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A rey muerto (España afuera del mundial Brasil 2014)
Por (reenvio) Martín Caparrós - Friday, Jun. 20, 2014 at 3:09 AM

Miércoles, 18 de Junio 2014 / Sabemos que es injusto: radicalmente injusto, pero va a ser así. Hoy, mañana, ni el loro va a extenderse en la victoria de Chile, su clasificación, su éxito indudable. Nadie: todo es España, la caída del campeón más bello.

Es lógico: somos culturas de la muerte. Nos hicimos a partir de la tortura de un agitador religioso palestino, y festejamos a nuestros próceres el día que palmaron, y hacemos de nuestros muertos estandartes. Hoy hubo una muerte súbita, tan inesperada: nunca un campeón mundial había perdido así. España, en esta Copa, fue como tantos de nosotros: empezó haciendo un gol, prometiendo futuros venturosos y después ni uno más y, en cambio, siete en contra.

No faltarán quienes insistan en que fue una conspiración republicana: que alguien maquinó que, para complicarle la vida al rey que llega, nada mejor que enfrentarlo a la derrota de sus únicos campeones. O quienes digan que fue puro monarquismo: que, para marcar su peso, ese rey que se va se lleva en su caída el gran orgullo nacional de su nación.

Son pamplinas: hablar de reyes es pamplina. Los futbolistas españoles perecieron por una sobredosis de sí mismos. Dos jugadas, por ejemplo, cuando ya estaban 2 a 0 abajo: a los 79’, un contraataque rápido por un error chileno y el avance que, en vez de concretarse, se disuelve en maraña de pases: como si el escorpión no pudiera –realmente no pudiera– con su naturaleza. La segunda: a los 95’, toques que empiezan a retroceder, vía Iniesta, desde el área chilena y terminan en la propia: la impotencia.

Una idea de la retórica: el amoroso de sí, relato ensimismado. Un discurso que no consigue completar sus frases porque le gustan tanto que siempre agrega un adjetivo, un adverbio, un verbo por pasiva y que, a fuerza de hacerlo, ya no sabe cómo cerrar una oración. El olvido de buscar finales, entonces, lo hunde en este final tan anterior a lo previsto.

La derrota es bruta y se va a cargar a una generación –y a un rey de copas-: no es probable que la carrera de Del Bosque sobreviva a este choque. Con él se va a acabar este linaje español de viejos sabios y modestos, desaliñados, calvos; alguna forma de modernidad, temible, bien vestida, amenaza a la vuelta de la esquina.

fuente http://www.ole.com.ar/blogs/de_la_cabeza/rey-muerto_7_1159154080.html

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