Tendetza y su legado de defensa de la selva

Un libro sobre la historia del pueblo Shuar de Tundayme, en Zamora Chinchipe, y la lucha contra la minería a gran escala deja inconcluso el dirigente indígena José Tendetza, quien fue encontrado muerto el pasado 2 de diciembre, dentro de una canoa en el río Zamora.

Tendetza tenía 47 años y se lo recuerda como un hombre radical en la defensa de su territorio. Solía repetir que tendrían que sacarlo muerto antes de que puedan explotar su tierra.

Quienes lo conocieron dicen que como trabajador de una minera extranjera experimentó una excesiva carga laboral que no se reflejaba en su remuneración, que su hermano Carlos sufrió invalidez transitoria por cargar equipos por la cordillera y no tenía seguro social.

Luis Saavedra, director de la Fundación de Asesoría Jurídica en Derechos Humanos (Inredh), cuenta que Tendetza inició sus luchas por el año 2008; pedía mejoras laborales.

“Cuando ve que se empieza a devastar la montaña de Tundayme, resalta el valor de su tierra y pregunta: ¿A dónde vamos a ir, si siempre hemos vivido aquí?”, relata Saavedra.

En el 2010 se unió a las Asambleas de los Pueblos del Sur, organización que exige el cumplimiento del mandato minero en Zamora, Cañar, Loja y Azuay.

El ambientalista Luis Corral lo recuerda como un líder frontal que cuestionaba a la minera china Ecuacorrientes (ECSA), encargada del Proyecto Mirador. “Tendetza se había convertido en un dolor de cabeza para las mineras y sufrió mucho acoso”, asevera Corral.

La Fiscalía de Zamora investiga cómo murió Tendetza, ya que, en una segunda autopsia, se determinó que falleció de forma violenta por posible estrangulamiento.

Tendetza era sensible cuando hablaba de su familia y especialmente de sus nietos. “Un día me contó que a sus nietos les hablaba en shuar porque el idioma se estaba perdiendo y los jóvenes ya no lo usaban. Estaba convencido de que podía salvar su cultura empezando por sus nietos”, dice Saavedra.

Aportó con datos sobre la presencia de los shuar en Tundayme desde antes de la llegada de las mineras.

“Teníamos pendiente un libro con documentación histórica y lo voy a publicar”, revela Corral.

Para Domingo Ankuash, líder shuar, Tendetza era un hombre alegre y bromista. “Cuando debía cumplir el mandato era firme, pero también se daba tiempo para tomar una chicha de nuestro pueblo”.

Fue un estupendo cazador. Con solo mirar el suelo, era capaz de reconocer qué tipo de animales habían pasado por la densa zona selvática. Además, era conocedor de las plantas medicinales, según Ankuash.

El 4 de diciembre pasado, Tendetza debía viajar a Lima para denunciar en la Cumbre de los Pueblos por los Derechos de la Naturaleza, la deforestación en la parte alta de Tundayme y la supuesta apertura de otro yacimiento en Mirador.

En 2013 firmó una denuncia por supuesta violación de los derechos de la naturaleza contra el Estado ecuatoriano y a inicios de este año fue a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). (I)

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