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Presentación del libro "Vidas y peatones".
Por Difusión literaria -
Thursday, Feb. 12, 2015 at 7:03 PM
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PRÓLOGO DEL LIBRO "VIDAS Y PEATONES"
Por Rubén Sacchi
Si la literatura no sacude nuestra vieja condición de bestias, si no desempolva esa avejentada humanidad colgada del perchero hasta nuevo aviso, está lejos de cumplir su función. “El arte es política”, decía Bertolt Brecht y arremetía contra el sueño de los injustos, tibio y edulcorado, al que suele empujarnos un sistema que nos mantiene conformes y agradecidos en la constante humillación del mendicante.
Pero si el arte es política, debe cumplir con esa doble función edilicia esencial y que resulta imprescindible: demoler las viejas y anquilosadas estructuras opresivas para levantar, en su lugar, nuevas construcciones, sólidas y contenedoras, pero de puertas abiertas a esta humanidad que pide aire a gritos, mientras le echan otra palada de tierra al foso en que se encuentra inmersa.
La literatura de Ariel Aloi es la argamasa para que él cumpla con su función de albañil. Sus relatos son ladrillos que entrecruzan realidades y recuerdos para levantar una sociedad más justa y digna. En ellos encontraremos fotogramas del diario acontecer, dolores que, por ajenos o costumbre, ya no duelen y que pasaron a asumirse de la misma manera que aquellos que despiertan con un latigazo y lo naturalizan como desayuno.
Es sus historias, lo cotidiano golpea con toda su dureza, claramente lo referencia el personaje Raúl, en Harapos: “¡Hay tantas cosas de que huir pero tan pocos lugares donde ir!”; pero si mucho de su prosa aborda la problemática social, no menos se ocupa de lo íntimo. La nostalgia recupera los aromas de la infancia, ese territorio que nos marca para toda la vida y nos otorga carnet de residencia en alguno de los posibles mundos que nos aguardan en el futuro, tanto sea en el cielo como en el infierno.
Es de celebrar la aparición de un nuevo talento en las letras y creo que este es el caso que nos ocupa. Vidas y peatones reúne todas las características de la ópera prima pero deja entrever una gran promesa que se irá consolidando con el correr del tiempo y de la tinta.
El escritor cubano Alejo Carpentier escribe en El siglo de las luces: “Hay épocas hechas para diezmar a los rebaños, confundir las lenguas y dispersar las tribus”; por fortuna, el lenguaje de Aloi provoca todo lo contrario. Es un canto a la unidad a través de la solidaridad y el humanismo.
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