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La izquierda amenaza al unicato sindical
Por Ricardo Carpena - Monday, Jun. 30, 2014 at 2:58 PM

30/06/14 | No sólo de paros y movilizaciones vive el moyanismo. Hace quince días, un puñado de decisivos gremialistas de la CGT Azopardo deliberó en forma reservada acerca de un tema que empieza a trastornar a muchos dirigentes: cómo evitar el avance de la izquierda en sus sindicatos. Hubo mucha catarsis, demasiadas coincidencias y ninguna conclusión tajante. Pero el clima de preocupación instalado puede explicar por qué Hugo Moyano lo buscó en Mar del Plata a Pablo Micheli, líder de la CTA opositora, para consensuar la próxima fase del plan de lucha.

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Aprovechando que ambos estaban en la ciudad balnearia para participar de la Semana Social de la Iglesia, el camionero invitó al jefe ceteísta a un almuerzo y lo rodeó de inusuales gestos de cordialidad: desde preguntarle previamente qué prefería comer hasta no haberlo invitado a Luis Barrionuevo, el socio del moyanismo que está en las antípodas ideólogicas de Micheli.

No es algo anecdótico: si Moyano está decidido a reanudar su ofensiva contra el Gobierno, como quedó demostrado durante la cumbre sindical marplatense, necesita de su sociedad con el gastronómico y dirigentes del transporte como Roberto Fernández (UTA) y Omar Maturano (La Fraternidad), pero también del poder de movilización de la CTA antikirchnerista, en donde existen agrupaciones como la Corriente Clasista y Combativa (CCC) que pueden garantizar los piquetes.

Sin embargo, también quedó en claro que es mucho más sencillo embestir contra la Casa Rosada que frenar el ascenso de la izquierda sindical. En la reunión donde se discutió el tema no estaba Moyano, pero sí aliados como Juan Carlos Schmid y Omar Plaini, del ala más “progre” de la CGT Azopardo. Eso explica que no hayan podido definir ninguna estrategia: rechazan tanto el tufillo macartista de algunos gremios de la CGT Balcarce como SMATA, puesto en evidencia con el conflicto de Gestamp, como la estrategia de la CTA de propiciar sindicatos paralelos.

Tampoco prosperó en ese debate la tesis de Facundo Moyano, convencido de que crecerán la izquierda y la ofensiva ceteísta si los gremialistas no logran legitimidad en comicios transparentes, sin estatutos proscriptivos y manejos oscuros de los padrones o de miembros de la junta electoral.

Pero, aun amenazado por la rebeldía en las bases y el fortalecimiento de la izquierda, la mayoría de los dirigentes del gremialismo peronista no acepta que una iniciativa como la del hijo de Moyano es casi lo único que podría salvar al modelo sindical vigente. Peligraría la perpetuidad en sus cargos de muchos dirigentes, pero, si ganaran en comicios limpios y con abierta participación de la oposición, lograrían mayor legitimidad y oxigenar al clásico unicato.

Por el momento, las cúpulas tradicionales se aferran a sus cargos y disimulan la decadencia del viejo modelo sindical jugando al juego que mejor saben: el sector opositor, decidiendo paros y marchas como método de presión; el oficialista, apostando ciegamente a que el poder político les concederá algo de lo que reclaman a cambio de docilidad.

Ninguno está logrando nada concreto.

De todas formas, la billetera mata toda discusión profunda: Moyano, Barrionuevo y Micheli acordaron que la protesta contra el Impuesto a las Ganancias será el eje de los reclamos y así se perfila, en las próximas dos semanas y previamente a las vacaciones de invierno, una fuerte campaña en el Congreso e incluso una marcha para reclamar contra la falta de actualización del mínimo no imponible, y luego otro paro general de 24 horas para la primera quincena de agosto.

La alianza sindical opositora apuesta a que gremios independientes y kirchneristas se sumen a las protestas. De por sí, la lucha contra Ganancias llevó a la Asociación Bancaria, liderada por Sergio Palazzo, a resolver asambleas sorpresivas y una huelga de 24 horas para el 8 de julio.

¿Cristina Kirchner definirá el aumento del mínimo no imponible en medio de la zozobra por la pelea con los holdouts? La realidad no le da tregua al relato: el acuerdo para reactivar la industria automotriz, por ejemplo, no impidió que en la autopartista LEAR anunciaran 100 despidos el viernes pasado. Los abrazos ante los flashes de Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Antonio Caló, auspiciados por la Iglesia, no impedirán que por el momento se mantenga la fractura cegetista. Por eso parece difícil que sólo el miedo a la izquierda solucione el problema sindical de fondo.

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La unidad de CGT, sólo una foto para la Iglesia
Por Mariano Martín - Monday, Jun. 30, 2014 at 3:03 PM

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MOYANO Y CALÓ ESTUVIERON JUNTOS EN MAR DEL PLATA CON LA PASTORAL SOCIAL

La foto de los líderes de las tres versiones de la CGT durante el fin de semana en el encuentro convocado por la Pastoral Social de la Iglesia católica en Mar del Plata no parece más que una instantánea, en el más amplio de los sentidos, y la unidad del movimiento obrero llegará recién con las elecciones presidenciales de 2015, en el mejor de los casos. Se trata del diagnóstico coincidente de los referentes de los sectores en los que está dividido el sindicalismo tradicional, que de todos modos cumplió con el convite de los obispos.

La participación en la trigésima edición de la Semana Social de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social, en el hotel de Luz y Fuerza (ver nota aparate), fue más aprovechada por Hugo Moyano (CGT opositora) y Luis Barrionuevo ("Azul y Blanca"), en plena campaña publicitaria de un próximo paro nacional, que por Antonio Caló (oficialista), que apenas tuvo compañía de sus pares y recortó al máximo su presencia en la ciudad balnearia.

Los dirigentes, sin embargo, aceptaron la premisa tácita de no quitarles protagonismo a los obispos y menos al papa Francisco, cuyas palabras estuvieron presentes y hegemonizaron las exposiciones del fin de semana. Es lo menos que podían hacer para un pontífice con impecable vínculo con el movimiento sindical. Todas las atenciones fueron para los obispos Jorge Lozano (presidente de la Pastoral Social), Jorge Casaretto (de excelente relación con los gremialistas) y Jorge Lugones, entre otros.

De todos modos ni siquiera la inspiración de Francisco podrá torcer la división de la CGT. A pesar de los esfuerzos explícitos del dignatario las cúpulas del gremialismo dieron el fin de semana una muestra más de que no habrá fusión de la sigla que todos reivindican al menos hasta las instancias finales de la campaña presidencial de 2015, o incluso después.

Es más: la fractura parece ser funcional a la mayoría de los sectores internos y también al Gobierno. Mientras los oficialistas se valen del fantasma de Moyano para recordarle al Ejecutivo la necesidad de brindar concesiones, y el camionero vuelve a sus fuentes con la versión combativa que logró posicionarlo políticamente en los '90, los funcionarios reconocen por lo bajo su satisfacción con el actual statu quo.

Moyano fue quien se hizo acompañar por la mayor comitiva. Participaron Juan Carlos Schmid (Dragado), el diputado nacional y canillita Omar Plaíni, el panadero Abel Frutos, el rural Gerónimo Venegas y Oscar Mangone, de los trabajadores del gas y uno de sus principales nexos con la Iglesia católica. También estuvo -y expuso ayer- Facundo Moyano, uno de sus hijos, diputado nacional y dirigente del gremio del personal de peajes.

Mientras que Barrionuevo fue junto a Carlos Acuña (estaciones de servicio), Oscar Rojas (personal de maestranza) y Horacio Valdez (sindicato del vidrio), entre otros. Por la CGT de Caló asistió apenas el líder del gremio de Obras Sanitarias y directivo de AySA, José Luis Lingeri, aunque el lugar lo ocupó más por historia personal y peso específico en la interna sindical que por su pertenencia a la central oficialista.

Los dirigentes coincidieron en la noche del sábado en una cena ofrecida por los obispos. Distribuidos en una decena de mesas, encabezada cada una por un prelado, retomaron las consignas que se habían escuchado las 48 horas previas, siempre bajo la inspiración papal: la necesidad de unión y el llamado a ser solidarios. Las mismas que habían circulado en los desayunos previos en sindicatos como parte de los preparativos. El componente de malicia de los sindicalistas lo reservaron para Caló, que apenas participó unos minutos en la cena y luego regresó a Buenos Aires. También había sido fugaz su presencia más temprano en las comisiones, cuando Barrionuevo tuvo casi que taclearlo para concretar la foto del trío con Moyano.

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Micheli: “Los dirigentes tenemos que mostrar con las acciones todo lo que decimos”
Por ACTA - Monday, Jun. 30, 2014 at 3:04 PM

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Lunes 30 de junio de 2014, por Paola Albarello

El Secretario General de la Central de Trabajadores de la Argentina Pablo Micheli participó del panel central de la Semana Social realizado por la Pastoral Social el pasado 27, 28 y 29 de Junio en Mar del Plata. Bajo la temática “Principales desafíos para el desarrollo integral desde la mirada pastoral de Francisco”, el líder de la CTA compartió el panel con Cristina Calvo (Directora del Programa UBA), Oscar Fortunato (CEPA), Juan Grabois (MTE) y José Luis Lingeri (CGT)

Luego de saludar a un salón colmado por un público proveniente de todo el país y de distintas organizaciones y de resaltar la importancia que significa para la CTA esta invitación e iniciativa de la Iglesia, su pasada enemistad con Jesús y con dicha Institución fue el punto de partida de la exposición de Micheli. “Debo admitir que hace muy poco tiempo que me reconcilié con Jesús. La terrible enfermedad que casi terminó con mi vida y la manera en la que pude superarla me hicieron cambiar de opinión. Ahora creo que estoy vivo por mi familia, amigos, compañeros y por mis convicciones. Pero también estoy vivo gracias a Dios”. Luego, aclaró: “Mi reconciliación con la Iglesia fue un poco más difícil (bromeó). No es lo mismo Jesús que la Iglesia. Pero las palabras de Monseñor Jorge Casaretto y Monseñor Jorge Lozano me están ayudando en este camino. Al igual que nuestro Papa Francisco que me sorprende día tras día con su trabajo y compromiso social”. Sobran palabras para describir la emoción de Monseñor Casaretto ante esta confesión.

El dirigente de la CTA pidió disculpas si había entrado en detalles en cuanto a su experiencia personal, pero explicó que era necesaria esta introducción ya que es parte de un cambio necesario que se debe dar en el mundo para afrontar las vida con responsabilidad y no con hipocresía. “Todos los que participamos de los paneles tenemos la obligación de hacer lo que decimos acá. Este no es un lugar para venir, decir cosas lindas, irnos y hacer todo lo contrario. Los dirigentes tenemos que mostrar con las acciones todo lo que decimos”, proclamó Micheli.

Acompañado por dirigentes y referentes de la CTA, entre los que estaban el Asesor de la CTA en temas Internacionales y ex Embajador Argentino en el Vaticano Carlos Custer, José Rigane (Secretario General Adjunto CTA), Carlos Chile (Secretario de Organización), José Luis Matassa (Secretario General de ATE Capital), el Diputado Nacional por la UP Víctor De Gennaro y el Premio Nobel de la paz y titular del Serpaj, Adolfo Pérez Esquivel, Pablo Micheli hizo referencia a temas puntuales que menciona Francisco en su libro “La alegría del Evangelio” como son la pluralidad, la inequidad, la inclusión social de los pobres, el salario justo, los ancianos, los jóvenes, entre otros, y señaló: “Todas estas cuestiones corresponden a un problema cultural y social. Debemos revalorizar valores morales, sociales y colectivos.” Y agregó: “Nuestra Central tiene el compromiso de seguir estando al frente de todas las luchas sociales y al lado de todo el que nos necesite”.

Al concluir, resaltó que se encontraba muy feliz por haber podido tener la posibilidad de participar en dicho encuentro y por el rol que asumió la Iglesia en esta ocasión. “La apertura a la pluralidad, al diálogo social en estos momentos de crisis en todos los aspectos, llevan a una alta degradación de la sociedad que no es fruto de la casualidad y en la cual los dirigentes políticos, sindicales y sociales en general tenemos algún grado de responsabilidad”, finalizó.

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