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Frente al acuerdo con el Club de Paris: Sos, el as del Club Paris…
Por COB La Brecha - Tuesday, Jun. 10, 2014 at 2:03 PM

9 junio, 2014

Frente al acuerdo co...
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El acuerdo de Argentina con el grupo de países acreedores nucleados en el llamado “Club de París” es otro capítulo en el giro “conservador” que ha tomado la política del Gobierno Nacional de los últimos años. El Gobierno se ve obligado a tomar decisiones que presentaba como impensables años atrás porque, dentro de su horizonte capitalista, es la única salida a las restricciones económicas que enfrenta en el mediano plazo. La escasez de divisas (dólares), que ha estado en la raíz de casi todas las crisis económicas argentinas de las últimas siete décadas, ha sido el foco de casi todas las medidas en el segundo mandato de Cristina Fernández. Pero con una estructura económica que no ha sido modificada sustancialmente en la década K, ninguna medida podía tener demasiado éxito en paliar la escasez de divisas. Por eso se sucedieron intentos de blanquear capitales ilegales en el exterior, poner un cepo a la compra de dólares para ahorro, coartar el giro de utilidades al extranjero, beneficios a las pocas empresas que quisieran invertir dólares en negocios (extractivistas) en el país, y políticas devaluatorias cambiantes pero que redundan en una pérdida del poder adquisitivo del salario de lxs trabajadorxs.

La lógica detrás de este nuevo acuerdo es la de pagar cualquier monto de dinero que sea necesario, con tal de resolver los frentes externos de conflicto. El Gobierno espera que esto le permita conseguir un poco de oxígeno y estirar el agotamiento del intento “neodesarrollista” que buscó desarrollar en la economía argentina. Este fin de ciclo, negado por el discurso oficial, hoy se observa en la recesión industrial, la caída del salario real y la fragilidad laboral. En la misma línea de arreglos se incluyen el pago a Repsol por la expropiación del 51% de YPF S.A.; el pago de los juicios perdidos en el CIADI (institución que garantiza los negocios de las empresas de países desarrollados en los países periféricos); los nuevos acuerdos de financiamiento de obras con el Banco Mundial; y el intento de renovar el Índice de Precios al Consumidor junto al FMI. Con esto, el Gobierno espera además poder influir en la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos respecto de si toma o no el caso de los holdouts contra el país. Argentina apuesta a aplazar esta decisión de la Justicia estadounidense, lo cual le permitiría contar con más herramientas para negociar con los “fondos buitre” una propuesta de pago más favorable.

Lo tuyo no es el rock

Concretamente, en el acuerdo con el Club de París Argentina se compromete a pagar U$D 9.700 millones más intereses en los próximos cinco años. En el corto plazo, el beneficio más inmediato radica en reducir el costo financiero para la toma de nueva deuda en el extranjero por parte de cualquier empresa o institución argentina (desde YPF S.A. hasta la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que ya están emitiendo deuda).

Pero además se obtuvo un acuerdo explícito respecto de inversiones extranjeras directas. Esto, que el gobierno presenta como un “logro”, no es más que la condición para que Argentina pueda concretar sus pagos, porque con esas inversiones ingresarían los dólares que luego se usarían para pagar la deuda. Existen varios proyectos productivos que Argentina podría potenciar a partir de inversión extranjera y que son apetecibles para el gran capital internacional: en particular, la exploración y explotación del yacimiento de petróleo no convencional Vaca Muerta o yacimientos aptos para la megaminería como Río Colorado en Mendoza. En todos estos casos, estos capitales exigirán como condición para invertir y mantenerse en el país una garantía estatal de represión a los intentos de las comunidades locales y las organizaciones sociales de defender su calidad de vida frente a los estragos que generan estas formas de extractivismo. Este acuerdo no sólo implica una fuerte entrega de divisas sino que también genera las condiciones para la consolidación de formas de extractivismo en nuestro país, que además de enriquecer a las multinacionales expoliando la riqueza de nuestro suelo, generan un altísimo costo en términos ambientales.

Por otro lado, el Gobierno presenta como una victoria haber evitado la participación del FMI en la elaboración del acuerdo. Sin embargo, esta participación era cada vez menos necesaria, ya que el gobierno viene aplicando distintas medidas dictadas por el Fondo Monetario: suba de las tasas de interés, topes a los aumentos salariales, quitas de subsidios, entre otras.

Este acuerdo demuestra que ningún proyecto gobernante podrá emanciparse del dominio político y económico del imperialismo si no es promoviendo, de conjunto con el desarrollo económico, una profunda política de justicia e igualdad para el pueblo trabajador. El otrora proyecto “Nacional y Popular” del gobierno hace rato viene dejando de ser popular, y este acuerdo demuestra que poco le queda de nacional. El interés fundamental de la política económica del gobierno continúa siendo la defensa de la ganancia de unos pocos capitalistas, y en el último lustro ha abandonado todo intento por avanzar sobre la renta agraria de unos pocos dueños de la tierra exportadores de soja. Por este camino el modelo encontró sus límites en la carencia de divisas, por lo que recurre ahora al acuerdo con el Club de Paris.

Desde COB La Brecha denunciamos este acuerdoporque somos concientes de que sólo se podrá avanzar en independizarnos del dominio de los especuladores internacionales reorganizando la economía bajo el criterio de impulsar un desarrollo que esté orientado a los intereses del pueblo trabajador, socializando la riqueza y avanzando en la transformación profunda de la sociedad.

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