Nietzsche. Alemania y la voluntad de poder
Tomado de José Pablo Feinmann: “La filosofía y el barro de la historia”
Sí, hay páginas de Nietzsche que estremecen. Y Nietzsche mismo decía filosofar a martillazos. Era un banquete apetecible para los nazis y no tuvieron que esforzarse mucho para hacer uso de él. La voluntad de poder expresaba la idea del espacio vital, la idea de crecer para conservarse, de no detenerse jamás en el crecimiento, todo eso servía para el expansionismo guerrero del Reich, la idea de la raza de señores, de los vikingos, el ataque a la inteligencia, la idea de la buena salud, el elogio de la fuerza de los guerreros en desmedro de lo intelectual, la moral de los amos respecto a la moral del rebaño, el odio al socialismo, el odio a la “hidra internacional”, la propuesta de ayudar a morir a los débiles y a los fracasados, el odio a la Revolución Francesa, el odio a la Comuna de París, la exaltación de la guerra, la oposición tenaz entre Roma y Judea, la elección, desde luego por Roma, por su Imperio, por sus guerreros (un regalo “profético” para Mussolini), el dibujo preciso de los animales de rapiña sin conciencia, que “dejan tras de sí una serie abominable de asesinatos, incendios, violaciones y torturas con igual petulancia y con igual tranquilidad de espíritu que si lo único hecho por ellos fuera una travesura infantil” (GM),… su racismo, su aristocraticismo, su pavor a la plebe, su asco a la plebe (“instinto de rebaño”), y, last but not least, el superhombre, el Übermensch, ese ideal inalcanzable que todo oficial SS sintió alcanzar por medio de su furia, de su guerra, de sus crímenes, de su inapelable condición de superior…
En el plano ideológico-político –que acompaña al filosófico- la obra de Nietzsche, más allá de textualidades explícitas y más allá de todo cuanto Nietzsche haya podido escribir o hacer, responde a una necesidad profunda de Alemania: unirse y expandirse. No es casual que una filosofía de la voluntad de poder surja en el único país de Europa que llega con retraso al reparto imperialista del mundo. Alemania era ya un gran país, con una gran cultura y sin un Estado, sin unidad nacional. El Segundo Reich del Kaiser Guillermo y de Bismarck ( y aquí nos lanzamos al barro de la historia, filosofando) emprende esta tarea impostergable. La tarea impostergable se emprende desde Prusia y a la prusiana. Servicio militar obligatorio por cuatro años. Militarización de la sociedad desde un Estado belicista. La guerra corona la búsqueda de unidad. Esa guerra es la guerra franco-prusiana. Alemania se queda con las provincias de Alsacia y Lorena y con la victoria y con todo el orgullo… Luego -durante la Primera Gran Guerra- Alemania extravía su rumbo agresivo e imperial. Lo habrá de recobrar con el Tercer Reich. La historia del siglo XX es la historia de la tardía unidad de Alemania, que determina su furioso afán de expansión, de espacio vital. Una nación que necesita expandirse, que busca su espacio vital, ¿no requiere al filósofo de la voluntad de poder, el que enseñara que crecer no alcanza, que hay que crecer más y siempre porque conservarse es morir?
Pero Nietzsche, al expresar el expansionismo germánico, expresa al hombre capitalista. Es el capitalismo en-sí el que sabe que no crecer, que meramente conservarse, es morir. Es el imperialismo, el sistema-mundo que siempre busca más…
Con Descartes, el hombre capitalista había conquistado su subjetividad, su pensar. Lo va asegurando con Kant, quien ya no recurre a la “veracidad divina”, pero postula una “cosa en sí” inconquistable. Con Hegel, filósofo de la Revolución Francesa, la burguesía se apodera de todo el poder, se apodera de la cosa en sí. Marx expresa el nuevo sujeto que viene a cuestionar al anterior: el proletariado. Pero acompaña a la burguesía en la necesariedad de que ésta conquiste el mundo, lo haga suyo, implante hasta en el último rincón del globo el sistema de producción capitalista. De ahí surgirá el proletariado revolucionario. Es la paradoja dialéctica: Marx se une a la burguesía en la negación que esta ejerce sobre todos los territorios periféricos. Pero esa expansión – que Marx justifica desde la izquierda, desde la dialéctica del proletariado- requería el filósofo que la expresara. La burguesía tenía subjetividad, pero carecía de una filosofía que la comprometiera con el mundo sensible, con la vida, con lo que ella es: devenir constante. La burguesía, ya adueñada del centro, deviene sir cesar porque tiene que apropiarse de la periferia, del entero planeta. ¿Cómo la clase a la que Marx ha denominado “la más revolucionaria de la historia” no va a devenir? Ese devenir, para serlo, necesita un motor: ese motor es la voluntad de poder… La voluntad de poder es siempre más porque deviene negando lo que meramente se conserva. La Historia, de este modo, la historia del capital imperial y financiero, deviene… por medio de las negaciones que la voluntad de poder, en su constante crecimiento, ejerce sobre viejas formas históricas que solo se conservan y no llevan en sí la potencia del crecimiento… Pero no hay aquí sujeto sustancial: como en Hegel, como en Marx. No hay sentido necesario de la historia, no hay teleología. No estamos confundiendo la voluntad de poder con la dialéctica. Hay fuerzas guerreras. Hay voluntades enfrentadas. Hay búsqueda incesante del poder.
Esta potencia del crecimiento fue la que tuvo que incorporar, con enorme agresividad, Alemania por su tardío ingreso en la historia del capitalismo. Imaginen a esa nación, llena de orgullo, llena de cultura, con Hegel a sus espaldas, con los Discursos a la Nación alemana de Fichte, con Goethe, con Hölderlin, con Beethoven, y sin unidad, sin patria ni Estado. Imagínenla luego: fracasada, humillada en la Primera Guerra, humillada por el Tratado de Versalles, desvalida, engendrando una República de políticos blandos, de socialdemócratas que, lejos de querer expandirse, buscaban para la tierra de los vikingos las formas parlamentarias de las burguesías detestadas pero triunfadoras, dueñas del territorio de los imperios. Imagínenla aquí, en esta encrucijada: ¿cómo no convocar a un gran Führer que encarne otra vez la voluntad de poder? Ahora sí, ahora van a ver, nada detendrá a Alemania. Nada impedirá que tenga el espacio vital que reclama. Y el que reclama ahora tendrá las dimensiones del entero mundo. ¿Cómo no convocar a Nietzsche? ¿Cómo no convocar al filósofo de la voluntad de poder? ¿Cómo no decir “Cuando gritamos “Heil Hitler” estamos gritando al mismo tiempo “Heil Nietzsche”? Porque Nietzsche, sin duda, ha sido el filósofo del porvenir y ha sido el profeta de muchas cosas. Entre ellas, poderosamente (y uso con deliberación este adverbio), ha sido el profeta del nacionalsocialismo…
lafabriquilladeideas.alifa.org/2012/06/30/nietzsche-voluntad-de-poder-nazis/
Qué grande José!
Por gorvachot -
Tuesday, May. 27, 2014 at 3:03 AM
Justamente habla el filósofo por excelencia del nacional-kircherismo, una maquinaria liberal-extractivista-neo-progresista-populista que levanta banderas de la 'izquierda' nacional, pero que le da la mano a lo peor del capitalismo voraz y expansionista, el filósofo oficial que cobra por hablar (y escribir libros) de filosofía que no contradiga la parodia circense del oficialismo actual... que critica la tarea de los medios de comunicación masiva, mientras no sean los que están del lado de su gobierno peronista que le aporta buenos sueldos como parte de sus ingresos...
Es decir, otro caso de alguien con poder pero que critica al poder (que es contrario sólo a los intereses de los amos actuales).
Y sí, también existieron y existen Foucault, Deleuze, Derrida, Ferrer (y tantos otros que ahora no recuerdo) que tomaron a Nietzsche pero para desmenuzar y denunciar las estrategias del poder, del poder entendido como un mecanismo profundo y complejo, no del poder de los gobiernos que dividen aguas entre propios y extraños, y mantienen su rebaño protector; pero claro, JPF, no parece estar interesado en filosofar sobre eso, porque es un mercenario de la oficialidad y cuestiona lo que está bien cuestionar según su bando.
Nietzsche era nazi antes que Hitler
Por Fuente: La Revuelta de Oliverteller -
Tuesday, May. 27, 2014 at 10:27 AM
El nihilismo no lo inventó Friedrich W. Nietzsche, aunque muchos crean lo contrario. Todos recordamos a este tipejo por su frase "Dios ha muerto, ¡viva el hombre!" pero el nihilismo, lo que se dice el nihilismo, no lo inventó el, es un concepto más antiguo y se ha venido experimentando desde que existe una cultura a la que alguien es capaz de oponerse. El nihilismo sólo puede definirse como la lucha contra la hipocresía, y es así como se popularizó en
Poca gente sabe que Nietzsche era un pre-nazi cuya filosofía da más asco que la de Platón y su Res-Pública que nos convertía a todos en esclavos de su visión del Bien o la de Maquiavelo y su “el fin justifica los medios”. Nietzsche pensaba que existían dos morales, la de los señores y la de los esclavos. Los dominados son inferiores e inventan principios para sobrevivir en la esclavitud, tales como la solidaridad. De otro lado los señores tienen una moral rígida, despótica y son el modelo a seguir. Para él no somos más que seres a caballo entre el simio y lo que él llama el “super-hombre” que posee la moral noble propia de los señores. El “super-hombre”, que tiene mentalidad de gobernante, incapaz de ser gobernado, se convierte en el legislador despótico. Aparte, por lo antes dicho, es intrínsecamente superior a todos nosotros en todos los sentidos, incluso en nivel evolutivo.
Atando cabos, tenemos un hombre superior genéticamente que tiene la moral del dominador, que está destinado a hacer las leyes de manera autocrática y que no debe obedecer a nadie porque todos los demás son inferiores. Además acepta lo que él llama como Eterno Retorno, que viene a significar que hace lo que le da la gana sin dar marcha atrás y nunca se arrepiente, ni tan siquiera ante Dios ya que es ateo.
Señoras y señores, Nietzsche en toda su sabiduría escribió manuales de cómo ser un nazi, un engendro, y quien no sea capaz de verlo es que ha leído demasiada pedantería o tuvo un pésimo profesor de filosofía. Ha llegado el momento de darse cuenta de que no todos los filósofos merecen ser aplaudidos por el hecho de saber escribir lo que piensan.
Aunque, existe un gran debate sobre este tema... hay quien dice que fue un filósofo de la izquierda, otros dicen que fue neutro... Y siempre hay quien come cucarachas fritas.
oliverteller.blogspot.com.ar/2008/03/nietzsche-era-nazi-antes-que-hitler.html
Una observación
Por Juan -
Tuesday, May. 27, 2014 at 2:41 PM
El que escribió más arriba se equivoca al decir que Friedrich W. Nietzsche fué algo así como el precursor del nasismo.Fijense bien que los escritos sagrados judaicos contenidos en el Talmud de Babilonia anteceden en mucho a Nietzsche y son muy claros en su pedante sentido de superioridad,donde el superhombre es el judío.
En otro orden de cosas,donde está el comentário de jgalindes que aparece acá en la lista pero no en hilo????
jgalindes?
Por gorvachot -
Tuesday, May. 27, 2014 at 7:42 PM
Juan, no existe comentario de jgalindes... podrías aclarar?
Su comentario, por otra parte, es brillante y esclarecedor para la muchedumbre que busca demonios en todos lados...
Acá comentó jgalindes
Por m0d -
Tuesday, May. 27, 2014 at 10:55 PM
http://argentina.indymedia.org/news/2014/05/860605_comment.php#860826