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México: Rock, blues, hip-hop y rap indígena
Por Milenio -
Monday, Mar. 16, 2015 at 10:13 AM
En Chiapas, Guerrero y Jalisco han florecido bandas como Lumaltok, Venado Azul, El Rapero de Tlapa, Mixtitlan, Ceiba Flava, La Sexta Vocal y Vayijel.
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No cantan en español, mucho menos en inglés, prefieren hacerlo en lenguas como el mixteco, huichol, maya o tzotzil, enarbolando la bandera del rock, el blues o el rap, en la búsqueda de vincular sus antiguas tradiciones a la modernidad; la suya es una forma de expresión sonora más allá del idioma. El sureste y occidente mexicanos tienen su propia frecuencia y así se divulga.
Sin ninguna formación musical en la mayoría de los casos, pero con un estilo propio afín a sus raíces indígenas, estas voces experimentan con géneros musicales modernos. Desde la década de los ochenta, se probó la fórmula entre el rock y las raíces prehispánicas; sin embargo, lo que diferencia esta propuesta es su procedencia geográfica, emergente desde el corazón de las regiones de Chiapas, Guerrero o Jalisco y con músicos nativos.
Desde estas entidades han florecido bandas como Lumaltok, Venado Azul, El Rapero de Tlapa, Mixtitlan, Ceiba Flava, La Sexta Vocal y Vayijel, por mencionar algunas. Otros artistas más consolidados como Guillermo Briseño, Roco Pachukote y el cantante rupestre Fausto Arrellín los han apoyado para conciertos y grabaciones. Uno de estos discos es la serie recopilatoria De tradición y nuevas rolas, editado por Conaculta en 2013.
Zinacantán es un pueblo en los altos de Chiapas donde flota la neblina en todo momento, lo que originó el nombre de la banda Lumaltok que significa “niebla” en su lengua materna, el tzotzil. Se trata de un grupo de amigos con gustos musicales en común que gestaron sus inquietudes desde la secundaria, por el año 2007. Embelesados por la influencia de Los Doors, optaron por tocar rock-blues en su lengua materna. El resto de los integrantes son: José Julián Hernández (voz principal), Juan Diego Pérez (guitarra) y Sergio Omar Pérez (bajo). En su breve discografía han lanzado Lumaltok y Lumaltok II además de Bats’i Fest, compilación de rock indígena con temas como “K’ kak’l blues” (“El blues del sol”), su tema más conocido.
“Nos dimos cuenta de que en nuestro pueblo nadie escuchaba rock y nuestros vecinos se molestaban cuando tocábamos. Hacíamos más ruido que música, nos decepcionamos y lo dejamos. Los instrumentos se quedaron guardados. Y también hay mucha discriminación hacia nosotros”, explica Moisés Pérez, encargado de la batería.
“Es difícil entrar en este medio porque todos en Chiapas escuchan cumbia, y creen que ser músicos independientes es una ilusión. Si no tienes disquera no puedes llegar a decir ‘soy un rockero, soy esto, soy lo otro’. Tratamos de lidiar con eso, ser lo más originales posible y nunca cambiar”. Menciona José Julián, conocido también como El Zanate.
Estos músicos carecen de lazos con la escena comercial, excepto por una presentación en el festival Vive Latino en 2014, cuando ese año se abrió un pequeño espacio a bandas de rock indígena en medio de una oferta revuelta de sonideros, cumbia, gruperos y bandas anglosajonas.
José López Robles lleva más dos décadas incursionando en la música, donde ha grabado 13 discos en su estado natal, Jalisco, con su banda Venado Azul, originarios del pueblo de Santa Catarina, colindante con Nayarit y Zacatecas. El grupo cuenta ya con una vasta experiencia donde manifiesta sus raíces wixáricas (huicholes) de las que prefiere expresarse por encima del castellano. El nombre Venado Azul proviene justo de sus creencias: “Es un venado-espíritu, la guía de nosotros, nuestro maestro”. López Robles funge como vocalista y violinista.
Aureliano García y Claudia Carrillo incorporan violines y vihuelas a la instrumentación y cuando salen a escena tienen la intensidad de auténticos roqueros. “El rock se puede traducir, pero la mentalidad inglesa es otra. Incluso se puede cantar en huichol, tzotzil. Yo aprendí como huichol a seguir nuestro hilo de vida, de paz”. Venado Azul ha grabado discos como: Mis deseos, Cuatro motivos y La danza del venado.
Dentro de este movimiento aparecen también cantantes de rap como Gonzalo Candia, El Rapero de Tlapa, que canta sus rimas en mixteco. Originario de Tlapa de Comonfort, una comunidad de la sierra de Guerrero, llegó a sus oídos la música de MC Hammer. Influido por su figura, le añadió un sello propio. Candia utiliza sus letras como medio para canalizar la problemática social de su estado. Asimismo, Jesús Cristóbal Pat Chablé, que se hace llamar Pat Boy, proviene del municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, otro joven cantante de hip-hop en maya que lanzó el álbum Mi primer paso (2010).
Quien visite en Chiapas el pueblo de San Juan Chamula descubrirá el eco de una voz que pertenece a otra banda de rock tzotzil: Vayijel. Desde hace un lustro los “Espíritu Animal Compañero”, su nombre traducido, se armaron de instrumentos para presentar su discurso musical. Han publicado su álbum debut homónimo en 2013 con canciones como “Kux, kux” y “Konkonal Nichim”, cuyos videos pueden apreciarse en YouTube donde aparecen disfrazados de animales. Incluso, El Tri y Botellita de Jerez han tenido el interés de acercarse a colaborar con ellos.
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