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Fontanet libre y la ley nacional de reparación
Por Facundo Nívolo, sobreviviente - Friday, Nov. 14, 2014 at 5:12 PM

Jueves 13 de Noviembre de 2014 | La división del movimiento cromañón abrió su fisura en el debate en torno a Callejeros. La lucidez del canto “ni la bengala ni el rocanrol” perdió fuerza en el juicio de 2010 y entonces se abrió una disputa para salvar o crucificar a los roqueros de Villa Celina. Mientras tanto, hay mil sobrevivientes, la mayoría del conurbano bonaerense, a los que quisieron taparle la boca con 600 pesos durante 9 años. A otros ni siquiera se les dio eso, tan solo el olvido (por Facundo Nívolo, sobreviviente).

cromanion_ley_reparacion_8.jpgA 10 años de la catástrofe más terrible que el Estado fuera responsable, no hay seguimiento  de las víctimas, de los sobrevivientes y las familias que perdieron hijos e hijas.
El repugnante (Horacio Rodríguez) Larreta (jefe de gabinete porteño), el siniestro subsecretario de Derechos Humanos (de la Ciudad) Claudio Avruj, y el incompetente (jefe de gobierno) Mauricio Macri, a cada reclamo o pedido de ayuda, les tejieron un laberinto de negaciones, de sin respuestas, de infinitas e inservibles reuniones. De Isidro Casanova a Microcentro, de Microcentro al barrio de vuelta, sin nada más que la horrible sensación de haber tenido que exhibir las credenciales de nuestras casi muertes, de nuestros seres queridos perdidos, de los puntos más bajos de nuestro estado psiquiátrico, rogando indignamente como si les debiéramos algo. Y para nada.
Hacia 2013, el movimiento cromañón se re organizó. Esta vez en la Coordinadora “Memoria y Justicia”, buscando sancionar una ley de reparación que brinde atención de salud, laburo, actualice el subsidio y cree una comisión de seguimiento para verificar la aplicación de dichas prestaciones.
La organización fue un éxito. Porque toda organización con objetivos comunes y claros, difícilmente es desarticulada. La clave fue tener como horizonte ese objetivo y dejar de lado las diferencias en torno a la responsabilidad de Callejeros.
La ley se sancionó a fines de 2013 pero hoy en día, pasado casi un año, no ha servido para mucho. Solamente se garantizó la continuidad y se aumentó el subsidio otros 600 pesos más.
Todo el mundo sabe que los subsidios no resuelven, sino que son para apuntalar un proyecto, es decir, para ayudar a resolver un problema. Pero no resuelve por sí solo, nada.
Los y las sobrevivientes al cabo de 10 años necesitamos ayuda psiquiátrica, psicológica y laburo. Eso es lo que está planteado en la ley que se aprobó. Esos son nuestros derechos por ser víctimas de irregularidades en instituciones del Estado ratificadas por dos juicios consecutivos orales y públicos.
La tristeza, las irreparables pérdidas en las familias, tanta muerte, solo se puede reparar con vida, haciendo el tratamiento mental necesario, acorde a la catástrofe más grande de la historia del país. Y pudiendo conseguir laburo digno. No hay otra forma. Porque 600 pesos más o 600 pesos menos sin poder levantarse de la cama o salir a la calle, es decir sin salud ni trabajo, no sirven para nada. Eso lo sabe cualquiera.
La ley de reparación en el marco de funcionarios como los del gobierno de la ciudad, indicaría que jamás va a ayudar verdaderamente a nadie.

***
cromanion_ley_reparacion_8.jpgLa comisión de seguimiento se podía haber creado con la ayuda misma de sobrevivientes y familiares, para realizar el relevamiento tan ansiado, el relevamiento que traiga a la luz quienes realmente lo están pasando mal, para que no nos sorprendan luego las más horribles noticias. Para ayudar a tiempo. Porque ya nos sobran las muertes de cáncer y tristeza, nos sobran los suicidios de los pibes y pibas que en verdad nunca salieron de esa noche. Repartidos en los barrios de José C. Paz, Celina, Tres de Febrero, San Martín, Munro o inclusive en la Ciudad, por citar algunos casos.
Las prestaciones médicas que propusimos desde la ley constaban apenas en articular los casos en programas del sistema de salud ya existentes para víctimas de catástrofe. Es decir insertarlos en tratamientos específicos que ya están funcionando para sobrevivientes de Malvinas, dictadura y otros hechos. No implicaba ni implica crear nada nuevo.
Los problemas de laburo se resuelven poniendo los nombres de los pibes en los listados de bolsa de trabajo del gobierno en una inclusión verdadera. Por que el estado anímico de una persona que vivió semejante muerte se mejora con tratamiento mental y realizándose trabajando. Solo así se sale adelante con la frente en alto. Es lo básico para mejorar el estado anímico de cualquiera.
Pero a la gestión de la ciudad no le importamos. Somos los negros del conurbano, los drogados, los loquitos de cromañón. Macri se olvida que fue por nuestras muertes que hoy puede coquetear siendo jefe de gobierno y premiar a Tinelli. Pero el movimiento cromañón no olvida. Ni olvida, ni perdona.
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La génesis de esta historia de sobrevivientes que debieron y deben ponerse de pie en absoluto desamparo y soledad, enfrenta nuevamente su escollo más grande. O se disipa la división y se va por una Ley Nacional de Reparación, una ley bajo gestión del gobierno Nacional, que sea federal para poder atender a los sobrevivientes en cualquier punto del país, garantizando fuertemente las prestaciones de salud y trabajo, organizando el grupo de seguimiento…  o nos quedaremos en la mezquindad que nos impuso la agenda mediática: sin objetivo más que la venta del morbo o la polémica vacía, sin horizonte para nosotros más que la división y el triste ocaso.
Dicho proyecto de ley ya está desarrollado y fue presentado en Junio de 2013 por la diputada Alcira Argumedo bajo el expediente N° 4154-D-2013. Dicho proyecto o modelo similar tendría su oportunidad histórica ahora, precisamente a 10 años, de honrar la memoria de los pibes.
Y es ahora. Porque luego de 2015, la coyuntura política signada por los diputados y atención de la opinión pública, probablemente no permita que se repita la oportunidad. No sólo están en juego las prestaciones mencionadas, sino el valor simbólico de limpiar la memoria de cromañón ante el país. Ese reconocimiento también será también reparador.
O es ahora, o seguiremos escuchando, recibiendo la triste noticia en el llamado que cuenta que tal se suicidó, que la otra se quiere matar, que aquel no solo no puede salir del pozo sino que está hundido en la falopa. Que tal mamá sufre cáncer, y así…
Entonces, que ni los medios ni nosotros mismos pateemos la pelota afuera de la cancha. El debate no es Callejeros, ni Chabán, ni nadie. Que eso lo resuelva la justicia.
 A nosotros no se nos puede morir ni una piba, ni un pibe más. Ni un viejo ni una madre. El eje del mundo cromañón está en recuperarnos, en esforzarnos para recuperar de verdad a los sobrevivientes y las familias que están siendo olvidadas. El eje está en honrar la vida de las personas que ya no están y hacer lo que ellas quisieran que hagamos, que es vivir.
La justicia no sólo se trata de condenar a uno u otro.
Garantizar una vida digna y buscar la felicidad después de tanta muerte,  no solo es un acto de valentía, es un acto de justicia.

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