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Los talleres textiles clandestinos y la tuberculosis en la Ciudad de Buenos Aires
Por La Retaguardia - Thursday, Jan. 15, 2015 at 1:54 PM

Lnes, 12 de enero de 2015 | (Por La Retaguardia) Tras la muerte de Néstor Femenía, el niño qom de Chaco que falleció esta semana por desnutrición y tuberculosis, pareciera ser que se trata de una enfermedad que solo puede encontrarse en el norte del país o en la zonas más empobrecidas. Sin embargo, Lucas Schaerer, periodista e integrante de La Alameda, escribió en 2009 una nota en la que revelaba que los niveles de tuberculosis en la Ciudad de Buenos Aires eran los mismos que se registraban en África. A cinco años de aquella publicación nada ha mejorado.

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Lucas Schaerer seguramente será candidato a legislador por Bien Común.

“En el área programática del Hospital Piñero (en el sur de la Ciudad) se detectó una tasa de infección de tuberculosis de 141.46 cada 100 mil habitantes (en 1999 era de 33.1 cada 100 mil habitantes). El promedio nacional es de 50 casos cada 100 mil (años atrás era de 30 cada 100 mil). Leyó bien. El sur de la Ciudad concentra la tasa más alta de tuberculosis de toda la República Argentina, junto con el Chaco impenetrable”, escribía Lucas Schaerer en 2009 en una nota publicada en el sitio Noticias Urbanas.
Tras cinco años, el escenario no se ha modificado. “Se sigue manteniendo una tasa de contagio superior a la que tiene El Impenetrable en el Chaco, la Ciudad de Buenos Aires tiene niveles de tuberculosis más altos que el del Chaco Impenetrable, muy similar a lo que es África. Decir esto parece algo catastrófico y que yo estuviera haciendo campaña política contra el actual gobierno, pero esta es una situación real que no la dice La Alameda, sino que lo dicen los informes de los propios médicos de los hospitales públicos, y que el fiscal Federico Delgado lo ha dado a conocer en una causa judicial”, afirmó Lucas Schaerer en diálogo con La Retaguardia.
A fines de 2013, el fiscal Delgado amplió la información brindada por el integrante de La Alameda en aquella nota, tomando todos los casos de tuberculosis que existían en la Ciudad de Buenos Aires, incluso el de un costurero de nacionalidad boliviana que terminó en fallecimiento y que aún sigue impune. A partir de estos datos, el fiscal sacó una resolución. “Allí habla justamente del entramado entre los talleres textiles clandestinos y las consecuencias en los niveles de tuberculosis en la Ciudad de Buenos Aires -detalló Schaerer–. Esa resolución que hace el fiscal es a raíz de distintos casos que La Alameda viene denunciando de talleres textiles clandestinos donde se han contagiado miles de costureros, sobre todo inmigrantes bolivianos, que vienen traficados y después reducidos a la servidumbre en estos talleres que hoy pululan en la Capital Federal y que producen (tanto) para grandes marcas de ropa como para La Salada en la Provincia de Buenos Aires o la calle Avellaneda en la zona de Flores”.
En este punto, el periodista advirtió que existe un desconocimiento social muy fuerte de esta situación porque es una realidad que se oculta: “obviamente demostrar que en la Ciudad de Buenos Aires los niveles de tuberculosis, sobre todo en el área programática del Hospital Piñero, o sea todo lo que abarca la zona sur de la Capital Federal, donde se han instalado mayoritariamente los talleres textiles clandestinos, no le conviene a los políticos, ni a las empresas de ropa y a la industria de la moda. Hay muchos costureros bolivianos que se contagian en los talleres. La tuberculosis se transmite de manera oral, empieza con una tos, con fiebre, y esto se llega a contagiar porque los costureros están mal alimentados, están hacinados en lugares donde no hay ventilación, donde se trabaja más de 16, 17 horas de lunes a sábado, a veces también los domingos, donde la alimentación es pésima, no hay vacunación. Además la posición de estar sentado en la silla, con el constante polvillo que genera la confección de ropa, los lleva a este contagio de tuberculosis que hoy supera los 2.000 casos en la Capital Federal, la mayoría se está atendiendo en el Piñero, pero también en el Hospital Muñiz”.

Cadena de responsabilidades de un Estado presente

Para Schaerer, el tráfico de personas y su posterior reducción a la servidumbre no solo generan una violación básica de los derechos humanos, sino que además genera consecuencias en la salud: “todo esto es para favorecer a una gran industria textil de la que, según ella misma reconoce y es de público conocimiento, el 78% de la ropa que produce hoy en la Ciudad de Buenos Aires es de manera clandestina, y esto genera trata, trabajo esclavo, evasión de impuestos, tuberculosis, que el gasto de salud en la asistencia de estos costureros también signifique inversión, o sea la gran industria se favorece justamente por este armado que le ha generado el Estado y en eso también tiene responsabilidad el Estado nacional, porque si se mantuvieran los controles sanitarios en fronteras, si se mantuviera sin corromperse la Dirección Nacional de Migraciones, si la Gendarmería hiciera el trabajo que le corresponde que es combatir la trata de personas y no reprimir a los obreros que protestan porque son despedidos, no tendrían los talleres textiles clandestinos en la Ciudad de Buenos Aires. Acá hay una cadena de responsabilidades que va desde la frontera pero que también está en la Ciudad de Buenos Aires que es la que debe inspeccionar los talleres clandestinos y la que debe controlar sus habilitaciones”.
“Se repite una y otra vez que el Estado está ausente, pero esto es totalmente falso –reflexionó Schaerer–, el Estado está completamente presente, arma una lógica empresarial que es una lógica muy similar a la lógica Cromañón, que es generar cada vez más dinero sobre los empresarios y corromper a los funcionarios que deben evitar estas tragedias, como la de la tuberculosis”.
En este sentido, el periodista reiteró la responsabilidad transversal que tiene la política en esta realidad: “si se miran los niveles de tuberculosis a lo largo de los años, éstos van creciendo en la Ciudad de Buenos Aires, y acá estamos hablando de que existen organismos de control en la ciudad y a nivel nacional. En la ciudad también actúa la AFIP, entonces podría hacer, como ha hecho en el campo, inspecciones donde hay trabajo esclavo e infantil y no lo hace, podría haber control sobre el transporte de los micros que vienen con los costureros traficados de Bolivia. El Ministerio de Interior y Transporte, que maneja Florencio Randazzo, candidato a presidente, debería controlar esos micros donde vienen muchos de los compañeros contagiados de tuberculosis. Y eso no lo está haciendo el gobierno nacional. Y en la ciudad, (el jefe de gobierno) Mauricio Macri tiene a su propia esposa denunciada por trabajo esclavo, a su secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas, también directivo de una marca denunciada por trabajo esclavo como Le Coq Sportif; esto evidencia la situación de complicidad total que existe con la industria textil y la moda, que va desde las principales marcas hasta talleres que producen para La Salada y la calle Avellaneda”.

La Red Antimafia y las elecciones

El trabajo de La Alameda tiene muchas puntas, además de la permanente tarea de denunciar las empresas que fomentan el trabajo esclavo tanto en la ciudad como en el campo. En 2013 convocó a distintos sectores políticos, religiosos y a organismos de derechos humanos a un encuentro en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires a partir del que se creó la Red Antimafia: “(el objetivo fue) empezar a debatir qué es el crimen organizado y cómo construimos desde la sociedad civil una política pública que combata justamente la trata, el narcotráfico, el lavado de dinero, el tráfico de órganos, los talleres textiles clandestinos. Esa red se está ampliando en el país, tiene sus bases en los barrios de Capital Federal, pero también ha llegado a Rosario en Santa Fe o en Paraná de Entre Ríos y liga a todos los hombres de bien, que más allá de las diferencias políticas, religiosas, gremiales o lo que sea, sí comparten esto de pelear por la dignidad y la libertad, y por tener un país libre de mafia”, explicó Schaerer.
A su vez, La Alameda participó por primera vez ese mismo año en la política partidaria. Gustavo Vera fue electo legislador de la Ciudad de Buenos Aires por la lista de UNEN. Hoy, alejado de ese espacio, conforma el bloque Bien Común en el parlamento porteño junto a Pablo Bergel. Para este 2015, Vera tiene previsto ser candidato a jefe de gobierno por el Movimiento Bien Común.
“El partido es muy nuevo –señaló Schaerer–, lo lanzamos el 3 de setiembre y ahora en diciembre se lanzó la candidatura de Gustavo. Tiene el respaldo de un sector que hoy en la ciudad no está representado, que en su momento votó un frente como UNEN de siete partidos que no era K ni PRO. Creemos que por la centroizquierda, la izquierda y también por otros sectores como puede ser el religioso, Gustavo puede tener ese voto de la ciudadanía que no se siente representado hoy sin candidatos del kirchnerismo o un candidato fuerte, y obviamente el resto de las agrupaciones más cercanas a este espacio que tampoco lo tienen. Bien Común también va a presentar su lista de legisladores y comuneros”.
Al momento de anunciar el salto a la política partidaria, en junio de 2013, Lucas Manjón, otro integrante de La Alameda, había manifestado -también en diálogo con La Retaguardia–: “entre todos creemos que la política puede ser un buen espacio, donde La Alameda empiece realmente a dar ese juego que está acostumbrada a dar desde afuera, vinculándonos y llevando a la Legislatura porteña toda la experiencia que tenemos y todo el capital ganado que logramos cosechar en estos diez años con un trabajo incondicional todos los días”. La iniciativa hoy se repite de cara a este 2015 electoral.

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