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Un censo revelará cuántas familias de pueblos originarios viven hoy en Rosario
Por La Capital / Rosario - Monday, Jul. 28, 2014 at 5:03 PM

Lunes, 28 de julio de 2014 | Una deuda histórica se saldará en poco tiempo y para eso se están relevando hogares de Travesía, Los Pumitas y el barrio Toba. Apunta a fortalecer las comunidades y darles reconocimiento legal.

Un censo revelará cu...
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En marcha. Del operativo participan referentes comunitarios y estudiantes.

Ya está en marcha el primer censo municipal de pueblos originarios en Rosario. "Es algo por lo que lo que veníamos peleando desde hacía un montón de tiempo", cuenta María Fleitas, integrante de la comunidad Qom asentada en barrio Travesía. El relevamiento, que cubrirá también los barrios Toba del distrito oeste y Los Pumitas, en el noroeste, permitirá confeccionar un padrón de todas las personas que se identifican a sí mismas como miembros y descendientes de pueblos originarios. El registro no sólo revelará cuántos son (un número que siempre se conjetura, pero con escaso fundamento), sino también cómo viven, qué lengua hablan, cuáles son sus problemas principales, qué cambios transitaron al llegar a Rosario, en qué creen y si tienen algún nivel de organización comunitaria.

El censo como herramienta fue una de las primeras estrategias que se dieron la Dirección de Pueblos Originarios y el Consejo de Coordinación y Participación de Políticas Públicas Indígenas, creados a nivel local hace menos de un año a partir de la ordenanza 9.119 (ver aparte).

El operativo (del que participan equipos integrados por estudiantes de la UNR y referentes de las propias comunidades) comenzó el 1º de julio y ya culminó en Travesía, donde en una primera etapa se relevaron 408 hogares autoidentificados como indígenas, la enorme mayoría Qom y un par como mocovíes.

En estos días arrancó el censo en Los Pumitas y en agosto se avanzará con el barrio Toba del distrito oeste (área de Rouillón y Aborígenes Argentinos), más otros grupos asentados en Villa Banana, La Cava y Tacuarita, y familias dispersas por otras zonas de la ciudad.

De hecho, los tres primeros barrios (Travesía, Los Pumitas y Toba) concentran el 80 por ciento de la población originaria radicada en la ciudad. Se cree que mayoritariamente tobas y en muchísima menor proporción, mocovíes y kollas. También alguna familia mapuche. Pero el censo tendrá la última palabra.

Visibilizar. El relevamiento apunta a cuantificar y caracterizar a las comunidades aborígenes para orientar la formulación de políticas públicas y a la vez facilitar el reconocimiento institucional que prevén las leyes nacional y provincial.

"Es el puntapié inicial para ese reconocimiento que el Estado debe dar a los pueblos originarios", explicó la subsecretaria General del municipio, Lorena Carbajal.

Ocurre que para definir políticas, gestionar el acceso a programas que los tres niveles del Estado contemplan para esas minorías étnicas y hasta para acceder a financiamiento externo es indispensable contar con un registro y un diagnóstico de su calidad de vida, dijo la funcionaria.

Por eso se busca saber dónde están y cómo se componen sus hogares, a qué etnia pertenecen y qué condiciones económicas y sociales afrontan: cómo son sus viviendas, si trabajan o sufren desempleo, si están alfabetizados y/o escolarizados, si hablan su lengua de origen o sólo español, qué creencias tienen, cuáles son sus problemas de salud y qué organizaciones los representan.

En la confección del censo participó el Consejo de Coordinación y Participación de Políticas Públicas Indígenas, integrado por representantes de las propias comunidades. Luego se contactaron las familias para que supieran que serían relevadas y accedieran a participar.

Porque uno de los problemas que enfrenta el censo es justamente la renuencia que suelen mostrar algunos miembros de las comunidades para asumir su propia identidad étnica.

"Ha ocurrido que un hombre no se identificara como miembro de una comunidad y después su esposa viniera a preguntar por qué no había pasado el censista", cuenta el coordinador de Pueblos Originarios, Ariel Illanes. La hipótesis más fuerte es que se trata de una identidad que se oculta —ante terceros, pero incluso ante sí mismos— por temor a la discriminación.

Una vecina qom de Travesía lo confirma. "Es algo que se ve mucho entre los jóvenes de ahora, que por lo general no se reconocen como pertenecientes a un pueblo originario por miedo a la discriminación y la burla que acarrea la gran ciudad", cuenta María, que a sus 31 años habla fluidamente la lengua toba (qomlaqtaq) con su familia, hijo de 11 años incluido.

Para María, referente de la comunidad, el operativo que se desarrolla en la ciudad es fruto de una lucha "de años", ya que otras localidades del país cuentan con esos relevamientos, mientras que en Rosario se mantenía como una deuda.

De hecho, el censo nacional 2010 inauguró preguntas sobre la adscripción étnica. Los resultados son preliminares y aún no están desglosados por localidad, aunque sí permiten saber ya que en Santa Fe viven 48.265 integrantes o descendientes de poblaciones indígenas (levemente más hombres que mujeres) en 18.939 hogares.

Para Rosario se han barajado "números disparatados", gráfica la coordinadora del Equipo de Planificación y Relaciones Institucionales de la Secretaría General, Ana Laura Pompei: de 10 mil a 40 mil personas. En un par de meses, los resultados del censo intentarán que esos números se ajusten más a la realidad.

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