Julio López
está desaparecido
hace 6423 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

El gobierno sirve la mesa y los buitres nos comen la nuca
Por Periódico El Roble - Thursday, Jul. 17, 2014 at 12:15 PM

14/07/2014 · Editorial ER 78:

El gobierno ha dado otro paso para satisfacer las demandas de los centros económicos. Mientras Kicillof afirma que “no lograron ponernos de rodi­llas” una vez más se produce la clau­dicación.

En su discurso, el kirchnerismo afir­ma que ha vencido y acuerda con el Club de París. Y tras cartón, avanza en una negociación supermillonaria con los famosos bonistas “especula­dores” (como si el resto de ellos no lo fuera). Queda claro que entre “Fon­dos Buitres o Patria” el gobierno ya eligió hace rato…

En el mundo del revés, que ya sabe­mos cómo es, el modelo “nacional y popular” devalúa la moneda, promue­ve ajustes de tarifas, arma un nuevo INDEC, condena la organización y luchas obreras… Y todo ello supuesta­mente en contra de los grupos econó­micos más concentrados y la derecha que pedía la devaluación, reclamaba el ajuste, criticaba el INDEC y pretende las calles libres de protestas y a los/las laburantes obedientes.

Así, el kirchnerismo acaba realizan­do el trabajo sucio que la burguesía requiere y que el gobierno juraba no realizar.

Estas políticas llamadas “macro” tienen, por supuesto, su correlato en la vida cotidiana, porque el impacto recae sobre los trabajadores y trabaja­doras y sobre los sectores más débiles de la sociedad, y entonces las luchas se reproducen a pesar del quietismo que propone la burocracia, porque el ajuste se siente día a día.

En realidad no descubrimos nada nuevo. Primero, la necesidad lógica de vender la fuerza de trabajo como medio de sobrevivencia. Luego, la es­tabilidad. Después, las mejoras de las condiciones laborales. Y cuando lo­gran vencerse estas dificultades (que se sufren individualmente pero se pa­decen como clase) y los/las laburantes juntamos la fuerza para enfrentar la voluntad de hacernos pagar las crisis (que son etapas necesarias del capita­lismo para iniciar un nuevo ciclo de acumulación), aparecen en toda su dimensión los mecanismos y dis­cursos que atacan la organización, que defenestran la dignidad obrera, que ven “infiltra­ciones” en el des­contento… Extra­ña forma de “em­poderar” al pueblo la de la presidenta, que en sus discur­sos se despacha a gusto condenando a los trabajadores, sean docentes, petroleros o de la rama automotriz. El problema no es el rubro, sino que salen a luchar.

Mientras se des­tinan grandes es­fuerzos para disimular los problemas de una economía en recesión, es ino­cultable la gran cantidad de suspen­siones y de despidos que se suceden. Allí deben buscarse las causas que apuntalan la lucha, y no en la supuesta falta de “razonabilidad” que pide la presidenta. Molesta la organización de los trabajadores por fuera de los ámbitos burocratizados porque se hace más difícil controlarnos y man­tenernos dentro de los límites de la “razonable” democracia burguesa.

El descomunal desembolso de di­visas que se ha utilizado hasta ahora para pagar la deuda (y otras, como el pago a Repsol) y el que se comprome­te a hacer, no tiene ningún punto de contacto con la defensa de la sobera­nía que tanto se agita. Por el contra­rio, es el pueblo trabajador cubriendo los cheques de los capitalistas. Ésta es la traducción de la pérdida de nuestro salario.

Las paritarias que se firman por de­bajo de los índices de inflación, la qui­ta de subsidios y/o el aumento de los servicios, el IVA en los artículos de primera necesidad, el impuesto a las ganancias que nos aplican a nuestro ya de por sí magro sueldo, los montos no remunerativos que percibimos (y que por eso no entran en jubilación ni en aguinaldo), la precarización laboral y todo un largo etcétera son transferencias de recursos de los y las laburantes, ya ni siquiera entre clase (como sí ocurre con la AUH y otros planes) sino para apropiación directa de la burguesía, local o externa poco importa.

Es necesario reforzar y hacer crecer la organización. Se avecinan, sin mas­carita feliz, tiempos duros para los trabajadores/as. Solidaridad, resisten­cia, organización y lucha son, una vez más, las consignas de nuestro tiempo.

Equipo de El Roble

agrega un comentario