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Abuso de poder en los barrios - Testimonios desde Ludueña
Por Cooperativa La Brújula - Saturday, Feb. 07, 2015 at 10:09 PM

Miércoles, 04 Febrero 2015 | Escrito por Nathaly Belardinelli | Mujeres del barrio Ludueña hablan de los hechos violentos ocurridos el pasado sábado 24, tras el despliegue policial que terminó con el saldo de un joven detenido, y varias vecinas golpeadas, además de casas violentadas por las fuerzas de seguridad.

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Los hechos violentos ocurridos el pasado sábado 24 de enero, en pleno mediodía, mientras niños y niñas correteaban por las calles del barrio Ludueña, se dieron a muy pocos metros del Bodegón Cultural Casa de Pocho, espacio cultural que viene funcionando ya hace varios años en el barrio, tras el asesinato de Pocho Lepratti. Esa casa, que antes fue la propia vivienda de Pocho, hoy es un espacio lleno de colores, de libros, de actividades, de encuentros, de discusiones, de lucha. Y fue allí, en el Bodegón de Pocho, que conversamos con dos mujeres del barrio. Mujeres que todos los miércoles se encuentran en el Bodegón para charlar sobre “distintos temas”, como ellas mismo dicen. Y charlamos con ellas, porque fueron testigos y protagonistas de la agresividad de las fuerzas policiales que ese sábado detuvieron y golpearon a Claudio, el joven acusado de robarse dos remeras. Por motivos de respeto, no vamos a dar sus nombres, pero sí, testimoniar lo que ellas vivieron y viven día a día en el barrio.

Una de ellas contó que nunca había visto algo parecido, nunca vio semejante despliegue de policías y tanta violencia. Ella fue testigo del momento en que lo agarraron a Claudio: “Nos metimos todas mujeres a defenderlo, les decíamos a los policías que se lo llevaran a la Comisaría pero que no le peguen más. Yo me metí, pero cuando vi que empezaron a tirar tiros, entré a mi casa. No me acuerdo bien, pero me empujaron contra la puerta, me lastimaron la espalda, me sacaron afuera y me quisieron tirar al piso. En eso, vino mi hijo que estaba acostado y le dijo al policía que no me lastime. El policía lo tiró al piso y le pisó la cabeza. Y a una de mis hijas, le pegaron un cachetazo. Al rato, me acuerdo que a todos los vecinos nos dijeron que salgamos afuera, y en ese momento los policías entraron a las casas, eran alrededor de 20”, relató una de las mujeres. Además de la violencia, ella contó que los policías se llevaron de su casa, una computadora, y plata de su hija y del novio.

Otra de las mujeres contó que estuvo detenida: “A mi me pegaron, eran como 5 policías que me tiraron al piso y cuando me levanté, uno de ellos me agarró y me llevó en el móvil hasta la Comisaría Nº12. Ahí estuve hasta el sábado a la noche, hasta que me llevaron al penal de mujeres. Salí recién el domingo”, relató. A ella la detuvieron por un supuesto desacato a la autoridad, y a su hija, de apenas 14 años, también la tuvieron demorada en la 12. Cuando ella volvió al barrio, luego de estar un día entero encerrada, llegó a su casa y vio que era un desastre: “Me rompieron el aparador, la puerta, el ropero, el equipo de música. Las ropas estaban todas tiradas en el piso”, detalló.

Según estas vecinas del barrio, hechos como este, tan violentos no había ocurrido en otro momento. Fue recurrente en el desarrollo del relato, los comentarios que denotaban la violencia de los policías; violencia que fue a nivel verbal, a través de insultos, pero también a nivel físico, entre golpes, empujones, patadas. Algo que aún ellas no lograron explicarse, el por qué de tanto despliegue policial por, supuestamente, dos remeras robadas, cuando ni siquiera Claudio, el joven acusado, presentaba indicios de haber robado.

Con el retiro reciente de Gendarmería del barrio, el paisaje no cambió demasiado. La nueva Policía Táctica deambula por las calles todo el tiempo, van de a grupos, 4 o 5. Se paran en las esquinas y, según las vecinas, al mínimo desorden, intervienen. En la plaza de Pocho a veces se juntan alrededor de 20 policías, y ante esto una de las mujeres comentó: “Por un lado, la gente que se levanta temprano y va a trabajar, se siente más protegida. Yo, cuando estaba Gendarmería, me sentía más segura. El problema es cuando ellos te faltan el respeto, ellos están para proteger a la gente no para hacer lo que hicieron”.

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