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Dallas (EUA). Patrullas ciudadanas de autodefensa
Por reenvío agencia walsh - Friday, Feb. 06, 2015 at 9:40 AM

(AW) El pasado mes de agosto, tras el homicidio de Brown, varias decenas de ciudadanos afroamericanos decidieron poner fin a la inseguridad que sufren a causa del color de su piel: así, el llamado Huey P. Newton Gun Club ha salido a las calles con fusiles de asalto. Su propósito es defenderse de las agresiones, luchar con las armas en la mano.

Fuente: http://www.playgroundmag.net

Dos muertes violentas de afroamericanos han confluido en los últimos meses en las calles de Dallas. Sin embargo, ninguna ha tenido lugar en esta ciudad tejana. Se trata de las de Mike Brown y Huey P. Newton.

La historia de Mike Brown ha copado infinidad de portadas en los medios en EEUU. Su muerte, acribillado por la policía el pasado verano en Ferguson, desencadenó una ola de protestas de tal magnitud que incluso el secretario general de Naciones Unidas hizo un llamamiento a las autoridades norteamericanas para que garantizasen la seguridad de los manifestantes.

Por su parte, Huey P. Newton fue el fundador, en 1966 y junto a Bobby Seale, del Black Panther Party for Self-Defense. Es decir, de los Panteras Negras. Newton, varias veces encarcelado y perseguido por el FBI, murió tiroteado en Oakland en 1989.

Según algunos de sus ideólogos, el principal objetivo es conseguir mantener a salvo las vidas de la población negra, a la vez que denunciar la brutalidad policial y su marcado carácter racista. Se basan en el derecho de la comunidad a la autodefensa armada, uno de los puntos, concretamente el séptimo, recogidos en su Ten-Point Program de 1966. Los gritos de "Black power" dejan sitio a algún que otro "No more pigs in our community", ecos de aquellos mitificados sesenta en los que se institucionalizó el uso del término "pigs" (cerdos) para designar a los policías blancos.

El Huey P. Newton Gun Club surge de la mano del New Black Panther Party de la ciudad de Dallas. Esta escisión de la organización original trata de actualizar los planteamientos ideológicos de la década de los 60, sin embargo, no podemos obviar que la fortaleza del movimiento en número y estrategia ya no es la misma. Quizá estamos ante una respuesta coyuntural al problema estructural que Huey P. Newton y sus compañeros trataron de abordar con una militancia política non-stop.

El hecho de que estas patrullas se den en Texas no significa poco. Aunque ciudades con fama de cosmopolitas como Nueva York y Los Angeles tengan a sus propios Eric Garner o Rodney King, el sur estadounidense sigue siendo un territorio más complicado para la igualdad racial. Ejemplo de ello es la asociación Open Carry Texas, mayoritariamente blanca, y su campaña por la despenalización del porte de armas en la calle. Sus acciones ya han despertado, entre sectores liberales, diferentes burlas sobre la cultura de armas sureña.

El Huey P. Newton Gun Club quiere dar un paso más. Ha convocado, para el próximo 16 de marzo, la jornada Arm up for self-defense, un día de patrullas ciudadanas en cada gran ciudad de EEUU, con armas allá donde fuera legal portarlas. En su comunicado, aconsejan los departamentos de policía y edificios federales como lugares apropiados a los que acercarse ese día.

Pero las preguntas que surgen alrededor de estas patrullas armadas no son pocas, teniendo en cuenta que en el debate se entrecruzan racismo y la peculiar cultura de armas norteamericana. ¿Podría convertirse este club en una versión antirracista de la ultraconservadora National Rifle Association? ¿Necesitan más armas las calles de Estados Unidos? ¿Son las armas negras la solución a los problemas originados por las armas blancas? ¿Podemos estar ante una escalada de violencia en algunas zonas particularmente problemáticas como la propia Texas?

De momento, el propósito de la Huey P. Newton es poner freno a datos escalofriantes como este: los adolescentes negros tienen 21 veces más posibilidades de ser mortalmente disparados por la policía que los blancos.

En la agresión policial, la comunidad negra parece querer encontrar igualdad mediante las armas. A tenor de los datos y el último año de víctimas afroamericanas en Estados Unidos, la brutalidad racista nunca se fue. Parece, de hecho, que lo único que ha tenido que volver porque se había ido era la mítica iconografía armada Black Panther.

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