Julio López
está desaparecido
hace 6402 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Cañada Grande, un desastre ecológico y sus versiones
Por republicado / ECOS Córdoba - Thursday, Oct. 09, 2014 at 11:25 PM

La Secretaría de Ambiente de la Provincia de Córdoba junto a la Comunidad Regional Calamuchita, intentan mejorar la imagen de la planta. Pero su mal funcionamiento persiste, y los costos aumentaron sin que haya cambiado sustancialmente la forma de tratar la basura. Aquí, la primera parte.

planta+de+Cañada+Grande,+septiembre+2013

La Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos de Calamuchita, ubicada en Cañada Grande. La legisladora Noemí de Magalhaes dijo que hay localidades de otros departamentos cercanos que están pidiendo traer al vertedero regional.

Por Cristian Basualdo. Especial para ECOS Córdoba

Escuela Belisario Roldán, Embalse. Viernes 22 de agosto de 2014. Personal de la Secretaría de Ambiente de la Provincia de Córdoba le brinda a los alumnos una charla sobre Residuos Sólidos Urbanos (RSU). Hace dos días que Constanza Mías y Javier Cortese recorren los establecimientos educativos de la localidad publicitando la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos de Calamuchita. Para formar una imagen agradable de la misma, necesariamente omiten los conflictos y controversias que generó en su corta vida de funcionamiento.

Unos meses atrás, los vecinos autoconvocados habían difundido unas fotografías que mostraban a Cañada Grande convertida en un megabasural a cielo abierto. Al buscar una explicación, encontramos que el Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) indicaba que cada municipio o comuna debía llevar los residuos separados en origen. Eso no ocurrió así: las campañas de separación comenzaron después de la puesta en marcha de la planta y muy poco se progresó en este aspecto. Pero cualquiera sean los motivos del desmadre en la cava, y para evitar fotografías difíciles de explicar, las autoridades optaron por la fórmula galpón limpio y basura enterrada. En cambio, los fardos se colocan a la vista, como trofeos que prueban las veces que la maquinaria funciona.

La cava de Cañada Grande, agosto de 2014. Para el secretario de ambiente provincial, Germán Pratto, la planta es modelo en Sudamérica. Foto: Alejandro Bustos

La cava de Cañada Grande, agosto de 2014. Para el secretario de ambiente provincial, Germán Pratto, la planta es modelo en Sudamérica. Foto: Alejandro Bustos

Consultados para esta nota, Constanza Mías y Javier Cortese confirmaron que en Cañada Grande se entierra basura sin tratar. Algo que había sido negado unos años atrás, cuando funcionarios y empresarios pretendían lograr la licencia social del proyecto. Recordemos las declaraciones hechas por Constanza Mías en septiembre de 2009: “No es un enterramiento sanitario, es totalmente diferente a lo que se hace en Bouwer. Los residuos se van a separar en orgánicos y en inorgánicos que se puedan reciclar. El remanente será enfardado para asegurar que quede seco, porque el problema de la disposición de los residuos es que genera lixiviados que pueden contaminar el agua”. Algo parecido dijo en 2013 Oscar Scorza, propietario de Econovo, el fabricante de la maquinaria: “El enfardado, junto a los rellenos destinados a su acopio, evitan los lixiviados. Al plastificarse, no deja que entre más agua adentro del fardo y se generen este tipo de líquidos”.

Los lixiviados son líquidos altamente contaminantes, que se forman cuando el agua que entra en contacto con la basura arrastra gran cantidad de sustancias que originalmente estaban dentro del residuo. Al remitimos al EsIA vemos que describe “celdas de disposición de balas secas” y se afirma que “no se prevén lixiviados en la celda” (cava). A manera de conclusión diremos que las miles de toneladas de basura sin tratar enterradas en la cava de Cañada Grande representan una flagrante irregularidad.

Un mentira atroz
Los habitantes del valle se fueron acostumbrando a las versiones encontradas sobre Cañada Grande, por un lado la mítica planta integral, única en su tipo en Sudamérica, y por otro el desastre ambiental que muestran las imágenes, y reafirman tanto los vecinos autoconvocados como los grupos ecologistas. Cañada Grande es una superposición de contrarios, una especie de doctor Jekyll y mister Hyde de las plantas de basura. No obstante, para quienes defienden el vertedero hay una sencilla pregunta que cuesta responder ¿Cuál es el destino de los lixiviados?

Vertedero Regional Calamuchita, agosto 2014 (2)

Lixiviados en la cava de Cañada Grande, agosto de 2014. En las ordenanzas que promulgaron varias localidades de Calamuchita para financiar el vertedero de basura, se afirma que nos pone a la vanguardia a nivel continental en materia de tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos. Foto: Alejandro Bustos

Actualmente, los funcionarios de ambiente explican que el agua acumulada en la cava es bombeada a los terrenos colindantes. Mientras que los lixiviados producto del prensado de la basura son depositados en piletas. Cuando éstas se llenan, contratan a una empresa de desagotes que los traslada a la planta de tratamiento de efluentes de la Cooperativa de Aguas Corrientes y Servicios Públicos de Villa General Belgrano. Al ser consultado para esta nota, el ingeniero Santiago Venancio Romero, ex presidente y actual vocal de la citada cooperativa, lo negó terminantemente: “Es una mentira atroz”.

En el análisis de la cuestión, resalta un documento, redactado y firmado por el propio Romero, otorgando la factibilidad para el volcamiento de lixiviados en la planta cloacal, poniendo como condición que se respeten las normativas establecidas. Por otra parte, en dicha planta cloacal descargan camiones de desagotes sin que quede asentado el origen de la carga, ni se les realice ningún análisis. De manera que fácticamente es posible que una parte de los lixiviados de Cañada Grande terminen en Villa General Belgrano.

Un tema altamente controvertido

El impulsor del proyecto y presidente de la comunidad regional, Carlos Alesandri, dijo en julio de 2012: “Porque acá el tratamiento de la basura de Calamuchita es bajo techo, dentro de un galpón, es decir de que no va a tener contacto con animales, con alimañas”. Unos años más tarde, Federico Alesandri, intendente de Embalse y actual encargado de la planta, salió al cruce de las imágenes que mostraban vacas y cerdos en medio de la basura de Cañada Grande. En marzo de 2014 aclaró que estaba previsto colocar más alambrado para evitar el ingreso de animales de campos vecinos. Dos meses después, una filmación mostró que la problemática persistía.

Programa Córdoba Limpia, cuadernillo de capacitación 2014Una descripción reciente del lugar la hicieron unos concejales de Villa General Belgrano, que visitaron la planta el mes pasado. Las imágenes de la cava que ilustran esta nota, fueron tomadas por el concejal Alejandro Bustos. Por su parte, el concejal Juan José Pisarello aclaró: “Sé que es un tema altamente controvertido (…) observamos una planta que está funcionando”. Sobre los fardos señaló: “Hay muchos que cuando pasan a la intemperie, con los vientos y demás, ese fardo de plástico se desarma”. También habló de los animales en la cava: “El cerco perimetral no está cerrado, eso hace que entren animales” (12).

En un folleto que distribuye la Secretaría de Ambiente, se lee bajo el título Riesgos para la salud: “Debemos considerar la proliferación de insectos y presencia de animales en los predios. Sobre todo aquellos que se alimentan de residuos y que luego se destinan al consumo humano, como es el caso de cerdos. Esta práctica es muy peligrosa ya que podría causar triquinosis, peste porcina, tuberculosis, cisticercosis, etc”.

Tirando la basura al tanque de agua
Durante las crisis hídricas cordobesas, es habitual escuchar a ecologistas pidiendo por el cuidado de las sierras porque son el tanque de agua de la provincia. Cañada Grande es una cabecera de cuenca, afluente del río Santa Rosa que se encuentra a 60 m.s.n.m. por debajo. Se trata de un valle aluvional con suelos limo arenosos y una profundidad de nivel freático de menos de 5 metros.

El jefe comunal de la localidad de San Ignacio, Jorge Ordoñez, aclaró: “Lo que yo no estaba de acuerdo era con el lugar, a mí me parecía que nunca un vertedero regional tiene que estar aguas arriba de un embalse (…) y cuando yo decía que el lugar era inundable y que nacía un arroyo en el lugar, hoy día lo pueden probar, el arroyo está en actividad”.

Que el vertedero está ubicado en un lugar inundable lo confirman todos los estudios técnicos que se hicieron del lugar. Tomemos por caso el último realizado por la Universidad Tecnológica Nacional, que recomendó proteger el lugar con un canal de hormigón (que nunca se construyó) de 5 metros de ancho por 1,5 metros de profundidad. Diseñado en base a una lluvia de recurrencia de 10 años, y un caudal de 3,32 m³/s. Ello aún sin considerar que la vida útil del vertedero supera largamente los 10 años, por lo que deberían haberse utilizado eventos de recurrencia mayor, los que corresponden a escorrentías superficiales de 6,29 m³/s y 12,6 m³/s, para recurrencias de 25 y 100 años respectivamente.

Pero ¿qué está pasando?

Hace dos meses, el gobernador José Manuel De la Sota despertó una polémica al contestar las críticas provenientes de algunos cuarteles de bomberos por las demoras en la distribución del plan del fuego: “Pienso que se está desnaturalizando este Fondo de Lucha contra el Fuego (…) Era para comprar aviones, autobombas, ropa ignífuga, era para comprar mochilas, elementos de comunicación (…) Pero ¿qué está pasando?”. Ante la pregunta del gobernador, es inevitable tener en cuenta los más de 20 millones gastados en la planta de Cañada Grande, provenientes de dicho fondo.

Maquinaria de la planta de Cañada Grande, septiembre de 2013. Abajo a la izquierda, se indican líquidos lixiviados en el piso. Foto: Instituto Tecnológico Foro de los Ríos

Maquinaria de la planta de Cañada Grande, septiembre de 2013. Abajo a la izquierda, se indican líquidos lixiviados en el piso. Foto: Instituto Tecnológico Foro de los Ríos

De la Sota realizó una breve reseña del marco legal aplicable a la situación, mediante la Ley 9147 se creo en 2004 el Fondo de Lucha contra el Fuego, después en 2008 se dictó la Ley 9576 que le quitaba un porcentaje. “Para resolver el problema de los basurales, porque en realidad muchos fuegos se inician en los basurales de los municipios del interior que hacen un tratamiento incorrecto de la basura, la basura entra en ebullición, se prende fuego y tenemos un desastre” explicó De la Sota. Agregando que al asumir en 2012: “Yo me había comprometido con los bomberos, les había dicho que les iba a devolver la totalidad del fondo del fuego”, así se promulgó la Ley 10.033.

En Calamuchita, el priorizar los basurales por sobre las forestaciones de pinos como factores de riesgo de incendios, nos costó el 13,5 % del departamento. Es oportuno recordar que en 2012, dos temporales dejaron por el piso millones de pinos en la parte alta del valle. Y aunque hubo advertencias sobre el riesgo que representaba esa madera seca, menos de la mitad fue retirada. El resto quedó y en 2013 fue la carga que alimentó los megaincendios en esa zona. A los pinos caídos por tormentas se suman ahora muchos más que se quemaron.

Esta es una ordenanza modelo

Cuando se acabaron los fondos del plan del fuego, se produjo la estampida de todos los intermediarios que iban a operar la planta, Furgiagro, Resimundo y Cultura Ambiental. En tales condiciones, la estrategia pergeñada desde la comunidad regional para sostener el emprendimiento, fue cobrarles por adelantado a las localidades del departamento un porcentaje de la coparticipación. “Esta es una Ordenanza modelo que cada una de las Municipalidades debe presentar en el Ministerio para que se les descuente ese 4 %”, explicaba en 2013 Mariana Chanquia, presidenta del Concejo Deliberante de Embalse. Un curioso texto se repite en dichas ordenanzas, afirma que el proyecto: “Nos pone a la vanguardia a nivel continental en materia de tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos”. De la cantinela eco tercermundista que proclamaba a la planta como única en su tipo en Sudamérica, se pasó a abarcar el continente. Una exageración para justificar el dispendio.

Los lixiviados son un riesgo para la salud de los trabajadores y los escolares que visitan la planta de Cañada Grande. Foto: Instituto Tecnológico Foro de los Ríos.

Los lixiviados son un riesgo para la salud de los trabajadores y los escolares que visitan la planta de Cañada Grande. Foto: Instituto Tecnológico Foro de los Ríos.

Y aunque algunos intendentes y jefes comunales se habían comprometido a llevar los residuos a Cañada Grande “Siempre y cuando (…) represente una baja en los costos contra la alternativa de llevarlos a otros lugares”, actualmente la planta se devora el bolsillo de los contribuyentes. En el espacio de dos años el precio por tonelada tratada aumentó aproximadamente el 300 %. Recientemente Federico Alesandri manifestó: “Hemos tocado la tarifa de la tasa de residuos pero teniendo en cuenta que tenemos una obra de infraestructura tan importante como la segunda fosa”. El argumento no convence ya que los fondos para construir la segunda fosa provienen del Ministerio de Agua, Ambiente y Servicios Públicos.

Es muy difícil obtener certezas sobre los números de la planta de Cañada Grande. Ya en un primer momento, el EsIA consideró tan solo 19 de las 24 localidades del departamento. Además las tablas tenían errores groseros y no se incluyeron estudios económicos de ningún tipo. En la etapa de construcción los costos se dispararon hasta superar los 20 millones, la Comunidad Regional no rindió cuentas públicamente de los gastos. Actualmente, no se sabe como se calcula la tarifa a cobrar por tonelada de basura. Muchas localidades trasladaron el gasto a los contribuyentes, tal es el caso de Embalse, donde la tasa por recolección de residuos sufrió un significativo aumento desde comienzos de 2013.

Las contradicciones de los intendentes
Santa Rosa es la mayor localidad del departamento por lo que el esquema sin su aporte se vería muy complicado. El intendente de esta ciudad, Claudio Chavero, adelantó su posición en 2010 antes de que se comenzara a construir la planta: “Si el Defensor del Pueblo con todos lo análisis que ha hecho (…) dice que el lugar no es apropiado, no podemos ir contra la palabra del pueblo (…) Si los estudios están como corresponde, nosotros llevaremos la basura, si no están como corresponde directamente no lo voy a hacer bajo ningún carácter de obligación ya sea a nivel técnico, a nivel político o a nivel de lo que sea”.

El secretario de gobierno de la Municipalidad de Embalse, Adrián Cáceres, y la jefa del Área Residuos Sólidos Urbanos de la Secretaría de Ambiente provincial, Constanza Mías. En una charla con los alumnos de la escuela Rafael Obligado, Embalse, el 20 de agosto de 2014. Foto: Municipalidad de Embalse

El secretario de gobierno de la Municipalidad de Embalse, Adrián Cáceres, y la jefa del Área Residuos Sólidos Urbanos de la Secretaría de Ambiente provincial, Constanza Mías. En una charla con los alumnos de la escuela Rafael Obligado, Embalse, el 20 de agosto de 2014. Foto: Municipalidad de Embalse

Resulta que el Defensor del Pueblo de la Nación había encargado a la Universidad Nacional de Rosario una evaluación del proyecto, cuya conclusión fue desechar el sitio donde actualmente se encuentra la planta. Entonces, el Defensor exhortó a la Secretaría de Ambiente de Córdoba a establecer un nuevo emplazamiento. Sin embargo, unos años después Chavero no tendrá problemas en llevar la basura a Cañada Grande, en un avance contra sus propias palabras. “Nosotros necesitamos ese espacio, necesitamos ese lugar, no queremos saber absolutamente nada con la basura en Santa Rosa y vamos a hacer lo posible y lo imposible por de alguna manera cumplir”, dijo recientemente en declaraciones radiales.

Santa Rosa y Villa del Dique iniciaron la construcción, con fondos nacionales, de sus propias plantas de tratamiento de RSU. A mediados de 2013, Valeriano Torres, intendente de esta última localidad, relativizó la adhesión de algunos colegas que afirmaban estar conformes con el vertedero regional. “Una solución propia para la basura es lo que quiere el pueblo”, aseguraba cada vez que era consultado al respecto. Como así también mencionó los altos costos del traslado de la basura al vertedero regional. Sin embargo, Torres dejaría la planta de Villa del Dique sin terminar, y actualmente lleva la basura a Cañada Grande. Consultado por el reciente incremento en los costos por tonelada de basura, tampoco tuvo problemas en afirmar: “Me parece necesario, nosotros tenemos que cuidar la planta”.

La escribanía ambiental

Carlos Alesandri hace unos días enfatizó: “Yo la desafié a la Universidad de Rosario (…) Para que viniera a dar una explicación a Calamuchita, nunca vinieron, nunca se supo quien de la Universidad de Rosario vino a producir ese informe. Una mentira falaz que realmente, solamente es producto de la febril imaginación de alguien para que políticamente tratar de enfrentar a la sociedad calamuchitana”. Poco hay de cierto en los comentarios destemplados del legislador. El estudio de la citada universidad fue realizado por los ingenieros Carlos G. Barbieri y Eduardo A. Venini, y hace años que está disponible en internet (para acceder al estudio hacer clic aquí). Definir desde el podio político quien tiene o no, un pensamiento científico, es un signo de dogmatismo obstinado.

La legisladora por Calamuchita, Noemí Magalhaes, el presidente de la Comunidad Regional, Carlos Alesandri, junto al secretario de ambiente provincial, Germán Pratto, el 3 de octubre de 2014. Uno de los puntos centrales tratados fue la planta de Cañada Grande. Foto: Comunidad Regional Calamuchita

La legisladora por Calamuchita, Noemí Magalhaes, el presidente de la Comunidad Regional, Carlos Alesandri, junto al secretario de ambiente provincial, Germán Pratto, el 3 de octubre de 2014. Uno de los puntos centrales tratados fue la planta de Cañada Grande. Foto: Comunidad Regional Calamuchita

En septiembre de 2009, el por entonces secretario de ambiente provincial, Raúl Costa, adelantó el resultado del EsIA: “Hay un noventa y nueve por ciento de posibilidades de que se concrete”. A mediados de 2010, en un lenguaje más eufemístico señaló que: “No hay nada definido aún (…) el gobernador nos ha pedido que seamos extremadamente rigurosos en la evaluación”. Cuatro meses después, autorizaba la planta de Cañada Grande mediante la Resolución 540, unos días antes de que se conocieran los resultados del informe de la universidad rosarina. Explicó este hecho con una falacia: “Si ese estudio hubiera llegado antes probablemente hubiera redituado una nueva inspección o tomar algún recaudo mayor, no lo sé, pero eso llegó cuando la resolución estaba tomada”. Recientemente, Costa publicó una nota analizando el problema de la basura en la capital cordobesa, destacando aspectos que él mismo obvió en Cañada Grande: “Si bien un problema actual es el manejo de los líquidos lixiviados (…) se pueden hacer muchas cosas que brinden paliativos a la situación planteada”.

La actuación de la Secretaría de Ambiente en el caso que nos ocupa, es un ejemplo más de que la ciencia y la tecnología son tan poderosas como poco inocentes. Una instancia clave dentro de la nombrada secretaría, es la Comisión Técnica Interdisciplinaria (CTI), que debe estar integrada por representantes de todos los organismos del Estado Provincial. Pero desde 2008, la CTI estaba conformada por personal de la misma secretaría, y contratados “Que no generan problemas; un grupo que no respeta la normativa y ponen en juego la salud de las personas”, afirmó el biólogo Raúl Montenegro, de la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam). “Es casi una escribanía ambiental” resumió Montenegro.

Una falsa disyuntiva

Basurales o Cañada Grande, es la consigna planteada por las autoridades, que pone a los calamuchitanos entre dos malas opciones. En este contexto se inscriben las declaraciones de Germán Pratto, secretario de ambiente provincial, en su visita a Calamuchita el pasado mes de mayo. Anunció que el cierre y remediación de los basurales es posible por la puesta en funcionamiento de la planta de Cañada Grande. Además usó una chicana, al confirmar la continuidad de las tareas de clausura de los basurales existentes en la región, pese a las críticas recibidas desde algunas organizaciones ecologistas de Calamuchita. Vale repetir que ningún ecologista está a favor de un basural.

El basural a cielo abierto de Embalse, barrio El Quebracho, el 1 de octubre de 2014. Hace más de cuatro meses que el secretario de ambiente anunció la clausura y remediación de los basurales de Calamuchita

El basural a cielo abierto de Embalse, barrio El Quebracho, el 1 de octubre de 2014. Hace más de cuatro meses que el secretario de ambiente anunció la clausura y remediación de los basurales de Calamuchita

Para analizar la remediación anunciada por Pratto, lo primero a considerar es que la planta de Cañada Grande está diseñada para tratar solo una parte de los RSU. El proyecto no indica que se va a hacer con los residuos del barrido, con los residuos de la poda y recolección de hojas, con los residuos de gran volumen, con los residuos de la construcción. De ahí que varios basurales se siguen usando, para todo aquello que también forma parte de los RSU y no se puede enviar a Cañada Grande. Tampoco se indica como tratar las substancias peligrosas.

Como parte de esta nota, se realizó una visita al basural de Embalse, ubicado en el barrio El Quebracho, a unos 8 kilómetros al sur del centro comercial de la localidad. La remediación consistió en cubrir con tierra la basura acumulada. En el predio se observan restos de podas, muebles y electrodomésticos en desuso, carrocerías oxidadas, un depóstito de cubiertas usadas y una quema de la cual emanaba humo. No es un basural cerrado, se sigue usando. La remediación consistió en medidas cosméticas.

Precarización laboral

En la planta de Cañada Grande trabajan 14 operarios (10 hombres y 4 mujeres), quienes están formando una cooperativa de trabajo, les pagan veinticinco pesos por hora, más un porcentaje de lo que se obtiene del reciclado. Las condiciones de seguridad laboral son un aspecto sensible para aquellos que trabajan en los sectores de selección, la famosa cinta de picoteo. Ya que pueden quedar expuestos a agentes biológicos, químicos y físicos. Otro aspecto que se debe evaluar, es si el lugar es seguro para recibir delegaciones de escolares.

Planta de Cañada Grande, se puede observar en esta fotografía las partículas en suspensión que se encuentran en el ambiente. Los trabajadores no usan máscaras de protección personal. Foto: Comunidad Regional Calamuchita

Planta de Cañada Grande, se puede observar en esta fotografía las partículas en suspensión que se encuentran en el ambiente. Los trabajadores no usan máscaras de protección personal. Foto: Comunidad Regional Calamuchita

En septiembre de 2013, un grupo de alumnos y docentes del Instituto Tecnológico Foro de los Ríos confeccionó un trabajo de investigación e informe sobre la planta de Cañada Grande, se examinaron las condiciones de higiene y seguridad en el trabajo, como así también la prevención de los riesgos y la reparación de los daños derivados del trabajo. En el informe se descubre que: no se proveen elementos de protección adecuados al personal, no existe un sistema para control de derrames de productos peligrosos y no existen botiquines de primeros auxilios acorde a los riesgos existentes.

Las deficiencias edilicias se multiplican: no existe provisión de agua potable para el consumo e higiene de los trabajadores, no son evacuados los efluentes a plantas de tratamiento, no existen baños, vestuarios, ni comedores aptos higiénicamente, la cocina no reúne los requisitos establecidos. También se observó que la señalética es escasa, la cantidad de matafuegos no es acorde a la carga de fuego, y no se registra el control de recargas y/o reparación de los mismos. Al final se lee: “En este informe se determina la falta total de cumplimiento de la ley Nº 19587/72, su decreto reglamentario Nº 351/79 y sus modificatorias, como así también en cuanto la prevención de los riesgos y la reparación de los daños derivados del trabajo se deben regir por la ley Nº 24557/95 y su modificatoria Nº 26773/12″.

Hay localidades de otros departamentos que están pidiendo traer al vertedero

Germán Pratto estuvo en Calamuchita por estos días y afirmó: “No hay razones para que haya municipios que no ingresen al sistema”. Sobre el asunto, es imposible soslayar que la Justicia ordenó: “El inmediato cese de actividades”, mediante la Resolución Nº 110, con fecha 23 de mayo de 2012, del Juzgado Civil de Primera Instancia de los Tribunales de Río Tercero. Se incumple con la Ley 25.675 (Ley General de Ambiente). La causa actualmente está en manos de la Jueza Romina Soledad Sanchez Torassa.

Planta de Cañada Grande, operarios sin ropa de trabajo, observando que su vestimenta aumenta el riesgo de atrapamiento (prendas con capuchas). Foto: Instituto Tecnológico Foro de los Ríos

Planta de Cañada Grande, operarios sin ropa de trabajo, observando que su vestimenta aumenta el riesgo de atrapamiento (prendas con capuchas). Foto: Instituto Tecnológico Foro de los Ríos

Noemí de Magalhaes, legisladora por Calamuchita, dijo hoy en declaraciones radiales: “Esto quiero que llegue a toda la población, esto está funcionando bien, como corresponde, está funcionando de la mejor manera”. Más adelante, para apoyar sus elogios a la planta, deslizó algo inquietante: “Hay localidades de otros departamentos cercanos que están pidiendo de poder también traer al vertedero regional”. Son temerarias las afirmaciones de Magalhaes, la legisladora no puede saber si la planta está funcionando bien por la sencilla razón de que en el EsIA no se ha incluido el plan de monitoreo correspondiente, solo menciona que se elaborará el mismo.

El círculo se cierra definitivamente sobre Cañada Grande, al monstruo tecnológico que se alimenta de basura, no le importa de donde venga con tal que la maquinaria funcione y el esquema sea económicamente viable. Se suponía que la planta de Cañada Grande iba a cambiar el tratamiento de la basura en Calamuchita, se suponía que iba a abaratar los costos, se suponía como se suponen las cosas, cuando manda el sentido común, pero nada de eso ocurrió.

Artículos relacionados:

 Cañada Grande, un desastre ecológico y sus versiones (primera parte)

agrega un comentario