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La huelga perfecta
Por Germán Mangione - Thursday, Aug. 28, 2014 at 11:09 AM

28 de Agosto de 2014 | ¿Como sería la huelga perfecta? Se los pregunto con sincera curiosidad. Y se lo pregunto a ustedes que están seguros de saber cuáles no lo son. O por lo menos tienen razones suficientes para explicar, una y otra vez, porque no apoyan las huelgas de los trabajadores.

La huelga perfecta...
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Porque no pareciera ser problema el reclamo, con el que discursivamente parecen acordar. Claro, quien a esta altura podría negar lo difícil que es ganarle a la inflación y por ende lo necesario de abrir nuevamente la discusión paritaria. Sería raro encontrarlos a ustedes negándole a un trabajador la posibilidad de volver a discutir el salario con su patrón o aceptando que a una parte de ellos se les cobre un impuesto por trabajar. Ese, el reclamo, seguro que no es el problema.

El problema parece ser entonces como los trabajadores se organizan para reclamar. Como llevan adelante y utilizan la principal herramienta que históricamente tienen los trabajadores para presionar a los gobiernos y los patrones a que los escuchen: la huelga.

Estoy seguro que una huelga perfecta no debe contar (y arriesgo pensando en las huelgas que a ustedes no los entusiasman) con dirigentes sindicales de turbio pasado como el menemista Barrionuevo o el kirchnerista Hugo Moyano. Dirigentes que además están enquistados casi in-eternum en sus sindicatos, con pocos visos de libertad sindical al interior de sus gremios. Eso lo sé. Lo aprendí, gracias a que lo repitan una y otra vez ante cada huelga general. Sin embargo esta claridad se me desmorona cuando veo que tampoco apoyan otras medidas como las de la central de Pablo Michelli, dirigente que gano las elecciones democráticamente pero raramente perdió el sindicato que el gobierno decidió regalarle a Hugo Yasky. Una extraña forma de democratizar los sindicatos.

Entonces ahí se me ocurre pensar que quizás Michelli no sea todo lo que ustedes pretenden para estar frente a un gremio y menos frente a la huelga perfecta. Quizás porque no es tan progresista o de izquierda como ustedes entienden que un dirigente sindical tiene que ser.

Y se me prende la lamparita y pienso: “Pero claro, una huelga para que sea una huelga con todas las letras debe dirigirla la izquierda, con mamelucos, banderas y estandartes, entrando en la Plaza Roja”… pero no. Tampoco. Porque si aparece un sindicato que tiene relación con algún partido político de izquierda, seguro me dirán que es solo una utilización política del mismo. Razonamiento raro que no suele presentarse cuando se ve a sindicalistas oficialistas en un acto partidario, pero bueno.. .son cosas de la política. Y encima si a esos sindicalistas se les ocurre organizarse para tratar de sacar de los sindicatos a los que más arriba repudiaban ustedes por burócratas, tampoco es que reciben gran ayuda suya que seguramente correrán a denunciar una “interna sindical” que intenta desestabilizar.

Por ahí la cosa es con los dirigentes. Y la huelga perfecta, debería ser organizada espontáneamente por los trabajadores. Así, de onda digamos. Sería una huelga rara, principalmente cuando intentase coordinar u organizarse sin contar con ninguna organización sindical. Pero no sé, por ahí ustedes saben algo que yo no. Por eso les pregunto.

No sean egoístas, y develen de una vez la fórmula de la huelga ideal. No nos dejen afuera de tamaña revelación.

Y no es un pedido solo curioso. Es un pedido práctico. Porque sería de vital importancia conocer como es la huelga ideal, la forma perfecta de reclamar que a ustedes los entusiasmaría para poder sumarlos al reclamo de miles de trabajadores que necesitan encontrar la fórmula correcta de reclamar, y en una de esas conseguir que sus reclamos sean escuchados.

 

..no hay que estar de acuerdo en todo. Pero cuando uno no está de acuerdo con algo y con algo que es muy importante para todos los argentinos, lo menos que se merecen esos argentinos es que le digan que si no están de acuerdo con eso, qué es lo que ellos quieren hacer para que los argentinos puedan decidir democráticamente su futuro, sus perspectivas y su destino. Esto es imprescindible, esta es la verdadera democracia: no pronunciarse. Evadir y escaparse de los debates, decir “esto está mal”, “no estoy de acuerdo”, pero no decir qué hacer a cambio, bueno, me parece que eso es, precisamente, escaparle a la democracia.

Cristina Fernandez de Kirchner

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