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Martínez: “Se discutió ajuste, no salario”
Por Equipo de Comunicación CTA Rosario - Wednesday, Sep. 03, 2014 at 4:57 PM

3 de Septiembre de 2014. Por Equipo de Comunicación CTA Rosario | Tras la reunión del Consejo del Salario que elevó la suma mínima que todo trabajador debe percibir en 2014 un 22,2%, entrevistamos a Gustavo Martínez, Secretario General de la CTA Santa Fe. Con duras críticas a la dirigencia sindical que suscribió el acta, el dirigente avizoró un clima de creciente conflictividad si el gobierno no escucha los reclamos y genera descrédito en las instituciones que deberían canalizarlos.

Martínez: “Se discut...
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Cuatro horas y media de deliberaciones dicen que conllevó firmar el acta difundida por el Consejo del Salario Mínimo integrado por las patronales, el estado y la CGT de Antonio Caló, Gerardo Martínez y la Central de Hugo Yasky. Lo que no se sabe es quiénes llevaron la propuesta más baja: si los dirigentes sindicales que ya habían cerrado las propias paritarias debajo del 30%, o las patronales y el estado socio. De los $3600 que en teoría todos los trabajadores debían cobrar desde marzo, se pasa a $4400 desde septiembre, con otra suma en enero de 2015 de $316. Esto quiere decir que dese septiembre el valor de la hora de trabajo será de $22 mientras que en enero quedará en $23,58.

El acuerdo generó un amplio repudio de diversos sectores, entre ellos de la Central de Trabajadores de la Argentina, que viene de protagonizar una jornada nacional de lucha el pasado 27 y 28 de agosto. Para saber cómo impacta este incremento y vislumbrar cómo sigue la cosa, conversamos con el Secretario General de la CTA provincial, Gustavo Martínez.

— ¿Cuál es el análisis inicial que se desprende de este aumento del mínimo?

Venimos de un momento de debate, el encuentro de ANUSATE, donde escuchamos que compañeras que nada menos tienen la tarea de limpieza de la comuna de Teodelina, ganan $900 por quincena. Escuchamos que hay 300 mil municipales que cobran menos de los bochornosos $3600 que supuestamente todo trabajador debía cobrar a partir del mes de marzo, cuando los cálculos de la canasta familiar más escuetos en ese momento daban arriba de los $10.000.

Aumentar el 22,2% suena a burla. Crece la dificultad para que esa suma se acerque a la realidad. Ni siquiera pueden garantizar que no haya compañeros que cobren debajo de esa suma, lo que lo hace más vergonzoso. Se hace difícil explicar en nombre de quién estaban ahí algunos dirigentes sindicales. Los que firmaron no lo podrían haber hecho en nombre de los trabajadores y sus familias. Ni siquiera en nombre del peronismo, con su historia y el decreto de su máximo líder respecto al salario. Tampoco en nombre del radicalismo que aportó el artículo 14 bis. Tampoco en nombre del socialismo ni ninguna vertiente popular de Argentina. No en nombre de la Constitución, ni siquiera en la definición de salario de ningún momento de la historia argentina. No en nombre de las leyes. No actuaron con el mandato que impone la representación de los trabajadores, sino con el mandato del oficialismo.


— Una política que no parece ser distinta con los jubilados.

Estos sindicalistas boicotearon la campaña por el 82% móvil: ni siquiera logran que se garantice el 82% del salario mínimo de miseria que negocian con las patronales y el Estado. Uno entiende que es una provocación y ellos son la cara visible de esa provocación. El hilo conductor es el capricho de un gobierno de pactar con los grupos más concentrados. En este acuerdo participan dos conglomerados de sectores de poder, la Sociedad Rural, la UIA, responsables de los peores planes económicos, de golpes de estado. Son inmutables ante la presentación pública de este acuerdo que responde a las necesidades de las patronales.


— Justamente salió un comunicado de la Federación Aceitera en el que le preguntan al gobierno qué derechos debe relegar el trabajador en función de la parte del salario que no se le garantiza. ¿Coincidís?

Los aceiteros mediante su Federación es un sector que va ganando autoridad frente a los trabajadores. Ellos no forman parte de la CTA, pero hay posibilidad de unidad de acción porque tienen en claro que salario, es salario. No es medio ni un cuarto de salario. Y cuando la respuesta del gobierno es dar un cuarto de salario, ellos elegantemente preguntan qué tres cuartos de derechos debemos resignar los trabajadores. Porque los que vivimos de nuestro trabajo, no hablamos de la plata: hablamos de lo que hacemos con la plata.

Con Aceiteros y la CGT San Lorenzo, formamos parte de los sectores que van ganando autoridad frente a los trabajadores al menos para plantear cual debe ser el debate, que sí se da en la base pero no en el Consejo del Salario. Los aceiteros le preguntan al gobierno qué derechos relegamos, y nosotros agregamos a esa pregunta la que debe hacerse a los referentes sindicales que participan del Consejo del Salario: ¿cuándo renuncian a sus cargos? Porque lo que ya hicieron fue renunciar a su representación del sector obrero de varios plumazos. Ahí se discutió ajuste, no salario.


— Realmente preocupa el clima de conflicto latente y explícito, ante un gobierno que parece no acusar recibo. ¿Cómo crees que sigue la historia?

Los niveles de endeudamiento que tienen los trabajadores que cobran esa suma mínima, que no les permite sostener una parte de los derechos y las posibilidades, es enorme. Si se avanza con la fórmula de ponerle techo; si se avanza con el robo sistemático a los que logran una suma que puede llamarse salario mediante el impuesto a las ganancias; si no se universalizan las asignaciones familiares; si no se le pone tope a los despidos y suspensiones, si se fuerza al no recomponer el salario y achicar el consumo, nunca en la historia argentina un proceso de estas características ha terminado bien. El gobierno mismo se niega la posibilidad de canalizar las demandas en instancias como el Consejo del Salario. Si no se canaliza ninguna de las demandas, se le pone la tapa a la olla a presión. El resultado es el que vimos en distintos momentos de la historia, el más trágico respecto a las instituciones, el descreimiento. Si lo miramos desde el punto de vista democrático hay un juego muy perverso generando una profunda desconfianza de las instituciones.

Equipo de Comunicación CTA Rosario

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