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Ignacio Abella “El vagabosques”
Por (reenvio) Begoña Quintanilla / The Ecologist - Thursday, Jul. 17, 2014 at 9:52 AM

1-07-2014 / "Los bosques son ecosistemas imprescindibles para nuestra vida: son reguladores del agua, conservadores del suelo y la atmósfera, hábitat de multitud de seres vivos, proveedores de infinidad de productos útiles... Sin embargo, estos tesoros están en constante amenaza por nuestra parte. Por fortuna, aún quedan personas que dedican sus vidas a la defensa de este valor natural, como auténticos 'cuidadores del bosque'. Nos hemos acercado a uno de ellos con la esperanza de que nos contagie su amor por los árboles... Vivo con parsimonia, me gusta caminar por el bosque, trabajar la madera, la huerta, cultivar plantas extrañas de nombres sonoros y aromas secretos"... Ignacio Abella

“El vagabosques”. Así se define el hombre con el que hemos hablado y vagado por el bosque, Ignacio Abella, uno de los más destacados estudiosos y defensores de los árboles en nuestro país. Vive entregado a la observación de la naturaleza y realiza una intensa labor de investigación y divulgación, a través de conferencias, libros, artículos, cuentos, programas de radio… muy especialmente enfocada al cuidado de los árboles. Dar un paseo con Ignacio es como caminar junto a una enciclopedia de la naturaleza…

¿Autodidacta?

-Aprendiste a caminar en los viejos hayedos de Urbasa (Navarra)… ¿Fue entonces cuando se gestó tu amor por los árboles?
-Sin duda. La vivencia intensa del árbol y el bosque en la infancia, la experiencia de pasear, jugar, disfrutar sin tiempo ni medida en uno de los hayedos más impresionantes de la Península Ibérica, me marcó profundamente sin que yo lo supiera.

-Has vivido en diversas zonas de Asturias y el País Vasco, ¿por qué has elegido precisamente estas regiones?
-A veces la vida te lleva a determinados lugares y también hay algo siempre de elección de esos precisos paisajes en los que el bosque se conserva más virgen, si podemos aún hablar en estos términos de alguno de nuestros parajes boscosos…

-Eres autodidacta, ¿cómo has aprendido tanto de botánica y de árboles?
-En realidad no me considero autodidacta, todo lo contrario, aunque abandoné muy tempranamente la disciplina académica y los estudios ortodoxos; siempre he buscado, aprendido y colaborado estrechamente con botánicos, biólogos, naturalistas, etc., pero también etnógrafos, historiadores, lingüistas y paisanos que ven el árbol desde otras perspectivas. El aprendizaje es continuo e interminable.

-Antes, firmabas como Basajaun-Madreselva que, en la mitología vasca y navarra, era el señor del bosque…
-Bueno… esto es más bien un pseudónimo, casi una broma. El Basajaun es un personaje mítico, una especie de espíritu o guardián de los bosques y me encanta su figura por la filosofía y mitología que transpira, pero realmente me considero más un vagabosques, alguien que camina con asombro entre los árboles, siempre que puede.

En la facultad del bosque, Natural-mente

Ignacio es un apasionado del bosque y un aprendiz continuo en todo lo que se refiere a él y su relación con el ser humano. También investiga y realiza labores de divulgación en campos como la botánica y la etnobotánica, la ecología, etc. Además, ha impartido varios cursos de didáctica de la naturaleza y oficios y tradiciones populares. Ha estudiado oficios y técnicas en vías de desaparición, como el trabajo artesanal de la madera, la cerámica y otros materiales naturales, y ha impartido varios cursos de artesanía.

-Recoges y aplicas tradiciones artesanales, agrícolas y forestales, has aprendido tantas cosas del bosque…
-Y sigo aprendiendo en la facultad del bosque, la universidad más libre y antigua a la que puede acudir cualquiera y regresar siempre con alguna enseñanza nueva, a poco que se observe. Pero también he aprendido mucho frecuentando artesanos, haciéndome aprendiz en talleres de tallistas, carpinteros y especialmente de los paisanos de los pueblos más apartados que han conservado hasta hace poco conocimientos ancestrales de trabajos, oficios y relaciones saludables con la naturaleza.

-¿Por qué abogas por la vuelta a la explotación tradicional del bosque?
-No hay progreso sin regreso, dicen, y la actualidad vertiginosa se ha dejado olvidadas muchísimas formas de hacer, sostenibles y respetuosas. Algunas tendremos que recuperarlas. La gestión de comunales, la repoblación de los montes a cargo de los paisanos, muchas labores agrícolas y todas las razas y variedades autóctonas… en cien años hemos perdido siglos de cultura y saber estar.

-Al oficio de artesano llegaste como se hacía antaño…
-Mi iniciación al trabajo artesano se la debo sobre todo a Paco, un carpintero mañoso que me enseñó, siendo muy joven, a trabajar la madera y otros materiales, a la antigua usanza, a lo largo de infinidad de encuentros en el taller que tenía en un pequeño patio con huerto. En el fondo me enseñó, sin que apenas fuera consciente de ello, todo un modo de vida, austero, digno, solidario y sobre todo libre. Yo diría incluso que el aprendizaje de un oficio nos sirve para desarrollar la creatividad y todas las demás inteligencias.

El oficio del cuentista

Últimamente asistimos encantados a una nueva faceta de este hombre tan natural-mente polifacético, la de cuentista de los árboles. Y es que el bosque encierra mucha magia y da para muchas historias…

-Has recopilado cientos de historias en relación con los árboles y sabemos que le estás cogiendo el gusto a contarlas. ¿Es una forma de rescatar las tradiciones orales, pero también algo más?
-Mi oficio de cuentista comienza sobre todo contando el consabido cuento diario a mis hijas, justo antes de irse a dormir. Cuentos a veces inventados, otras leídos o recogidos de mil y una fuentes. En todo caso, el cuento siempre nos introduce en una dimensión que va más allá de lo que podamos expresar de manera racional, y creo que cada día es más necesario para comprender el mundo desde esas perspectivas afectivas, simbólicas, vivenciales…

-¿Para cuándo un libro recopilatorio de cuentos del bosque? Si es que no lo tienes ya…
-Tengo una pequeña antología de cuentos del bosque en un trabajo aún no publicado: El bosque va a la escuela, en el que se presentan los personajes del bosque y sus relaciones junto a juegos y leyendas para una introducción lúdica en el mundo del bosque. Para cuándo, ya depende de las editoriales, pues hoy es más difícil hacer libros en el mundo editorial.

-Los árboles te dicen muchas cosas… ¿Hay que saber escucharlos? ¿Qué te dicen últimamente?
-Cuando uno se interna en esos últimos reductos de lo silvestre que quedan en los lugares más inaccesibles, las tejedas y otros bosques antiguos, si se mira atentamente puede oírse un clamor. Estos viejos bosques pugnan por sobrevivir en medios cada vez más hostiles y muchas veces encontramos que no existe regeneración, no hay árboles jóvenes por la excesiva presión de los herbívoros. Es un verdadero drama ver cómo se fosilizan estos bosques únicos y milenarios mientras las administraciones miran para otro lado y solo atienden, si acaso, a la gestión cinegética de estos espacios. Cuando uno mira un bosque o un árbol se está viendo a sí mismo y a la sociedad que modela y crea ese paisaje, y desgraciadamente nuestro aspecto es más desolador que nunca.

La comunidad del bosque

Proteged el árbol como él os protege…y ayudadle a crecer y multiplicarse (J. Costa, Mi amigo el árbol, 1913). Desde aquel mítico libro han pasado años en los que hemos perdido mucho bosque y muchos beneficios inherentes a él. Estamos en un momento crucial y ahora, más que nunca, se necesitan espacios y voces que se hagan eco de los valores del bosque…

-Se dice por ahí que escribes a los tejos y estos te responden… ¿Quieres contarnos la anécdota?
-La idea partió de algunos de los cuestionarios que llevaba haciendo a párrocos y alcaldes de aquellos pueblos en los que sabía que había tejos y otros árboles históricos que habían sido lugares de las juntas vecinales o que tenían otros significados identitarios o tradicionales. Cuando empecé a enviar los cuestionarios a Normandía y Bretaña, donde quedan muchos de estos tejos, a veces milenarios, se me ocurrió dirigir las cartas directamente a M. Mme. L’If, es decir, Señor o Señora Tejo, y a continuación ponía el nombre del lugar. Ya al comenzar el cuestionario se aclaraba que si había abierto la carta, ya fuera el alcalde, el señor cura (muchos de los tejos eran de iglesia o cementerio) o un vecino cualquiera, seguramente era la persona más indicada para contestar en nombre del tejo.

-¿Y la respuesta fue buena?
-Por el número y la calidad de las contestaciones, el éxito fue rotundo, sencillamente porque la gente sigue sintiéndose muy identificada con su árbol ancestral. Me contaron así muchísimas costumbres y tradiciones, rituales y creencias de cada localidad en torno a su árbol totémico.

-El tejo parece ser uno de tus favoritos. ¿Por qué es tan especial?
-Es el árbol más longevo de nuestras latitudes, pero también el más misterioso, ya sea en la incomparable atmósfera de los bosques silvestres que viven en los lugares más recónditos de la montaña, o en el paisaje de las pequeñas aldeas donde el tejo continúa siendo el alma de la vecindad y del territorio. Todavía reina en el centro mismo de estos pueblos en los que muchas veces se continúa venerando al viejo árbol que fue escenario y símbolo de la vida. Era al mismo tiempo templo y ayuntamiento, escuela y casa común, lugar de la fiesta y el encuentro.

-Colaboras en el excelente programa de radio El bosque habitado, desde donde le estáis dando voz a los árboles. La comunidad del bosque no deja de crecer…
-Bueno, aquí la responsabilidad es absolutamente de Mª José Parejo, que está creando toda una “Comunidad del Bosque”, que en tan solo un año empieza a tener resonancias cada vez más importantes, y es interesante porque trata el mundo del árbol y el bosque desde todas sus dimensiones y sensibilidades, como creo que nunca se había hecho antes.

La deforestación y la lucha contra el cambio climático

La ONU declaró 2011 como el “Año Internacional de los Bosques para luchar contra la desertización y el cambio climático”. El objetivo era evitar la deforestación de millones de hectáreas de selva tropical, fundamentales para la subsistencia de miles de especies y para luchar contra el CO2.

-¿Qué opinas de iniciativas como esta? A toro pasado, ¿se ha logrado algo?
-Siempre se logra algo y esos pequeños logros son importantísimos para bosques, paisajes y especies concretas, para las comunidades y tribus que habitan esos lugares. Pero si lo analizamos desde un punto de vista global, el desastre es absoluto. Estamos a un par de décadas de perder los bosques tropicales en su conjunto, lo cual es una verdadera hecatombe.

-En efecto, la FAO (Food and Agriculture Organization) calcula que cada año se pierden 13 millones de hectáreas de bosque, principalmente en la zona del Amazonas y en el Sudeste asiático. A este ritmo, será imposible frenar la brutal deforestación…
-El gran botánico Francis Hallé acaba de rodar el más triste de los documentales, tratando de dejar para la posteridad imágenes de lo que fueron las últimas selvas y, mientras tanto, un sistema de explotación industrial de todo el planeta, está propiciando la invasión de monocultivos como el del eucalipto que se venden como “bosques” y “repoblaciones”, pese a que tienen unos efectos devastadores sobre la biodiversidad y la sostenibilidad de los ecosistemas en los que se implantan. Un amigo brasileño me contaba cómo había nacido en un lugar en el que la selva rodeaba todo en cientos de kilómetros a la redonda y en 20 años lo había visto desaparecer todo, para implantar pastizales, eucaliptos, etc. A sus 76 años Hallé cuenta lo mismo de prácticamente todas las selvas del mundo que él ha estudiado desde su juventud.

-Lo que dices es bien triste, pero, a nivel más local, ¿qué hay de la restauración forestal? ¿Tienes conocimiento de que se esté haciendo algo positivo al respecto?
-Hay en este sentido muchas realidades distintas, hay cosas que se hacen bien, hay bosques: pinares, hayedos, etc., cuya gestión es sostenible; y Navarra, Soria o Segovia llevan a cabo una gestión forestal ejemplar en algunos lugares. Pero en términos más generales, la restauración forestal por ejemplo de terrenos incendiados… suele brillar por su ausencia o se hace con criterios dudosos desde el punto de vista ecológico. Sin embargo, el futuro de nuestros paisajes está precisamente en los montes que garantizan los equilibrios climáticos, la disponibilidad de agua y recursos, incluso otros valores como la estética del paisaje que no pueden evaluarse fácilmente pero que nos nutren a diferentes niveles aunque no seamos conscientes de ello.

La cultural del árbol

A nivel particular también podríamos hacer algo. En su blog http://memoriadelbosque.blogspot.com.es/, Ignacio incluye un decálogo para la visita y conservación de los viejos árboles…

-¿Estamos tan alejados de la naturaleza que ya ni sabemos cómo cuidar de nuestros amigos, los árboles?
-Curiosamente la desmemoria es tal que a veces olvidamos incluso que los árboles tienen raíces y los agredimos de todas las formas posibles. Llegamos al colmo del absurdo cuando el viejo árbol cae y la gente se pregunta cómo permiten las autoridades que haya grandes árboles en las zonas habitadas, sin caer en la cuenta de que ese árbol fue dañado, maltratado, mutilado a lo largo de incontables actuaciones de todo tipo que determinaron su caída.
El problema de los árboles es que nunca se quejan y los humanos que vivimos a su alrededor hemos dejado de escucharlos y entenderlos. En ese sentido, los paisanos de pueblo de antaño eran mil veces más sabios y conscientes.

-La naturaleza es generosa con el hombre, pero si no la cuidamos difícilmente podrá seguir dándonos sus frutos… ¿No somos todos un poco responsables?
-En muchos sentidos necesitamos aprenderlo todo desde el principio ya que no se nos ha transmitido cultura de árbol como se hacía antaño. Por supuesto los niños, pero también los adultos, deberíamos entender que somos responsables de la gestión de los paisajes que nos rodean y de la defensa de todas las formas de vida, frente a todo tipo de especulaciones y desmanes.

-Y para terminar, ¿nos podrías indicar algunos otros cuidadores del bosque cuyas acciones te parezcan reseñables por una u otra razón?
-Me gustaría citar en este aspecto las campañas de Greenpeace para preservar las selvas, certificar los productos forestales para garantizar que la procedencia y la gestión es sostenible social y ecológicamente. Me refiero por ejemplo al sello FSC, o a los libros amigos de los bosques. A un nivel más local y muy comprometido quisiera mentar también la enorme labor de grupos como ARBA, la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono, que lleva muchos años repoblando y trabajando de distintas formas por la cultura del árbol. Admiro la labor discreta pero constante de esta asociación que está ya presente en muchas comunidades.

-¿Qué proyectos –grandes o pequeños, porque para el bosque todo es importante- tienes para el futuro?
-Últimamente trabajo a diferentes niveles en "las alas del bosque", el mundo de los pájaros que son tan importantes para la diseminación y la música de los bosques; y me interesa mucho también la divulgación de los conocimientos y vivencias de los árboles a través de nuevas vías. En este sentido estoy desarrollando juegos y materiales educativos de iniciación al bosque, para niños y adultos, pese a que no son los mejores tiempos para editar e innovar en este campo. Pero mi proyecto más inmediato es plantar un naranjo en un espacio que le estoy reservando especialmente en el huerto, para que nos dé naranjas todo el año. Ya tengo el arbolito y el compost bien hecho, para plantarlo este mismo menguante.
Estos árboles que a todos pertenecen… al cuidado de todos se confían.

Los libros del maestro, ciencia y poesía

Los libros de Ignacio son una perfecta simbiosis entre ciencia y poesía. Las obras principales de este fabuloso escritor y naturalista son:
· La magia de los árboles (1997, RBA Integral). La recuperación de los principales mitos y leyendas en torno al árbol, que nos permite mirarlo de una forma nueva, devolviéndole su significado espiritual.
· La magia de las plantas (2003, RBA Libros). Dedicado a los artesanos del paraíso: jardineros, forestales, músicos, poetas, agricultores…y con un bellísimo prólogo. Un libro sorprendente para adentrarse en el frondoso mundo de las plantas.
· El hombre y la madera (2003, RBA Libros). Iniciación a la artesanía tradicional de la madera, para elaborar hasta mil utensilios diferentes.
· La memoria del bosque (2007) Una recapitulación que intenta reencontrar caminos de regreso al bosque.
· La Cultura del Tejo. Esplendor y decadencia de un patrimonio vital (2009, Karma) Todo, ciencia y poesía, sobre el tótem de los árboles. Es parte del proyecto Libros Amigos de los Bosques, de Greenpeace.
· La poesía de los árboles. Una hermosa selección de poesía universal relativa a los árboles y el bosque.
· El gran árbol de la Humanidad (2012, RBA) Evocadoras leyendas y arte primitivo sobre los árboles en la creación del mundo.

Información: http://www.trepa.net

fuente: Revista The Ecologist nº58 http://www.theecologist.net/files/articulos/58_art3.asp

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