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A 39 años del golpe genocida: Nuestros cuerpos resisten
Por Andrés M. Sarlengo - Saturday, Mar. 21, 2015 at 5:38 PM
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¿Qué podemos hacer con el terror que nos han inoculado en nuestro cuerpo?

Más del 60 % de los desaparecidos durante el genocidio de la última dictadura cívico militar religiosa fueron obreros, estudiantes, docentes, periodistas, profesionales, artistas y empleados.
Fue una clara dictadura con intereses burgueses. Su fin fue detener el avance de una cultura trabajadora y solidaria que aspiraba desde sus organizaciones a transformar la Argentina colonial y oprimida en tierras de libertad.
El historiador Leónidas Ceruti en La democracia entre preguntas es preciso: “El primer objetivo de la Junta Militar de Videla, Massera y Agosti fue desarticular las luchas, la organización de la clase obrera, controlar las demandas y cuestionamientos que generarían el segundo objetivo que fue la imposición de un modelo económico antiobrero”.
El extractivismo de hoy se asienta en los crimines de aquellos homicidas.
El verde militar muto a la verde soja dólar exportada y contaminante. De Martínez de Hoz a Monsanto y su biotecnología. Los goles de Kempes van de la mano de un Plan de Energía Nuclear aún vigente y remozado en la era K.
La identificación con el asesino llegó a tal extremo que una ministra de educación santafesina (Claudia Balagué) y el gobernador Bonfatti (dícese socialistas) pactan alborozados con una empresa partícipe de la represión dictatorial: Acindar. De Acindar provienen los Acevedos, Martínez de Hoz, López Aufranc y el primer centro clandestino de detención de personas que funcionaba en instalaciones de esa compañía desde marzo de 1975. Bonfatti parece decirle: ¡te perdonamos tus crímenes con las donaciones de tics para alumnos de nivel inicial! Las tumbas vacías de los desaparecidos están repletas de kits para aulas digitales. El terror se ha sofisticado.
“Hoy los números demuestran cómo ha modelado la geografía del agro argentino el plan económico instaurado por Martínez de Hoz a partir de marzo de 1976”, señala el periodista Jorge Cadús.
La naturaleza y los alimentos hechos mercancías. Los pueblos originarios y campesinos en exterminio. La biotecnología lo invade todo en búsqueda de sus ganancias transnacionales. He aquí expresiones del porqué del golpe genocida.
Terror para dividirnos, asesinar lo colectivo y facilitar la acumulación de dinero y capitales. Una gran duda es saber a qué vino César Milani (1) (Jefe del Ejército e inculpado de secuestros y desapariciones)… ¿Acaso desde 1983 no estamos en democracia?
¿Qué puedo hacer con lo que me han hecho?
Anna Miñarro y Teresa Morandi se hacen semejante pregunta en su libro Trauma y transmisión, efectos de la guerra del 36, la posguerra, la dictadura y la transición en la subjetividad de los ciudadanos.
¿Qué podemos hacer con el terror que han inscripto en nuestros cuerpos?
A casi cuatro décadas del golpe genocida argentino las sucesivas generaciones continúan con la represión en sus cuerpos. Por más que no nos demos cuenta el terror delimita nuestros afectos, pensamientos y quehaceres.
En cada joven que mata a otro joven (bandas) el terror aflora en esas conductas. Jóvenes desamparados que viven sin sentido matan porque sí, como un Otro social que nunca los comprendió. Françoise Dolto es concreta: “Lo que se calla en la primera generación, la segunda la lleva en el cuerpo”. Y nosotros todavía llevamos el “estiércol” del genocidio y su economía de mercado consecuente en nuestros cuerpos.
En Trauma y transmisión se brinda una punta para pensar a los jóvenes de hoy: “La dictadura (o casi todas las dictaduras) debilita la autoridad de los padres, atacando su función, es la expresión del silencio de la paternidad”.
Cecilia Lewintal también es contundente: “Como una transmisión aberrante, el padre deja una herencia sin legado. Faltan las palabras del padre, quien creyendo salvar a los hijos con su silencio, los condena. Los jóvenes son violentos porque están desesperados, atrapados sin salidas, son los hijos del padre perdedor”.
Los pibes de hoy son hijos del terror y su modelo económico permanente. Hijos del extractivismo, del modo de producción con su “realidad productora de patologías más o menos violentas, donde proliferan la psicosis y las adicciones” (Lewintal)
Entre el terror y el neoliberalismo los jóvenes “hacen de si, de lo que han hecho de ellos, lo que pueden”… Habrá que retomar los viejos ideales (hoy denigrados) de que la cultura nos humaniza (transmisión de adultos a niños y jóvenes) y no somos seres que nos autoengendramos como suele primar en los enfoques de los intelectuales de Flacso y la Unesco que asesoran gobiernos nacionales y provinciales.
Debemos preguntarnos qué haremos con los otros que insisten en aterrarnos…
Operación masacre cultural
Para León Rozitchner con el genocidio iniciado en 1976 se pretende “impedir que cada hombre pueda pensar en serio que nos pasa, nos ha pasado, a él y cada uno de nosotros”.
La desaparición de personas como fundamento del neoliberalismo.
De la inquisición a la Conquista de América; de Videla, Martínez de Hoz a Aramburu, Zitelli y Primatesta.
El terror homicida para Rozitchner logra “cortar al hombre en dos, impedir que el saber tenga sentido (y desde la conciencia) organice la afectividad sintiente”. El terror desde el inconsciente limita nuestros pensamientos, afectos y sueños. Lo posible políticamente, diría Rozitchner, está determinado desde el terror inscripto en nuestros cuerpos.
La economía de mercado precisa de hombres y mujeres dóciles, egoístas, consumidores empedernidos, atomizados, desconfiados del otro, insolidarios, alejados de las lecturas críticas, aferrados a la TV y las Tics y no prestos a un encuentro fraterno con semejantes.
“El neoliberalismo nos convenció que solo anida en nosotros víboras”, insiste León Rozitchner en El terror y la gracia.
Videla y cía. no solo desaparecieron seres humanos sino que además encarcelaron ideales, sueños, actitudes, valores, prácticas que eran un todo corporal que se fusionaba con otros cuerpos y así colectivamente aspiraban a transformar la plutocracia de entonces en una verdadera democracia.
Inés Rosbaco es terminante al describir los efectos del Proceso de Reorganización Nacional: “Destruir los colectivos sociales y sus organizaciones trajo aparejado un significativo empobrecimiento del pensamiento crítico/transformador. Este pensamiento no puede construirse en soledad. Se piensa con/ desde los otros. Nadie piensa mirándose al espejo. De ahí la importancia de reflexionar cada palabra, cada concepto, que provenga de propuestas posmodernas, evitando de este modo quedar atrapados en lecturas que suelen ser muy seductoras para el lector no alertado, totalmente funcionales al sistema”.
Hay que denunciar y detener la Operación Masacre Cultural que nos conforma. Volver a soñar y pensar juntos y organizar la revolución inconclusa. Sonará a utópico, pero es lo que deseaban los 30.000 detenidos-desaparecidos.
Democracia formal
Hay presidentes, legisladores, intendentes, gobernadores, ministros… ¿pero hay democracia?
Un simple indicador puede ayudarnos a la respuesta. Claudio Lozano señalaba días atrás que mientras en el 2014 se sumaron 2.000.000 de indigentes y pobres, las principales empresas y los bancos ganaron el año pasado 117.000 pesos por minuto. Es la lógica del terror de mercado: más pobres y más plusvalía, pese a la “crisis”.
A fines de diciembre de 2013 le solicite al sociólogo y militante del PTS-FIT Christian Castillo una reflexión sobre los 30 años de “democracia”. He aquí sus palabras: “Se ha mostrado que era falso lo que decía Alfonsin, que con la democracia se comía, se curaba, se educaba. Después de 30 años de democracia burguesa en nuestro país los mismos grupos económicos que hicieron el genocidio siguen teniendo el poder en la Argentina, se ha mostrado como la casta de políticos profesionales que nutren las ideas del radicalismo y el peronismo han sido incapaces de sacar a nuestro país del atraso y la dependencia. Creo que esa tarea corresponde a la clase obrera, justamente lo que tenemos que plantear es una superación de este régimen social y político para avanzar hacia la conquista del poder por la clase obrera y establecer una democracia superior para los trabajadores”.
Muy claro, certero…
Si hay capitalismo no hay democracia. Lo “abierto” desde 1983 es una tregua que hoy tiene a César Milani con urgentes ganas de volver a sus andanzas de desaparecedor.
“No se trata de “democracias formales” sino de un modelo de dominación sustantivo, soporte de la concentración y la tasa de ganancias de los poderosos, basado en un fraudulento sistema de consenso pasivo de tipo electoral”, reflexiona Norberto Olivares, integrante de La Casa de la Memoria de Rosario.
Vivimos en una extraña democracia y como asevera Rozitchner “solo si aceptamos el ajuste económico (que expropia nuestra riqueza y nuestro trabajo, y nos hace estúpidos) seguirá habiendo democracia”.
Es tiempo que los represores (dentro nuestro) paguen sus crimines (fuera de nosotros). Solo otro de modo de vivir puede hacernos más humanos. La plutocracia y sus capitales solo siembran horror y muerte.
Narrar, pensar, organizarnos, actuar
¿Qué podemos hacer con lo que pretenden hacer de nosotros? Lo primero es explicar el terror genocida transmitido y sus fines, narrarlo en grupos, cuerpos sintientes-pensantes que buscan transformarse organizando un cambio social radical como anhelaban los 30.000 detenidos-desaparecidos. A la agresión introyectada dentro de nosotros hay que expulsarla y dirigirla colectivamente contra la plutocracia.
Ellos nos quieren atados a las mercancías, sin sueños propios, sueltos de cultura solidaria. Debemos responderle con la madurez y el activismo de los que venimos insistiendo en que la izquierda revolucionaria y democrática no ha muerto por más Massera y Milani que tengamos enfrente.
A casi 39 años del golpe genocida nuestros cuerpos resisten buscando la libertad y la solidaridad en otro modo de producción que no sea el terrorismo de las armas y el dinero.
Nuestros cuerpos resisten y abren historias hermosas por venir.

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