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Europa: el odio del 75 por ciento
Por Guillermo Almeyra / rebelión,org - Friday, May. 30, 2014 at 11:10 AM

Las protestas y movilizaciones, más amplias e importantes que la abstención electoral, precedieron y confirman a ésta: la mayoría de los europeos (el 75 de ellos) expresan su odio por la Europa del capital financiero e industrial. Muy pocos, sin embargo, piensan en cambiar el sistema social.

Los llamados Estados nacionales se unificaron en todas partes mediante la victoria militar de los reinos más fuertes y/ o rebeliones populares o bajo la presión de todo tipo de potencias más fuertes. La Comunidad Económica Europea (CEE) intentó desde 1957 crear un Estado como Estados Unidos, de alcance continental, con una moneda única pero, a diferencia del pasado, no podía intentar unificar el continente mediante la sumisión al Papado (el cristianismo se había dividido hacía siglos), ni por el sable de un vencedor, como Napoleón o Hitler, ni por una conmoción política de masas, que buscaba precisamente evitar: comenzó pues como intento del gran capital industrial-financiero, no de los Estados o los pueblos. Y el resultado –la Unión Europea, continuadora de la CCE, instauró una política agraria, financiera, de inmigración, cultural y, sobre todo, una moneda única, a la medida de esa fracción del gran capital y con grandes resistencias nacionalistas de algunos grandes Estados –la Francia de De Gaulle – y, salvo en Italia y España y Europa oriental, sin ilusiones de los pueblos que la integraron. La U.E. fue y es un semiEstado no concluido, reducido por su incapacidad política y militar al papel de vasallo de Washington, y la gran crisis mundial que la afecta hace hoy obsoleto el traje político cortado por el capital financiero de modo que las costuras del mismo saltan por todas partes.

La abstención, en escala europea, llegó al 57 por ciento. Ella no expresa, como en ocasiones pasadas, indiferencia sino, mayoritariamente, hartazgo, odio contra las políticas neoliberales del gran capital que éste presenta como las únicas posibles. A ese 57 por ciento hay que agregarle los votos de protesta de izquierda -como los de Syriza, en Grecia o de Podemos, en España- así como la protesta de derecha (en Francia el Frente Nacional, xenófobo, racista, en el Reino Unido UKID, de Nigel Farage, ultraconservador, xenófobo y nacionalista, o como en Hungría, Finlandia, Dinamarca, el Flandes belga). Todo eso da un repudio al sistema político europeo del 75 por ciento de los habilitados para votar. La protesta anteriormente fue mucho más vasta: al concentrarse en las elecciones, Giuseppe Grillo perdió en Italia tres millones de votos, antes ganados en las movilizaciones…

Es que en éstas, en la acción puede progresar la conciencia anticapitalista pero las elecciones, en cambio, obligan a elegir entre lo existente y cristalizan el pensamiento, que es conservador, nacionalista. Por eso ganaron las ultraderechas y los conservadores de ultraderecha que, aunque ahora marcan sus distancias frente a los fascistas y racistas, por lógica política tenderán a hacer acuerdos con ellos. Los socialdemócratas de izquierda, como Syriza con su utópico programa socialdemócrata o el español Podemos, han tenido un importante éxito al canalizar la crisis del PASOK o parte de los votos del PSOE. Su ejemplo muestra que la derrota se puede evitar allí donde hay al menos la promesa de un alternativa de izquierda y su progreso es importante para Grecia y, en escala muy menor, para España donde el Partido Popular, supuesto ganador, perdió 49 diputados. Pero los retrocesos del laborismo, de la socialdemocracia y de la izquierda en toda Europa (el Frente de Izquierda de Mélenchon, por ejemplo, perdió la mitad de los votos obtenidos en las administrativas de marzo pasado) muestran que la principal amenaza para el gran capital no viene hoy de la izquierda sino de las incertidumbres que la abstención y otras protestas masivas por ahora pasivas plantean a los gobiernos.

Para que los trabajadores puedan evitar que los resultados postelectorales sean políticamente aún peores que los de las urnas es indispensable, antes que nada, salir en primer lugar del terreno electoralista, en que se ubican Syriza o Podemos. El problema no es ser “el primer partido” o “haber roto el bipartidismo PSOE-PP”: es ofrecer, hoy, ya, una alternativa anticapitalista y de poder, encabezando la protesta y el odio nacionales fuera de los canales del nacionalismo reaccionario y del racismo. Un programa con eje en el empleo, en los jóvenes, en el territorio y acciones directas para aplicarlo, una política de solidaridad contra el racismo y la xenofobia podrían reconquistar protestatarios que, como el 43 de los obreros o el 56 de los jóvenes franceses, votaron el 25 por el FN aunque no sean fascistas sino conservadores y nacionalistas como resultado de la educación nacionalista recibida por años de los partidos comunistas y socialistas.

La protesta social –no el voto bronca- puede cambiar las cosas. Pero la gente no lucha meramente contra el “neoliberalismo” que es sólo una política del capital financiero. Enfrenta un sistema capitalista en crisis dispuesto a salvarse a cualquier costa, incluso de guerras y de una catástrofe ecológica y del fin de la civilización. Por eso, en la resistencia electoral de frente socialdemocráticos amplios, como en los casos de Syriza y Podemos, es indispensable también introducir elementos anticapitalistas.

Se abre un período de transición que no es bueno para los vencedores en las elecciones. La Europa del capital difícilmente podrá prescindir del combustible ruso y absorber Ucrania en el mismo momento en que su aparato político cruje por todos los costados y está por ser sometida al papel de satélite de Estados Unidos si firma el TLC que Washington quiere imponerle. Ese Tratado de Libre Comercio puede ser derrotado, la aventura en Ucrania puede cancelarse, se pueden arrancar medidas sociales favorables a los trabajadores. El desastre actual debe ser oportunidad para un cambio de rumbo.

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La izquierda sigue pensando en reformar la Unión Europea, construir una Europa progresista
Por reenvío la haine - Friday, May. 30, 2014 at 11:16 AM

x James Petras - La Haine

No se puede cambiar a la Unión Europea, es como pensar que comprando acciones puedes cambiar el Deutsche Bank. Las cosas van por otro lado

Análisis de James Petras en CX36, viernes 23 de mayo de 2014. Escuchar: http://www.ivoox.com/james-petras-23-mayo-audios-mp3_rf_3148692_1.html

Efraín Chury Iribarne: Bien, si te parece comencemos con e golpe de Estado en Tailandia ¿Qué intereses están detrás? ¿A quién responden estos militares? JP: El golpe en Tailandia es resultado de un ‘empate’ entre un sector populista que ganó las elecciones contra la oposición neoliberal, que estaba contra la política de subvenciones a las clases populares y la movilización de los sectores más pobres del país. El hecho es que la derecha se ha movilizado por meses paralizando el centro de Bangkok con sus protestas y es un conflicto entre dos sectores capitalistas, uno populista y uno neoliberal.

El problema es que los neoliberales han tomado iniciativas para frenar la política populista hacia los sectores más pobres y el gobierno ha perdido terreno institucional, porque las instituciones judiciales y el rey no les son favorables. Pero en todo caso el golpe trata de frenar una guerra civil entre los dos sectores, porque si el Gobierno movilizan a sus simpatizantes pueden llegar a un millón de personas en Bangkok. Y una vez movilizadas las masas puede ir más allá de simplemente apoyar al gobierno, y presionar por cambios más profundos.

Entonces, el golpe es una forma de paralizar el conflicto e imponer una solución más, según las necesidades del rey, que quiere mantener el status quo, quiere marginar a las masas tanto por la derecha como a los sectores populistas. Es un tipo de golpe bonapartista, quiere imponer por encima de los partidos y del Parlamento un sistema electoral que puede ser más controlado, más estable. Por el momento los militares van a utilizar sus poderes para vaciar las calles y mantener los negocios, el turismo y los inversionistas en una situación más estable.

Más allá de eso podríamos ver nuevas elecciones, en un año o más, más controladas. En otras palabras, los militares representan a los inversionistas capitalistas; la monarquía y la estabilidad del orden existente.

EChI: Petras, ¿qué pasa en Nigeria?

JP: La de Nigeria es una situación bastante complicada, porque el presidente, Goodluck Jonathan, es uno de los más corruptos e insensibles de todos los presidentes en África. Cuando raptaron a las 200 niñas él decía que esas cosas pasan, demostrando una total falta de preocupación.

Ahora, las propuestas occidentales de intervenir son muy peligrosas porque van a utilizar el pretexto de rescatar a las niñas como forma de intervenir y establecer bases militares y una presencia más extendida del imperialismo. El grupo Boko Haram es un grupo islámico reaccionario en el sentido político, social y económico, pero que refleja el descontento en la parte norte, este y oeste del país donde hay enorme pobreza. Y el gobierno central ha robado cientos de miles de millones de dólares en petróleo.

Entonces, tienes una gran polarización regional, tienes una enorme corrupción, tienes un ejército que va buscando terroristas y masacrando los pueblos, y frente a esta situación no hay nada bueno que podamos decir. Tanto los terroristas como los gobernantes han hecho mucho daño al pueblo. Cuando los militares intervienen supuestamente buscando terroristas, masacran aldeas enteras. Según Amnistía Internacional más de la mitad de 1.500 personas muertas son producto de las masacres militares.

¿Ahora, cómo defender y buscar a las niñas? Un proyecto es movilizar los pueblos, organizar las comunidades, armar el pueblo, pero eso no está tanto en la agenda occidental. Los occidentales quieren aprovechar eso para mandar tropas, y una vez que están allá van para quedarse. Van a militarizar Nigeria, no a democratizarla y las cosas van a seguir igual. Es una gran tragedia, tanto para las familias de las víctimas como para el pueblo. Yo no veo ninguna solución progresista, los occidentales interviene y cuando lo hacen se quedan. Montan bases militares, organizan la represión y las cosas siguen iguales.

EChI: ¿Qué importancia suponen los acuerdos económicos y maniobras militares conjuntas entre Rusia y China?

JP: Es muy importante, es un acuerdo con implicaciones estratégicas, porque Rusia ahora siente las presiones occidentales con bases militares y misiles alrededor de todas sus fronteras. Desde los países bálticos, pasando por Europa Central, hacia el sur los países balcánicos y ahora con la toma de poder en Ucrania por los gobernantes pro-OTAN Rusia está obligada a buscar nuevos aliados y nuevos mercados. La apertura, el acuerdo con China va a beneficiar a ambos lados, China también está enfrentando conflictos en sus fronteras fomentados por EEUU. Entonces, como enfrentan la misma agresión militar occidental, los dos grandes centros económicos y militares, Rusia y China, están fortaleciendo los lazos económicos y los lazos militares.

El combo, la combinación Rusia – China es una forma de defender sus intereses y debilitar los lazos entre los países de OTAN, porque lo que China gane Alemania y la Unión Europea lo van a perder, porque Rusia y China puede complementarse. China como gran centro manufacturero podría desplazar a Alemania como proveedor de Rusia, y Rusia puede encontrar otro mercado para su gas.

Este nuevo eje Rusia – China puede ser un fuerte contrapeso a la agresión norteamericana y puede cambiar toda la política económica en la economía mundial.

EChI: Este fin de semana son las elecciones europeas, se dice que ganará la derecha.

JP: Sí, hay un conflicto que está surgiendo entre el neoliberalismo en poder en Europa que han generado la crisis, el estancamiento y la desocupación, y la derecha que está aprovechando la crisis mejor que la izquierda en muchos casos. Es porque la derecha rechaza de forma contundente a la Unión Europea. La Unión Europea es una organización controlada por una oligarquía no elegida, una política profundamente perjudicial para las naciones y profundamente vinculado con la política económica de los grandes monopolios. Y la derecha, utilizando una retórica anti Unión Europea, utilizando un discurso democrático y también culpando a los inmigrantes como principal fuente de desocupación, han ganado un apoyo amplio y bastante creciente. Van a multiplicar su apoyo particularmente en Francia, Inglaterra, Holanda, los países nórdicos y tal vez en Grecia.

Lo que pasa es que la izquierda sigue pensando en reformar la Unión Europea, construir una Europa socialista. Pero a este discurso me parece que le falta realismo. El proyecto nacional no es contrario a una política socialista. Es decir, tenemos que salir de la Unión Europea para tener la independencia nacional para formular una estrategia económica anti austeridad. No se puede cambiar a la Unión Europea, es como pensar que comprando acciones puedes cambiar el Deutsche Bank. Las cosas van por otro lado.

Y la derecha está aprovechando este sentimiento nacional, está aprovechando el hecho de que las decisiones en la Unión Europea las toman un tres poderes institucionales que no son elegidos.Al final de cuentas debemos reconocer que el Parlamento Europeo no tiene mucho poder, el poder está concentrado en la oligarquía en Bruselas. Pero en todo caso puede ser una victoria simbólica para la derecha y mostrar que están ganando apoyantes para las próximas elecciones nacionales.

La izquierda tiene que rectificar su política y no hablar en términos internacionalistas cuando no tienen fundamentos nacionales. La política pasa por el desmantelamiento de la Unión Europea y no a partir de reformarla que me parece utópico.

EChI: ¿Y las elecciones en Ucrania?

JP: Las elecciones no tienen ninguna legitimidad porque la Junta en Kiev no tiene legitimidad para convocar a elecciones. Tampoco la gran mayoría de la gente en la parte este y sur de Ucrania va a ir a votar. Ellos organizaron y convocaron sus propias elecciones, su referéndum y tienen sus propios representantes. Incluso en la parte occidental de Ucrania la participación va a ser muy baja porque los candidatos son la vieja mafia del pasado, los corruptos, los involucrados en el pillaje de la economía.El principal candidato es un multimillonario que no tiene presencia en ninguno de los contextos sociales que buscan mejorar la vida.

El peligro es que utilizan estas elecciones para lanzar una ofensiva militar contra el pueblo independiente y democrático en el este. Facilita la integración en Europa y no creo en nada de las promesas del candidato principal que dice que no está pensando en la OTAN y que busca mejorar relaciones con Rusia. Es una táctica momentánea para desarmar a Rusia y conseguir el apoyo de Putin sobre las elecciones.

Putin está equivocado pensando que estas elecciones van a expresar la voluntad del pueblo en Ucrania. Es algo muy distante porque en el mismo momento que convocan el voto el ejército de la Junta está atacando y matando ciudadanos en el este. No se puede convocar elecciones en el medio de una guerra contra los mismos ciudadanos del país.

EChI: También hay elecciones este domingo en Colombia.

JP: (El narco-presidente Juan Manuel) Santos va a ganar las elecciones en el segundo turno, no por un gran margen pero obviamente (el ex presidente Álvaro) Uribe no es potable para un sector del pueblo y mucho menos entre sectores de la oligarquía que está vinculada con el nuevo proyecto de megaminería en asociación con los capitales extranjeros en el Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU. Uribe era muy útil para masacrar al pueblo, eliminar la amenaza de una revolución, imponer el orden militar- civil, pero ya cumplió la fase de masacre para la oligarquía. Ahora es la necesidad de conseguir las inversiones, la estabilidad y un acuerdo con los sectores populares de insurgencia.

En todo caso Santos no representa ninguna alternativa popular. Es posible que firme el acuerdo con la insurgencia, pero tengo dudas sobre la implementación de las reformas políticas y la promesa sobre el plan agrario. Pero eso vamos a ver. En todo caso los sectores progresistas están llamando por una abstención y creo que algún sector puede que vote al mal menor, Santos, porque él va a continuar o promete implementar el acuerdo con las FARC. Entonces, los sectores demócratas van a dividir entre el abstencionismo que puede alcanzar hasta el 60%. La elección se va a decidir con un 20% a 25% del electorado en favor de Santos y lo que queda para la otra derecha fascista.

EChI: ¿En qué puede quedar el proceso de paz entre gobierno y guerrilla?

JP: Es algo que debemos pensar, yo no tengo una respuesta, es más tengo más preguntas que respuestas. Los anteriores acuerdos entre la guerrilla y los gobernantes, no fueron respetados por el Gobierno. Por ejemplo, en el año ‘84 con Belisario Betancur los guerrilleros bajaron de la montaña, empezaron a participar y de repente fueron masacrados. La Unión Patriótica, que era el frente popular, perdió asesinados a casi 4.000 afiliados, particularmente dirigentes y candidatos presidenciales y locales. Eso primero.

Segundo, tenemos la idea de una reforma agraria pero no hay indicaciones de que los oligarcas estén dispuestos a devolver tierras. En cualquier forma debemos ver qué financiamiento está disponible para financiar la reocupación de tierras y sembrar, construir caminos para la mercantilización.

Sobre la política de drogas creo que Santos y las FARC pueden llegar a un acuerdo pero los narcotraficantes tienen su propio respaldo y sus propias influencias entre los militares y banqueros. Se puede cumplir parcialmente, pero para realmente cumplir con esto deben invertir dinero para que los cultivadores puedan ganarse la vida. Pero con el TLC las importaciones alimentarias norteamericanas van a perjudicar los cultivos alternativos a la coca. Es otro problema que debemos analizar, cómo se van a cultivar productos alternativos cuando hay un TLC, importaciones norteamericanas subvencionadas por el Congreso.

EChI: Bien Petras, se viene el campeonato del mundo de fútbol de Brasil, donde el pueblo está en las calles manifestando en contra del gasto hecho para el mundial y reclamando servicios, salario, trabajo, estudio y comida. ¿Se mezcló el fútbol con la política?

JP: Yo creo que es una gran victoria de la conciencia popular, porque el gran espectáculo deportivo está manipulado por el gran capital para distraer a la gente, para que la gente piense en la competencia del fútbol y no en la lucha de clases. La idea de Lula y de Rousseff era esa precisamente, crear este gran espectáculo, atraer grandes capitales, divertir a la gente para que se olvide que tienen sistema de transporte público malo, que hay corrupción, que hay graves problemas en Educación, y salud.

El éxito popular en este caso es magnífico. Ellos entienden que hay dinero y cuando el gobierno dice que no hay dinero para este o aquel proyecto popular, la gente con las cuentas en la mano le responde ¿cómo construyen estadios y transportes multi mil millonarios y no pueden subir el salario? El conflicto entre los proyectos faraónicos del gobierno y el reconocimiento de los propios intereses del pueblo es magnífico. Me parece que los analistas que dicen que el pueblo se puede mistificar con deportes, diversiones, telenovelas, están equivocados.

La gente disfruta del deporte, de las telenovelas, pero no olvida básicamente cómo viven y cómo está su bolsillo, su trabajo, su transporte. Eso para ellos es fundamental y me parece que eso está expresado claramente en esta situación en Brasil. ¡Viva la lucha de los pueblos y abajo la Copa del Mundo y los Olímpicos!

EChI: Por último, Petras, insisto con lo que pasa en Tailandia.

JP: Es lo mismo que pasó en Egipto, precisamente utilizan conflictos para imponer el mando militar y eso, me parece, figura en primer lugar en las políticas del mundo capitalista actual. Cuando los capitalistas no pueden resolver los conflictos en el sistema parlamentario constitucional, traen los militares para imponer un orden que garantice las grandes inversiones capitalistas, el orden y la disciplina de la población. Eso es lo que buscan. La derecha tenía como objetivo provocar el golpe, así que aprovechó las manifestaciones y el caos en las calles para invitar a los militares a tomar el poder. Creo que los militares han tomado el poder y han eliminado las posibles movilizaciones populistas, pero van a beneficiar a las grandes multinacionales que están molestas por los meses de conflictos e indecisión.

Extractado por La Haine

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¿Por qué barrió la extrema derecha europea en las elecciones?
Por reenvío la haine - Friday, May. 30, 2014 at 11:21 AM

x Manuel Medina
Avance imparable de las fuerzas de extrema derecha en la mayoría de los países europeos

La extrema derecha avanza imparable a lo largo y ancho de toda Europa. Las políticas económicas impuestas por los grandes consorcios financieros de los países centrales europeos han servido nuevamente de incubadoras de los huevos de la serpiente fascista que ya viviera este continente en la primera parte del siglo XX.

En esta ocasión - todo hay que decirlo - el resurgimiento de estas fuerzas con aspiraciones totalitarias se ha visto reforzado también por la ausencia en el panorama político europeo de la réplica argumental de partidos revolucionarios que pudieran haber orientado a amplios sectores sociales acerca de cuál es realmente la respuesta que corresponde a un sistema económico que solo es capaz de generar miseria y dolor en la mayor parte de la población.

Los resultados de las elecciones europeas vuelven a poner de manifiesto que los pueblos han perdido la confianza en aquellas organizaciones que, reclamándose pertenecientes al pensamiento de izquierdas, han terminado integrándose en el sistema político capitalista, participando en muchos casos de sus componendas y del disfrute de privilegios recibidos a cambio de sus silencios y omisiones. El discurso intencionadamente críptico de los voceros de esos partidos es menos entendido ahora que nunca por la gente que, ahogada por el peso de los problemas económicos, está reclamando alternativas claras y carentes de ambigüedades.

LA EXTREMA DERECHA Y LA CRISIS

Como ocurriera en las décadas de los años veinte y treinta del pasado siglo, los grupos fascistas hacen uso de soflamas demagógicas en las que ni siquiera creen, pero que utilizan para reflejar aspectos veraces ocasionados por la crisis del sistema. Tal es el caso de las críticas que estos grupos dirigen hacia la estructura política de ese gran consorcio de mercaderes que hoy es la Unión Europea.

La situación que se nos presenta en la actualidad no es una novedad histórica. Es más, aunque haya transcurrido más de ochenta años desde la aparicion del fenómeno fascista, hay secuencias que hoy se reiteran casi miméticamente. Los nazis, por ejemplo, en 1933 criticaban en sus discursos los efectos nefastos que una crisis muy similar a la que ahora vivimos provocaba en Alemania. En ese país siete millones de asalariados fueron empujados a las filas del paro, una cifra parecida a la que hoy tenemos en España. Pero a la hora de formular alternativas a la situación de caos que se vivía en el país, en lugar de dirigir su dedo acusador hacia las clases hegemónicas germanas señalaban solo a los pocos banqueros judíos instalados en el sistema financiero como únicos culpables de las penurias del pueblo alemán.

Como también sucede hoy, los ultraderechistas europeos pronuncian sonoros discursos incendiarios contra "la plutocracia", de la que nunca proporcionan ni nombres ni apellidos. Pero omiten poner de relieve cuáles son los mecanismos del sistema económico que generan el paro y la miseria de importantes sectores sociales. Su iracundia la dirigen con exclusividad contra los grupos más débiles de las sociedades europeas: los emigrantes. Contra ellos orientan su artillería propagandística, acusándolos de ser los causantes de que las filas del paro hayan engordado desproporcionadamente en el curso de los últimos años. Se trata de un argumento muy simple, torpe y fácilmente desmontable, pero que en ausencia de la contra argumentacion de las fuerzas políticas revolucionarias con incidencia social, es convertido en una poderosa arma arrojadiza de muy fácil utilización.

EL DESOLADOR PAISAJE DE LA IZQUIERDA

A diferencia de los años treinta, en los que el fascismo tuvo sus momentos de auge, el panorama actual en la izquierda europea es simplemente desolador.

Las organizaciones supuestamente de esta filiación política se han mostrado incapaces de romper sus vínculos con un proyecto de Unidad Europea diseñado desde el momento mismo de su aparición por las clases hegemónicas de los países más desarrollados del centro y norte del continente. En ese proyecto de unidad de los grandes grupos financieros, a los países del Sur se les otorgó el papel subsidiario de importadores de productos provenientes del Norte. La economía española, por ejemplo, fue desindustrializada como precio inexcusable a su entrada en la Unión Europea. El desarme industrial corrió a cargo del gobierno socioliberal de Felipe González, que inició una auténtica “revolución privatizadora” que puso en manos de los consorcios europeos toda la infraestructura industrial del país.

Mientras el sistema económico en su desarrollo anárquico y depredador marchaba con aparente eficacia, los efectos de sus disfunciones permanecieron ocultas, parapetadas tras el crédito fácil y el endeudamiento a perpetuidad. En cuanto la crisis estalló en los EE.UU., sin embargo, las fichas del dominó de las finanzas mundiales empezaron a caer una tras otra. En las economías europeas dependientes las "disfunciones" del sistema emergieron con toda virulencia. El caos económico cundió, particularmente, en los "países espejos" , también denominados "pigs" (cerdos) por los medios de comunicación anglosajones - (p-i-g-s / Portugal, Italia, Grecia, Spain) , que se limitaban a reflejar de manera engañosa una riqueza cuya única madriguera se encontraba en la Banca del norte europeo. Y ese es, justamente, el punto en el que nos encontramos hoy.

LA EVOLUCIÓN DE LA IZQUIERDA EUROPEA

Durante las últimas décadas, los partidos y sindicatos pertenecientes a la izquierda histórica revolucionaria, que durante casi un siglo abogaron por la erradicación del sistema capitalista y su sustitución por otro de carácter socialista, llegaron a creer que el erróneamente denominado "estado del bienestar" de las sociedades europeas se proyectaría indefinidamente en el tiempo, que las conquistas obtenidas por las clases trabajadoras eran permanentes, fueran cuales fueran las circunstancias que se presentaran en el futuro.

La verdad es que esa esperanza era tan solo un espejismo. Las conquistas que los trabajadores lograron arrancar de sus patrones obedecían a diversos factores que tenían carácter coyuntural. En primer lugar, a las duras luchas de los sindicatos y organizaciones revolucionarias existentes. En segundo lugar, a una determinada etapa económica del desarrollo del capitalismo que tuvo lugar después de la II Guerra Mundial. Y, finalmente, también, a la existencia de un sistema socialista mundial y a un pujante movimiento de descolonización que obligó a las clases hegemónicas europeas a hacer importantes concesiones en múltiples terrenos.

La equívoca percepción de que el sistema capitalista había entrado en una nueva fase, en la que iba a ser posible desmontarlo "gradualmente" desde dentro, insertándose en sus instituciones y "engrasando" sus goznes, llevó a los partidos y sindicatos antaño políticamente revolucionarios a convertirse, progresivamente, en nuevas piezas del propio sistema.

A estas alturas del siglo XXI , el reformismo socialdemócrata europeo, cuya influencia se extendió también a los partidos comunistas, no solo ha terminado engullendo a los partidos y sindicatos que históricamente libraron batallas decisivas contra la expansión del fascismo y el sistema capitalista que lo sostiene, sino que su discurso ha dejado de tener verosimilitud entre los trabajadores.

Por otra parte, las viejas organizaciones y sindicatos han ido perdiendo gradualmente sus vínculos sociales y políticos con los sectores oprimidos de las sociedades europeas, - los parados, jóvenes, mujeres, marginales, intelectuales etc.- , hasta tal punto que en la actualidad se produce la insólita circunstancia de que la extrema derecha se está nutriendo de los votos proporcionados por los sectores más depauperados de la sociedad, comprendidos entre ellos los asalariados y no asalariados.

¿Era posible esperar otros resultados? La cuestión es que la dinámica social no asigna roles estrictos al comportamiento de las clases sociales. Los grupos sociales no actúan solo movidos por sus intereses objetivos. En su comportamiento inciden múltiples factores. Si en momentos históricos determinados la demagogia de la extrema derecha es capaz de señalar los efectos de determinadas políticas en la ausencia de otras voces, la masas seguirán a los demagogos, aunque el engaño pueda conducirlos a un despeñadero.

Pero, ultima ratio, no serán solo las masas las responsables de sus comportamientos incongruentes. La responsabilidad politica de que ello suceda de esa forma corresponderá a aquellas fuerzas sociales organizadas que traicionaron el papel histórico que les correspondía jugar.

LOS RESULTADOS

Parece adecuado precisar que los votantes europeos que han apoyado a los partidos de la extrema derecha no son lo que sensu stricto entendemos por "fascistas". El recuerdo de la estela de estragos, sangre y muerte que dejó el fascismo en Europa permanece todavía muy vivo en el continente europeo. Los electores franceses, austriacos, daneses, británicos, húngaros etc., se pronunciaron contra la devastación económica ocasionada por las políticas aplicadas por los gestores burocráticos de la crisis en Bruselas

Atendiendo a los porcentajes de los escrutinios que obran en nuestro poder en las primeras horas de la mañana del lunes, en Francia los ultraderechistas de Marie Le Pen se convierten en el primer partido político del país con un 25% de los votos. En Austria el FPO, Partido de la Libertad, consiguió un 19,50%, aumentando el considerable apoyo que ya obtuvo en el año 2009. Tanto en Dinamarca como en Croacia los partidos de extrema derecha fueron las opciones más votadas. Amanecer Dorado, de Grecia, no cumplió con las expectativas que auguraban algunas encuestas, quedando en poco más del 9%. En Reino Unido, el UKIP paso de obtener en las pasadas elecciones del 2009 el 16,09 % de los votos a convertirse ahora en el primer partido del país, con el apoyo del 29% de los electores, un hecho históricamente sin precedentes. En Alemania, el partido que aglutina todos los grupos neonazis entraría con un escaño en el Parlamento Europeo. En Hungría, un partido de extrema derecha que posee milicias dedicadas a la caza de gitanos, obtiene nada menos que el 14% de los votos.



Canarias-semanal.org

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jajaja
Por doktor bressano - Friday, May. 30, 2014 at 4:15 PM

Che, se acuerdan cuando el pelotudo del Chipi Castillo se refería a Europa como el viejo continente? Qué nabo.
Aguante Altamira y Moreno!

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