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Dioxitek: A darle átomos!. Una fábrica estatal de uranio está generando polémica...
Por Lea Ross / ECOS Còrdoba - Thursday, Jul. 31, 2014 at 5:17 PM

Una fábrica estatal de uranio está generando polémica en Formosa y Paraguay. Los antecedentes de dicha planta como un rejunte de rechazos.

Dioxitek4 con el logo

Por Lea Ross | @LeandroRoss

Si hay una fábrica que ha tenido muchos vericuetos para radicarse en algún punto de nuestro país, esa es Dioxitek. Se trata de la empresa que produce dióxido de uranio, la materia prima para producir el combustible requerido por las centrales nucleares para generar electricidad. En todo el primer semestre de 2014, esta empresa fue noticia por sus intenciones de instalarse en Formosa. Su única planta de tratamientos por ahora se encuentra en el barrio Alta Córdoba, envuelto también en su propio torbellino político local.

El martes 15 de julio, una audiencia pública realizada en la ciudad formoseña congregó a alrededor de 40 panelistas para debatir por la instalación o no de la polémica planta. Se trató de una instancia no vinculante, donde el poder político deberá tomar la última palabra.

“Hay que ser claros en esto: no es que Dioxitek se traslada de Córdoba a Formosa. Fue Córdoba quien expulsó a Dioxitek”, sentenció el Dr. Raúl Montenegro, presidente de la Fundación por la Defensa del Medio Ambiente (FUNAM). La fundación lleva casi treinta años luchando en la ciudad cordobesa contra la erradicación de la planta. Hoy, sus esfuerzos se mantienen firmes también en la zona formoseña.

Para Montenegro, “Dioxitek necesita mudarse a Formosa porque la están echando de la ciudad de Córdoba y no es aceptada en otras provincias. Ya le dijeron no la provincia de Mendoza, la ciudad de La Rioja y la ciudad de Despeñaderos en Córdoba. Frustrados también los intentos de trasladarla a las localidades de Río Tercero y Embalse (en la provincia de Córdoba) solo les quedaba buscar una provincia feudal como Formosa, donde las protestas públicas son violentamente reprimidas”.

El uranio -según señala un documento de FUNAM- afecta la salud humana porque es radiactivo y también tóxico: “El uranio absorbido por un ser humano se distribuye ampliamente en el organismo, pero se deposita preferentemente en huesos, riñón e hígado. Del 1 al 5% de una dosis oral es absorbida por el tubo digestivo. La inhalación de partículas de uranio y radio 226, y sobre todo del gas radón 222, se asocian a la producción de cáncer de pulmón”.

El gobierno de Gildo Insfrán tiene en sus planes no solo la bienvenida a Dioxitek, sino también la construcción del reactor nuclear Carem 25, que sería la primera en diseñarse íntegramente por nuestro país. Este paquete nuclear trataría de una inversión de 800 millones de pesos de acá hasta 50 años. Según el diario La Mañana de Formosa, el responsable del emprendimiento, Ricardo Charaviglio, aseguró que este paquete atómico produciría alrededor de unas 460 toneladas de polvo de uranio por año: “Eso significa que se puede llegar a fabricar en la planta elementos combustibles de 46 millones de pastillas de uranio de 10 gramos cada una. Cuatro pastillas de estas producen energía suficiente de lo que en promedio cada uno consumo en su casa durante un año, por lo que la producción de NPU [NdR: Nueva Planta de Uranio] estará alcanzando para cubrir la demanda anual de 950 mil familias”.

La llegada de Dioxitek a Formosa ha generado rechazos en distintos puntos. Además de distintas organizaciones sociales, la propia Iglesia Católica ha fijado su posicionamiento en contra del proyecto. En la reciente audiencia pública, el monseñor José Vicente Conejero Gallego, obispo de Formosa y del presbiterio diocesano, declaró lo siguiente: “Consideramos que no es lícito hipotecar la vida y la salud de generaciones futuras de formoseños, como tampoco su medio ambiente en aras de lo que consideramos un supuesto progreso, una provocación al medio ambiente y un riesgo permanente”. Además, aseguró que “optamos por una Formosa Libre de Energía Nuclear, tal como lo prescriben nuestra Constitución Provincial y la Ley Política Ecológica y Ambiental 1.060”.

Sobre esta última ley provincial, se establece en su artículo 13 la prohibición de toda “realización de pruebas nucleares; la utilización de sustancias radiactivas de sus desechos, salvo las utilizadas en investigación y salud, cuya normativa se adjuntará a las establecidas por el organismo de aplicación”. Para Montenegro, la planta también quebranta la convención de la Organización Internacional del Trabajo. A partir de estos dos puntos, la comunidad Nam Qom presentó una medida cautelar de no innovar contra el Estado.

“Nuestra comunidad, habitada por unas 7.000 personas, se encuentra al borde de la Ruta 81, por donde van a pasar los camiones que van a llevar el uranio, que es el combustible del reactor nuclear. Sabemos que tiene efectos radiactivos y cancerígenos, y que lo pueden inhalar nuestros chicos”, destaca el dirigente qom, Israel Alegre, al portal Última Hora.

También, dirigentes de Paraguay se han visto preocupados por este tema. El 11 de julio pasado, distintos senadores del hermano país mantuvieron reuniones con la gobernación de Formosa por el tema de Dioxitek. Esto se debe a que la planta se instalaría en el Parque Industrial de Formosa, que está ubicada a tan solo cinco kilómetros del Río Paraguay, donde recorre la frontera internacional. Los líderes paraguayos aseguran que su ciudadanía está preocupada y que nunca fueron consultados previamente.

El 25 de julio pasado, el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) y la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) le envió una carta al subsecretario de comunicación formoseño, Rubén Duarte. En la misma, se expresa la preocupación por la visita que realizó el funcionario a distintos medios de comunicación en los primeros días de este mes. Según la carta, Duarte les exigía a los medios “la circulación de cuatro spot sobre el tratamiento de uranio en Formosa cada 15 minutos, en cada corte publicitario que no esté superando los 30 minutos. En esta comunicación se advertía, además, que en caso de incumplimiento, se  procedería “a dejar sin efecto las pautas publicitarias con dichos medios”. Para Fopea, se trata de un caso de “censura indirecta, tal como lo ha dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación en numerosos  precedentes, entre los que se destaca, en particular, el caso Río Negro de 2008”. Este último se refiere al diario homónimo, cuya publicidad estatal del Gobierno de Neuquén se había disminuido luego de la revelación de un caso de corrupción neuquina.

Fisiones

Los antecedentes de Dioxitek se remontan en la década del ’50, en épocas en donde el Estado argentino realizaba estudios sobre elementos radiactivos. La fábrica, ubicada en el actual barrio de Alta Córdoba, dejaba a un lado su trabajo antiguo del procesamiento de cromo para pasar al tratamiento de concentrados de uranio, que en aquel entonces eran explotados en La Rioja, La Pampa y Salta.

En 1974, nace Atucha, la primera central nuclear argentina. Es así que los trabajos de la fábrica cordobesa deciden emprender manos a la obra para la producción de dióxido de uranio, con la finalidad de obtener la soberanía energética a nivel atómico. A partir de 1982, Dioxitek se convierte en la empresa que se conoce actualmente: la encargada de suministrar la materia prima para la fabricación de combustibles requeridos por los reactores nucleares. Ya para la década de los ’90, la empresa divide su paquete accionario repartido en gran parte para la Comisión Nacional de Energía Atómica (99%) y un mínimo de parte del Gobierno de Mendoza (1%), ya que en aquel entonces, el uranio se extraía en tierras mendocinas. A partir de 2002, comenzó también a producir fuentes selladas de Cobalto 60 para usos industriales y medicinales.

En el transcurso del tiempo, el barrio de Alta Córdoba comenzó a crecer demográficamente. Debido a esto, se acrecentó la preocupación sobre la incidencia de la fábrica para los habitantes vecinales que empezaron a instalarse a cercanías del predio. Sin mencionar la cuestión legal: la ordenanza de uso de suelo de Córdoba Nº 8.133, promulgada en el año 1985 (tres años después del nacimiento de Dioxitek) prohibía toda presencia de industrias con semejantes características en tierras densamente pobladas. Es así que en noviembre de 1995, tanto la empresa como la Municipalidad de Córdoba, dejaron en claro el éxodo de la fábrica hacia una nueva sede para el año 2000.

Su primer intento fue en Despeñaderos, a 50 kilómetros de la ciudad capital. Allí, Dioxitek recibió su primer portazo. Una inédita movilización de tractores por las calles dejaba en claro el rechazo de los vecinos de no permitir la instalación de una fábrica nuclear.

En 2004, probó un nuevo intento más alejado: en San Rafael, provincia de Mendoza. Ahí surgió su segundo rechazo, dejando una rotunda negación de entrada por parte del gobierno mendocino. Montenegro informó que CNEA y Dioxitek “nunca remediaron siete de las ocho minas de uranio de Argentina”. La octava es la mina mendocina de Malargüe que –según el biólogo- “es tan deplorable que la CNEA fue multada por el gobierno provincial”. De allí que el accionista minorista haya rechazado a su propia compañía.

En julio de 2006, FUNAM había entregado a los vecinos de Alta Córdoba un informe sobre las implicancias que traía la planta en materia de salud. El estudio aseguraba que los desechos de la fábrica acumularon 36.000 toneladas de residuos radiactivos de baja intensidad. Según la ONG, el Ceprocor de España detectó en 1998 que en ese lugar se resguardaron residuos con presencias del isótopo radón 256 con valores superiores a los 257 veces lo normal, mientras que los niveles del radón 222 superaba los siete.

En el 2012, Dioxitek probó trasladarse a La Rioja. Allí tampoco fue aceptado. Fue rechazado por decisión del Consejo Deliberante. “Nosotros tenemos la hipótesis de que con la caída de La Rioja, es cuando comienzan las negociaciones entre Julio de Vido (ministro nacional de planificación) y posiblemente el gobernador de la provincia de Formosa para poder traer una empresa, que nadie quería, a esta provincia”, señala el presidente de la FUNAM.

El 28 de septiembre de 2012, el municipio de Córdoba terminó clausurando la fábrica de Dioxitek por violar la ordenanza de uso de suelo. Luego de que la empresa presentara una medida cautelar a la justicia, el gobierno municipal y la CNEA acordaron en ofrecer un plazo máximo de dos años para entablar los planes de relocalización. O sea, hasta noviembre de 2014.

Mientras estos dos años corrían rápido, a mediados de 2013, la empresa eligió otro posible destino: la localidad cordobesa de Río Tercero. Allí, el municipio dejó en claro su apoyo a que se haga allí la relocalización. Sin embargo, un letrado de la justicia presentó un amparo para que esto no se logre. ¿Cuál fue su argumento? Pequeño detalle: el artículo 55 de la Carta Orgánica del pueblo prohíbe toda radicación de industrias donde se manipule insumos nucleares. Paralelamente, también trató de trasladarse a Embalse, cerca de la única central nuclear de Córdoba. Al parecer, tampoco prosperó.

El 20 de noviembre de 2013, la senadora nacional cordobesa Norma Morandini envió un pedido de acceso de información pública a Dioxitek para qué brindara detalles sobre el proceso de re-localización. La carta fue respondía por el presidente de la empresa, Gustavo Navarro, quien adujo que los únicos posibles destinos eran Embalse y Río Tercero. La respuesta fue enviada el 28 de enero de 2014. En ningún lado de la carta se mencionaba a Formosa como tercera opción.

¡Santos protones!

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