar a ocupar del banco más de cerca”, advirtieron fuentes del Palacio de Hacienda.

Hábil para los negocios y para la política, Brito convirtió una pequeña mesa de dinero en un banco líder al calor del alfonsinismo, del menemismo y del kirchnerismo sucesivamente. Su primer salto adelante lo dio en el último gobierno de Perón, al punto de que la sigla de su banco, según las malas lenguas de la City, responde a las iniciales de “Muy Agradecidos Con (Celestino) Rodrigo”. Ahora reparte sus fichas entre Massa y su coterráneo Juan Manuel Urtubey, quien no renuncia todavía a sus esperanzas de escapar de una provincia en llamas de la mano de una candidatura a vicepresidente.

Por la devaluación, en enero, los bancos ganaron casi $10 mil millones; un tercio de sus beneficios de 2013, que ya eran récord. Ayer el Galicia informó haber ganado en el primer trimestre un 178% más que un año atrás. Tras la embestida de Brito, ayer, Economía y el Central volvieron a estudiar medidas para que las entidades devuelvan parte de esa rentabilidad extraordinaria, como se hacía en los ’80.

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