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Del derecho de no pertenencia
Por Aborigen -
Thursday, Sep. 11, 2014 at 6:44 AM
Difícil, imposible de entender desde occidente, negador. Diría el, ¿Cómo? ¿Que no quieres pertenecer al summum? Sin duda, piensa, debes se un marginado, un leproso irrecuperable.
Difícil, imposible de entender desde occidente, negador. Diría el, ¿Cómo? ¿Que no quieres pertenecer al summum? Sin duda, piensa, debes se un marginado, un leproso irrecuperable.
Este derecho, principio y din de la dignidad humana, es el que se nos ha venido negando desde tiempos inmemoriales. Hablamos de inclusividad, de democracia, conocimiento, progreso; creamos mitos, ideologías, normas, preceptos, leyes a su servicio. Hecho esto sólo queda capturar los bebés y ponerlos, antes de que puedan percibir ningún otro horizonte, entre las cuatro paredes que desde el principio hasta el final llamarán su mundo. Un mundo lleno de felicidad al servicio de su gestor.
Pero ¡hay de quien divise más allá! No tendrá tierra, agua, aires, donde desarrollar la vida desde el atrevimiento, el reto. Es sencillo, todo esto ya tiene un amo, un amo tan gentil que le deja escoger entre el sí o sí de la pertenencia. Si escoge, cada sorbo de agua, cualquier inspiración le será discutida, si no escoge, el aparato seductor de retaguardia hará que cualquier tragar saliva le sepa a sangre. Dice al aborigen: yo no entiendo vuestro derecho. ¡Cuantos aborígenes han muerto! ¡Cuantos tienen que morir! ¡I todo por no entender!
Yo soy aborigen hasta que en un tragar saliva una avenida de sangre me ahogue. Todo por no aceptar vuestro derecho a pertenecer, el único derecho posible.