Julio López
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Poemas para revolucionarixs
Por huert(a)capucha - Thursday, Jun. 05, 2014 at 10:36 PM

Dedicados a la libertad de Sol Vergara, Marcelo Villaroel, Freddy Fuentevilla, Juan Aliste, Carlos Quiruleo, Hans Niemeyer, Alfonso Alvia, Hermes Gonzáles y todxs lxs anarquistas, mapuches y revolucionarixs presxs por el Estado de Chile Newen África (desde argentina)

No hay víctimas
vivas,
ni muertas
en una guerra

Nos invaden
escapamos,
nos perdemos
sin salida.

La batalla empieza por dentro
circula por las venas
adrenalina los nervios
agita las pasiones.

Cada situación
una barricada
contra lo legal
la moral
la propiedad
la autoridad.

Elejimos la incomodidad,
la necesidad de romper un orden
la libertad que nos presiona
y nos lleva
a que no quede otra
que hacernos cargo.

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La Fuerza del cobarde

asquerosos, amargados, anesteciados, alcóholicos, alcahuetes alpedo, asesesinos asueldo, apodados apellidos, antihumanos, a-gente, aspirantes, asendidos, asediados, acaparadores, aprovechadores, asaltantesconpatente, atroces, atrevidos, ásperos, amaestrados, amansillados, acarreados, adiestrados, arrastrados, arrinconados, arrestan, agreden, arrepiéntanse, arrodíllense

estúpidos, egoístas, esqueletos, espelusnantes, esclavos, enrolados, escalafones, enriquecidos, engreídos, engañados, enrejados, estatuas, ediondos, eructan, encierran, esperas, escalofriante, escabullite, escapate, encontralos, enemigos, extínganse

inútiles, ineptos, idiotas, idiotizados, impúdicos, impunes, impotentes, imitadores, irresponsables, irrespetuosos,irremediables, irrecuperables, intrometidos, inescrupulosos, inocultables, intrínsecos, insignificantes, incapaces, indefensos, inseguros, insolentes, incoherentes, insípidos, indignos, inestimables, infelices, involutos, ignaros, inmólense

obesos, ojerosos, olgazanes, olorientos, olorosos, orripilantes, obsecuentes, ortopédicos, omogeneizados, omologados, oscuros, oscurantismo, ostracismo, odiosos, odiados, obstaculos, observados, ofensivos, ofendidos, oleee

ufanados, umillados, utilizados, usados, usufructuados, usinas, úmedos uniformes, uniformados, unasolaneurona,

cagones cuadrados como dados

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ROSARIO- Charla: LUCHA CONTRA LOS MEGA-PROYECTOS DEL ESTADO-CAPITAL

Jornda por la Tierra y contra el Capital
EN EL MARCO DE LAS JORNADAS
POR LA TIERRA Y CONTRA EL CAPITAL

VIERNES 6 DE JUNIO A LAS 19.30 HS.

Monsanto en la región argentina,
Aratiri en la región uruguaya.

Biblioteca y Archivo Histórico-Social "Alberto Ghiraldo"
Carriego y Marcos Paz (Mendoza al 4800)

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Batalla en Brasilia: representantes de cien etnias protestaron contra el Mundial e hirieron con flechas a un policía

desde la prensa facha:

Los agentes reprimieron con gases lacrimógenos y ellos respondieron con sus armas
tradicionales. Un oficial debió ser operado para extraerle la punta que tenía clavada
La policía dispersó el martes con gases lacrimógenos una manifestación pacífica contra el Mundial-2014 protagonizada por indígenas y miembros de movimientos sociales que pretendían llegar al estadio mundialista de Brasilia, donde se disputarán varios juegos de la Copa y desde este martes se exhibía el trofeo.
Entonces, policías del Batallón de Choque dispararon gases que estallaron en medio del grupo de indígenas, quienes reaccionaron armando sus arcos. Un efectivo de la policía montada fue herido por una flecha disparada a corta distancia (ver video adjunto).
El indígena que la disparó fue detenido y liberado poco después. El oficial fue operado para retirar la punta clavada. Una moto de la policía también fue alcanzada por varios flechazos, mostró la televisión O'Globo.
Los choques se produjeron cuando los manifestantes intentaron llegar al estadio

"Espantar el mal"

Poco antes, cerca de medio millar de líderes indígenas de cien etnias de todo Brasil -incluido
el jefe indígena Raoni, de 84 años, gran defensor de la Amazonia- subieron al techo del Congreso en reclamo de políticas para sus pueblos.
"Subir al Congreso fue un acto de valor, muestra que somos guerreros y defendemos nuestros derechos", dijo a la agencia AFP Tamalui Kuikuru, de la región del Xingú de Mato Grosso (centro oeste).
Los indígenas, que llegaron luciendo sus pinturas, plumas, arcos y flechas tradicionales, descendieron pacíficamente del techo del Congreso poco después, recorrieron la gran avenida donde se encuentran los ministerios y luego se sumaron a varios cientos de manifestantes anti Copa y del movimiento de los Sin Techo que marchaban hacia el estadio.

"SOMOS GUERREROS Y DEFENDEMOS NUESTROS DERECHOS"
"¿La Copa es para quién? ¡No es para nosotros!", clamaba poco antes de los enfrentamientos con la policía un manifestante por un altavoz. "¡La Copa no la quiero, quiero ese dinero para salud y educación!", gritaba.
Los indígenas iniciaron su protesta con rezos tradicionales al ritmo de maracas en la plaza de los tres poderes, flanqueada por los edificios de la Presidencia de la República, el Congreso y la Corte Suprema.
Algunos ancianos usaban humo para "espantar el mal", según explicaron a la agencia AFP.
Los indígenas han multiplicado sus protestas en la capital durante el gobierno de la presidente Dilma Rousseff, a la que acusan de frenar la demarcación de sus tierras ancestrales y de favorecer a los grandes agricultores.

Ola de huelgas
La manifestación ocurre en un contexto de protestas contra la Copa y huelgas en varios sectores a las puertas del Mundial, que se extenderá entre el 12 de junio y el 13 de julio.

Una huelga de conductores de autobuses paralizó este martes Salvador, una de las 12 ciudades sede del Mundial, lo que afectó a un millón de personas. En Río de Janeiro, una nueva paralización de 24 horas fue convocada a partir de las 00:00, hora local (03:00 GMT) del miércoles, dos semanas después de dos paros que dejaron unas 700 unidades depredadas.
Brasil fue sacudido por una ola de masivas manifestaciones durante la Copa Confederaciones en junio del año pasado, para reclamar que el gasto público en los estadios fuera redirigido a la salud, la educación y el transporte.
Las manifestaciones, que continuaron durante meses aunque con muchísima menos intensidad, han estado más vinculadas en las últimas semanas a movimientos sociales organizados, desde sindicatos a partidos de izquierda radicales, ONG críticas del Mundial, el Movimiento de Campesinos Sin Tierra o los Sin Techo.
Varios sectores, de policías a profesores, pasando por los conductores de autobuses de Río, San Pablo (sureste), Salvador y Sao Luis de Maranhao (noreste), aprovechan la cercanía de la Copa para pedir aumentos salariales y hacer huelga.
Los trabajadores del metro de San Pablo, que transporta cada día a 4,5 millones de personas, podrían paralizar el servicio el 5 de junio, una semana antes de la inauguración del Mundial en esa misma ciudad.
Los profesores de la red de enseñanza pública del municipio y del estado de Río de Janeiro también están en huelga, y el lunes unos 200 de ellos bloquearon brevemente la salida del bus que transportaba a la selección brasileña hacia su centro de entrenamiento.
Trabajadores de la salud de Río de Janeiro evalúan, asimismo, entrar en huelga. Los vigilantes bancarios de Río paralizaron sus actividades hace casi un mes.

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Brasil: Noches blancas y cielos estrellados

La Copa del Mundo en Brasil y los sobresaltos internacionales de la insurrección.

La Copa del Mundo no es cuestión de fútbol. Si un país es candidato para la organización de este evento es porque el fútbol cumple hoy en día la misma función que los espectáculos de gladiadores en la Roma antigua e, igualmente, porque es una ocasión inesperada para el Estado organizador de hacer avanzar a pasos de gigante su desarrollo económico y su influencia política. La Copa tiene unos costes monstruosos aunque, vistos como inversiones, prometen casi seguro ser muy jugosos. Brasil, considerado como una de las grandes potencias económicas mundiales, cuenta con subir algún peldaño más organizando la Copa y los Juegos Olímpicos.
La Copa del Mundo es también un proyecto del Poder para refrenar las tensiones sociales y dar el espectáculo que idolatran. Para las entidades estatales y los intereses económicos, es una ocasión para crear las condiciones que permitan abrir nuevos mercados, para cerrarle el pico a ciertas resistencias y para realizar un salto cualitativo en la ocupación del territorio y en la explotación capitalista. Es en la gran-misa moderna del Estado y del Capital donde la arrogancia del Poder se exhibe en el espectáculo de los estadios, de las masas que berrean, de las pantallas, de las emisiones en directo y del orgullo nacional.
La concesión de la organización de la Copa del Mundo 2014 al Estado brasileño ha significado una intensificación inmediata y sistemática de la militarización de la gestión de la “paz social”. Creadas según el modelo de las tristemente famosas “operaciones de pacificación”, han visto la luz nuevas unidades policiales, las Unidades de Polícia Pacificadora (UPP), implantadas desde 2008 en decenas de barrios difíciles y de favelas de Río de Janeiro. En nombre de la guerra contra el tráfico de drogas, el Estado ha retomado de forma militar el control de los barrios. En el espacio de cuatro años, según las cifras oficiales, sólo en Río de Janeiro, más de 5500 personas habrían sido asesinadas por la policía. En los barrios de los que se ha echado a las bandas de traficantes, los paramilitares hacen y deshacen a su antojo.


Pero, evidentemente, la Copa del Mundo no tiene como único aspecto los uniformes. Por una cantidad que supera los 3500 millones de dólares, se han construido estadios en lugares estratégicos de las ciudades. Han expulsado a la gente de las favelas, que han sido arrasadas para construir nuevos barrios de clase media, centros comerciales, hoteles de lujo y acondicionamientos para las playas. Se han reformado y asegurado los ejes de transporte; se han construido o reconstruido aeropuertos, puertos y redes eléctricas. En Río de Janeiro se ha expulsado a 250000 personas de sus viviendas para hacer sitio para los proyectos de construcción ligados a la Copa del Mundo de 2014 y a los Juegos Olímpicos de 2016. La Justicia brasileña no ha ocultado sus intenciones sobre sus planes para el futuro de todos estos estadios que no servirán en su mayoría más que para acoger algún que otro partido: se están realizando estudios para examinar como los nuevos estadios de Manaos, Brasilia, Cuiabá y Natal se podrían transformar en cárceles.
La Copa del Mundo es, pues, una operación de purificación social. El Estado y el Capital se deshacen de los indeseables, de esas capas de población que se han hecho superfluas en la circulación de mercancías y que sólo pueden convertirse en fuentes de problemas. Sin embargo sería un error considerar esta operación como una “excepción” que las democracias legitiman mediante la Copa del Mundo: se trata claramente de una restructuración, de una intensificación del control social y de la explotación. Copa del Mundo o crisis, guerra o reconstrucción, desastres naturales o urgencias… el Poder nos hace destellar “situaciones excepcionales” que de hecho son el mismo corazón del progreso capitalista y estatal.
La gran-misa de la Copa del Mundo abre todos los mercados imaginables. Y esto no sólo concierne a la especulación inmobiliaria o a la industria de la seguridad. Desde hace meses, lxs campesinxs señalan que hay camiones llenos de cocaína yendo y viniendo desde Colombia para responder a las “necesidades” de los tres millones de turistas que están esperando. Igual que durante la Copa del Mundo en África del Sur de 2010, la prostitución se desarrollará de forma vertiginosa. En las obras de los estadios, donde numerosos obreros inmigrantes curran en condiciones particularmente duras, las empresas los aprietan para conseguir llegar a tiempo. Sin olvidar las diferentes fracciones del Poder en Brasil que negocian y cierran acuerdos con el gobierno: bandas de traficantes que se ocupan del trabajo sucio de expulsar a la gente que se resiste demasiado a los programas de urbanización, mientras las empresas emplean a paramilitares para asegurar la seguridad en las obras y aplastar las huelgas o las protestas a golpe de chantaje y de asesinato.
Pero la noticia no es todo este horror. La noticia es que en junio de 2013, Brasil estuvo en llamas durante casi un mes. Lo que comenzó como un movimiento contra la subida del precio de los billetes de autobús se convirtió en una revuelta incontrolada y generalizada contra el Poder. Después de ese mes de revuelta, sigue habiendo conflictos en torno a las expulsiones, las resistencias contra los planes de austeridad, de protestas contra los asesinatos policiales, o incluso disturbios antipatrióticos como los que tuvieron lugar durante la fiesta nacional del 7 de septiembre, etc., que han degenerado y escapado al control de la mediación política clásica. Estos últimos meses, ha nacido en Brasil una imaginación social que mañana podría incendiar de nuevo las calles.

*
Mientras, en Siria, el Poder y sus ostentores intentan frenar la oleada de sublevaciones y de revueltas que están contaminando cada vez más regiones del mundo ahogándola en un baño de sangre; mientras, en Grecia, la población se ve abrumada y aterrorizada hasta que borren la memoria de la insurrección de diciembre de 2008; mientras, en Ucrania, un levantamiento popular se ve pisoteado por el juego macabro entre diferentes facciones del Poder; mientras, en Egipto, Turquía, Bosnia, Libia, etc., el orden parece reorganizarse y restablecerse, la Copa del Mundo en Brasil se presenta como un intento de recubrir con una capa de plomo las contradicciones sociales que atraviesan toda América Latina.
Todo tomando distintas formas según los contextos y las condiciones, por todas partes del mundo se está llevando a cabo una restructuración del Capital y del Estado. Las fronteras nacionales se muestran más que nunca como lo que siempre han sido: rejas y muros para generar la revuelta potencial de los desheredados. No es, pues, casual que frente a la manifiesta contaminación entre las diferentes revueltas de los últimos años – una contaminación que no está tan basada en condiciones similares, sino más bien en una nueva imaginación no-mediada de la posibilidad de levantarse, de otra forma de vida – el Estado juega con el nacionalismo y los sentimientos reaccionarios: desde los movimientos fascistas en ascenso en el continente europeo hasta la renovación del patriotismo en los países que han conocido “primaveras árabes”, del anti-imperialismo con dos pelotas de antiguos dirigentes como Chávez hasta la fiebre por los equipos nacionales de fútbol.
Pero en vez de seguir detallando los movimientos internacionales de la reacción, inclinémonos más bien a los de la revuelta y a las posibilidades que abren. Durante la revuelta de junio de 2013 en Brasil, los insurgentes gritaban: “después de Grecia, después de Turquía, ¡ahora le toca a Brasil!” Las revueltas que hemos conocido en los últimos años han entreabierto la puerta para acabar con el aquí y el allí. Las uniones entre los diferentes Estados nacionales en materia de represión se han reforzado con una velocidad vertiginosa, pero esto no nos debería sorprender ni asustar. Vista la inestabilidad social creciente y la mezcla total de las economías y de los sistemas estatales, nos podemos imaginar que si pasa algo en alguna parte, también podría tener sus consecuencias en otro lado. Y este movimiento ya está en acción en la imaginación misma, este suelo particularmente fértil para la revuelta. Ahora se trata de introducir esta imaginación también en nuestros proyectos de lucha y de aprovechar las ocasiones que se presentan.
No existe la ciencia de la insurrección. Muchos ejemplos recientes – desde los disturbios de Londres en 2011 a los levantamientos en el mundo árabe – nos muestran el carácter imprevisible de la insurrección. Los pretextos pueden ser incluso muy “banales”. Aunque esta imprevisibilidad no debería empujarnos a una posición de espera de la “próxima vez” en cualquier parte del mundo; esta afirma más bien la necesidad de la conflictividad permanente, de la preparación de las ideas y de los actos. Sólo así podremos esperar no encontrarnos desprovistos en tales momentos: poco importa en qué parte del planeta estemos, podríamos intentar hacer contribuciones cualitativas que empujen a las revueltas en curso hacia una dirección radicalmente emancipadora, que las hagan golpear las estructuras fundamentales de la dominación moderna y de su reproducción, estructuras que se encuentran detrás de las filas de policías y las fachadas de los bancos. Subrayar el carácter imprevisible de la insurrección no significa por tanto pretender que caiga del cielo. Se trata precisamente de concretar que puede haber tensiones que indiquen posibilidades crecientes de revuelta, pero que no hay certeza en cuanto a saber si estas posibilidades se harán realidad. Al revés, puede haber contextos o conflictos que no dejan entrever ni un poco el próximo desencadenamiento de la revuelta y que por tanto hagan saltar chispas. La imprevisibilidad de la insurrección no debería tan siquiera ser un problema mayor para los anarquistas que se enfrentan continuamente con la autoridad, es un problema mayor para el Estado. Si analizamos las inversiones masivas que se han hecho a escala internacional en control y medios represivos, no parece que el Estado sea completamente inconsciente de este punto débil.
La insurrección es un juego de lazos inauditos y de actos imprevistos. No es una matemática en la que presencias numéricas aportan la respuesta definitiva. No es una cuestión de “solidaridad exterior” que aplaude a la revuelta del otro. Cada contexto y cada momento ofrecen posibilidades y oportunidades diferentes. Los anarquistas tienen que armarse de análisis, conocimientos y de medios para pasar a la ofensiva y atacar.
También tenemos que intentar aprender, tanto de nuestros análisis como de nuestras prácticas, de las experiencias insurreccionales. El tiempo de la dominación va cada vez más rápido y hace que se difumine la memoria de las revueltas. Las insurrecciones no son la revolución social y tampoco pueden considerarse como etapas en un desarrollo lineal hacia la revolución social. Son más bien momentos de ruptura en las que el tiempo y el espacio escapan de forma efímera a la influencia de la dominación.
Dada la acentuación de la represión – el hecho de que la autoridad esté siempre dispuesta a ahogar en sangre la insurrección de lxs oprimidxs- y la aparente confusión de motivaciones de numerosas personas durante momentos contemporáneos de revuelta, algunos reculan frente a la perspectiva insurreccional. Así y todo. Es precisamente la insurrección la que rompe la extinción del control y de la represión en un mundo en el que los exterminios masivos y la masacre organizada son ya rutina cotidiana del Estado y del Capital. Es precisamente la insurrección la que puede crear el espacio que permita traducir su rechazo y su revuelta en ideas más claras y afirmadas. El miedo del carácter imprevisible e incontrolable de la insurrección no se encuentra sólo del lado del orden, sino también del de los revolucionarios que buscan la salvación en la repetición de viejas recetas políticas: en vez de atacar por todos lados todo el tiempo, la construcción de un movimiento revolucionario unificado; en lugar de la insurrección, el desarrollo gradual de un “contra-Poder”; en lugar de la destrucción necesaria, la ilusión de un cambio progresivo de las mentalidades. Así vemos a anarquistas que retoman el rol de la izquierda moderada o a ex insurgentes que parten buscando certezas en elucubraciones sobre el “sujeto histórico del proletariado” o incluso se ponen a leer las obras de Lenin para encontrar recetas de una “revolución victoriosa”. Aun así, todas las recientes experiencias insurreccionales señalan la necesidad de encontrar otros caminos, caminos que se separen radical y definitivamente de toda visión “política” de la guerra social.
La perspectiva revolucionaria clásica de la autogestión está muerta. Ya va siendo hora de tomar nota definitivamente y denominar de alguna forma los intentos de resucitarla bajo otros nombres y otras formas. Ninguna estructura del Capital o del Estado se puede retomar para servirse de ella de forma emancipadora; ninguna categoría social es por su esencia la portadora de un proyecto de transformación social; ninguna batalla defensiva se transformará en ofensiva revolucionaria. La paradoja contemporánea que tenemos que afrontar reside en constatar que, por un lado la insurrección necesita de un sueño de libertad que le dé oxígeno para perseverar y, por otro, su obra debe ser necesariamente destructiva para poder tener la esperanza de sobrevivir a la extinción y los enquistamientos. La insurrección es necesaria para desmontar el camino hacia la liberación individual y social; y son las vitaminas de la utopía las que empujan hacia horizontes inesperados para escapar de la prisión social. A partir de la confluencia entre la práctica insurreccional y las ideas de libertad, podrá nacer la perspectiva revolucionaria contemporánea.
El carácter destructivo de la insurrección lleva a la destrucción del edificio de la prisión social en el que vivimos todxs. Sería necesario estudiar y analizar donde se encuentran hoy esos muros, sus guardias y sus torres si las queremos golpear. La dominación moderna ha diseminado por todos lados estructuras que permiten la reproducción social. Pensad en las infraestructuras tecnológicas omnipresentes que no atan a todas y todos al papel de presos sin que las cadenas hayan sido visibles como tales. O cómo la acumulación capitalista se orienta fundamentalmente hacia la circulación. En Europa en todo caso, la explotación ya no se concentra como antes en los grandes bastiones, sino que se ha extendido y descentralizado envolviendo todos los aspectos de la vida. Las conexiones entre estos aspectos están aseguradas por los caminos, los cables, los oleoductos, las vías férreas, por conductos subterráneos que representan las venas de la dominación. Ciertamente no seremos los últimos en lanzar gritos de alegría si hay insurgentes que le prenden fuego al parlamento en cualquier parte del mundo, pero las contribuciones anarquistas a la guerra social consisten también, sin duda, en indicar y atacar de forma más precisa el cómo y dónde la autoridad se alimenta y se reproduce.
Pero la destrucción no es suficiente. El acto y el pensamiento deben ir de la mano. No se puede esperar arrasar los muros de la prisión social si ya no intentamos mirar más allá de su recinto, hacia horizontes desconocidos, aunque sea difícil. No se puede pensar libremente a la sombra de una capilla. Justo eso. Pero la capilla no es sólo un edificio, es la materialización de unas relaciones sociales e ideologías dominantes. Sólo deseando que estas relaciones e ideologías se acaben, que se borren del imaginario, que se supriman de la propia capacidad para ser pensadas, estaremos a acuchilladas con lo existente. No necesitamos el enésimo programa para planificar la transformación del mundo, no más experiencias alternativas que siembren las semillas de la anarquía del mañana. ¡No! Lo que nos hace falta es la proyección de nosotros-mismos en otro medio completamente, el de los sueños. Sólo dejando a nuestras espaldas el realismo, que reivindica una nueva capa de pintura para nuestras celdas, patios más grandes, más actividades… podremos esperar poder volver a soñar, a ponerle palabras a nuestros deseos, estas palabras indispensables para expresar y comunicar una perspectiva revolucionaria. El mundo deja entrever lo que se puede hacer, nosotros tenemos que hacer lo que no se puede hacer. Reconstruir la tensión ética anarquista frente a lo que nos rodea, la punta de lanza de nuestro combate por la libertad. No dejar degenerar al anti-autoritarismo en postura política, sino hacerla arder como a cualquier otra cosa que nos anima diariamente, algo que nos pone ebrios de deseos e incontrolables pensamientos y actos. Continuar a partir del individuo, a la individualidad autónoma capaz de reflexionar, soñar y actuar, por todos lados y siempre, tanto durante momentos de agitación social como de reacción sangrienta, contra los vientos y las mareas del conformismo y de las evaluaciones estratégicas. El corazón de un anarquista así de impetuoso es también el núcleo de futuras perspectivas revolucionarias.

*
Ya no lo duda nadie. Tampoco el Estado. La Copa del Mundo de Brasil no se desarrollará sin problemas, así como que los proyectos de purificación social en los países del Amazonas se han encontrado una resistencia inesperada que ya no se dejará desarmar tan fácilmente. El gobierno brasileño se ha permitido anunciar que movilizará 160000 policías y militares para mantener el orden durante la gran-misa, reforzados por algunas decenas de miles de agentes de seguridad privada que se están formando en estos momentos por todo el mundo. Todos los Estados acentúan la propaganda de sus equipos nacionales y preparan la entrada masiva de turistas y de divisas extranjeras, es otro frente de la guerra capitalista. Nos están preparando para un homenaje planetario y para el aplastamiento de la revuelta.
La Copa del Mundo se materializa en una cantidad de terrenos que son tantos como pistas para posibles ataques. En los barrios de las metrópolis brasileñas, toma forma de depuración urbanística y militar realizada por empresas internacionales de construcción, despachos de arquitectos por todas partes y mastodontes de las tecnologías. Los emblemas nacionales inundarán las calles, los patrocinadores oficiales bombardearán el planeta entero con sus publicidades, los medias asegurarán emisiones en directo del espectáculo de la alienación. Las cajas fuertes y las consultorías se ponen a disposición de las autoridades con sus modernos modelos de combate anti-insurreccional en las necrópolis mientras una estrella con apretadas mallas de tecnologías de la comunicación permite un control diversificado. La maquinaría de la Copa del Mundo se compone de innumerables rodamientos que están estrechamente ligados y que son interdependientes: a cada uno le toca, en todas partes del mundo, estudiar qué rodamientos son susceptibles de perturbar y paralizar la maquinaría.
«Não vai ter Copa». Numerosxs rebeldes se preparan en Brasil a transformar la Copa del Mundo en una pesadilla para el Estado y en antorcha de insurrección para los amantes de la libertad. Esta antorcha no tendrá que arder solamente en Río de Janeiro, Sao Paolo o Porto Alegre, aprovechemos la ocasión para iluminar por todas partes las tinieblas de la dominación.

Contra la gran-misa de la autoridad.
Por el ataque internacionalista y la insurrección.

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CHILE:
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ESPAÑA- Ya está disponible el Todo por Hacer (junio 2014)

Todo Por Hacer es una publicación anarquista que se edita mensualmente en Madrid. Se distribuye de forma gratuita en esta ciudad y se puede descargar en http://www.todoporhacer.org

Descarga el número de junio pinchando aquí:
http://www.todoporhacer.org/?attachment_id=4619

Contenido del mes de junio
Artículos:
- Aún está todo por hacer
- Mercadona. Publirreportajes y despidos
- Tanta mierda no puede salir de la misma boca
- ¡A por los Tweet-rroristas! El Gran Hermano en internet
- El proyecto Castor: otra historia de destrucción medioambiental y negocio
- “Cuando acabe este juicio volveré a imaginar el mundo en el que quiero vivir”: Una crónica del juicio a los/as acusados/as de bloquear el Parlament
- Novedades en torno al Local Anarquista Magdalena
- Más de siete meses después, la huelga continúa en Panrico
- Una tarde en el zoo. Una vida entre rejas

Herramientas:
- Taller de autodefensa laboral
- Congreso libertario estudiantil

Novedades:
- Reseñando a Tomás Ibáñez
- [Novela] Boxcar Bertha. Autobiografía de una hermana de la carretera
- [Ensayo] Rusia frente a Ucrania. Imperios, pueblos, energía

Recomendaciones:
- [Novela] En el patio
- [Ensayo] Grupos Autónomos. Una crónica armada de la transacción democrática
- [Ensayo] Tesis sobre el concepto de huelga

Radios:
- Programa nº 65 de Radio Cabezas de Tormenta: “Dos historias de lucha por la vivienda bajo el cielo de Madrid”

Tirada: 2.000 ejemplares - Contacto: todoporhacer@riseup.net

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Folleto- en solidaridad con Francisco Solar y Mónica Caballero, compañerxs prisionerxs en cárceles del Estado español

“No es tiempo para mansxs ni misericordiosxs sino para lxs que luchan y se apropian de sus vidas”

El 13 de Noviembre de 2013 son detenidxs en España cinco compañerxs anárquicxs acusadxs de pertenecer a una organización terrorista, estragos consumados y estragos en tentativa. Dicha organización sería la responsable del atentado explosivo a la Basílica del Pilar en España.
El ataque destruyó parte del mobiliario de la Basìlica y fue reivindicado por el Comando Insurreccional Mateo Morral, cuyo comunicado plantea:
“La autoridad, principio básico de la sociedad, ejerce su dominio por medio de diversas instituciones; la Iglesia es una de las más importantes por su complicidad histórica con el Estado-Capital encargándose de cimentar y perpetuar el actual estado de opresión patriarcal y heteronormativo.
La Basílica del Pilar es uno de los templos significativos para los detentadores del poder. Visitada por Franco en varias ocasiones y por el Papa Juan Pablo II en 1982 y 1984, se erige como uno de los principales símbolos y punto de encuentro del fascismo. La Virgen del Pilar es patrona y reina de la hispanidad, en el interior del templo cuelgan como verdaderos trofeos las banderas de todos los Estados que dominan el territorio latinoamericano. Haciendo gala del exterminio provocado por la civilización al costado del templo se encuentra la Plaza del Pilar que cuenta con la fuente de la hispanidad que dibuja el mapa del continente centro y suramericano”
Tras las detenciones y luego de una semana de incomunicación, tres compañerxs logran la salida a la calle con medidas cautelares, otrxs dos permanecen en prisión bajo el régimen FIES de 3° grado a espera de que se inicie el juicio en su contra.
Ellxs son Mónica Caballero y Francisco Solar, ambxs compañerxs anárquicxs que fueron secuestradxs el 14 de Agosto de 2010 por el Estado Chileno en el marco del Caso Bombas.
En esa oportunidad fueron acusados de conformar una Organización Ilícita Terrorista, responsable de una serie de atentados explosivos contra símbolos del Poder. Por ello lxs compañerxs permanecieron más de 9 meses en prisión, bajo el régimen de Máxima y Alta Seguridad.

Versión para leer: http://es.contrainfo.espiv.net/files/2014/05/folletolectura.pdf

Versión para imprimir: http://es.contrainfo.espiv.net/files/2014/05/folletoimprimible.pdf

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Desde Barcelona, donde las calles arden y los militantes se organizan

Por GRITO (Grupo Revolucionario Internacionalista -
Octavilla repartida en la manifestación contra el desalojo de Can Vies, 31 de mayo.
¡QUE LA REVUELTA EN SANTS SEA SÓLO EL INICIO!

La rebelión social en el barrio de Sants de los últimos días es un acontecimiento que marca un antes y un después. Una importante parte de la gente del barrio se está rebelando contra el desalojo de Can Vies y la demolición bárbara del edificio. Can Vies ha sido territorio contra el poder del Estado y del capital desde hace 17 años y mucha gente lo hemos defendido como nuestro, porque es nuestro. En Can Vies hemos defendido un modo de vivir, de crear y de relacionarnos sin cobertura oficial, sin instituciones, ni empresas ni subvenciones. Ahora bien, estos últimos días están siendo también la oportunidad para expresar el descontento generalizado por la violencia y la miseria que el capital nos impone en todos los niveles de nuestras vidas.
La solidaridad activa de miles de personas, como expresión de un deseo colectivo de vivir sin obedecer, supone un gran peligro para las autoridades políticas, mediáticas y económicas. Y lo saben. La lucha en la calle demuestra que sólo organizándonos de forma colectiva podemos defender nuestros intereses y nuestras vidas. El supuesto diálogo con nuestros enemigos sólo nos lleva adonde ellos quieren: someternos y aceptar su lógica.
Can Vies ha tenido tanta importancia no porque fuese un proyecto cultural o educativo valioso, sino porque era un proyecto que tenía como rasgo constitutivo el no-pacto, la ruptura, la negación de cada gobierno, de cualquier representante. Negociar con el Estado anula las bases de nuestra lucha: crear una sociedad sin clases, sin explotación, sin relaciones de dominación. Nuestra acción cambia de carácter si obedece a un pacto con la autoridad o si se niega a obedecer. Can Vies no era ni será un centro cívico. No es ni puede ser parte del proyecto culturalista, “abierto”, progre o humanista de cualquier profesional de la política. Es decisión de hacer política sin este profesional y en su contra. Por tanto negociar equivale a desaparecer como actividad emancipadora. Ya hay muchas personas que no ven ningún problema en llenar un barrio con barricadas, atacar bancos o tirar piedras a la policía para defender una forma de organización social autónoma sin mediadores. Los incontrolados y las incontroladas nos hemos multiplicado, y además sabemos y aprendemos poco a poco a cuidarnos.
Curiosamente el Estado y los medios de incomunicación intentan introducir las divisiones del pasado entre manifestantes pacíficos y violentos. Es evidente que tal división no existe. El conflicto ya se ha expandido y tenemos que hacer que se extienda aún más. Ya no es la “cola” de las manifestaciones la que hace sus rituales, sino muchos, muchísimos vecinos del barrio y de la ciudad. Cada vez es más evidente que el pacifismo resulta inútil, por eso la participación en los disturbios aumenta, y una nueva cultura de la autodefensa crece, la de combatir colectivamente. Pero no se trata de la violencia por la violencia, sino de marcar objetivos claros y atacar al capital y sus símbolos. No hay que actuar de manera aleatoria o compulsiva, ni tener una sensación difusa de responsabilidad sobre los acontecimientos, sino asumir plenamente la tarea de actuar juntos, con los colectivos, las asambleas y las personas que quieren promover prácticas y proyectos en contra y fuera de los permisos y las normas de nuestros adversarios.
Otras formas de vivir llenaron (y seguirán llenando) las calles de Sants, de Gamonal, de Estambul, de Río, etc., con barricadas para defendernos de aquellos que sólo piensan en el beneficio económico y político, excluyéndonos con sus leyes, reprimiéndonos con su policía, manipulándonos con sus medios. Estamos ahí y seguiremos estando, oponiendo nuestra comunidad de lucha al mundo individualista, mercantilista y patriarcal, en el que la vida decae en mera supervivencia. Los amos y los gobiernos destruyen proyectos colectivos con 17 años de historia y también destruyen miles de vidas cada día. Que nadie se deje engañar: cuando la comunidad gana, las leyes opresivas dominantes pierden. Cuando estas leyes ganan, (se) pierde la comunidad. En otras palabras, nosotros o el Estado, o la vida común o la barbarie. Lo que más necesitamos en este momento es potenciar los lazos entre nosotras, las colaboraciones y las coordinaciones que nos permiten crear y defender el mundo en el que queremos vivir.
No más desalojos ni más desahucios. No más detenciones ni palizas en comisaría ni en las furgonas. Multipliquemos las ocupaciones, internacionalicemos el conflicto. Reconozcámonos en las luchas contra el capital en todo el mundo. Tenemos que seguir combatiendo y, al mismo tiempo, desarrollar y mejorar nuestros vínculos, organizarnos y coordinarnos. Estrategia común, estrategia de lo común. Por detrás de cada barricada, un proyecto colectivo. Por delante de cada proyecto colectivo, una barricada.

¡Fuera la policía de los barrios!
¡Libertad para todos los detenidos!
¡Libertad para todas las presas por luchar!
¡Okupemos cien, mil Can Vies!
¡Larga vida al espíritu que incendia las calles de Sants y de Barcelona!
¡Larga vida a la Rosa de foc!
¡Esto no ha hecho más que empezar…!
CRIT
(Comité Revolucionario Internacionalista Tozudo)

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Madrid: De la autonomía al insurreccionalismo

El movimiento autónomo y los grupos de afinidad en el Madrid de los noventa.

Sábado 14 de junio, 18:30.
Local Anarquista Magdalena
Calle magdalena 29 2º izq. Madrid

Durante los años noventa grupos de gente mayoritariamente joven, se comenzaron a organizar en distintos barrios, institutos, facultades… formando colectivos, que se reunían semanalmente de forma asamblearia en distintos lugares (okupaciones propias o de barrios vecinos, algunos locales y bares); asambleas en las que, de forma horizontal, se decidían las movilizaciones a realizar, los grupos de trabajo que se encargaban de determinadas dinámicas o las campañas por emprender cotidianamente. Este “movimiento” tenía como referente y aglutinador común la coordinadora Lucha Autónoma, creada en el otoño de 1990 fruto del acuerdo y la síntesis de los debates sobre organización y autonomía que se dieron entre varios colectivos de Madrid.
A partir de los años 94/95 se produce un crecimiento de este “movimiento”, aumentado los asistentes a manifestaciones, okupaciones… y multiplicándose los colectivos de barrio y los jóvenes que militaban en ellos; Este ambiente, vinculado a la okupación de inmuebles para viviendas y centros sociales, la insumisión al servicio militar y la Prestación Social Sustitutoria para los jóvenes objetores de conciencia, los enfrentamientos con la policía en manifestaciones, la actividad cotidiana de denuncia en la calle del abismo al que nos conduce el sistema capitalista y la democracía totalitaria, la solidaridad con los presos… fue el caldo de cultivo en el que se gestó el “insurreccionalismo” y su punto de partida, al menos en Madrid, pues fueron algunos jóvenes de los barrios participantes en estas movilizaciones los que posteriormente adoptaron estas teorías y sobre todo, a veces más desafortunadamente, adoptaron su retórica mal interpretada, facilitando ellos mismos su individualización por parte de sus numerosos enemigos.
En esta charla/debate analizaremos aquellos años de luchas juveniles minoritarias y la desintegración de este ambiente, en la misma época en la que se comenzaba a vislumbrar la “burbuja inmobiliaria” y el consenso de todos los partidos en la lucha “antiterrorista” anunciaba la llegada del estado de excepción permanente bajo el cual vivimos en la actualidad.

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